Página:Viaje a la Patagonia Austral - Francisco P. Moreno.pdf/212

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 209 —

Marzo 4.—Temprano levantamos el campamento y nos dirigimos al lago Argentino siguiendo el mismo camino de la venida, hasta llegar a las inmediaciones del cerro Inclinado, y luego subimos la meseta hacia el oeste, para conocer la pampa alta. Es un panorama grandioso el que se presenta a nuestra vista, luego de galopar algún tiempo. Los cerros basálticos se destacan de la pampa verdosa amarillenta por donde llevamos nuestro camino al oeste; los Andes son dorados por el sol que fulgura sobre el firmamento celeste y en el fondo, en el bajo, el gran lago Argentino esta matizado de blancos témpanos. En la abrupta ladera vemos un ciervo; es el primer huemul, el tan celebre y casi fabuloso ciervo chileno, considerado como caballo-anta en los tiempos de la conquista. Encontramos nuestro campamento tranquilo: los dos marineros y Abelardo han limpiado el bote y arreglado las escasas provisiones que nos quedan.

Marzo 5.—Malísimo tiempo; los chubascos continúan todo el día sin interrupción, y las nubes parece que ruedan sobre las aguas. En la cordillera hay gran temporal de nieves. Es imposible salir del paradero; la arena movediza no permite ver nada y no hay más remedio que tener paciencia y aguardar mejor tiempo para arreglar, los preparativos de marcha.

Marzo 6.—Salgo hacia el norte a tomar algunas direcciones con la aguja, desde los cerros inmediatos al «Rio Leona». Llegado a la cumbre diviso el volcán y un gran bajo, que es el lago Viedma. El señor Moyano que ha salido a cazar consigue matar un guanaco, el que dividimos y cargamos sobre nuestros caballos, en momentos que principia a llover; el terreno se vuelve intransitable, la oscuridad de la noche no nos permite usar de la brújula, y completamente mojados