Página:Viaje de exploracion en la Patagonia Austral - 1886.djvu/116

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está agitado, produciendo oleaje alto y rumores idénticos á los del mar.

Tampoco vimos peces ni esqueletos de los mismos, en la costa, en la cual se encuentra una faja de madera seca que arrastrada por el agua marca el máximum de creciente del lago, cuyo nivel de agua se hallaba al parecer en estado normal.

Entre esos palos dispersos encontramos uno quemado, rastro que se prestó á diversos comentarios y que podia atestiguar la presencia anterior del hombre en aquellas comarcas tan solitarias, si es que no habia llegado hasta allí traído por la corriente de las aguas.

Mis amables compañeros, decidieron por su cuenta, dar mi nombre al lago — y entre la pirámide de piedra quedó una botella conteniendo un documento en el cual consta ese hecho y mi decidida oposicion á él, porque me parecia impropio dado el carácter que investía, al dirijir en jefe la espedicion.

El resultado de la comision está trazado en el plano y es el siguiente: marchó por el S. casi en la longitud de nuestro campamento, precisamente hasta el grado 45º y 25º de latitud, descubriendo un rio que bajaba del Oeste, el cual lleva el nombre de su descubridor. Divisaron otro lago mas al S. que supongo sea el lago Buenos Aires, según la distancia calculada por el señor Mayo.

Desde allí, no pudiendo internarse al Oeste por falta de elementos, costearon el nuevo rio al E. diez kilómetros, cortando en seguida hasta el rio Senguel con rumbo N. E. á la altura por donde se le reúne el