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CAPÍTULO XXVII
"Como gusteis, Señor Seele"

Cuando todos se retiraban de la Academia, llevando en el fondo del alma la mas punzante duda respecto de la aparicion de Seele que se había negado á convertir el Theopolita. Friedrich Seele, ó Federico Alma, el espiritista terrestre, el génio Marcial, me hizo una seña para que permaneciera allí, y cuando se hubo alejado el último concurrente, que como podeis suponerlo, era el loco del matraz

—"Teneis algun interés particular en permanecer en Sophopolis?" me preguntó.

—"Nó, señor Seele, de ninguna manera, y mucho menos ahora que el Doctor se separa de mí, tal vez para siempre."

—"Os engañais, señor Nic-Nac, el Doctor no le aleja para siempre, sino temporalmente; volverá, no tengais duda."

—"Y entretanto?"

—"Podemos, si quereis, emprender un nuevo viaje."

—"Á algun otro planeta? Os aseguro que desearía no precipitarme. Es tan maravillosa la vida Marcial, y sus misterios se armonizan de tal manera con la índole de mi carácter, que no me atrevería á abandonar mis nuevos hábitos. Pero ante todo