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Duerme la planta y recibe el bautismo de los cielos; el césped condensa los vapores flotantes, y algun rayo imperceptible de luz difusa va á reflejarse en el fondo de una gota de rocío.

Quizá los génios del aire, ocultos en las azucenas, elaboran en sus pétalos un aroma purísimo; talvez alguna sílfide juguetona preside las castas nupcias de los azahares, ó volando invisible de violeta en violeta, les arranca, mariposa de la noche, el rubor de su cándido misterio; ó la ondina voluble se baña en los imperceptibles rizos de la fuente callada, arrebatando á los astros un resplandor suave para las aguas queridas.

Duerme el insecto bullicioso y activo, esperando en su silencio que el sol de la mañana despierte de su letargo la hoja adormecida, y que al derramar en los valles y en las selvas sus eflúvios de luz quiebre los rayos de su gloria en la curva de sus alas nacaradas.

Las aves escondidas entre las hojas de los Laureles y Limoneros, calientan el blando nido de sus amores, y con sus alas maternales resguardan al desnudo polluelo del frio de la noche y del terrible enemigo.

Profundo silencio! profundo misterio!

La noche callada, volando en el aire, derrama en los seres extraño vigor, y el lúmen que brilla con vívidos rayos, esparce en sus velos misterio y amor.