me daba cuenta de los presentimientos que le abrumaban.
¡Pobre Doctor! su destino es atroz!
¿Cómo no quereis que yo sufra cuando él sufre, si somos amigos? y esta amistad, fundada en la igualdad de condiciones individuales, durará sensible mientras estas existan, y cuando desaparezcan, durará latente. Yo quise morir en la Tierra y él me firmó la sentencia; él, que talvez quería morir, murió tambien y voló conmigo, espíritu-imájen, al planeta Marte.
Los vínculos se han estrechado á la distancia y hoy vuelvo á su hogar, llevándole un rico caudal de amistad y de consuelo.
¡Pobre doctor! su destino es atroz!
—"Decidme maestro, ¿cuantas veces veremos el sol en el zenit antes de llegar á Sophopolis?"
—"Ninguna, si así os agrada."
—"Podemos hacer abstracion de la distancia?"
—"Si, como habeis hecho de lo penetrable cuando examinabais á Psique."
—"Y porqué no hicimos esa abstraccion en nuestro viaje de tantos años?"
—"Para fortalecer en vos la paciencia, al mismo tiempo que para instruiros durante las aereas peregrinaciones.
—"Gracias, maestro;—sois incomprensible."
—"Me llamo Seele, y este nombre lo explica."