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CAPÍTULO XL
el planeta marte no ha interrumpido su curso

Mi primer cuidado fué dirijirme á la casa de mi antiguo cicerone á donde no habian llegado aún las llamas, por encontrarse aislada entre jardines. Pero no estaba allí. ¿Qué hacer?" Buscarle.—Seele, por otra parte, había desaparecido, y si un fenómeno extranatural no guiaba mis pasos, seria tambien presa de las llamas.

Pero hé aquí que en medio del tumulto, de los innumerables ruidos que produce el incendio devorador, los ayes de los Sophopolitas que perecen, evaporándose entre las llamas, y el estruendo de los edificios que se derrumban, oigo una voz conocida que sale no sé de donde: es un Miau prolongado, doloroso, que eriza mis tegumentos con espantoso calofrio, un Miau que conmueve como el lamento mas tierno.... ¿qué será? Un vago presentimiento me indica que es el gato negro, cuya presencia en el planeta me ha señalado mas de una vez el rumbo. El es, sin duda, una imájen perpétua de las aspiraciones terrestres, y si ahora perece su forma marcial..... oh! Nic-Nac! Nic-Nac! no termines.... tu vida está vinculada en parte á la de ese gato negro que en estos momentos maulla lastimosamente.