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en las sombras de la noche eterna!" es Seele quien lo ordena. Los Theopolitas en compacta nube, indignos de un espiral etéreo, se lanzan al espacio en línea recta, se alejan, se confunden y se pierden para siempre en la noche sin esperanza.

Las dos almas refundidas en una, la del Doctor y la de la jóven Sophopolita, forman el núcleo del anillo que ha de volar al seno del alma universal.

Marte entretanto, llevando por su órbita las cenizas de aquella catástrofe, se aleja de nosotros y la noche que envuelve los escombros de Theosophopolis, nos descubre el inmenso torbellino de los espíritus imágenes.

¿Á donde iremos, lucecillas brillantes de cuerpos desprendidos?

Nuevas fuerzas dominan mi espíritu, y á medida que me alejo de Marte, van despertándose los recuerdos de la Tierra. Computo el tiempo y deduzco, con extraordinaria sorpresa, que dentro de poco Marte y la Tierra estarán en oposicion, y que por consiguiente, este último será el mas próximo á Marte en las distancias relativas en el espacio.

Allí, sí, allí la veo, y un vago presentimiento me dice que vuelvo á ella.

Y el torbellino de los espíritus imágenes gira, fluctua, ondula y destella, como destellan, ondulan, fluctuan y giran los astros silenciosos en la eterna majestad de los espacios.

Fin de la obra del señor Nic Nac.