Para leer a Carlos Castaneda/9

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Para leer a Carlos Castaneda
de Guillermo Marín Ruiz
VII.- El fuego interno

VII. EL FUEGO INTERNO

Primera edición en inglés, 1984
Primera edición en español, 1984
Título original: The Fire from Within
Coedición: Editorial OMGSA,
Editorial Diana, S.A. — Edivisión,
Compañía Editorial México
351 páginas

En este libro el autor logra tener mayor claridad en las cuestiones del segundo anillo de poder. Ha pasado más de 10 años "recordando" las enseñanzas del lado izquierdo junto con los guerreros de su grupo. Castaneda puede ofrecer a sus lectores un texto más claro sobre sus experiencias en estados de conciencia acrecentada. Podríamos comparar "El fuego interno" con "Viaje a Ixtlán", en el cual se empieza a desentrañar el caos provocado por las enseñanzas para el lado derecho, las que se vuelven claras a partir de la exposición coherente de las técnicas para barrer la isla del tonal. De igual manera, El fuego interno clarifica el conocimiento de la conciencia acrecentada que está siendo "recordado" por Castaneda, a partir de que su maestro Don Juan y su benefactor Don Genaro "partieron de este mundo", lo cual es descrito en el libro "Relatos de poder". A partir de "El segundo anillo de poder" y "El don del Águila". Castaneda trata de explicar y hacer coherentes las en enseñanzas para el lado izquierdo, pero es en El fuego interno donde lo logra.

El título de este libro no es una creación poética del autor; está definitivamente relacionado con la Toltequidad. Don Juan es quien usa el término, así como otros más, que por su exactitud y precisión producen un efecto demoledor en unos casos y esclarecedor en otros. Sin embargo, los términos que maneja Don Juan y que Castaneda describe como Toltequidad, tolteca, guerrero nagual, tonal, el Águila, entre otros, pertenecen a los pueblos y culturas del "México antiguo" y han sobrevivido en lo que Bonfil Batalla llama "México profundo".

El maestro López Austin, en su libro citado, en la página 378 nos dice: "Las fuentes históricas conceden mucha importancia a cuatro mundos de muertos: el Mictlán, el Tonatiuh Ilhuícac, el 'Tlatócan y el Chichihualcuauhco. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que se creía que tanto los hombres poseedores de fuego divino en su corazón como los que habían fallecido bajo la influencia de algún dios, eran conducidos a la morada de sus protectores."

Y en la página 370 nos dice: "Es preferible retomar la idea del fuego como elemento transformador de todo lo que existe, el que puede romper la barrera entre el mundo habitado por el hombre y los sitios en los que moran los dioses." López Austin cita a Molina en su diccionario (página 181). Así como "Tonemmiqui" significa "abrasarse de calor interior", "'llemiqui" y "Tonalmiqui" quieren decir "abrasarse del sol".

Don Ángel María Garibay, en su “Historia de la literatura náhuatl”, tomo 1, nos dice: "No alcanzo a ver, en cuanta literatura he podido alcanzar en esta materia, un estudio completo acerca de la naturaleza, orígenes y fines de la llamada Orden de Caballeros del Sol[1] o con otros nombres, Águilas y Tigres". Para ser sucinto tomaré más datos fundamentales de la rica y valiosa información de Durán. “El sol era, para los antiguos, la encarnación del mundo creador. "Lo tenían por creador de las cosas y causa de ellas." Símbolo del Sol era el Águila, tanto que sus nombres místicos incluyen siempre al de esta ave. Cuahuahtlehuaniti es el "Águila que remonta el vuelo", Cuauhtémoc es el "Águila que está bajando", nombre del Sol que del cenit cae hacia el poniente. Cuauhcalil es la "Casa del Águila y de sus servidores especiales", llamada también Cuauhnochtu. Y los que iban a la casa del Sol en su mansión real eran los 99 moradores de la tierra del Águila", o sea Cuauhtecati, Cuauhteca.

Quizá jamás pueda saberse el origen de estas concepciones, pero deben ser sumamente antiguas. En todos los documentos que recogen informaciones arcaicas hallamos ya referencias al mismo complejo de ideas.

En la página 210 de la misma obra leemos: "Resumiendo en las líneas anteriores, lo que juzgo más necesario para la apreciación de los 'Cantos del Águila', vamos a estudiar varios de los temas que en ellos se desenvuelven. Más que en otro género relata aquí el complejo de las ideas religiosas. Un estudio total de tantos poemas como al respecto tenemos, nos daría la información de la 'cooperativa de los amigos del Sol para la conservación de la vida universar. Es decir, el meollo mismo de las doctrinas de la religión de México..."

La maestra "Laurette Séjourné en su libro "Pensamiento y religión en el México antiguo", página 121, nos dice: "¿Pero es necesario después de lo que nos han enseñado los mitos, que sólo quemando la materia es liberada la partícula divina? El mensaje de Quetzalcóatl no dice otra cosa. Hemos visto que el alma individual se desprende del cuerpo incinerado del rey del Tollan y que de las cenizas del anciano ulceroso es de donde emerge el alma cósmica. Esas narraciones, por otra parte, han indicado suficientemente que el fuego liberador es el del sacrificio y de la penitencia; y se sabe que la institución del sacerdocio no tenía otro fin que la enseñanza de las prácticas que conducían al desprendimiento de la condición terrestre. Es entonces probable que el trofeo que perseguía el guerrero de la "batalla florida" no era otro que su propia alma".

El fuego interno fue la obra que vino a "rescatar" a muchos lectores, quienes después de "Relatos de poder", editada en 1974 y hasta la aparición de "El fuego Interno", editada en 1984, habíamos caído en mayores confusiones que las del propio Castaneda.

Seguir la obra a través de cada aparición, desde luego que fue un reto para el lector; ahora es más fácil tener los nueve libres a la mano y leerlos uno detrás de otro o, inclusive, hasta escoger el orden que uno crea conveniente. Iniciaremos ahora nuestro análisis de El fuego interno.

INTRODUCCIÓN

El autor relata que en los últimos quince años ha estado escribiendo sobre las experiencias de ser un aprendiz de la Toltequidad, el antiquísimo conocimiento que se dividía en tres partes: el estar consciente de ser, el acecho y el intento. Aclara que él y sus compañeros no son brujos sino "videntes" y que la obra tratará sobre la maestría del estar consciente. Menciona, a su vez, que ellos pertenecen a un nuevo cicio de la Toltequidad y que son "guerreros de la libertad total" que buscan cumplir, escrupulosa e impecablemente, todas las complejas prácticas que requieren de disciplina y un tremendo esfuerzo y que, si logran culminarla, se consumen con un fuego interno que les hace desaparecer de este mundo, libres y sin dejar huella alguna.

“No me enseñaban brujería, ni encantamientos, me enseñaban las tres partes de un antiquísimo conocimiento que poseían; ellos llamaban a esas tres partes el estar consciente de ser, el acecho y el intento. Y no eran brujos; eran videntes. Y don Juan no sólo era vidente sino que también era un nagual...

Entendí que ser vidente era la capacidad que tienen los seres humanos de ampliar su campo de percepción hasta el punto de poder aquilatar no sólo las apariencias externas sino la esencia de todo...

Don Juan me había dicho que sin tristeza y añoranza uno no está completo, pues sin ellas no hay sobriedad, no hay gentileza. Decía que la sabiduría sin gentileza y el conocimiento sin sobriedad son inútiles..."C.C.

LOS NUEVOS VIDENTES

Un dato que nos revela Castaneda y que pasa aparentemente desapercibido al principio de la obra es el que Don Juan trabaja. Efectivamente, desde siempre Don Juan, Don Genaro y todos los aprendices trabajan en el mundo ordinario. Don Juan le dice que tendrá que estar en la ciudad dos días “para atender negocios”. El nagual vendía plantas medicinales a una red intrincada y muy bien comunicada de “curanderos y tizateros”.[2] Estas personas de conocimiento, a pesar de tener “poderes sobrenaturales”, se camuflajeaban entre el ir y venir de la gente, para pasar inadvertidos, pero además, tenían pleno dominio sobre el mundo cotidiano.

Para Don Juan sus conocimientos formaban una mínima parte de un milenario saber que había florecido cientos (o acaso miles) de años antes de la Conquista. Don Juan se decía tolteca y a su conocimiento le nombraba Toltequidad. Ésta contaba se inició con el uso de plantas de poder y, a través de siglos de experimentación, los usuarios aprendieron a "ver". Al iniciar las enseñanzas de cómo ver, fincaron el inicio de su perdición, ya que se obsesionaron en los mundos que veían, socavando sus fuerzas. Cuando a estas tierras llegaron los invasores, éstos se apoderaron de los conocimientos superficiales de dicho saber (por eso, dice Don Juan, es que hay tanto hechicero y diablero que sólo manejan artes fantásticas, pero sin el conocimiento profundo).

Los hombres de conocimiento que sobrevivieron a ese "descalabro" hicieron un recuento de sus prácticas y decidieron implementar una nueva serie de técnicas y prácticas que llamaron "el camino del guerrero". Más tarde, a la llegada de los españoles, los hombres de conocimiento han tenido que replegarse y actuar con una inmensa discreción. En los tres siglos de la Colonia fueron perseguidos y casi exterminados; y en los doscientos años de neo colonización, sólo a través de una práctica impecable es como han logrado continuidad y presencia hasta nuestros días.

Don Juan menciona que en 1723 se formó una nueva camada de linajes muy especiales, que se dedicaron a “trabajar el acecho, el ensueño y el intento”, los otros siguieron trabajando el baile, las curaciones, la brujería, etc. Pero los linajes de conocimiento igual al de Don Juan, “nunca se cruzan en el camino”, no tienen contacto entre sí. Este giro especial creó linajes muy personales. El de Don Juan lleva catorce naguales y ciento veintiséis videntes. Pero por lo sucedido en 1723, el linaje de Don Juan se divide en dos partes. Los primeros seis naguales que existieron hasta el “encuentro que cambió el linaje en 1723” y los ocho posteriores naguales. Esto se verá más adelante en la obra y tiene que ver con lo que Don Juan llamaba “El inquilino”.

El mundo de lo "mágico y misterioso" vive presente no sólo en las comunidades indígenas y campesinas sino también en los grupos urbanos que recurren permanentemente a sus prácticas, ya sea por necesidades curativas o por conflictos emanados de aspectos personales y/o económicos. Aun en círculos más elevados de la economía y la política, es muy frecuente ver a gente gente “poderosa" visitar a quienes manejan cierto tipo de conocimientos mágicos.

El mexicano de cualquier nivel económico o cultural guarda un espacio, a veces reducido, a veces más grande, para lo sobrenatural. El carácter espiritual y mágico del subconsciente colectivo en México, tiene diversas maneras de expresión a través de las creencias, tradiciones y costumbres del México contemporáneo.

Paradójicamente, la obra de Castaneda ha recibido el silencio de la intelectualidad mexicana, salvo el prólogo de Octavio Paz al primer libro que llegó a México como un "best seller". El silencio ha sido, en general, la respuesta a la obra. México es un país colonizado culturalmente y entre sus grandes desafíos está el de superar este problema. Pero si por una parte ha existido este silencio de la intelectualidad, por otra existen asiduos lectores que han seguido uno a uno los libros del autor. Cuando terminé este trabajo en 1991, le pedí a mi maestro y amigo, el Dr. Guillermo Bonfil Batalla, que me prologara la obra y su negativa fue rotunda.

El hacer una lectura de las enseñanzas de Don Juan, desde la perspectiva de la civilización del Anáhuac, resulta otra opción que nos ofrece esta extensa y profunda obra. No se pretende negar el sentido “individual” que nos trasmitió magistralmente Castaneda. Es más, en la misma obra, Don Juan dice que el Poder le encomienda a Castaneda a que escriba su experiencia. Esa fue la tarea asignada a Castaneda.

Pero no debemos olvidar que “las enseñanzas” no las inventó Don Juan y menos Castaneda. Es una parte mínima del legado cultural de los toltecas al Anáhuac.[3] Este legado permitió el desarrollo de mil años de esplendor (200 a.C – 850 d.C.) e impulsó la construcción de más de dos mil construcciones que hoy llamamos “zonas arqueológicas”, la invención del maíz, el chocolate, la vainilla, el chicle, la cuenta perfecta del tiempo y sus diversos calendarios, el cero matemático, las chinampas, el sistema de cargos, el sistema público de educación obligatoria y gratuita durante por lo menos mil quinientos años, entre muchos otros logros que, no pudieron florecer sin una estructura de pensamiento en la que se desarrollara con plenitud, coherencia una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta.

La Toltecáyotl o toltequidad, comprende no sólo los conocimientos para recibir “El Don del Águila”, como lo llama el linaje de Don Juan Matus, o lograr la trascendencia de la existencia como la llaman los investigadores de las civilizaciones. La Toltecáyotl son la suma de los conocimientos que permiten que el ser humano desarrollarse en el plano material y en el plano espiritual.

No todos los seres humanos, de la época de los toltecas y de la actualidad, pueden convertirse en guerreros. La maestría del estar consciente, del acecho, del ensueño y del intento, es sólo para una pequeñísima minoría. Las enseñanzas de Don Juan, especialmente las que permiten “el ahorro de la energía”, son una metodología excelente que nos permite, en el mundo del tonal, mejorar como ser humano. Es aquí el gran valor de la obra.
"—Mucho tiempo antes de que los españoles llegaran a México —dijo— existían

extraordinarios videntes toltecas, hombres capaces de actos inconcebibles. Eran el último eslabón en una cadena de conocimiento que se extendió a lo largo de miles de años...

Don Juan explicó entonces que su uso del término "tolteca" no correspondía a la manera como yo lo usaba. Para mí significaba una cultura, el imperio tolteca. Para él, el término "tolteca" significaba "hombre de conocimiento".

Dijo que en la época a que se refería, siglos o tal vez incluso milenios antes de la conquista española, todos aquellos hombres de conocimiento vivían dentro de una vasta área geográfica, al norte y al sur del valle de México...

—Después que el mundo de los primeros toltecas fue destruido, los videntes que sobrevivieron se recluyeron y empezaron un recuento de sus prácticas. Lo primero que hicieron fue establecer el acecho, el ensoñar y el intento como los procedimientos claves, luego descontinuaron el uso de las plantas de poder; quizás eso nos da cierta idea de lo que realmente les sucedió con las plantas de poder.

"El nuevo ciclo apenas comenzaba a establecerse cuando los conquistadores españoles acabaron con todo...

—¿Y cómo está la cosa hoy en día?

—Hay unos cuantos. Como tú comprenderás, están dispersos por todas partes.

—¿Los conoce, usted, don Juan?

—Una pregunta tan sencilla es la más difícil de contestar —repuso—. Hay unos a quienes conocemos muy bien. Pero no son exactamente como nosotros, porque se han concentrado en otros aspectos específicos del conocimiento, tales como bailar, curar, embrujar, hablar, en vez de lo que recomiendan los nuevos videntes: el acecho, el ensueño y el intento. Los que son exactamente como nosotros no cruzarían nuestro camino. Así lo dispusieron los videntes que vivieron durante los tiempos coloniales para evitar ser exterminados por los españoles. Cada uno de esos videntes fundó un linaje. Y no todos ellos tuvieron descendientes, de modo que quedan muy pocos...

Explicó que todos los linajes fueron iniciados en la misma época y de igual manera. Hacia fines del siglo dieciséis cada nagual se cerró en sí mismo y aisló a su grupo de videntes para que no tuvieran ningún contacto abierto con otros videntes. La consecuencia de esa drástica segregación fue la formación de linajes individuales. Dijo que nuestro linaje estaba compuesto de catorce naguales y ciento veintiséis videntes. Algunos de esos catorce naguales tuvieron solamente siete videntes con ellos, otros tuvieron once y algunos hasta quince...

Don Juan me aseguró que nuestro linaje era bastante excepcional, porque sufrió un cambio drástico en el año 1723...

—¿Quién les enseñó todo eso? —pregunté.

—Aprendieron todo por su cuenta, eran videntes, veían contestó . La mayoría de lo que sabemos en nuestro linaje fue obra de ellos. Los nuevos videntes corrigieron los errores de los

antiguos videntes, pero la base de lo que conocemos y hacemos está perdida en el tiempo de los toltecas..." C.C.

LOS PINCHES TIRANOS

La importancia personal es lo que más gasta energía; Sostener la imagen de nosotros mismo en este mundo de campos de energía, requiere un gasto descomunal.

En consecuencia, deshacerse de la importancia personal es indispensable para entrar a la Toltequidad y para ello se necesita una obra maestra de estrategia; para este fin los nuevos videntes desarrollaron una compleja técnica. Primero, debe hacerse un "inventario estratégico" de todas las actividades que tengan mayor gasto de energía y, dentro de ellas, sabemos que la importancia personal ocupa el primer lugar. El vehículo para el ahorro de la energía es la impecabilidad en nuestros actos y sentimientos; la recanalización de la energía es lo que permite el ahorro y, con él, el uso de esta energía en el mundo de las enseñanzas. La técnica del acecho consiste en seis elementos que están unidos entre sí. Cinco de ellos son los que Don Juan llaman "los atributos del guerrero" y que pertenecen a su mundo; el sexto es la culminación de los cinco y pertenece al mundo cotidiano.

Los elementos son: control disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. El pinche tirano es el sexto, pero pertenece al mundo externo.

El tirano es una persona imposible de soportar por sus actos y en posición de poder, por lo que nos permite poner en juego las demás. La importancia personal proviene de la altísima estima en la que tenemos las supuestas cualidades de nuestra persona; un tirano puede destruir a cualquiera que tenga un mínimo de estima por su persona.

Sin embargo, para el aprendiz de guerrero, encontrarse con un tirano es algo que se debe celebrar, ya que le obligará a reducir su importancia personal y le permitirá desarrollar las cuatro primeras técnicas de la maestría del acecho.

Lo que también hace a un ser humano un tirano es la obsesión de lo conocido, y cuando un aprendiz es derrotado por un tirano el peligro que corre es que él se convierta en otro tirano.

Nada puede templar tanto el espíritu de un aprendiz como el enfrentarse con un tirano, para lo cual se requiere de una estrategia y deshacerse de la importancia personal; el peligro de este enfrentamiento es tomar muy en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los tiranos.

Con esta técnica, con una estrategia y sin la importancia personal, se puede enfrentar a los tiranos para templar el espíritu y obtener la sobriedad y la serenidad. El control es afinar el espíritu cuando lo pisotean. La disciplina es reunir toda la información mientras le golpean. El refrenamiento es esperar pacientemente, sin angustias ni resentimientos, a lo que se ha hecho acreedor el tirano. La habilidad de escoger el momento oportuno es la compuerta que contiene a las demás.

El intento es la capacidad del guerrero que, con la impecabilidad, logra la voluntad que es una fuerza que, de manera "natural", fija el punto de encaje en un sitio particular del huevo luminoso y, así, poder moverse por propia convicción. El intento es la capacidad de manejar la voluntad por deseo propio. Mover el punto de encaje es el logro supremo de un guerrero.

Los nuevos videntes usaron a los españoles como tiranos y aunque para la mayoría de los indígenas la llegada de los occidentales fue una desgracia, para los nuevos videntes resultó un elemento que los impulsó a desarrollar su conocimiento.

En nuestros días, cuando un guerrero es derrotado por un tirano, tiene la oportunidad de replegarse, reordenarse y volver al desafío más tarde. En la Colonia, ser derrotado por un tirano podía conducir a la muerte, en la actualidad esa derrota puede ser devastadora.

“Piénsalo, aquello que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos y malhechos de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien...
—Los guerreros combaten la importancia personal como cuestión de estrategia, no como cuestión de fe —repuso—. Tu error es entender lo que digo en términos de moralidad...

—La impecabilidad no es otra cosa que el uso adecuado de la energía —dijo—. Todo lo que yo te digo no tiene un ápice de moralidad. He ahorrado energía y eso me hace impecable...

—Los guerreros hacen inventarios estratégicos —dijo—. Hacen listas de sus actividades y sus intereses.

Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía...

La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad...

...los atributos de ser guerrero son: control, disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder su importancia personal. El sexto elemento, que es quizás el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama el pinche tirano...

—Un pinche tirano es un torturador —contestó—. Alguien que tiene el poder de acabar con los guerreros, o alguien que simplemente les hace la vida imposible... Agregó que la categoría de los pinches tiranitos había sido dividida en cuatro más. Una estaba compuesta por aquellos que atormentan con brutalidad y violencia. Otra, por aquellos que lo hacen creando insoportable aprensión. Otra, por aquellos que oprimen con tristeza. Y la última, por esos que atormentan haciendo enfurecer... De hecho, lo que convierte a los seres humanos en pinches tiranos es precisamente el obsesivo manejo de lo conocido...

—¿Cómo mide usted la derrota?

—Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento es estar derrotado.

—¿Qué pasa cuando los guerreros son derrotados?

—O bien se reagrupan y vuelven a la pelea con más tino, o dejan el camino del guerrero y se alinean de por vida a las filas de los pinches tiranos…” C.C.

LAS EMANACIONES DEL ÁGUILA

La relación del Sol, (como fuerza creadora) con las aves, es común en algunas culturas de origen autónomo, no sólo en Anáhuac; el águila, el cóndor, el halcón, son representación del Sol. Los aztecas se asumieron como el pueblo del Sol, pueblo bárbaro que fue la última inmigración del norte que llegó en estado salvaje al Valle de Anáhuac para fundar Tenochtitlán hacia el año 1325 d.C. El mundo cultural de los habitantes del Anáhuac se encontraba en decadencia a partir de los vestigios culturales de los toltecas, que habían desaparecido aproximadamente en el año 850 d.C.; los aztecas y, fundamentalmente, Tlacaelel,[4] "re—funcionalización" el pensamiento tolteca, que era eminentemente espiritual, para crear una ideología místico-guerrera que ponderaba a la materia sobre el espíritu (Pensamiento y religión en el México antiguo, pág.—25)—

“Los aztecas figuran entre las tribus de cazadores. Llegan al altiplano después de penosas peregrinaciones en las cuales algunos episodios, al mismo tiempo que aclaran su condición arcaica, señalan con fuerza el carácter ya específicamente guerrero de los futuros fundadores de Tenochtitlán... los aztecas no conocían más que las leyes arcaicas de la brujería hasta que tomaron contacto con las creaciones religiosas del Altiplano, creencias que ellos adoptaron inmediatamente a su mentalidad rudimentaria...

Llegados tardíamente al Valle de México (los aztecas), de inmediato se ponen a luchar por la tierra y la supremacía política con las tribus que, por haber adoptado ya costumbres más civilizadas se dejan sorprender por la brutalidad de los recién venidos...” Séjourné En el antiguo pensamiento tolteca el Sol era el creador de todo pero, al mismo tiempo, necesitaba de la energía espiritual que los hombres producían a través de su conciencia de ser. El Calmécatl[5] capacitaba a aquellos seres humanos, hombres y mujeres, que seguirían la doctrina de la Toltequidad y, de ser iniciados, pasaban a ser Guerreros Jaguares o Águilas; es decir, guerreros que emprendían la guerra más importante que un hombre puede realizar: la Guerra Florida, que tenía como punto culminante hacer florecer a su corazón.

Los aztecas tomaron la forma de este antiquísimo conocimiento, pero cambiaron el fondo. Ya no fue Quetzalcóatl la figura más importante sino Huitzilopochtli. Los aztecas se asumieron como los sostenedores del moribundo quinto Sol[6] y le inyectaron vitalidad a este nuevo proceso en el que la materia cobraba supremacía sobre el espíritu. Así, al Calmécatl sólo ingresaban los hijos de los nobles, y en él, se enseñaba el arte de la guerra; dejó, por tanto, de tener un sentido simbólico, místico y espiritual. El imperio hacía guerras que también llamaron Floridas, pero su principal objetivo era la dominación política, económica y militar de los pueblos vencidos. En estas guerras se trataba de apresar vivos a sus enemigos para ser llevados a Tenochtitlán y sacrificarlos al Sol, sacándoles el corazón y ofreciéndoselo al Águila por alimento.

Los sacrificios humanos que realizaban los aztecas estaban, en principio, dirigidos a alimentar al Sol—Águila. En los monolitos que hoy se conocen y que eran utilizados para tal efecto, abundan las representaciones del Águila solar. Al recipiente donde se colocaba el corazón del sacrificado se le llamaba "el recipiente del Águila”.

Aquí es importante señalar un gran error histórico: nada tiene que ver los sacrificios humanos de los aztecas a través de sus Guerras Floridas y las Guerras Floridas de los toltecas y la Toltecáyotl o Toltequidad, donde el sacrificio era la purificación del ser para llegar a la iluminación o conciencia total.

Puede ser que quien ha trabajado con mayor sensibilidad este proceso de la historia del México antiguo haya sido la maestra Laurette Séjourné en su bellísima obra "Pensamiento y religión en el México antiguo".

Según Don Juan, lo que constituye “el mundo" son las emanaciones del “Águila”; los antiguos videntes, a través de las plantas de poder y de cientos de años de experimentos y fracasos lograron “ver” la fuerza que es el origen de todo. A esta fuerza le llamaron “el Águila” porque, al vislumbrarla brevemente, le encontraron parecido a un águila blanca y negra de tamaño infinito. Pero ni es un águila ni se parece a ella; es sólo una forma de humanizar o conceptualizar algo que es imposible de describir.

Los antiguos videntes también descubrieron que, debido a nuestra conciencia de ser, creemos que nos rodea un mundo de objetos, pero que en realidad son las emanaciones del Águila, fluidas, en movimiento, inalterables, eternas. El Águila otorga la conciencia de ser para que la desarrollemos y acrecentemos a través de nuestra vida pero, al final de ella, nuestra conciencia de ser es devorada o absorbida por el Águila (la fuerza, el infinito, lo total). Para los antiguos videntes la razón de la existencia de los seres humanos entre otros seres vivos es desarrollar y acrecentar la conciencia de ser, y esta energía que produce la conciencia de ser, es requerida por el Águila. Este descubrimiento de los toltecas resulta demoledor para el ego de la cultura occidental, que afirma que el ser humano es la cúspide de la creación, el depredador de depredadores. Los toltecas lograron “ver” que los seres humanos y lo que los rodea hasta el infinito, está constituido de pequeñas partículas de luz que tienen conciencia de ser. Lo que separa a los filamentos de luz que componen al ser humano de los filamentos que le rodean es una débil membrana que se forma por “la conciencia de ser”.

La vida del ser humano y de todos los seres vivos, tiene como objetivo acrecentar esa conciencia de ser, para que sea finalmente consumida por el Águila. Los seres humanos somos en consecuencia “el alimento del Águila”. Esta verdad, resulta una revelación muy fuerte para quienes han vivido en la creencia de que el ser humano es la cúspide de la evolución.

Pero finalmente, como dice Don Juan, no existen ni Águila ni emanaciones, sino algo que ningún ser vivo puede comprender. Sin embargo, el Águila y las emanaciones son algo tan real para los toltecas y la Toltequidad como para uno lo puede ser el tiempo o la fuerza de la gravedad para un ser humano moderno.

Recibir el "Don del Águila" es la meta final de los videntes; es la libertad total o la conciencia total.

"—La primera verdad acerca del estar consciente de ser, como ya te lo dije —comenzó—, es

que el mundo que nos rodea no es en realidad como pensamos que es. Pensamos que es un mundo de objetos y no lo es...

—La primera verdad dice que el mundo es tal como parece y sin embargo no lo es —prosiguió—. No es tan sólido y real como nuestra percepción nos ha llevado a creer, pero tampoco es un espejismo. El mundo no es una ilusión, como se ha dicho que es; es real por una parte, e irreal por la otra...

Explicó que uno de los legados más dramáticos de los antiguos videntes era el descubrimiento de que los seres vivientes existen solamente para acrecentar la conciencia de ser. Don Juan lo llamó un descubrimiento colosal...

Ellos vieron que es el Águila quien otorga la conciencia de ser. El Águila crea seres conscientes a fin de que vivan y enriquezcan la conciencia que les da con la vida. También vieron que es el Águila quien devora esa misma conciencia de ser, enriquecida por las experiencias de la vida, después de hacer que los seres conscientes se despojen de ella, en el momento de la muerte...

—En nuestro caso, como seres humanos dijo don Juan nosotros utilizamos esas emanaciones y las interpretamos como la realidad. Pero lo que el hombre capta es una parte tan pequeña de las emanaciones del Águila que resulta ridículo dar tanto crédito a nuestras percepciones,

y sin embargo no es posible pasarlas por alto. Llegar a entender esto, que parece tan simple, les costó inmensidades a los nuevos videntes..." C.C.

EL RESPLANDOR DEL HUEVO LUMINOSO

Para la Toltequidad el mundo está compuesto por las emanaciones del Águila y el hombre es un capullo que contiene las mismas emanaciones, tanto de afuera como de adentro. La luminosidad exterior atrae a 'la luminosidad interior; esto se produce en un punto del capullo y ahí se fija el estar "consciente de ser"; es esa la fijación del punto de encaje.

El grado de conciencia de ser de cada individuo, está determinado por la presión que ejercen las emanaciones de afuera sobre las de adentro, y esta presión está determinada por la pequeña porción de las emanaciones de afuera, que es igual a una pequeña porción de las de adentro; esta presión produce una luminosidad más intensa en todo el capullo. En consecuencia, "ver" es el resultado de un alineamiento diferente al normal y no es otra cosa que el movimiento del punto de encaje; por tanto, el acto de "ver" no se hace con los ojos e implica la maravilla de conocer la esencia de las cosas. Es decir, percibir el mundo que nos rodea como cargas de energía.

La conciencia de ser del ser humano, la desarrolla poco a poco; cuando nace, la luminosidad interior no está fijada con la exterior, se va desarrollando a través de la vida cotidiana. A esta práctica es a lo que Don Juan llama "El primer anillo de poder". El comando del Águila hace que se fije la luminosidad de afuera con la de adentro y se hace de manera "natural" a través de la voluntad, cuando el guerrero, de manera personal, mueve su punto de encaje; a esta voluntad "dirigida" se le llama "intento".

En esta parte del libro Castaneda habla sobre el sexo como un proceso energético y dice que el nagual Julián decía que el sexo, era un asunto de energía, toda vez que el comando del Águila es el fulgor de la conciencia de ser que se transmite a través del acto sexual. En el proceso del acto sexual las emanaciones del Águila, que están contenidas en los dos capullos conscientes (hombre y mujer), sufren una profunda agitación y ambos capullos hacen lo mejor que pueden para donarle conciencia al nuevo ser que van a crear; cada acto sexual conlleva una donación de nuestra conciencia y de nuestra energía, aunque ello no cree forzosamente a otro ser.

Don Juan le recomienda a Castaneda que sea avaro con su sexualidad, no por moralista sino por el ahorro de energía, que es una de las tareas primordiales del guerrero. Este conocimiento obliga al aprendiz a ser responsable de su energía.

LA PRIMERA ATENCIÓN

"La conciencia de ser". es una maduración o desarrollo que va desde lo animal e instintivo hasta formas más elaboradas; esto se realiza a través del crecimiento existencial de cada individuo. El desarrollo de la conciencia de ser produce lo que Don Juan llama "la atención", que es el logro individual más importante y que llega a abarcar un abanico muy grande de posibilidades humanas.

Don Juan dice que los videntes clasificaron tres tipos de atención o tres niveles de realización, que dan como resultado tres niveles de purificación de la energía. La primera es la conciencia animal en bruto que, por los procesos vivénciales de la experiencia humana, se convierte en una facultad compleja, intrincada y extremadamente frágil, que es la que crea el mundo cotidiano, el de conceptos y objetos, y todo lo que somos y hacemos como hombres comunes y corrientes.

La segunda atención tiene que ver con lo desconocido y es un resplandor en el capullo, muchísimo más intenso, que abarca un área mayor, a la cual también se le conoce como "la conciencia del lado izquierdo".

La tercera atención es el logro supremo de los videntes y es cuando el resplandor de la conciencia se transforma en el fuego interno; este fuego interno es producto del encendido de todas las emanaciones del Águila que están en el interior del capullo del ser humano.

Todas las personas, al final de la vida, logran llegar a la tercera atención, porque la muerte enciende todas las emanaciones del Águila y los libera del capullo para reintegrarlos a la totalidad. Pero son los videntes, a través de la antiquísima y compleja sabiduría de la Toltequidad, quienes logran encender todas sus emanaciones antes de morir, pero mantienen la fuerza de la vida y su conciencia y, en vez de que su conciencia sea devorada por el Águila, reciben el "don" y logran la libertad total.

LOS SERES INORGÁNICOS

La primera atención requiere todo el resplandor de la conciencia del ser humano y consume toda su energía; los videntes descubrieron que quitando hábitos se desprende a la conciencia de absorción en sí misma y le permite al resplandor enfocarse en otras cosas.

La recanalización de la energía es la llave de la brujería.

Para la Toltequidad, estar vivo significa tener conciencia; para el hombre común tener conciencia significa ser un organismo. Todos los seres orgánicos vivientes están constituidos de las emanaciones del Águila contenidas en un capullo. Sin embargo, los videntes detectan, a través del "ver", seres inorgánicos cuyas "membranas" o "receptáculos" (de las emanaciones) no tienen forma de capullos, pero sí contienen las emanaciones de la conciencia y muestran características de vida que no son el metabolismo ni la reproducción.

Este es un punto muy oscuro en el linaje de Don Juan, pues él tiene a dos “aliados” que son seres inorgánicos y los usa para su beneficio. Los seres inorgánicos se alimentan de los sentimientos humanos, que a final de cuentas, son energía. La relación con estos seres inorgánicos llevará a Castaneda a serios conflictos con su desempeño impecable como nagual. Personalmente creo que este es el lado oscuro de las enseñanzas de Don Juan...y actualmente del mundo y de la vida.

“Don Juan comentó que en la vida de los guerreros era extremadamente natural el estar triste sin ninguna razón aparente, y que, como campo de energía, el huevo luminoso presiente su destino final cada vez que se rompen las fronteras de lo conocido. Vislumbrar la eternidad que queda fuera del capullo es suficiente para romper la seguridad de nuestro inventario. En ocasiones, la melancolía resultante es tan intensa que puede provocar la muerte.

Dijo que la mejor manera de deshacerse de la melancolía es reírse de ella...

¿cómo puede el hombre conservar los vínculos de su humanidad y al mismo tiempo aventurarse, con gusto y con propósito, en la absoluta soledad de la eternidad? Cuando logres resolver este acertijo, estarás listo para el viaje definitivo...

—En verdad, los seres humanos no somos nada, don Juan —dije.

—Sé exactamente lo que estás pensando —dijo—. Por supuesto, no somos nada, pero ¡qué maravillosa contradicción! ¡Qué desafío! ¡Que unas nulidades como nosotros puedan enfrentarse a la soledad de lo eterno!...” C.C.

EL PUNTO DE ENCAJE

Aquí Castaneda retorna lo desarrollado, señalando que el mundo que nos rodea está constituido por campos de energía que la Toltequidad llama "las emanaciones del Águila", y que el mundo de objetos es tan sólo un "arreglo" en el que nos movemos. Por consiguiente, cada ser humano está constituido por una pequeña porción de "las emanaciones del Águila" que está envuelta en una fina membrana o capullo. Esta conciencia de ser es el resultado de la presión que ejercen las emanaciones de afuera o llamadas, “emanaciones en grande”, con las emanaciones de adentro del capullo. Esta conciencia de ser es lo que nos posibilita "percibir”.

Los seres humanos somos perceptores, es decir, podemos alinear algunas de las emanaciones de afuera con las interiores. El lugar donde se alinean las emanaciones internas y externas sobre el huevo luminoso o capullo se llama "punto de encaje".

Las personas, para percibir al mundo como todos lo hacemos, pone de relieve algunas emanaciones que provienen de la estrecha banda en la que se localiza la conciencia; a esto se le llama la "primera atención". A esta acción los toltecas, brujos, videntes o guerreros le nombran: el lado derecho, la conciencia normal, el tonal, el primer anillo de poder, lo conocido, "este mundo", la primera atención. El hombre occidental le llama realidad, racionalidad o sentido común.

El nagual, o la parte izquierda, corresponden al resto de las emanaciones que no son puestas de relieve y que jamás son alineadas, a las que también les llaman la conciencia del lado izquierdo, lo desconocido o la segunda atención.

La visión del mundo es producto de la selección de las emanaciones y su fijación en un punto determinado del capullo; esto el hombre comienza a aprenderlo desde su nacimiento, cuando el punto de encaje se fija a través de los hábitos y actitudes en la vida cotidiana; el aprendiz, al tomar conciencia de ello, deberá mover su punto de encaje a voluntad, como consecuencia de la práctica de nuevos hábitos a través de la técnica del acecho. Tendrá que lograr que el comando del Águila, que fija el punto de encaje, sea su propio comando y esto lo puede lograr a través del "intento". Que es usar la "voluntad" de manera personal y determinada.

La Toltequidad se podría sintetizar como el logro del movimiento del punto de encaje. Ante esta "simpleza", la brujería no existe; tan sólo es un medio con el cual se logra que la absorción en uno mismo se abra, pues es la misma absorción la que hace que el punto de encaje se mantenga rígido en un punto. La sabiduría de los toltecas se basó en este conocimiento.

"Los nuevos videntes se dieron cuenta del verdadero papel que jugaban esas prácticas de brujería, y decidieron pasarlas por alto e ir directamente a hacer que sus puntos de encaje se desplazaran, evitando así todas las demás tonterías de rituales y encantamientos. Sin embargo, en cierto momento, los rituales y los encantamientos son realmente necesarios. Yo personalmente, te he iniciado en todo tipo de rituales y encantamiento, pero sólo con objeto de permitir que tu primera atención salga de la absorción en sí misma. Esa absorción es la que crea la fuerza que mantiene el punto de encaje rígidamente fijo...

Pero lo que resulta ser aún de mayor importancia, es entender todas las verdades de la conciencia de ser. Sólo así llega uno a darse cuenta de que ese punto debe moverse desde adentro. La triste verdad es que los seres humanos siempre pierden por negligencia. Simplemente desconocen sus posibilidades...

—Uno de los más grandes momentos de los nuevos videntes prosiguió , fue cuando se encontraron que lo desconocido era tan sólo las emanaciones desechadas por la primera atención.

Este descubrimiento fue la gloria de los nuevos videntes, porque vertió nueva luz sobre lo desconocido..." C.C.

LA POSICIÓN DEL PUNTO DE ENCAJE

El conocimiento tolteca preparaba a los guerreros jaguares y águilas en el Calmécatl para librar la verdadera Batalla Florida, no confundir, como ya se dijo, con la "batalla florida" de los aztecas, que se libraba en un campo de batalla para tomar prisioneros para sacrificarlos al águila. La batalla florida de los toltecas en cambio, tenía como fin hacer florecer su corazón.

Los toltecas de nuestro tiempo se preparan para tener conciencia y la conciencia total les llega cuando han logrado pulir su espíritu y fortalecer su cuerpo; cuando han sacado toda la basura que han ido acumulando a lo largo de su vida; cuando ya no queda en ellos ni un ápice de importancia personal. Sólo cuando logran llegar a ser nada se podrán convertir en todo.

El diálogo interno es lo que nos hace "seres humanos" y hace al "mundo" como es; el diálogo interno es el que hace que se mantenga fijo nuestro punto de encaje. Pero el diálogo interno puede terminar de la misma manera en que empezó, mediante un acto de voluntad, poco a poco, a través de mucho tiempo y esfuerzo, y es difícil, como la tarea que tienen los niños, nada más que ellos en crearlo. El punto de encaje no es aleatorio, lo seleccionaron inconscientemente nuestros antecesores, es un fenómeno "cultural".

El punto de encaje puede moverse con cierta facilidad, sólo que se requiere conocimiento, disciplina, determinación y utilizar ciertas técnicas. Pero cuando logramos moverlo, crea nuevos alineamiento de emanaciones que dan por resultado nuevas percepciones. Mundos y realidades diferentes, que siempre han estado ahí, pero que nunca las percibimos.

Detener el diálogo interno es comenzar a mover el punto de encaje; en consecuencia las llamadas "enseñanzas de Don Juan" nada tienen que ver con la magia, la hechicería, las artes fantásticas o los alucinógenos. Por el contrario, se trata de la concepción del ser humano y el mundo como energía, que tiene un objetivo específico y final: obtener la conciencia total o la libertad total. Sus técnicas y prácticas están en el mundo cotidiano, en el uso, abuso y recanalización de la energía.

Estas técnicas y prácticas requieren flexibilidad, valor, responsabilidad, disciplina, sobriedad y constancia. Y es el legado más valioso de una de las más importantes culturas que se han desarrollado en el mundo. Como dice Don Juan: "las técnicas para mover el punto de encaje son tan diferentes como sea posible, pero los resultados son siempre los mismos". Así, en diferentes tiempos y lugares, otras culturas en el mundo han creado sus propios caminos, pero el objetivo es el mismo.

“Los guerreros se preparan para tener conciencia, y la conciencia total sólo les llega cuando ya no queda en ellos nada de importancia personal. Sólo cuando son nada se convierten en todo...

me explicó que detener el diálogo interno es lo que articula todo lo que hacen los videntes. Subrayó una y otra vez que el diálogo interno es lo que mantiene fijo al punto de encaje en su posición original...

Dijo que las videntes tienen una capacidad extraordinaria no sólo para salir velozmente sino también para hacer que sus puntos de encaje se aferren a cualquier posición en el área de abajo. Los hombres por otra parte, no pueden ni salir rápidamente de esa área ni aferrarse a ella. Los hombres tienen sobriedad y propósito, pero muy poco talento; por esa razón un nagual tiene que tener ocho mujeres videntes en su grupo. Las mujeres dan al grupo el impulso, la audacia para cruzar la inmensidad de lo desconocido. Junto con esa capacidad natural, o como consecuencia de ella, las mujeres tienen una feroz intensidad. Y por ello, pueden reproducir una forma animal con gran facilidad, con mucho estilo y con una ferocidad sin par...” C.C.

EL MOVIMIENTO HACIA ABAJO

El hombre es un perceptor de las emanaciones del Águila, la conciencia de ser es el resultado del alineamiento de algunas emanaciones de afuera con las interiores, en un punto determinado del capullo llamado punto de encaje; esto se logra a través de los hábitos o el llamado "diálogo interno". El aprendiz puede, al detener el diálogo interno, mover levemente este punto de encaje, pero si el punto de encaje se mueve más allá de cierto límite, el hombre puede alinear otras emanaciones u otros mundos, tan reales como el habitual, pero totalmente diferentes al que conocemos; por ello es que el camino del guerrero puede resultar extremadamente peligroso y más aún, en aquellas personas que mueven su punto de encaje por medios extremos, como son las drogas, un gran susto o una enfermedad.

La toltequidad nos ofrece un camino, una alternativa, un desafío. Nos permite salir de nuestra aburrida, cómoda y funcional vida moderna. La vacuidad y esterilidad de una vida de consumo, competitividad y estrés. Los misterios del ser y el trascender se redescubren. El mundo y la vida cotidiana se convierten en un extraordinario campo de batalla, en donde el camino del guerrero sirve para pulir el espíritu y buscar la libertad, sin miedo y sin ambición.

“Dijo que para ser un guerrero sin par uno tiene que amar la libertad, y uno tiene quetener una despreocupación, un desinterés supremo. Explicó que el camino del guerrero es algo

extremadamente peligroso porque representa el lado opuesto de la situación del hombre moderno, que ha abandonado el reino de lo desconocido y de lo misterioso, y se ha instalado en el reino de lo funcional. Le ha dado la espalda al mundo de los presentimientos y el júbilo y le ha dado la bienvenida al mundo del aburrimiento.

—El recibir una oportunidad de volver nuevamente al misterio del mundo —prosiguió don Juan—, resulta a veces ser demasiado para los guerreros, y sucumben; los asalta en su camino lo que yo he llamado la gran aventura de lo desconocido. Olvidan la búsqueda de la libertad, olvidan ser

testigos sin prejuicios. Y con un gozo ciego, se hunden en lo desconocido...” C.C.

GRANDES BANDAS DE EMANACIONES

Las emanaciones del Águila se ordenan en racimos que los toltecas llamaron "grandes bandas de emanaciones", y hay tal número de bandas como el infinito. No obstante, los toltecas descubrieron que en la Tierra sólo hay 48 bandas.

La vida orgánica es sólo una de esas bandas, estructuras o racimos. De todas las bandas, hay 40 que no producen conciencia, sólo organización; de las restantes, siete producen una 'limitada" conciencia y sólo la Octava produce una gran cantidad de conciencia; ésta es en la que está el ser humano.

Los toltecas, de manera simbólica, decían que el Águila se alimentaba de la conciencia de ser de los seres humanos; ; de ahí proviene aquello de que “El Quinto Sol” se alimentaba de corazones, como se puede ver en el monolito llamado Calendario Azteca, donde, en la parte central está simbolizado el Sol y a sus lados hay dos garras que tienen atrapados dos corazones.

El mundo que nuestro punto de encaje alinea para nuestra percepción "normal" está integrado por dos bandas, una orgánica y la otra que sólo contiene estructura.

Como se dijo, el mundo está compuesto por 48 bandas y solamente percibimos dos; las 46 restantes no están en nuestro mundo cotidiano.

Don Juan afirma que los antiguos videntes descubrieron que los grandes árboles tienen sus puntos de encaje en la parte baja, razón por la cual, tienen mayor posibilidad de percibir la conciencia inorgánica. Algunos pueblos indígenas, comparten en sus mitos de origen, la hermandad o descendencia de los árboles. Para la cultura mixteca de Oaxaca, su origen proviene de los árboles en Apoala.

“—El capullo de un árbol gigante no es mucho mayor que el árbol en sí. Lo interesante es que algunas plantas muy pequeñas tienen un capullo casi tan alto como el cuerpo del hombre y tres veces más ancho. Esas son plantas de poder. Comparten la mayor cantidad de emanaciones con el hombre, no las emanaciones de la conciencia, sino otras emanaciones en general...” C.C.

ACECHO, INTENTO Y LA POSICIÓN DE ENSUEÑO

En la historia de la Toltequidad los primeros toltecas o videntes se perdieron en las complejidades de los mundos o realidades que exploraban. Al fracaso de los viejos videntes, los nuevos toltecas o videntes hicieron un recuento de sus prácticas y conocimientos y comenzaron de nuevo. Encontraron que el movimiento del punto de encaje era básico, para lo cual tomaron medidas prácticas para moverlo. Delinearon tres técnicas: la primera es la maestría del acecho; la segunda es la maestría del intento y la tercera es la maestría del ensueño.

Los toltecas advirtieron que cuando los guerreros se comportaban diferente a lo acostumbrado en forma sistemática y continua, su punto de encaje se movía sutilmente, por lo cual iniciaron la práctica del control de su conducta y a esto le llamaron "el arte del acecho", que no es otra cosa que el comportamiento cotidiano con la gente; para ello descubrieron que los tiranos son elementos externos que apoyan para lograr el cambio de nuestra conducta y, al desarrollar esta técnica, pudieron mover su punto de encaje.

Pero se dieron cuenta que en el punto de encaje había algo más que el simple alineamiento; descubrieron una energía que surge del alineamiento, a la que llamaron "voluntad", que opera, de manera impersonal e interrumpida, como un estallido ciego de energía que hace que nos comportemos como lo hacemos. Por ella percibimos el mundo cotidiano, e indirectamente, a través de la percepción, tiene que ver con la localización del punto de encaje.

Los toltecas descubrieron que a la voluntad la podían "guiar" intencionalmente para establecer otro alineamiento; a esta técnica la llamaron "la maestría del intento"; con esta maestría se puede entrar a voluntad en la conciencia del lado izquierdo, el nagual o la otra realidad.

El descubrimiento de estas verdades llevó siglos de experimentación y en ese transcurrir los toltecas observaron que cuando el hombre duerme su punto de encaje se mueve levemente, pues precisamente lo que produce los sueños es un leve movimiento del punto de encaje hacia la parte izquierda; por tal razón, interferir el sueño era interferir el movimiento natural del punto de encaje. Pero descubrieron también que al interferir el sueño del guerrero, éste se volvía compulsivo y caprichoso, y para corregir este efecto los toltecas crearon el camino del guerrero.

El camino del guerrero es desarrollar una fuerza interna capaz de dotarlo de un sentido de ecuanimidad, casi de indiferencia; un sentimiento de holgura y sosiego, para que obtenga una inclinación natural y profunda a través del análisis, de la comprensión y de la tolerancia; en síntesis: un sentido de sobriedad.

El camino del guerrero comienza con una fuerte determinación y conciencia de cambio; después toma un acto que debe ser premeditado, preciso y continuo, un acto pequeño que no ofrezca gran resistencia. Si este acto se lleva a cabo constantemente, uno adquiere un sentido de INTENTO INFLEXIBLE y el camino queda abierto: un acto llevará al siguiente, hasta que el guerrero emplee todo su potencial. El intento inflexible conduce al silencio interno y éste a la fuerza interna necesaria para mover el punto de encaje.

Tener fuerza interna significaba poseer un sentido de ecuanimidad, casi de indiferencia,

un sentimiento de sosiego, de holgura. Pero sobre todo, significaba tener una inclinación natural y profunda por el examen, por la comprensión. Los nuevos videntes llamaron sobriedad a todos estos rasgos del carácter.

—La convicción que tienen los nuevos videntes —prosiguió—, es que una vida de impecabilidad lleva de por sí, inevitablemente, a un sentido de sobriedad, y eso a su vez hace moverse al punto de encaje.

"Ya te dije que los nuevos videntes creían que el punto de encaje puede moverse, desde adentro. Ellos sostuvieron que los hombres impecables no necesitan que alguien los guíe, que por sí solos, mediante el ahorro de su energía pueden hacer todo lo que hacen los videntes. Lo único que necesitan es una oportunidad mínima; solamente necesitan estar conscientes de las posibilidades que los videntes han descubierto."...

Supe sin duda alguna que don Juan tenía razón. Todo lo que se requiere es impecabilidad, eso es energía. Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si ese acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo largo uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado. Una cosa llevará a otra hasta que el guerrero emplea todo su potencial...

"Lo que verdaderamente necesitamos es sobriedad, y nada puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje, es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios.

"Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la

impecabilidad en nuestra vida diaria."... C.C.

EL NAGUAL JULIÁN

Don Juan le explica a Castaneda que al nagual Julián —quien era un maestro en el arte del acecho— no le importaba la gente y que en ello radicaba el hecho de que la podía ayudar. El nagual Julián le daba todo y aún más de lo que no tenía porque sencillamente la gente le importaba un bledo. A Don Juan si le importaba la gente, y por lo mismo nunca la ayudaba; hacerlo le producía la sensación de estar imponiéndole su voluntad. Don Juan le enseña a Castaneda que el guerrero se debe distinguir por su esfuerzo sostenido y su intento inflexible en el tratar de mover su punto de encaje que, al lograrlo, pasa a la categoría de vidente o tolteca y, de ahí, a la búsqueda de la libertad total.

Don Juan dice que en un tiempo él vivía a través de la importancia personal, ya que todos, de manera natural, ahí tenemos emplazado el punto de encaje. Cuando aprendió a mover el punto de encaje, a través del establecimiento de nuevos hábitos apoyados por todas las técnicas de la Toltequidad, se descubrió ante un maravilloso y aterrador mundo.

Don Juan habla de que la vida de sus padres no fue mala, que fue como la de todos y lo único importante que hicieron fue tenerlo a él. Cuando logró mover su punto de encaje, se dio cuenta que la vida de sus padres no tuvo mayor significado ni para ellos ni para otros, sólo para él, por el hecho mismo de que le dieron el maravilloso regalo de la vida.

El guerrero, cuando mueve su punto de encaje y "ve", se da cuenta del tremendo precio que la gente paga por su vida de inercia y enajenación cuando son luz y energía, desaprovechando así la oportunidad de la vida y del estar vivos.
“—Hacer mover al punto de encaje —dijo don Juan—, es la culminación de lo que busca el guerrero. De ahí en adelante es otra búsqueda; es la búsqueda del vidente propiamente dicho.

Repitió que en el camino del guerrero, el mover el punto de encaje lo es todo...

Dijo que los guerreros son diferentes porque mueven a sus puntos de encaje lo suficiente para darse cuenta del tremendo precio que se ha pagado por sus vidas. Este movimiento les da el respeto y el terror reverente que sus padres jamás sintieron por la vida en general, o por el estar vivo en particular....” C.C.

EL LEVANTÓN DE LA TIERRA

De acuerdo a la milenaria tradición tolteca del Anáhuac, la Tierra es un ser vivo. Todavía en la actualidad los indígenas y los campesinos siguen teniendo prácticas y rituales de ofrecimiento y agradecimiento a la Tierra. Esto marca una diferencia en el concepto occidental de que la Tierra es un objeto que se debe poseer, dominar, modificar, transformar y explotar.

Los pueblos herederos del México profundo, del que nos habla Bonfil Batalla, guardan de manera sincrética, a veces clara, el recuerdo de que la Tierra es un ser vivo al que se le ama, se le cuida y se le agradece. Tlaltecuhtli representaba la deidad de la Tierra y era una figura fundamental en la cosmogonía y religión del Anáhuac.

Desde la antigüedad los toltecas, al "ver", comprendieron que la Tierra era un ser vivo, que está constituido, igual que el ser humano, de las emanaciones del Águila. La Tierra también tiene un capullo luminoso, es un inmenso ser consciente sujeto a las mismas fuerzas que los seres humanos.

En el libro del Viaje a Ixtlán Don Juan dice que en el camino del guerrero no puede haber soledad ni tristeza, pues éstas no existen cuando el guerrero aprende a amar a la Tierra. La manera de entrar en emanaciones con la Tierra es el silencio interno y la Tierra puede darnos lo que Don Juan llama "un levantón" para alinear otras bandas de emanaciones.

La llave mágica que abre las puertas de la tierra está hecha de silencio interno y de cualquier cosa que brille...

Explicó que lo que llamaba la llave de todo era el conocimiento directo de que la tierra es un ser consciente, y que como tal puede darle a los guerreros un tremendo levantón; es decir, un impulso proveniente de la conciencia de la tierra, en el instante en el que las emanaciones interiores del capullo de los guerreros se alinean con las emanaciones apropiadas del interior del capullo de la tierra. Puesto que tanto la tierra como el hombre son seres conscientes, sus emanaciones coinciden, o más bien, la tierra contiene todas las emanaciones presentes en el hombre, o para el caso, todas las emanaciones presentes en todos los seres vivientes, orgánicos o inorgánicos. Cuando tiene lugar un momento de alineamiento, los seres vivientes usan ese alineamiento de manera limitada, y perciben su mundo. Como todos los demás, los guerreros pueden usar ese alineamiento ya sea para percibir, o como un levantón que les permite entrar a mundos inimaginables...

—Un nagual jamás le deja saber a nadie que él controla todo —me dijo—. Un nagual va y viene sin dejar huella. Esa libertad es lo que lo hace nagual...

la posición del punto de encaje lo es todo, y que el mundo que nos hace percibir, sea el que fuera, es tan real que no deja lugar para nada, excepto para esa realidad...” C.C.

LA FUERZA RODANTE

Cuando Castaneda tuvo su primer breve encuentro con las emanaciones del Águila, vio unas "bolas" que le golpeaban; se trataba de "la fuerza rodante o tumbadora". Éstas son producto de las emanaciones del Águila y tienen un doble propósito: por una parte son las que mantienen la vida, la conciencia, la realización y el propósito, y por otra, se relacionan con la destrucción y la muerte.

La fuerza rodante o tumbadora es el medio por el cual el Águila distribuye la vida y la conciencia pero, del mismo modo, produce la muerte. La fuerza tiene dos aspectos que son complementarios.

El capullo energético humano tiene una "membrana" muy frágil. Cuando el capullo se fractura por el movimiento del punto de encaje, producido por un trauma o una enfermedad mortal, la tumbadora, que permanentemente nos está golpeando para darnos vida, se introduce por la fractura e inunda al capullo, rompiéndolo por completo y provocando la muerte.

Los antiguos toltecas y videntes, al descubrir esa fuerza y sus resultados, trataron de desentrañar sus secretos, más no lograron ser invulnerables e inmortales. El capullo del ser humano tan sólo es un "recipiente" de las emanaciones, el cual se gasta y, por lo mismo, no puede mantenerse eternamente; creer que sí fue un error que orilló a los antiguos toltecas a tratar de mantener la vida a cualquier precio, y de alguna forma la mantuvieron, pero no ya como seres humanos.

Los nuevos videntes retomaron este fracaso, y con nuevas experiencias y conocimientos, a través de la maestría del intento (en un momento culminante de las enseñanzas de Don Juan), el guerrero abre su capullo a voluntad y la fuerza de las emanaciones del águila lo inunda, produciendo la desintegración total e instantánea y el guerrero, al consumirse el fuego interno, recibe "El don del Águila" y la libertad total.

Debido a sus actividades, en un momento dado, los puntos de encaje de los guerreros se desplazan hacia la izquierda. Es un desplazamiento permanente, que resulta en un excepcional sentido de indiferencia, de control o incluso de abandono. Ese desplazamiento implica un nuevo alineamiento de emanaciones, y es el principio de una serie de cambios mayores. De manera muy apropiada, los videntes llaman a este cambio inicial perder la forma humana, porque el movimiento inexorable del punto de encaje, que se aleja de su posición original, resulta en la pérdida irreversible de nuestra afiliación a la fuerza que nos hace personas... —La fuerza rodante es el medio a través del cual el Águila distribuye vida y conciencia —dijo—. Pero también es la fuerza que, digamos, cobra la renta. Hace morir a todos los seres vivientes...” C.C.

LOS DESAFIANTES DE LA MUERTE

Don Juan habla de la búsqueda de la inmortalidad que llevó a los primeros videntes toltecas a situaciones de aberración. Si por una parte no podían hacer que su capullo se mantuviera imperecedero, sí buscaron mantenerse "vivos" a cualquier precio. Don Juan considera que ese precio fue muy alto; no murieron, pero dejaron de ser humanos. Por ello es peligroso el campo las zonas arqueológicas, pues los antiguos videntes toltecas mantienen allí una presencia que resulta por demás maligna.

Los antiguos videntes descubrieron que una manera de obtener energía de la Tierra era enterrándose, y mientras más energía necesitaban mayor era el tiempo que se mantenían enterrados.

Don Juan insistió siempre que el guerrero debe vivir con la conciencia de la muerte y el desapego correspondiente; de ahí que el guerrero extrae el valor para enfrentarlo todo. Un guerrero sabe que lo peor que le puede pasar es morir, y puesto que ése es nuestro destino inexorable, ya que no existen "supervivientes" en la Tierra, entonces queda libre de temores.

Sólo cuando ha perdido todo, el ser humano no tiene ya nada que temer ni perder; cuando esto sucede las ataduras se desprenden y la persona queda libre.

Don Juan dice que, durante toda su vida, en el alineamiento el ser humano solo usa un diez por ciento de las emanaciones, y que las restantes quedan adormecidas. Sí las personas aprovecharan todo su potencial, su vida tendría otra dimensión. Lo que ocurre con la muerte es que, al desplomarse el capullo, todas las emanaciones internas se alinean con las externas. y he aquí la pregunta de los guerreros al respecto: Sí cuando morimos lo hacemos con todas las emanaciones, ¿por qué no buscar en la vida alinearlas todas?

En esta parte de la obra, nuevamente Don Juan, le menciona a Castaneda a un personaje que cambió el destino y el camino del linaje al que perteneció Don Juan. Nos referimos al “inquilino” que fue a buscar al nagual Sebastián 1723, quien era el sacristán de la catedral y a quién le pidió energía a cambio de conocimiento, ya que el inquilino pertenecía a los primeros videntes.

Esta parte es muy oscura y todavía no ha quedado muy claro, a “la muerte” del nagual Castaneda y al no ser un nagual de cuatro puntas, quién le ha seguido dando energía al inquilino.

Don Juan comentó lo fácil que le resultaba encontrar defectos en todo lo que hicieron los antiguos videntes, y sin embargo, nunca se cansaba de repetir lo maravillosos que eran sus logros. No sólo descubrieron y usaron el levantón de la tierra, sino que también descu-brieron que si permanecían sepultados, sus puntos de encaje alineaban emanaciones que de ordinario eran inaccesibles, y que un alineamiento tal empleaba la extraña e inexplicable capacidad de la tierra para desviar los golpes incesantes de la fuerza rodante. En consecuencia, desarrollaron las más asombrosas y complejas técnicas, para sepultarse por periodos extremadamente largos, sin daño alguno. En su lucha contra la muerte, aprendieron a alargar esos periodos hasta abarcar milenios...

—Usted afirma que están vivos, don Juan —dije—. Debe querer decir que están vivos como están vivos los aliados, ¿no es así?

—Así es, precisamente —dijo—. No es posible que estén vivos como lo estamos tú y yo. Eso sería ridículo.

Prosiguió, explicando que la preocupación de los antiguos videntes por la muerte los hizo investigar las más extrañas posibilidades. Sin duda alguna, aquéllos que optaron por el molde de los aliados tenían en mente el deseo de un refugio. Y lo encontraron, en una posición fija en una de las siete bandas de la conciencia inorgánica. Los videntes pensaron que allí estaban relativamente seguros. Después de todo, quedaban separados del mundo cotidiano por una barrera casi infranqueable, la barrera de la percepción establecida por el punto de encaje...

—Tienes que admitir, a pesar de todo lo que te disgustan, que esos demonios eran muy audaces —prosiguió—. Como sabes, a mí nunca me cayeron bien tampoco, pero no puedo dejar de admirarlos. Su amor a la vida rebasa mi comprensión...

Él pensaba que tenían miedo de morir, lo que no es lo mismo que amar la vida. Yo digo que no querían morir porque amaban la vida y porque habían visto maravillas, y no porque eran monstruos codiciosos. No. Estaban extraviados porque nadie los desafió jamás, eran caprichosos como niños malcriados, pero su osadía era impecable y también lo fue su valor...” C.C.
EL MOLDE DEL HOMBRE

El molde del hombre es el racimo de emanaciones en la gran banda de la vida orgánica que llena el interior de su capullo. Es, por decirlo de alguna forma, el patrón de energía que delinea los rasgos de las cualidades que puede tener un ser humano. Dice Don Juan que, a fin de cuentas, los seres humanos somos una carga energética y que lo que nos determina es el punto de encaje, donde se alinean las emanaciones en grande con las emanaciones interiores.

Lo que ayuda a mover el punto de encaje es "el levantón de la Tierra y la fuerza rodante", y para obtenerlos el guerrero se apoya en tres viejas técnicas toltecas que son el acecho, el intento y el ensueño.

Don Juan le recomienda a Castaneda que cuando la impaciencia, la desesperación, el enojo o la tristeza se crucen en su camino, gire los ojos en el sentido de las manecillas del reloj; este movimiento hace moverse o detenerse, levemente, el punto de encaje.

Manejar la técnica del intento lleva muchos años de esfuerzo y práctica. La maestría del intento no es más que el comando del Águila cuando éste se convierte en el comando del guerrero.

"El molde del hombre es un enorme racimo de emanaciones en la gran banda de la vida orgánica —dijo—. Se le llama el molde del hombre porque ese es el racimo que llena el interior del capullo del hombre..." C.C.

EL VIAJE DEL CUERPO DEL ENSUEÑO

El cuerpo del ensueño y la barrera de la percepción son producto del “punto de encaje”; estos conocimientos, dice Don Juan, son tan importantes para los videntes toltecas como para el hombre occidental lo es poder leer y escribir, y todos son logros que cuestan muchos años de estudio y práctica.

Cuando el guerrero se percibe como energía puede experimentar una dualidad perceptual en un mismo momento. Don Juan se la pasa mostrándole a Castaneda que no tiene fin el misterio de ser, ni el del ser humano, ni el del inconmensurable misterio del mundo. La racionalidad es una condición del alineamiento de las emanaciones en grande con las emanaciones interiores que se fijan en un punto del capullo y se le llama "punto de encaje".

Si el punto de encaje se mueve, cambia el mundo; este mundo y lo que de él podamos atestiguar no son espejismos, son "realidades concretas"; el espejismo, en todo caso, es el movimiento del punto de encaje.

Los antiguos toltecas, según Don Juan, a partir del cuerpo del ensueño partían en grupos a lo desconocido. Permítasenos citar dos textos que podrían dar una respuesta al misterio de los toltecas: el primero pertenece a Ignacio Bernal[7]:

"Por otro lado, si Teotihuacán se hubiera mantenido cuando menos 800 años como ciudad predominante, sin ningún poderío militar, esta Pax Augusta sería un caso de tal manera único en la historia, que es difícil creer que haya sucedido.

"No conocemos, en toda la historia universal, un solo imperio que se haya podido formar sin recurrir, aunque sea indirectamente, a las armas, y en realidad, en casi todos los casos, se basa principalmente en ellas, aun cuando es evidente que por encima existe una ideología que las dirige.

"Hay también la posibilidad de que la expansión se basara en una religión preponderante o más prestigiosa que las demás y que por ello no necesitara recurrir a la fuerza. El cristianismo y el budismo, por ejemplo, se han extendido inmensamente sin que las armas hayan jugado un papel importante en esa difusión."

Y el segundo es de Miguel León Portilla[8]:

"Pero a pesar de la extraordinaria organización social y política que supone el esplendor teotihuacano, a mediados del siglo IX D.C. sobrevino su misteriosa y hasta ahora no explicada ruina. Ésta no fue un hecho aislado y excepcional. En el mundo Maya ocurrió por ese tiempo algo semejante. La ruina y el abandono de los grandes centros rituales de Uaxactún, Tikal, Yaxchilán, Bonampak y Palenque tuvo lugar en una época muy cercana al colapso de Teotihuacán. Y hay que confesar que hasta la fecha no se ha podido explicar de modo convincente la causa de esto que pudiera llamarse muerte del esplendor clásico del México antiguo."

Una de las posibilidades del inexplicable “colapso del periodo Clásico”, en el que al mismo tiempo fueron destruidas todas las llamadas zonas arqueológicas desde Zacatecas hasta Nicaragua, que según Don Juan, eran construcciones para practicar los desafíos de “la segunda atención”, fuera que los toltecas “cambiaron su punto de encaje” y alinearan otro mundo. La profecía del regreso de Quetzalcóatl podría tener una nueva interpretación desde esta perspectiva.

"La libertad es como una enfermedad contagiosa —dijo—. Es transmitida; su portador es

el nagual impecable. Quizá la gente no lo aprecie, pero eso se debe a que no quieren ser libres. La libertad es aterradora. Recuérdalo. Pero no para nosotros. Durante casi toda mi vida me he preparado para este momento. Y tú harás lo mismo...

—Es muy importante que ahora mismo recuerdes la ocasión en que tu punto de encaje alcanzó esa posición y creó tu cuerpo de ensueño —dijo con tremenda urgencia.

Sonrió y comentó que quedaba muy poco tiempo, y que el recuerdo del viaje principal de mi cuerpo de ensueño colocaría a mi punto de encaje en posición para romper la barrera de la percepción y alinear otro mundo...

—Viajaste porque despertaste en una posición de ensueño lejana —prosiguió—. Cuando Genaro te jaló ese día, desde esta misma banca y te hizo cruzar la plaza, arregló todo para que tu punto de encaje se moviera del sitio de la conciencia normal hasta la posición en la que aparece el cuerpo de ensueño. En un abrir y cerrar de ojos, tu cuerpo de ensueño voló una increíble distancia. Y sin embargo la gran distancia no es lo importante; la posición de ensueño lo es. Si tiene la suficiente fuerza para atraerte, puedes ir hasta los confines de este mundo o más allá, al igual que los antiguos videntes. Muchos de ellos desaparecieron de este mundo porque despertaron en una posición de

ensueño más allá de los límites de lo conocido. Aquel día tu posición de ensueño estaba en este mundo, pero a bastante distancia de la ciudad de Oaxaca..." C.C.

ROMPER LAS BARRERAS DE LA PERCEPCIÓN

En el séptimo libro Castaneda nos relata cuál es el objetivo último de la Toltequidad. Don Juan le dice a Castaneda que el final del camino, para los guerreros toltecas, es cuando logran ser capaces de romper la barrera de la percepción sin alguna ayuda, desde un estado normal de conciencia.

Romper la barrera de la percepción es lograr que Ðel comando del ÁguilaÑ sea nuestro propio comando, para con ello mover el punto de encaje y poder usar emanaciones del Águila que nunca, como seres humanos comunes, logramos usar. Mover el punto de encaje y mantenerlo en otro punto nos permite "escapar" de este mundo, pero logrando mantener la conciencia de uno mismo; y, a pesar de que el fuego interno lo consuma, el guerrero retendrá la sensación de ser él mismo.

Los guerreros toltecas, a través de la Toltequidad, buscan —como todas las milenarias culturas de origen autónomo— la trascendencia en la eternidad.

"No debe haber ningún error respecto a lo que vas a hacer. Hoy, desde la ventajosa

posición de la conciencia acrecentada vas a hacer que se mueva tu punto de encaje y en un instante vas a alinear las emanaciones de otro mundo.

"Dentro de unos días, cuando Genaro y yo nos reunamos contigo en la cima de una montaña, vas a hacer lo mismo desde la desventajosa posición de la conciencia normal. En sólo un instante, tendrás que alinear las emanaciones de otro mundo; si no lo haces morirás la muerte de un hombre común que se cae de un precipicio.

Se refería a un acto que me haría llevar a cabo como la última de sus enseñanzas para el lado derecho: el acto de saltar de la cima de una montaña a un abismo.

Don Juan declaró que los guerreros terminaban su entrenamiento cuando eran capaces de romper la barrera de la percepción, sin ayuda, partiendo de un estado normal de la conciencia...

—El alineamiento es la única fuerza que puede cancelar temporalmente al alineamiento — prosiguió—. Tendrás que cancelar el alineamiento que te mantiene percibiendo el mundo cotidiano. Si

usas el intento e intentas una nueva posición para tu punto de encaje, y luego intentas que se fije allí durante suficiente tiempo, alinearás otro mundo y escaparás de éste…” C.C.

EPILOGO

Ante la inevitable realidad de la muerte, los antiguos videntes se plantearon la alternativa de morir en mundos desconocidos. Los antiguos videntes, por su espíritu aventurero, eligieron la segunda opción; sin embargo, tan sólo lograron cambiar el lugar de su muerte.

Los nuevos videntes toltecas analizaron los errores de sus antecesores que se entregaron a su importancia personal, al control de sus semejantes y, sobre todo, a la obsesión de alinear otros mundos, y decidieron reagrupar los conocimientos de los antiguos videntes, implementando las artes del acecho, del intento y del ensueño, a través de una estricta disciplina que los condujo a una impecabilidad en la vida cotidiana.

Los nuevos videntes en vez de huir a otros mundos —como los antiguos videntes cuando logran romper la barrera de la percepción—, se consumen en la fuerza del alineamiento: el fuego interno, la conciencia total, la libertad total. Esta libertad es "El don del Águila" al ser humano. Todo lo que concierne a la Toltequidad es cuestión de energía y por eso dice Don Juan que debemos ser avaros y cuidadosos con nuestra energía.

La propuesta de la Toltequidad está expuesta ante los ojos del lector. Una sabiduría que se mantuvo en total hermetismo por siglos enteros, se abre clara y diáfanamente a nuestra incrédula razón colonizada. Igual que las filosofías de las civilizaciones antiguas con origen autónomo, los anahuacas buscaron la trascendencia espiritual. La liberación del Espíritu de la materia.

Las enseñanzas de Don Juan, transmitidas por Castaneda, son tan solo una visión muy determinada de uno de los muchos linajes de conocimiento que dejaron los toltecas y que todavía existen agazapados en el Anáhuac. Se debe recordar que “el inquilino” vino a cambiar totalmente la ruta y destino del antiguo linaje. Los conocimientos que recibieron venían de los primeros toltecas y los naguales posteriores, incluido el propio Don Juan, le darán un nuevo giro al objetivo superior y a sus prácticas.

No se puede y no se debe, tomarlas como “La versión oficial de la Toltecáyotl”. Además, no debemos olvidar que todo este conocimiento estuvo “filtrado” por el propio Castaneda, a través de su propio marco perceptual en el que intervino su cultura.

La libertad total, ha sido el logro más elevado de todos los seres humanos que han desarrollado el potencial de su conciencia de Ser. Todos los pueblos tienen de una u otra forma este conocimiento. Unos a flor de piel y otros en lo más profundo de sus manifestaciones culturales. La oportunidad es para todos, pero solo unos cuantos la pueden aprovechar.

Don Juan dijo que cada uno de los aprendices ya se había despedido de todos, y que todos estábamos en un estado de conciencia que no admitía sentimentalismos. Para nosotros, dijo, sólo existía la acción. Éramos guerreros en un estado de guerra total...

Recuerden pues que el intento comienza con un comando...

Dijo una y otra vez que el manejo del intento empieza con un comando dado a uno mismo; el comando se repite hasta que se convierte en el comando del Águila, y luego, el punto de encaje se mueve en cuanto los guerreros alcanzan el silencio interior...

Saber que eso es posible permitió a los antiguos videntes mover sus puntos de encaje a increíbles posiciones de ensueño en el desconocido inconmensurable; para los nuevos videntes significa negarse a ser alimento, significa escapar del Águila, moviendo sus puntos de encaje a una muy peculiar posición de ensueño llamada libertad total...

Don Juan dijo que, ante la elección de morir en el mundo de los asuntos cotidianos o morir en mundos desconocidos, los hombres de espíritu aventurero elegían inevitablemente lo segundo, y que, dándose cuenta de que sus predecesores simplemente eligieron cambiar el lugar de su muerte, los nuevos videntes comprendieron la inutilidad de todo lo que los antiguos videntes hicieron; la inutilidad de luchar por controlar a sus semejantes, la inutilidad de alinear otros mundos y, sobre todo, la inutilidad de la importancia personal...

Don Juan comentó que, sin saberlo, al elegir la libertad total, los nuevos videntes prosiguieron la tradición de sus predecesores y se convirtieron en la quintaesencia de los desafiantes de la muerte...

—Los nuevos videntes se consumen con la fuerza del alineamiento —prosiguió don Juan—, con la fuerza de la voluntad, que han convertido en la fuerza del intento mediante una vida de impecabilidad. El intento es el alineamiento de todas las emanaciones ambarinas de la conciencia, así que resulta correcto decir que la libertad total significa conciencia total...

La libertad es el don del Águila al hombre. Desgraciadamente, muy pocos hombres entienden que, para poder aceptar tan magnífico don lo único que necesitamos es tener suficiente energía.

"Y si eso es todo lo que necesitamos, entonces, a como dé lugar, tenemos que ser avaros con nuestra energía..” C.C.
  1. Es más probable que fuera Orden de los Guerreros del Sol pues, como se sabe, en aquellos tiempos en América no habían caballos y, por consiguiente, tampoco había caballeros.
  2. Personas que venden en los mercados plantas medicinales en todos los mercados de México.
  3. Nombre original de lo que hoy conforma el territorio de México.
  4. El Cihuacoátl mexica que hizo las reformas a la antigua tradición tolteca de carácter espiritual. Tlacaélel cambió el sentido místico espiritual tolteca por el sentido materialista-guerrero que llevó a los sacrificios humanos.
  5. Escuela de altos estudios del Anáhuac.
  6. En el Anáhuac se habían vivido cuatro soles o eras anteriores. Se vivía los últimos tiempos del Quinto Sol.
  7. Notas preliminares sobre el Posible Imperio Teotihuacano. Estudios de Cultura Náhuatl, México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1965
  8. Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares”, F.C.E., México.