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Relaciones sanas/Las relaciones sanas

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Las
relaciones
sanas
¿Cómo es este periodo que los adultos llaman adolescencia?

La adolescencia es un período de vida maravilloso, pero que a veces nos hace sentir desconcertados debido a los cambios físicos, sexuales, psicológicos y sociales que conlleva. Durante esta etapa nos encontramos en el proceso de transición de la niñez a la edad adulta, donde constantemente intentamos buscar y encontrar nuestra propia identidad por medio de referentes, que suelen ser nuestros pares. Por esto debes tener presente que a veces hacemos cosas por necesidad de pertenencia y reconocimiento por parte de nuestro grupo de amigos o amigas, para así sentirnos parte de algo, pero debemos pararnos a pensar si es esto lo que realmente nosotros o nosotras queremos.

Quizás has escuchado que existen distintas edades para definir el periodo de adolescencia. Si bien no existe un consenso absoluto, este suele abarcar desde los 12 a los 18 años.

Cuando entramos en la adolescencia, el tema de las relaciones amorosas comienza a tomar gran relevancia en nuestras vidas. En esta etapa comenzamos a explorar sentimientos que quizás antes no habíamos tenido, pero que a partir de este momento se convertirán en habituales. Por ejemplo, el necesitar una mayor cercanía emocional con la persona que nos atrae o nos gusta; el esperar sentirnos en confianza, comprendidos y comprendidas y al mismo tiempo que la otra persona respete nuestras ideas, opiniones, gustos, hábitos y costumbres; pero, por sobre todas las cosas, que nuestro sentimiento sea correspondido o mutuo hacia la persona que nos gusta o queremos.

A continuación, hablaremos de los pilares o elementos fundamentales dentro de una relación de pareja sana, entendiendo que el término «pareja», en este contexto, lo estamos utilizando para referirnos a andantes, pololos/as, novios/as o como se le llame hoy en día a cualquier relación amorosa que mantengan independientemente de su grado de formalidad. Eso sí, debemos tener claro que todas apuntan al vínculo por medio del cual se comparten pensamientos y sentimientos íntimos.

¿Cómo mantener una relación de pareja sana?

Es muy difícil darte la receta de lo que es una relación del tipo amorosa sana. Cada relación es diferente, sin embargo, existen cosas que comparten, lo que nos indica que, de alguna u otra manera, estamos yendo por un buen camino. La gente suele tener distintos conceptos de relaciones amorosas sanas; no obstante, existen expertas y expertos que se dedican a analizar el comportamiento de las personas y en lo que todos y todas coinciden sin ningún tipo de cuestionamiento es que en ellas no caben los actos abusivos y violentos. Estos y estas especialistas llevan años trabajando en diferentes temáticas como las que te describimos por medio de estas palabras ¡No habrás creído que todo lo conversado se nos ocurrió a nosotras y te lo estamos contando a ti! Por supuesto que no es así y, en el apartado de bibliografía, puedes revisar las fuentes que hemos consultado.

Ahora que tenemos todo más claro, comencemos a hablar de lo que debería componer una relación. Para no abrumarte, hemos destacado algunas de las ideas que creemos pueden ser más explicativas.
Somos un equipo y trabajamos como tal

* Poder expresar los propios sentimientos, así como considerar los sentimientos de la pareja. Es importante la confianza que se crea en la relación, no debes temer expresar de buena forma lo que sientes. Por ejemplo, si uno está enojado o enojada con el otro, la idea es poder expresarlo de una buena forma. De lo contrario, si usamos los gritos o la indiferencia cuando queremos expresarnos, o nos reímos y ridiculizamos, no resolveremos nuestros conflictos.

* Las decisiones asociadas a la relación deben ser tomadas de mutuo acuerdo, no por medio de una imposición. Por ejemplo, estas decisiones pueden ser tan simples como decidir qué harán este fin de semana; lo importante no es lo que hagan, sino que ambos se sientan a gusto y tengan en cuenta las opiniones del otro cuando toman las decisiones.

Nos respetamos, nos valoramos

* Si alguno no está de acuerdo con las ideas u opiniones del otro, puede hacérselo saber siempre y cuando no sea con la intención de herir o hacer sentir mal, sino más bien con la idea de potenciar lo mejor de cada uno. Esto además les permitirá ayudarse mutuamente a mantener y fortalecer la autoestima.

* No hay que olvidar la importancia de tratarse de forma respetuosa tanto cuando están en la intimidad como cuando comparten con otras personas. Esto dice mucho del valor y respeto que se otorgan, dando lugar a que los demás también traten a su pareja con el mismo respeto que se merece.

Confiamos y conversamos

* Respetar los espacios de cada uno y confiar el uno en el otro. Por ejemplo, si tienes ganas de pasar un tiempo con tus amigos o amigas puedes decirle a tu pareja sin temor a que se sienta mal; o si es fin de semana, saber que ambos pueden salir a solas con sus amigos o amigas y eso no quiere decir que están enojados.

* Tener conversaciones o discusiones donde ambos exponen lo que piensan o sienten de forma respetuosa. El respeto no solo debe mostrarse a la hora de dirigirte al otro, sino también hacia sus formas de ver y sentir el mundo.

Ambos debemos disfrutar

* Realizar actos sexuales como caricias, tocamientos, etc., debe ser por medio de un acuerdo mutuo, donde ambos quieren y desean. El tener relaciones sexuales, incluyendo todo lo que implica dicho acto, debe ser llevado a cabo de forma consensuada, libre de manipulaciones o sentimientos de obligación; ambos deben querer, desear y aceptar cada uno de los actos que se realizan.

* Demostrarse, en la intimidad, que ambos son importantes, por lo tanto, tienen el mismo derecho a disfrutar del acto sexual como tal. Parte de tener una relación sana es también considerar los sentimientos propios y del otro respecto al sexo (tocamientos, caricias, besos, etc.).

No solo los golpes hacen daño

* Debemos cuidar a las personas, seres vivos y objetos que para el otro son valiosos o queridos. Ninguna relación sana se constituye de malos tratos, ya sea psicológicos, verbales y menos de agresiones de tipo físicas. Puede que estés pensando que tu pareja nunca te ha maltratado físicamente porque jamás te ha golpeado. Sin embargo, alguna vez se ha enojado y le ha dado una patada a la mascota que amas o ha roto algún objeto alegando que estaba muy enojado o enojada y no se pudo controlar. No es una violencia directa a tu persona, pero sí a algo o alguien a quien quieres. Al fin y al cabo, está usando esa violencia contra terceros con la intención de dañarte a ti o porque sabe que si te lo hiciese directamente sería muy obvio y lo o la dejarías. Si tu relación tiene las características que hemos mencionado en este apartado, seguramente no presentará ningún tipo de violencia, ni física, ni sexual, ni psicológica.

Relaciones
consolidadas

Sumado a lo anterior, también nos gustaría poder mostrarte los componentes que hacen referencia a una relación sana, pero de tipo consolidada. Puede que en este momento o etapa de tu vida estés recién comenzando a experimentar tus primeras relaciones amorosas; por lo tanto, es probable que los siguientes elementos que revisaremos no estén presentes en tus relaciones iniciales, pero que poco a poco vayan apareciendo. Además, obviamente, estos son aspectos que no contradicen nada de lo comentado anteriormente, sino todo lo contrario: es necesario que en estas relaciones también se den todos los aspectos que ya comentamos.

A continuación, te presentamos los tres elementos imprescindibles en las relaciones consolidadas que los expertos y expertas coinciden en resaltar: la intimidad, el deseo y el compromiso.

La intimidad hace referencia a la sensación que tiene la persona de sentirse comprendida o de comprender al otro dentro de la relación, lo que nos propicia una sensación de apoyo mutuo incondicional; que la pareja estará cuando yo la necesite y yo estaré para ella cuando me necesite. Es decir, que el ser pareja implica también ser amigos o amigas, comunicarnos de forma positiva, así como ser honestos y honestas con el otro u otra y con nosotros o nosotras mismas, siempre con la intención de fomentar el bienestar de la otra persona.

El deseo (o pasión) corresponde a la percepción de querer estar con el otro/a, de querer abrazarle, acariciarle, besarle; poder expresar los sentimientos, los gustos y disgustos son parte de la sensación de disfrutar con el otro/a. El deseo también implica la sensación que tenemos de exclusividad en la pareja, donde existen pensamientos y emociones que solo se dirigen a la persona amada. Esto no es lo mismo que la posesión, ya que esta hace referencia a la idea de que el otro/a te pertenece o es de tu propiedad.

El tercer elemento es el compromiso, entendido como la disposición a acoplarse al otro/a, donde ambos se hacen cargo de la relación y construyen un proyecto en común, con un objetivo compartido por medio de un acuerdo, donde lo que prevalece es la honestidad, la libertad de expresar y de manifestar lo que siento y me pasa, sin pasar a llevar al otro/a desde una perspectiva de lealtad con mi sentir y el de mi pareja. El compromiso no es sinónimo de esclavitud, ya que cuando nos referimos a compromiso hablamos de confianza y responsabilidades asumidas en pareja. No se trata de hacer todo lo que el otro/a quiera, cuándo y cómo lo desee, sino de llegar a un acuerdo en conjunto sin que ninguno de los integrantes pierda su identidad. Sin duda alguna el compromiso mantiene la estabilidad de la pareja.