Silvio en el monte vio con lazo estrecho
Apariencia
- Soneto 57
Silvio en el monte vio con lazo estrecho un nudo de dos áspides asidas, que así enlazadas a furor movidas se mordían las bocas, cuello y pecho. «Así -dijo el pastor-, que están, sospecho, en el casado yugo aborrecidas dos enlazadas diferentes vidas, rotas las paces, el amor deshecho». Por dividir los intrincados lazos, hasta la muerte de descanso ajenos, alzó el cayado y prosiguió diciendo: «Siendo enemigos, ¿para qué en los brazos? ¿Para qué os regaláis, y os dáis venenos? Dulce morir, por no vivir muriendo».