Juan Sebastián de Elcano (Retrato)
JUAN SEBASTIAN DE ELCANO.
[editar]
Uno de los sucesos mas memorables del siglo XVI y del reynado del Emperador Cárlos V fue la primera vuelta al mundo concluida felizmente por Juan Sebastian de Elcano; porque este hecho, que comprobó la esfericidad de la tierra, la existencia de los antípodas, y otras verdades de que habian dudado algunos Filósofos, dilató al mismo tiempo el conocimiento de la geografía, abriendo un campo inmenso á la ambición de los conquistadores y á las investigaciones de los sabios.
El Capitán Juan Sebastian de Elcano, que terminó esta noble empresa, nació en Guetaria, villa marítima de Guipúzcoa, y fuéron sus padres Domingo Sebastian de Elcano y Doña Catalina del Puerto. Nada sabemos de sus primeros años hasta que, preparando Hernando de Magallanes la expedición que había propuesto para ir á la India por otro camino del que hallaron los Portugueses, se nombró á Elcano por Maestre de la nao Concepción, una de las cinco de que se componía la armada. Partiéron de Sanlúcar el 27 de Setiembre de 1519, y después de reconocer prolixamente toda la costa meridional del Nuevo-Mundo, avistáron el famoso estrecho que tomó el nombre de su descubridor Magallanes; embocáronle el 20 de Octubre de 1520, y saliéron el 2 de Diciembre á la mar del Sur, que por primera vez sintió sobre sus aguas las quillas europeas. Navegaron por allí descubriendo nuevas islas y reduxéron algunos de sus Régulos al cristianismo y á la obediencia del Emperador; y empeñado Magallanes en que el Rey de la isla de Matan ofreciese parias á su rival el de Zebú, fue muerto peleando esforzadamente por uno de los Indios á 27 de Abril de 1521. La tripulación eligió entonces por sucesor de este General á Juan López Caraballo, Portugués; pero le depuso luego de este mando por su mala conducta, y en su lugar nombró á Elcano, quien inmediatamente hizo derrota á las Molucás, adonde sus antecesores habían rehusado el ir, entretenidos con el saqueo de las otras islas. Llegó á Tidore, la primera del Maluco, en Diciembre de aquel año, cultivó la amistad de sus Soberanos, cargó de especería las dos únicas naos que le quedaban; y dexando allí la nombrada Trinidad por no poder seguir el viage, salió con la Victoria el 21 de Abril de 1522, y navegando por el cabo de Buena Esperanza entró en Sanlúcar el 8 de Setiembre, con solos diez y siete hombres, triunfante y glorioso, por ser el primero que hubiese dado la vuelta al mundo, cortando seis veces la equinoccial, al cabo de los tres años menos diez y ocho días de su salida. Llegado á Sevilla, dadas gracias á Dios por haber concluido tan dilatado viage, partió Elcano para Valladolid, donde presentó á Cárlos V los Indios que traia de aquellas remotas islas, los regalos de sus Reyes, páxaros raros, producciones exquisitas, y mas que todo las preciosas especerías adquiridas por los Españoles. Complacido sobremanera el Emperador, colmó á todos de honores y distinciones: concedió á Elcano una pensión vitalicia de quinientos ducados de oro anuales y un escudo de armas, cuyos quarteles aludían á varias circunstancias del viage, y la cimera era un mundo con esta letra Primus circumdedistime, y otras gracias proporcionadas á sus compañeros. Trataban á la sazón las Cortes de Castilla y Portugal de componer las diferencias suscitadas sobre la pertenencia de las Molucas por medio de jueces instruidos, que se habían de juntar entre Yelves y Badajoz. El Emperador hizo pasar allí á Elcano; porque, como testigo ocular de la verdadera situación de aquellas islas, podría su voto ser de mucho peso y autoridad en las conferencias; y así se vió que la superior habilidad de los de Castilla sofocó la razón de los Lusitanos, y sentenciaron en 1524 á favor del Emperador. Concluida esta junta pasó Elcano á Portugalete para acelerar la construcción de quatro naos, que unidas á otras tres que se aprestaban en la Coruña, debían componer la nueva expedición para las Molucas por el estrecho de Magallanes al mando del Comendador Fr. D. García de Loaysa. Elcano estuvo entonces en Guetaria, donde juntó varios maestres, pilotos y gente de mar, en cuyo número contaba dos hermanos y otros parientes, y con todos se embarcó en los buques recien construidos, trasladándose con ellos á la Coruña. De allí salió Loaysa el 24 de Julio de 1525, llevando á Elcano por segundo Gefe; y sufrieron tal tormenta sobre la costa del Brasil, que se separaron dos naos, una de ellas la capitana. Las cinco restantes tuvieron otra tempestad junto al cabo de las Vírgenes, y Elcano perdió la Sancti Spirítus zozobrando entre peñas, ahogándose diez hombres de su tripulación. Trasbordó á otra de las naos, y lograron por fin desembocar el estrecho el 26 de Mayo de 1526 con innumerables trabajos. Ya en el Pacífico hubo nuevas separaciones; y las enfermedades y escasez de víveres causaron irreparables pérdidas de la gente y de algunos de los Cabos principales. El 30 de Julio falleció el Comendador Loaysa; y en virtud de una provisión secreta del Emperador fué nombrado Elcano en su lugar con gran júbilo de aquellas gentes; pero este consuelo fué poco permanente, porque cinco dias después terminó también Elcano su gloriosa carrera el 4 de Agosto entre las duras fatigas de su profesión, dexando á sus ilustres compañeros llenos de luto y de dolor, y en situación la mas crítica y apurada. ¡Quan dignas de admiración deben parecemos ahora unas empresas tan extraordinarias al nivelarlas con los escasos conocimientos científicos de aquellos siglos! El valor y la intrepidez superaban esta falta de auxilios tan comunes en nuestros dias; y así fue como aquellos ínclitos argonautas abrieron el camino de la navegación á las generaciones sucesivas. Si en Guetaria se ve de poco tiempo acá elevada la estatua de Elcano sobre un magnífico monumento público, es de esperar que este exemplo excite á las otras artes, á la eloqüencia y á la poesía á celebrar y transmitir su memoria á la posteridad para honor de la Nación, cuyo imperio procuró dilatar por toda la redondez de la tierra.