Baladas españolas/El juglar

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... des premiers trovadours du moyen áge; de ces rapsodes chretiens, qui n'avaient au monde que leur épée et leur guitare, et s'en allaient de cháteau en cháteau, payant l'hospitalité avec des chants.
VICTOR HUGO.


EL JUGLAR
Yo soy el pobre bardo peregrino,
que vengo a divertir a los señores:
sentadme al fuego y escanciadme vino.
-¿Queréis cantos de guerras o de amores?

EL SEÑOR
Limpiadle el polvo, pajes;
traedle ricos trajes;
sentadle a nuestra mesa;
colmadle el plato de esa
carne de ciervo asada.

LA CASTELLANA
Cántanos, trovador, una balada.

EL JUGLAR
Del Rhin y de sus plácidas riberas
cantar en mi laúd sé las sencillas
historias que en las noches placenteras
niños y viejos gozan en oíllas.
De duendes, trasgos, brujas y quimeras
yo te diré, señora, maravillas,
o dulces cuentos de amorosos males,
que placen más a damas principales.

EL SEÑOR
Soldado soy. Del batallar contino
cántanos, de la guerra y sus horrores.

EL JUGLAR
Mandad. Yo soy el bardo peregrino,
que vengo a divertir a los señores.
-Yo cantaré como el tercer Fernando
ardiendo en ira que le gana el cielo
entra a cuchillo el agareno bando,
y el Betis puebla de terror y duelo.
Yo cantaré, señor, el cómo y cuándo,
el santo rey en su cristiano anhelo
clavó la cruz del Cristo sin mancilla
en las torres de Córdoba y Sevilla.

EL SEÑOR
Pajes, su lira empolvada
traed al pobre juglar;
dadle la copa colmada...
-y desceñidme la espada,
no me encienda su cantar.

LA CASTELLANA
Nací mujer. -Amar es mi destino:
cántanos, trovador, trovas de amores.

EL JUGLAR
Mandad. Yo soy el bardo peregrino,
que vengo a divertir a los señores.
-Acaso, noble dueña, de Macías
los dulces cantos guarda tu memoria;
él fue mi amigo, que murió en mis días.
¿Quieres saber su lamentable historia?

LA CASTELLANA
Pajes, traed prontamente
el alhamí recamado
para reclinar mi frente.
-Cuentan que murió inocente.

EL JUGLAR
Murió por enamorado.

EL SEÑOR
Cantos de guerra por tu vida quiero:
canta romances de los moros, canta,
o por quien soy, cristiano y caballero,
que ahogo la canción en tu garganta.

LA CASTELLANA
Entre estos muros que a prisión trascienden,
paso, señor, mi vida: tú, en las lides;
¿por qué trovas de amor tanto te ofenden?

EL SEÑOR
¿Por qué trovas de amor tanto le pides?
-Canta guerras, juglar, que pierdo el tino.

LA CASTELLANA
(¡Ay de mí, ni cantados oigo amores!)

EL JUGLAR
Mandad. Yo soy el bardo peregrino,
que vengo a divertir a los señores.
Gócense castellana y castellano,
en dulces trovas de su patria y mía,
do la bravura lleva por la mano
al amor, a la fe y a la hidalguía.
Todo es aquí divino y todo humano;
el pueblo héroe y galán es a porfía...
¡Oh! para historias de bravura y gala,
España de mi amor, nadie te iguala.
(Cantando.)
«¿Dónde hay pueblo como España,
»ni guerras como sus guerras,
»ni nobles como sus nobles,
»ni bellas como sus bellas?

»España ¡España! no tienes par;
»Dios no lo quiso por dicha hacer.
»¿Quién ha podido nunca igualar
»tu gentileza ni tu poder?

«Aquí es de ver
»tanto lidiar,
»tanto vencer,
»tanto rondar,
»tanto querer:
»como sabemos amar
»sabemos aborrecer,
»y matar,
»y caer.»
»España ¡España! no tienes par:
»Dios no lo quiso por dicha hacer.»

LA CASTELLANA
Cantar sencillo,
que me enternece.

EL SEÑOR
Toma un bolsillo.

LA CASTELLANA
Bien lo merece.

EL JUGLAR
A tus pajes el oro da mezquino,
que el pie te besarán como lo dores.
-Yo soy el pobre bardo peregrino,
que vengo a divertir a los señores.
Canto, porque cantar es mi destino;
¿no nacen a cantar los ruiseñores,
las auras, el arroyo cristalino,
y en su lengua los brutos y las flores?...
Mas en púrpura el cielo se colora.
¡Adiós!

EL SEÑOR
¿Ya partes?

EL JUGLAR
A cantar la aurora.