Baladas españolas/Reconvenciones

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Sentada en la ribera
la niña llora
desdenes del ingrato
que la enamora;
y un pajarillo
la dice en melodioso
canto sencillo:

-«Más lágrimas no viertas
»por el perjuro,
»que del arroyo enturbian
»el cristal puro,
»y Dios se queja
»porque el azul del cielo
»ya no refleja.»

Y otra vez enturbiando
del agua el brillo,
dijo la triste joven
al pajarillo:
-«¡Ave del alma!
»Recobrarán las ondas
»pronto su calma;

»Que la noche el silencio
»turba si llora,
»y más pura y brillante
»sale la aurora,
»rica de perlas,
»que pájaros y brisas
»ansian beberlas.

»Y si turba el rocío
»la flor lozana
»más belleza recobra
»por la mañana,
»cuando en desmayo
»quiebra el sol en sus hojas
»su amante rayo.

»¡Ay! tú que a mis amores
»testigo fuiste,
»¿por qué al pérfido amante
»no le dijiste:
»¡Turbas su alma,
y esa ya no recobra
«nunca la calma!»