El terror de 1824/XXIX

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¿Qué sabía él?... A pesar de ser fraile discreto y gran sabedor de teología, ¿qué sabía él si su penitente había ido al Limbo o a otra parte? ¿Quién puede afirmar a dónde van las almas inflamadas en entusiasmo y fe? ¿Habrá quien marque de un modo preciso la esfera donde el humano sentido merecedor de asombro y respeto, se trueca en la enajenación digna de lástima? Siendo evidente que en aquella alma se juntaban con extraña aleación la excelsitud y la trivialidad, ¿quién podrá decir cuál de estas cualidades vencía a la otra? Glorifiquémosle todos. Murió pensando en la página histórica que no había de llenar, y en la fama póstuma que no había de tener. ¡Oh, Dios poderoso! ¡Cuántos tienen esta con menos motivo, y cuántos ocupan aquella habiendo sido tan locos como él, y menos, mucho menos sublimes!


 
 
FIN DE EL TERROR DE 1824.
 
 

MADRID, Octubre de 1877.