Historia de las sociedades secretas, antiguas y modernas en España y especialmente de la Francmasonería/Capítulo III

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPITULO III[editar]

SOCIEDADES SECRETAS DURANTE EL PRIMER PERÍODO DEL REINADO DE FERNANDO VII

El reinado de Fernando VII se divide en cuatro épocas:dos de gobierno absoluto, y dos de gobierno liberal. Durante el cautiverio del Rey desde 1808 al 14, el gobierno fue liberal: desde 1814 al 20 fué absoluto. El segundo período se subdivide igualmente en otras dos épocas iguales: de 1820 al 23 el gobierno fue liberal; de 1823 al 33 fue absoluto.

Preciso es dividir así este reinado, para mayor claridad en la narracion de los sucesos y apreciacion de ellos.

§ XXVI.[editar]

La francmasonería durante la guerra de la Independencia en Madrid y en Cádiz.


Cárlos IV, sin ser Rey constitucional, se portó como si lo fuera: reinó, pero no gobernó. Todos deseaban que concluyera su funesto reinado ; pero aún lo deseaba más su hijo. el cual cometió el crímen de conspirar contra sus padres, azuzado á ello por malos consejeros y por quienes debieran haberle enseñado todo lo contrario. Formósele causa en el Escorial, donde fué preso, probóse el crímen, cometióse la torpeza de hacer que Napoleon tomára parte en aquellos delicados asuntos, y el principe fue absuelto, merced al empeño de su madre, que al fin era madre.

Volvió á conspirar, y con mejor éxito, logrando destronar en Aranjuez á sus padres y al favorito Godoy (1). El pueblo de Madrid, que le aclamó por Rey, vióle pocos dias despues marchar á ponerse en manos de Napoleon , su verdugo, el cual le hizo abdicar en Bayona y principió á disponer de España como de país conquistado. El pueblo español no lo quiso sufrir, y aunque exhausto, y sin jefes. gobierno, ejército ni dinero, hizo un esfuerzo supremo, que constituye una de las páginas más brillantes de nuestra historia.

Con los ejércitos napoleónicos nos invadió tambien la francmasonería francesa, por donde vino España á hallarse dividida entónces entre dos opuestos partidos masónicos. Los francmasones españoles partidarios de la independencia, que eran muy pocos, ó los menos, unos emigraron á Sevilla y Cádiz, cuyas lógias trabajaron mucho y muy malo durante la guerra, otros sostenian relaciones con el Gran oriente inglés, no queriendo tener ninguna con el francés. Este, por su parte, estaba á la sazon muy dividido, á pesar de su reciente concordato (2). El conde de Grasse fue acusado de especular con la francmasonería , y de haber enviado á España á un hermano llamado Hannecart-Antoine, provisto de gran porcion de diplomas en blanco, autorizados con su firma, para convertirlos en dinero, el cual pensaban repartir entre los dos.

La obra masónica titulada Acta Latomorum (3) da noticia del establecimiento de una lógia particular en el campamento francés. Dice así: «26 de Diciembre de 1808.—Fundacion en el campamento frances delante de Orense, en Galicia , del Orden de Caballeros y Dam as Philocoreitas.» (Hist. de la fond. du G. O. de France, pág. 385.) Serian estos otros tales bailarines franceses por el estilo de los de 1778, en Madrid, pero con más suerte que aquellos.

La misma obra nos da noticia de las instalaciones siguientes : «Octubre de 1809.—Fundacion en Madrid, en el local de la Inquisicion, de una gran lógia nacional para todas las Españas.

»3 de Noviembre de 1809.—Establecimiento en la misma poblacion de un gran Tribunal ó capítulo del grado 31 del rito antiguo. (Abregé historique de l'organisatíon en France des 33 degrés du rite écossais, pág. 73.)

»4 de Julio de 1811.—Fundacion en Madrid, por medio

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(1) El destronamiento de Carlos IV, mediante el motín y sedicion militar de Aranjuez, fue dirigido por el conde de Montijo, disfrazado y bajo el nombre del Tio Pedro. (Historia de Fernando VII, tomo I, pag. 73.)

(2) Narra Clavel este hecho edificante en el cap. VIII de la primera parte, página 404 de la traduccion española.

(3) Tomo I, pág. 240.—Es una obra de gran reputaron entre los franc-masones; pero casi todo lo que dice respecto á España es falso ó dudoso. del conde de Grasse-Tilly, de un Consejo supremo del grado 33 del rito antiguo y aceptado (1).»

Este señor conde francmason era el mismo que estaba al frente de gran parte de la francmasonería francesa en 1808, y vendia patentes para hacer cuartos.

Clavel nos da todavía más noticias acerca de estas lógias de franceses y afrancesados en España (2):

«La masonería escocesa se estableció en España en 1809. Laprimera lógia de este rito se inauguró en Madrid, con el título de La Estrella. Tuvo por venerable al baron de Tinan, y celebró sus sesiones en el local mismo de la Inquisicien, recientemente abolida por un decreto imperial. Poco despues se establecieron en la misma ciudad las lógias de Santa Julia, y de la Beneficencia, y estos tres talleres reunidos formaron una gran lógia nacional, bajo cuyos auspicios se fundaron gran número de talleres en diferentes puntos de la Península. El marqués de Clermont-Tonerre, miembro del Supremo Consejo de Francia, erigió en 1810, cerca de la gran lógia nacional, un gran consistorio del grado 32, y en 1811 el conde de Grasse añadió un Supremo Consejo del grado 33, el cual organizó al punto la gran lógia nacional, bajo la denominacion de Gran O.de España y de las Indias.

»Al terminar la ocupacion francesa se dispersaron, en 1813, la mayor parte de los masones españoles, suspendiéndose, por ende, los trabajos masónicos en aquel país. Hasta el 2 de Agosto de 1820 el Gran Oriente español no recobró su actividad bajo el gran maestrazgo del conde de Montijo y del hermano Beraza, Gran Comendador y representante particular del Gran Maestre, presidente del Supremo Consejo del grado 33. El conde de Grasse habia intentado establecer en 1811 un Supremo Consejo de este grado para la Península, pero no pudo lograrlo, á causa de la influencia que sobre los masones de España ejercia ]a gran lógia de Inglaterra, bajo cuya autoridad se fundó, en 1805,el Gran oriente de Portugal, presidido por el Gran Maestre Egaz Muñiz,»

Nuestros lectores habrán observado la contradiccion abierta en que incurre el H. Clavel en esta narracion, y en tan pocas líneas, diciendo en una cláusula que el conde de Grasse organizó el Consejo del grado 33, y luego que no logró organizarlo. En uno de los dos parajes hubo de faltar á la verdad. Lo que hay de cierto en esto es que habia francmasones españoles-españoles, que no querian recono-

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(1) Idem, pág.250.

(2) Historia pintoresca de la francmasonería pág. 405. Al hermano Truth se le olvidaron estos datos importantes. cer el Consejo Supremo de Madrid, sino que se entendian con el Lusitano y con el Gran Oriente inglés. Además habia francmasones españoles-afrancesados, que se reunian en la Santa Julia y sus sucursales, pobladas de franceses y afrancesados, con los cuales no se querian entender los otros sino en casos de gran apuro. Por ese motivo hablaremos aqui con distincion de unos y otros, y primero de los afrancesados.

El bueno de Llorente no quiere creer (1) como cierto lo que se dice en la obra Acta Latomorum, de que la primera lógia de franceses y afrancesados se fundase en 1800 en el local mismo de la Inquisicion. La razon que da es que las llaves de aquel local las tenia un dependiente que estaba á sus órdenes, el cual no las hubiera cedido para semejante destino. La razón no convence; así como de que él confunda al conde de Grasse-Tilly con el general Tilly, no se infiere que el conde Grasse dejara de hacer lo que la obra citada y Clavel, mejor informados, dicen que hizo en España.

Llorente añade que todo el mundo sabía en Madrid que la lógia masónica estaba en la calle de las Tres Cruces. Con todo, un escritor contemporáneo, D. Luis Ducós, rector de San Luis de los Franceses, en un folleto que escribió acerca de la francmasonería (2), dice que en la calle de Atocha núm. 11, casi enfrente de San Sebastian, habia una lógia de caballeros Rosa Cruz, cuya descripción hace, apelando al testimonio de vários que lograron verla. «La lógia Rosa Cruz, añade, es una sala bastante grande, toda enlutada, sin ventana alguna, y tan oscura, que nada se ve sino con luz artificial. Hay en el medio una gran mesa cubierta de un tapiz de terciopelo negro, sobre la cual hay un Cristo del tamaño de aquellos que vemos en nuestras iglesias con el letrero INRI: a los pies del Cristo se ve una calavera, y alrededor los instrumentos de la francmasonería, como el compás, escuadra, llana, etc.»

Sábese que hubo tambien lógias de afrancesados en varias capitales de España. De las que tengo más noticias son las de Salamanca, Sevilla, Jaen y otros puntos de Andalucía.

En Sevilla hubo dos lógias del 10 al 12. La una celebraba sus reuniones en el edificio de la Inquisicion; siendo esto tan público, que hubo entre sus afiliados un sujeto muy principal de la poblacion, que fué desde su casa á la iglesia de la Inquisicion con el mandil puesto y otras insignias ma-

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(1) LLORENTE: Histoire de L'Inquisition d'Espagne, tomo IV pág. 145.

(2) Historia cierta de la secta de los francmasones, su origen, etc. Segunda edición, por el presbítero D. Luis D.—Madrid, 1813.


TOMO I. sónicas, para tomar parte en la fiesta de San Juan Bautista, que celebraron con gran aparato.

La otra se reunia en la calle de Santiago el Mayor (vulgo el viejo) en la casa grande que tiene hoy el núm. 5. y es conocida todavía por la casa de los francmasones. Esta lógia era casi toda de franceses: la tenía alquilada un cirujano francés, y las reuniones se encubrian con el pretexto de conferencias facultativas. Cuando en 28 de Agosto de 1812 salieron los franceses apresuradamente de Sevilla, el pueblo invadió la casa: hallóse un gabinete todo colgado de negro, un esqueleto sentado en un sillon de baqueta, apoyando su calavera sobre el descarnado puño, y un rótulo en la otra en que decía en francés: Aprende á morir bien.

Otra habitacion también tapizada de negro y con otro esqueleto se encontró en un sótano del Colegio viejo de Salamanca, cuando salieron de allí los franceses; pero antes habían tenido la lógia junto á las casas consistoriales, en la plaza. Cierta muchacha que vivia en una casa inmediata, y estaba en relaciones amorosas con un individuo de la familia del conserje, solia cominicarse por un agujerito muy disimulado abierto en la pared. Al acudir un dia á la cita amorosa, fue grande su sorpresa cuando vio en la sala, en vez del novio, una porcion de señores muy graves con su banda y mandil, y entre ellos algun respetable catedrático de la Universidad, de quien no podia esperarse que tomara parte en aquellas farsas y farándula. Por lo visto el hermano terrible no habia retejado bien.

En Jaen se encontró igualmente la cámara enlutada para las meditaciones precedentes a la recepcion, y las consabidas calaveras. Hallóse igualmente un crucifijo de tamaño natural, que se habían llevado del convento de San Francisco. La cámara principal donde tenian las juntas estaba muy bien decorada con todas las alegorías masónicas, que por algun tiempo se conservaron á la pública expectación, y era fama que las habia pintado un tal Cuevas.

Seria prolijo dar noticias de otros puntos, en donde consta que hubo logias de franceses y afrancesados. Baste decir que donde quiera que hubo afrancesados allí hubo lógia, y que, por regla general y con pocas excepciones, pertenecian á ellas todos los afrancesados, aun los clérigos y, mas que todos. los llamados cívicos.

TOMO I.
$ XXVII.
La lógia " Santa Julia " de Madrid: descripción de la fiesta que hubo en ella el día 28 de Mayo de 1810.

De todas las Iógias de afrancesados que hubo en Madrid durante la dominacion francesa, la más celebre y conocida es la llamada de Santa Julia, advocacion que tomó por ser esta Santa la Patrona de Córcega. Existen todavía varias de sus actas (1). Pero es más notable un libro impreso. que contiene la descripcion de una festividad masónica celebrada en ella el año 1810 (2): cuyo comienzo conviene copiar, pues da muy curiosa idea del estado de la francmasonería en Madrid por aquel tiempo, y hace ver que al hablar de lógias en la Inquisición, en la calle de las Tres Cruces y en la de Atocha, todos podian tener razón, pues, por lo que se verá, debían ser no pocas las que entonces había en la corte. Dice así:

«La R de Santa Julia, en su sesion de 16 de Mayo,era v. (vulgar) determinó celebrar la fiesta de su titular patrona. y los días de nuestra augusta Soberana. el día 28de Mayo de 1810, era vulgar, 8º día del 3 mes del año 1810 de la v. 1 (verdadera luz).

»El regreso de nuestro augusto Soberano á este Ort (0riente) concluida la conquista de las Andalucias, era un nuevo motivo de alegría para los HH. que los obligaba a aumentar, si era posible la solemnidad de esta fiesta.

»Queriendo la R•. : (regular lógia) que las HH( logías hermanas) y las demás constituidas en este Or.•. concurriesen á disfrutar con ella de las dulzuras de la alegría y union fraternal, les dió parte de su determinacion, convidando á tres miembros de cada una de ellas y á siete de la R.de Napoleon el Grande, como afiliada á la de Santa Julia.

»Abrieronse los TT. de la R. a la hora y con las solemnidades acostumbradas, y á su debido tiempo fueron introducidas con los honores y ceremonias de estilo las diputaciones de las HR. y demás HH. visitadores que quisieron en aquel solemne dia favorecer a la Santa Julia"

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(1) las conserva el Excmo.Sr.D. Antonio Benavides dignísimo director de La Real Academia de la Historia.

(2) Tengo a la vista un ejemplar, cedido por un amigo mio para este objeto. Es un cuaderno en 8º marquilla, de 52 paginas, bien impreso.Tiene en la portada un sello muy bien grabado en cobre con todas las alegorías masónicas que dice: de San Juan de Escocia bajo el título distintivo de Santa Julia al O de Madrid. El signo equivale a la lógia.

TOMO I. Concluida esta ceremonia, los HH.'. armónicos (1) ejecutaron el himno siguiente, compuesto para el intento por un H.'. del taller:

HIMNO


Del templo las bóvedas
Repitan el cántico.
Y al acento armónico
Unid los aplausos.


Abracemos sinceros
Con afecto cándido,
Los dignos MM.•,
Que vienen á honrarnos.

Talleres masónicos,
Procurad enviarnos
Testigos pacíficos
De nuestros trabajos.


Exaltad de júbilo (2)
Obreros Julianos
Y aplaudid benévolos
Favores tamaños.

Del templo las bóvedas, etc.

Los versos son flojos y malillos, como habrán advertido los lectores; pero todavía los hubo peores, como echarán de ver por los que se insertan en el apéndice (3).

El Ven.'. anunció á los HH.•. visitadores que la R.'. habÍa querido señalar este dia, haciendo una adquisicion para la Orden, y que con este objeto tenía ya dispuesto á un prof.•. (profano) para recibir la luz, habiendo pasado por las pruebas físicas y morales de constitucion á satisfaccion de todos los HH. Introducido, pues, el prof.•. recibió la luz que deseaba, y que todo el taller, acompañado de la orquesta, pidió con fervor al G.'. A.'.U.'. entonando el himno de constitucion (núm, 3.º de la coleccion).

El Ven.•. concedió despues la palabra al H:. orador, quien pronunció el discurso siguiente:

A.•. L.'. G.•. D.'. G... A.'. D.•. U .• .

AA.'.HH.'.

»Hoy nos reunimos para celebrar la fiesta de nuestra patrona Santa Julia.

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(1)Elaborantes de música religiosa llamó un juez de primera instancia en un auto, á unos músicos de iglesia. Me place más lo de hermanos armónicos. (2) Exultate justi in Domino...

Alleluya, alleluya, Padre Vicario,

Que ya suben las legas al campanario.

(3) Véase el apéndice núm 2. »¿Qué dirán los supersticiosos cuando sepan que los MM.•. se reunen para celebrar la fiesta de una Santa (1)? ¿Y qué aquellos llamados comunmente espíritus fuertes? Los unos creerán que nos reunimos para insultar la Divinidad con ritos impíos y sacrílegos; los otros nos mirarán tal vez con compasion, y creerán que nuestras fiestas en nada se diferencian de las que celebran las cofradías.

»Pero ¿qué nos importa lo que digan los profanos? Los hijos de la luz escuchan con lástima, pero sin desprecio, las hablillas de los que viven en las tinieblas, y trabajan en paz por el bien de la humanidad, y de aquellos mismos que sin conocerlos los injurian y menosprecian.

»Inútil trabajo sería para un M.•. revolver martirologios y escudriñar archivos para formar el panegírico de un Santo. Cualquiera virtud que haya practicado, cualquiera prenda eminente que haya poseído, ó que la común creencia le atribuya, basta para que el orador tenga ocasion de dar á sus hermanos lecciones, y para acordarles importantes verdades, porque los panegíricos que se hacen en honor de los Santos, no deben tener por objeto la estéril alabanza de su persona, sino la utilidad de aquellos que los escuchan.

»Para formar un completo elogio de Santa Julia basta saber que fue víctima de la intolerancia del gobernador de Córcega; de Córcega, donde nació catorce siglos despues el héroe que asegura la paz de las conciencias (2).

»Santa Julia murió crucificada por no querer abjurar la religion de sus padres, y abrazar el culto de aquel tirano. ¿Qué otra circunstancia de la vida de Santa Julia necesitan saber los MM ; los MM.;., enemigos de toda especie de intolerancia, para honrar la memoria de esta víctima del despotismo religioso?

»Nada desacredita tanto un sistema religioso como el espíritu de intolerancia que dimana de sus principios, ó que el interés de sus ministros promulga y sostiene. Pero las más veces la intolerancia no es efecto de la religion, sino de los hombres cuyo orgullo quiere en todas materias tener razon.»


Suspenderemos aquí la insercion del sermoncito predicado por el H.•. Juan Andújar, caballero del grado Kadosk, é indivíduo del Grande Oriente, cuya pieza dice el libro que

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(1)

Antojósele al diablo una mañana
El vestirse de cura y con sotana,
Y antojosele después el decir Misa
Con casulla y en mangas de camisa, etc., etc.


(2) El orador quería decir que el héroe Napoleon I aseguraba la paz de las gentes sin conciencia. fué acogida con entusiasmo, y se comprende bien. Por la muestra habrán podido ya juzgar los lectores acerca, no solamente de las tendencias y mérito de la pieza, sino también de las ideas que prevalecían en las lógias de los afrancesados y de que el H.'. Andújar era una buena pieza.

Despues de otro golpe de música, el Maestro... B. M. I.'. pidió la palabra desde el Oriente, y regaló al concurso otra plancha de arquitectura, algo más tonta y declamadora, y menos intencionada que la del H.'. Andújar. Entre otras necedades supinas hay la de que «todos los masones somos observadores é instrumentos de la naturaleza, sin querer precipitar sus efectos(1) que la paz de nuestra conciencia (2) está exenta de la nota de trabajar en la ruina y trastorno de los Estados ni de los tronos; nota que agitan y ponderan nuestros émulos...;» y en prueba de que mentían los bellacos picarones que esos testimonios levantaban a la masonería, concluia el Maestro.•. diciendo: «Obedientes y sumisos á un Soberano ilustrado, bajo los auspicios de un Rey sabio y filósofo (¡filósofo el pobre Pepe) caminaremos con pié mas firme, le seremos un muro de acero que le defienda: gracias al mayor capitan y legislador que conocen los fastos de la Historia, al grande Napoleon, que ha tranqueado las puertas del verdadero templo.»...................................................................

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«El taller aplaudió con las baterías de costumbre los sentimientos verdaderamente M.•. de este respetable Maestro:. y á petícion de las diputaciones de las RR.'. LL.'. que se hallaban en el taller, se decidió que esta pieza de arquitectura fuese archivada y publicada en la relacion de los trabajos del dia.»

Se leyeron extractos de los acuerdos de la lógia sacados de su libro de oro, se dió un dote de dos mil reales á Francisco Escribano, de oficio platero, para casarse con María Paredes, soltera y costurera, y luégo el Venerable predicó el tercer sermon, o sea tercera plancha de arquitectura. Habló de la francmasonería como si entonces principiára en España, de modo que no parece sino que antes no era conocida entre nosotros. Propuso que se abriese un concurso para premiar la mejor memoria que se presentára sobre el tema. ¿Cuál será la in fluencia de la Masonería en la felicidad de España? Hubo en seguida una égloga de las de requeson y tomillo, al gusto de la época, en que el pastor Delio le contó al pastor Salicio el susto Mayúsculo que le había dado no-

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(1) Lo mismo hacemos los que no somos masones, cuando comemos, bebemos, dormimos, etc., y no nos tiramos un pistoletazo para precipitar los efectos de la naturaleza.


(2) Aquel maestro era inconsciente de lo que ahora se llama conciencia en la jerga escolastico-germánica. ches anteriores el arquitecto Adoniram, viniendo á contarle, cuando el estaba roncando, las picardías que habian hecho con él unos traidores aprendices. Firmaba la égloga el H.r. Zabala, y luego leyó unas endechas el H:. Embeita. Hubo despues banquete hasta media noche en que aquellos instrumentos de la naturaleza dirigieron varios brindis, cánticos, etc., sin que conste que precipitáran los efectos de ella.

$ XXVIII.[editar]

La francmasonería en España en los primeros años del reinado de Fernando VII. –Córtes de Cádiz en sus relaciones con la masonería.

La francmasonería francesa establecida en 1809, hablaba como si la secta no hubiese existido antes en España. Por boca del Venerable de la lógia de Santa Julia decir: «La V.`L.'.(verdadera luz) ha penetrado en nuestra hermosa Península. Obreros prácticos e instruidos en el arte real han echado ya los cimientos del majestuoso templo de la sabiduría.Los app.'. (aprendices) que formaron sus desvelos han llegado ya con su obstinada aplicación á ser sabios maestros (1).»

A ser verdadero este lenguaje, habría que afirmar que la francmasonería comenzaba entonces en España, y por tanto que son falsas todas las noticias acerca de su existencia anterior, y cuanto sobre este punto han escrito amigos y enemigos. Mas yo prefiero creer que era aquel Venerable quien se engañaba o que engañaba á sabiendas. Dos eran las franc- masonerías existentes entónces en España, sin reconocerse, y antes en pugna la una con la otra (2). la nueva francmasonería francesa y sus lógias de afrancesados no admitían a las lógias antiguas, compuestas de españoles no afrancesados y enemigos suyos, si bien eso no impedia que en momentos apurados hicieran el signo de angustia ó gran peligro (detresse) (3), y fueran socorridos por los masones contrarios, como es de ley en tales casos. Las historias masónicas están llenas de estas aventuras mirobolantes, que los escritores masones propalan con cierta fruición, para manifestar su

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(I) Pág. 28 del libro entes citado.

(2) Ahora mismo hay en España y Portugal dos francmasonerías que riñen y se disputan los destinos. Loule y Saldauha en Portugal rigen dos Orientes opuestos; y véase lo que acaba de hacer el segundo con el primero.

(3) Signo de destreza llama John Truth y otros traductores gabachofilos al signo masónico de detresse ¡Stultorum.etc! casi omnipotencia, y la gran utilidad de su instituto en casos de gran apuro. Siquiera no sean creíbles la mayor parte de ellas, y tengan más de novela que de realidad, conviene insertar algunas, por vía de muestra y para formar juicio.

El primero que sacan á la vergüenza es el general Castaños. No le tengo por ningun santo: dudo que fuese trancmason, aunque tampoco lo extrañaría; pero no creo absolutamente la ridícula conseja que, con un candor que raya en estupidez , narra el almacen de mentiras de John Truth (1). «El general Castaños, en uno de los reconocimientos verificados antes de dar la batalla de Albuera, fué sorprendido por un destacamento francés, y salvó la vida, ó por lo menos se libró de ser prisionero, gracias á su cualidad de mason. Llevaba Castaños en aquel momento las insignias de coronel (2). Ya los fusiles franceses apuntaban contra su pecho (3), cuando el general tuvo la serenidad suficiente para levantar las manos y gritar en francés: Deteneos ante un coronel español (4). El oficial que mandaba el destacamento de tropas francesas se interpone inmediatamente entre sus soldados y los oficiales españoles. Castaños había hecho, al extender las manos, el signo de destreza (5). Se comprende que por la insinuación masónica le pordonarán la vida; pero no que fueran tan rumbones que por ese motivo dejasen de hacer prisioneros á él y á los demás oficiales que prestaban ese servicio de descubierta, el cual en ningun ejercito es propio de generales en jefe, ni aun vestidos de coroneles. Me parece todo ello una solemne paparrucha.

Otro segundo caso del género mirobolante refiere el periódico masónico Latomia (6), que tiene todos los visos de ser uno de esos cuentecitos fantástico-masónicos, á que tan aficionados son los franceses.

«Cuando en el año de 1808, dice el hermano Marnier, pasó el primer cuerpo del ejército el Tajo, cerca de Almaráz, bajo el mando del mariscal duque de Bellune, mandaba yo una compañía de cazadores del 24 de línea, que formaba la vanguardia. Entre los habitantes de la otra parte del rio, á quienes me dirigí con el fin de adquirir noticias, llamó sobre todo mi atención un hombre de cara hermosa y colosal estatura. Su traje de muletero contrastaba singular-

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(1) Pág. 80 de su malhadado engendro titulado La Francmasonería.

(2) ¿Y a qué conduce el que vistiera de coronel o de capitan? ¿Le habian de respetar más por eso?

(3) Despacio iban, cuando dieron lugar á tanto.

(4) ¡Estupenda salida! ¿Pues que buscaban los franceses más que matar coroneles españoles?

(5) Primera destreza de Julio Truth. Precisamente el signo detresse.

(6) Latomia, primera parte, pag. 327, segun la cita de Gyr, pág. 170 de la version española. mente con su aire majestuoso, y respondia á todas mis preguntas con una precision y una claridad que indicaban gran presencia de espíritu. Todo su exterior tenía un no sé qué de caballeresco. Yo le di á un oficial de Estado Mayor para que le sirviese de guía a través de las montañas. Supe la tarde de aquel mismo dia que este guia habia intentado extraviar á una columna: concibiéronse sospechas, y se le encontraron bajo su traje instrucciones secretas, dadas por el general español Cuesta. Fuí á su calabozo. Habia sido condenado á muerte, y se mostraba resignado. No me pidió otra cosa sino lo que necesitaba para escribir á su mujer y á sus hijos. Llamábase Santa Croce (1). Despues de esto me dió la mano, hizo el tacto masónico; y, cuando reconoció que yo era hermano, me dió el nombre de libertador. Me dirigí en seguida á mi mayor el baron Jamin, á quien hice presente en términos persuasivos lo que acababa de pasar, y tuve la felicidad de excitar sus simpatias.—«Seguidme, dijo; vamos á encontrar al general Varrois y escogitemos los medios de salvar á ese desgraciado.»—Repetí la relacion al general: éste se apresuró á presentarse al mariscal Víctor, de donde no tardó en volver anunciándonos que el español no debia ser juzgado por un consejo de guerra, sino que se le debia considerar como prisionero ordinario. Hé aquí lo que yo he leido en un periódico inglés: en el número de los españoles que han prestado los más eminentes servicios d su patria, es preciso contar al célebre Santa Croce, que, despues de haber estado encerrado en la ciudadela de Ceuta, habla tenido la dicha de escaparse.»

Pero ¿acaso los franceses llevaban sus presos á Ceuta? ¿Y qué personaje célebre y de eminentes servicios es éste, que nadie conoce ni para nada se cita en las historias de aquel tiempo? Gyr comenta este suceso como un acto de traicion contra Francia; pero no debía apurarse por eso, pues parece uno de tantos cuentecillos masónicos, para gente de ancha tragadera.

El tercer hecho de este género, relativo á la guerra de la Independencia, corresponde á la batalla de Salamanca, que nosotros llamamos más comunmente de los Arapiles (2). «Los dos ejércitos francés y español se encontraban frente á Salamanca: un regimiento francés habia formado el cuadro, pero apenas se ejecutara esta evolucion, cuando las balas de fusil y de cañon comenzaron á llover sobre él. El jefe Dupuy es herido mortalmente; pero por salvar el resto

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(I) O Pedro Fernandez, que era más castellano, pues el apellido Santa Croce es italiano.

(2) Latomia, tomo II, pág. 169: también lo reproduce Gyr, pág. 167 de la traduccion española. del regimiento, hizo seña de que se rendía. La vio el jefe enemigo, é inmediatamente cesó la carnicería. Los que pudieron darse á conocer como masones fueron internados en el pueblo vecino, bajo palabra de honor, y se les proporcionaron vestidos, dinero, toda clase de provisiones necesarias; y estos bravos debieron todo esto á la generosidad de un hombre con quien no les ligaba otra cosa sino el juramento masónico. »

Debe notarse que en aquella batalla pelearon los españoles é ingleses contra los franceses, y por tanto no sabemos si el jefe mason protector de los masones franceses sería inglés ó español, el que se mostró tan generoso con los hermanos franceses, supuesto que el hecho sea cierto, advertencia que nunca está demás con respecto á las anecdotillas Latómicas.

Pero, dejando á un lado la narracion de estos hechos militares, más curiosos que importantes y seguros, lo que conviene estudiar más principalmente es la influencia de la masonería española en la marcha de los sucesos políticos de España. Por desgracia, escasean las revelaciones respecto á ella, y sólo puede procederse por conjeturas más ó menos fundadas, hasta tanto que la historia vaya sacando á luz ciertos misterios, hoy ocultos en las sombras, pero que ya no ignoran los hombres versados en aquellos sucesos. Entre tanto conviene aducir algunos hechos para que las personas pensadoras calculen algo de lo que pasó en Cádiz.

Que en aquella ciudad existía una lógia masónica desde mediados del siglo pasado, por lo ménos, es cosa inconcusa, como ya queda probado en el capítulo anterior (1). Esta lógia siempre ha sido de las primeras y más importantes de España, no sólo por su antigüedad, sino tambien por la riqueza de sus afiliados, por pertenecer á ella casi todos los jefes de la marina española, y por la mucha influencia de unos y otros, no solamente en el gobierno de la ciudad y la plaza, sino también de todas las poblaciones contiguas, y no poco en el resto de España. Su importancia llegó á lo sumo desde 1809 á 1812, en que fué el centro de la masonería española, en contraposicion al Or.•. afrancesado de Madrid. La lógia de Cádiz, que contaba ya quinientos afiliados desde el año 1753, y cuyo número no era menor á principios de este siglo, se reforzó en 1808 con la multitud de masones que allí se acogieron en busca de refugio, o á la sombra de la desacreditadísima Junta Central, o para representar á sus res-

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(t) John Truth dice que hay logia en España que existe hace mas de un siglo, sin haber tenido que abatir sus columnas (esto es, disolverse): si es cierto, que lo dudo, debe ser la de Cádiz. pectivas provincias en las Córtes que ésta habia convocado, en la Isla de Leon.

Insultada la Central en Sevilla, en un motin que un testigo presencial calificó de tabernario (1), abdico en Cádiz, estableciendo un Consejo de regencia, en 29 de Enero de 1810.

Un individuo de la Regencia, en un Manifiesto (2) que dió para vindicacion de su conducta, describe a los parásitos de Cádiz, diciendo que en la convocacion de las Córtes «muchos procedian de muy buena fé, y con la mejor intencion, deseando el bien general, pero otros muchos estaban muy distantes de pensar en él: sólo tenian por objeto su interés personal, y aspiraban á una fortuna que veían imposible ó muy remota ... Hallábanse estos, por la mayor parte pretendientes, entre un gran numero de forasteros europeos y americanos, que de Madrid y diferentes parajes del reino habian ido á Sevilla, y de allí y de otras partes habian seguido al olor del gobierno y se reunieron en Cádiz. Sería largo de referir las juntas clandestinas que éstos tuvieron (3), lo que inventaron y los pasos que dieron para estrechar y obligar á que se verificase la convocacion de las Córtes.»

«Entre dudas y temores, y como quien pone todo el dinero á una carta, determinamos en fin, en mal hora, que hubiese suplentes: y de ellos es preciso decir, porque yo no quiero agraviar á nadie, que algunos hay, aunque son los ménos, muy recomendables por todas razones y muy dignos de ser legítimos diputados.»

La verdad es que casi todos los tales suplentes no representaban sino su propia y nulísima individualidad, que apenas eran conocidos en las provincias á. las cuales se impusieron, que lograron hacerse lado á fuerza de chillar en los periódicos y de intrigar en las lógias, de las que casi todos ellos eran individuos. No es decir que todos los propietarios fuesen recomendables, pues el mismo Lardizábal dice, y era así, aunque él no lo dijera, que «entre los propietarios hay algunos y no pocos que siguen el mal camino.»

Pero las Córtes adolecian de otra nulidad más grave, pues en vez de hacer que concurriesen los brazos o estamentos del clero y la nobleza, convocados por la Junta Central, segun la práctica antiquísima, justa y constante de Aragon, Castilla y Navarra, la Regencia consintió que se reuniese tan sólo el brazo popular, segun la moda revolucionaria de Francia, y contra todo el derecho monárquico tradicional de España. Y era que la Regencia no tenía fuer-

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(1) Quadro de la España desde el reinado de Carlos IV, por el coronel D.Ignacioo Garciny.—Valencia, 1811, pág. 166.

(2) Manifiesto que presenta a la nacion el consejero de Estado D. Miguel de Lardizábal.—Alicante, 1811, pág. 14.

(3) Es lástima que lo omitiera el Regente, que debía saberlo bien. za moral ninguna: la prensa misma de Cádiz la insultaba á mansalva todos los dias, las sociedades secretas la tenían minada, y sus mismos empleados y dependientes, vendidos á éstas, se burlaban de ella y de su autoridad.

El art. 2.° de la convocatoria de 29 de Enero decia: «En consecuencia se expedirán inmediatamente convocatorias á todos los Rdos. Arzobispos y Obispos, que están en ejercicio de sus funciones, y á todos los grandes de España en propiedad, para que concurran á las Córtes en el día y lugar para que están convocadas.» Faltando á lo mandado, no se pasaron tales convocatorias, y los oficiales escondieron este papel, que se encontró mucho tiempo despues, y Calornarde entregó copia de él á Lardizábal, el cual lo publicó. Las revelaciones que sobre esto hizo el regente Lardizábal (página 17), indican lo mal servida que estaba la Regencia, y por otra parte algo de incuria y flojedad en ella (1): «Esto queda para mí, dice, en el estado de un misterio de iniquidad, que no he podido penetrar (2); pero de una prueba clara de que en aquel torbellino que nos rodeaba en Cádiz, había muchos, diestros agentes de las máximas republicanas y el democratismo: y así, todas las especies que por diferentes caminos llegaban á la Regencia, conspiraban á persuadirla que el público estaba consentido en que no habria más convocatoria que la popular, y recibiría mal otra en que se llamasen los brazos.»

¡Estupenda noticia! ¿Y qué era lo que se llamaba el público en Cádiz? Y ese público, reducido á unas cuantas docenas de masones impíos, parásitos ambiciosos, cobardes metidos allí por no estar con un fusil, charlatanes de lógia y de café, ¿era antes que toda España y que todo el clero y la grandeza, que sacrificaban sus bienes y fortunas en el campo del honor? ¿Y tenía derecho la Regencia á falsear el fuero y código tradicional de España, que desde el siglo VI al XVIII inclusive llamaba á las Córtes á los Obispos y á los magnates? Lo que hizo la Regencia por debilidad y falta de prudencia, al reunir aquellas Córtes fue un atentado contra la verdadera Constitucion histórica y secular de España. Su ignominiosa caída fué un castigo providencial; que así paga siempre el diablo á quien le sirve. Las mismas Córtes ilegales y anticonstitucionales castigaron duramente á la Regencia el mismo dia en que se instalaron. ¡Era cuanto le podia suceder!

El primor acto de las Córtes de Cádiz fué un perjurio, una perfidia y una grosera ingratitud. Ya la noche del 23 de

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(1) Páginas 17 y 18 del citado Manifiesto del Sr. Lardizábal.

(2) ¡Ay. maese, maese, cuán ciego es aquel que no vé por tela de cedazo! cumo decía D. Quijote al barbero de su pueblo. Setiembre exigieron á la Regencia algunos diputados que en el juramento no se hablase de la casa de Borbon (1). La Regencia, inclusos los generales Castaños y Escaño, lo llevó á mal: los diputados juraron al dia siguiente en manos del presidente de la Regencia, y sin dificultad ni restriccion, reconocer como Rey y Soberano á Fernando VII :pero, una vez prestado este juramento, lo primero que hicieron fué faltar á él escandalosamente, asentando que la soberanía residia en la nacion. Declarándose ellos como nacion, y por consiguiente como soberanos, su primer acto fue avasallar á la Regencia. A las ocho de la noche le mandaron que sus individuos esperasen las órdenes de las Córtes. A vista de semejante desaire, quisieron ver si podrian evitarlo, pero se hallaron completamente abandonados. Triunfaban aquel dia la revolucion y la democracia, y en nombre suyo la masonería y los flamantes diputados perjuros. Las galerías estaban llenas de los agentes de las logias de Cádiz, que ofrecian su apoyo á las Córtes. «Militares de muy alta graduacion, y de todas las inferiores, de que estaban llenas las galerías, manifestaban sin reserva su decidida adhesion á las Córtes. Desafectos á la Regencia y descontentos, que habia muchos, como los tiene todo gobierno, descubrian descaradamente lo mismo. En muchos de los diputados se veia tal animosidad contra la Regencia, que no deja la duda que estaban resueltos á todo, y lo emprenderian á cualquier oposicion que se les hiciese. Vimos claramente que en aquella noche no podíamos contar con el pueblo ni con las armas. que, a no haber sido así, todo hubiera pasado de otra manera (2).»

A las once y media de la noche se hizo ir á los cuatro Regentes (pues el obispo de Orense, el virtuosísimo señor Quevedo, no quiso esperar), y se les exigió por aquellos perjuros juramento de reconocer la Soberanía nacional en las Córtes. Los cuatro Regentes, inclusos los generales Castaños y Escaño, pasaron por esa humillación, y perjuraron tambien. El señor obispo de Orense fué depuesto y perseguido por no haber querido jurar sin explicar su juramento.

Desde luégo, la francmasonería de Cádiz principió á seguir los pasos de la afrancesada, resultando así regida España en los dos campos por dos poderes rivales, pero identicos, pues en el fondo tenían iguales principios, los mismos fines, y se valían de los mismos medios, discrepando únicamente en las cuestiones personales y de intereses particu-

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(1) Asi lo dice Lardizábal, pág. 19: por consiguiente, el dia antes de reunirse las Córtes ya se meditaba la expulsion de la dinastía: era esto el dia 23 de Setiembre de 1810 en Cadiz.—Recuérdese el 17 de Setiembre de 1868 en Cádiz. Van cincuenta y ocho años menos seis dias.

(2) Ibidem. lares; porque la masonería española de Cádiz hacía y queria lo mismo que la afrancesada de Madrid, pero no quería que lo hiciese la de Madrid, ni que los provechos fueran para esta. Mas siempre resultaba que la española iba á remolque de la francesa. Los afrancesados, acaudillados por Urquijo, Azanza, Llorente (1), Ceballos y otros que ya de antes eran reputados por masones, formaron el llamado Congreso de Bayona, cuyo principal encargo fue redactar una Constitucion para España. El Congreso masónico de Cádiz se dedicó á lo mismo, haciendo otra Constitucion por el estilo.

Así que Napoleon entro en Madrid, dió un decreto suprimiendo la Inquisicion y adoptando varias disposiciones contra el clero secular y regular y contra la grandeza y sus derechos señoriales. Los mismos decretos fue dando el Congreso de Cádiz, y sería curioso hacer un estado comparativo de las órdenes del rey Jose y de las disposiciones iguales de las Córtes, en que se viese la convergencia de ideas de una y otra francmasonería, y el ódio idéntico de una y otra contra la Iglesia y el clero.

Reconvenido el católico y piadoso general Durán por los destrozos inmotivados que las tropas de su division soriana hacian despues del año 1812 en las iglesias y conventos de Aragon, se excusó de ello con la órden reservada que tenía para hacerlo así (2), y alegando por pretexto el evitar que se fortificaran en ellos los franceses. Ese mismo general fue á su vez víctima de otra infamia que por entonces pasaba en Cádiz. La prensa periódica sostenia ya entónces una lucha funesta y antipatriótica, concitando los odios y las pasiones en vez de trabajar por unir los ánimos.

Los que se apellidaban liberales habian lanzado ya á sus contrarios el apodo de serviles, corno si éstos, que trabajaban por la libertad é independencia de España mucho más que ellos, fuesen enemigos de la libertad verdadera. No se necesitaba ser muy lince para conocer que los llamados serviles, salvo algunas apreciaciones equivocadas, hijas de un tradicionalismo exagerado, no se oponian á la verdadera libertad, sino á la anarquía, á la demagogia, al libertinaje, encubiertos con el nombre de aquella. y sobre todo á la impiedad y odio al Catolicismo, odio sin el cual ni entonces ni

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(II En un folleto titulado Uno parte desconocida de la historia de nuestra revolución, impreso en Cádiz, año 1811, en que se habla de las farsas de Bayona, se dice a la pag. XXXII que propuso Azanza la cuestión de las armas reales. Con este motivo D.Juan Antonio Llorente lució mucho sus conocimientos heráldicos, habiendo presentado, sin excitación ninguna de la Junta, una Memoria sobre el asunto propuesto.»

(2) Así me lo refirió persona de Calatayud con relación al sujeto mismo á quien lo dijo Durán, disculpándose de los destrozos hechos en varias iglesias y conventos y que los verdaderos españoles habían llevado á mal. ahora se da á nadie patente de liberal, por muy amante que sea de la libertad (1).

La prensa liberal de Cádiz abuso terrible é inútilmente de la libertad que se le daba, y además de enconar los ánimos y excitar malas pasiones, comenzó á practicar ese funesto sistema de pandillaje, aplaudiendo sistemáticamente a ciertos generales, por poco malo que hicieran, y rebajando á otros, o por lo menos callando sus fatigas y proezas. Así se formaron no pocas reputaciones falsas.Todó general que se fuese acreditando de algo impío y partidario de las ideas liberales, tenia seguros los elogios o las disculpas en los periódicos de Cádiz, al paso que se negaban por sistema á los generales que se mostraban piadosos o realistas. Así que los pueblos y los jefes que no entraban en estas cábalas, ni se afiliaban en las sectas, no sabian explicarse aquel fenómeno y algunos otros, y sobre todo que, peleando ellos contra los franceses, viniesen á servir de instrumento para lo mismo que los franceses habian introducido (2). Yo mismo he oido estas quejas á vários veteranos de la guerra de la Independencia, y, siendo joven, pude ver a más de un voluntario de Mina reirse de algunas de sus hazañas (3), cacareadas y exageradas por los periódicos de Cádiz.

Vióse esto más claro al final de la guerra, cuando ya el gobierno de Cádiz principió á trabajar por formarse en el ejército un partido contra el Rey y contra el clero. El general Durán fue víctima de una de las iniquidades políticas y sectarias que se cometieron entónces, y que citaré como prueba, entre las muchas que pudiera, no solamente alegar, sino tambien probarlas. Era Durán buen católico y realista: su columna, compuesta de gente de la provincia de Soria y entradas de Aragon, sobresalia por su comportamiento y disciplina, y obraba en combinacion y buenas relaciones con el Empecinado y Villacampa, aunque liberales. Apenas obtuvo elogios de la prensa de Cádiz, pero en cambio un monje de Huerta. capellan de su division (4), vindicó al general y á su tropa de aquel inicuo é injustificado olvido.

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(1) El catolicismo liberal es un dia que es noche. Los mismos liberales netos se ríen de esa mescolanza, y dicen, y tienen razon, que católico y liberal son incompatibles.Si dicen que liberal significa no ser absolutista, apellídense católicos no absolutistas.

(2) D. José Clemente Carnicero, en una obra muy curiosa, aunque por desgracia poco conocida, probó los perjuicios que causó la Constitución de Cádiz para continuar la guerra de la independencia. Titúlase El liberalismo covencido por sus mismos escritos, impugnación de la Teorías de las Cortes, por Marina-Madrid, imprenta de Aguado, 1830. Un tomo en 4.º

(3) Aquel navarro de Tudela era realista en 1830, cuando entró Mina en Navarra, y fue con el batallon de voluntarios que yo si salir para Pamplona.

(4) Historio del origen, acontecimientos y acciones de guerra de la sexta división del segundo ejército, o sea de Soria... por el P.D. Lino Matías Picado Franco, capellán que fue de uno de los cuerpos de la división.-Madrid, 1817: dos tomos en 8.º Es obra rara y muy curiosa. En la noche del 9 de Julio evacuaron los franceses á Zaragoza, volando un arco del puente. Durán entró en la ciudad con su division y sitió el castillo, donde quedaban setecientos franceses. Mina se negó á unirse á Durán, alegando que convenía seguir á los fugitivos: llevaban éstos doce horas de ventaja y prisa de llegar á Jaca. Los periódicos de Cádiz publicaron que habia cogido dos mil prisioneros y casi todos los bagajes. Todo ello fue mentira, pues sólo cogió unos carros abandonados por haberse roto las ruedas, y unos diez ó doce franceses rezagados. Más hizo Durán, que cogió prisionera la guarnicion de la Almunia. Mina se apoderó del parte que Durán daba á lord Wellington, y dirigió otro calumniando á Durán y su division. De sus resultas, consiguió que se le diese la comandancia de Aragon y que Durán quedase á sus órdenes, a pesar de la mayor antigüedad de este y superioridad de su division, que constaba ya de unos siete mil hombres. Tres dias despues se rindió el castillo. La division soriana habia llevado el peso del sitio, pero las tropas de Mina cogieron el fruto y aprovecharon todo el equipo cogido, sin que participasen nada los soldados de Durán, cuya división se deshizo, quedándose Mina con una parte y enviando á aquel á Tortosa con el resto.

El motivo de ello fue el ser Durán realista y católico, y gozar Mina ya entónces fama de liberal é impío. El historiador citado lo dice bien claramente (1). «Habiendo precedido la intriga de Mina y alguna representacion al gobierno, éste, que no le miraba corno un partidario de su sistema, y que acaso le hallarla como un objeto opuesto á sus ideas, comunicó á Durán la orden de que marchase de cuartel a Valencia.»

No es de mi propósito referir aqui las muchas picardías por el estilo que entónces cometieron el gobierno y la prensa: presento este caso refiriéndome á las pruebas alegadas por el testigo presencial que cito, y como muestra de lo que se hizo por entónces.


El crimine ab uno disce omnes.


Pero los realistas tienen sobre sí otro crimen, que es el de no haber escrito una buena y verídica historia de aquella guerra, dejando esta tarea a cargo de sus contrarios, consecuencia triste de la indolencia literaria de ese partido. No se quejen, pues, de las resultas de su incuria.

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(1) Tomo II pág. 218. A la pág. 244 y en capitulo adicional y último, tuvo tambien que rebatir al anonimo autor de la Vida del Empecinado, á quien la prensa revolucionaria formaba reputacion,lo mismo que a Mina, rebajando á Durán y Zayas,

§ XXIX.[editar]

Conspiraciones realistas: falsas imputaciones á los liberales: Junta apostólica: Amoristas.

La imparcialidad, que debe campear siempre en todos los escritos históricos, me obliga á presentar tambien algunas noticias acerca de las conspiraciones de los realistas contra los liberales. El fin no santifica los medios, y por santos y laudables que fueran los fines que se proponían los realistas á favor del Altar y el Trono, segun su divisa, aun dado (que no es poco) que este fuese el fin de todos ellos, no tenian derecho para hacer como santo lo que vituperaban en los liberales como perverso. La historia de las sociedades secretas de España no debe reducirse tan sólo á tratar acerca de la francmasonería: preciso es decir la verdad á todos, siquiera esto cueste por lo comun no pocos disgustos.

Los liberales de Cádiz, charlando mucho y trabajando poco, perorando en los clubs en lugar de tornar un fusil en las guerrillas, hicieron muchísimo daño á la causa de la independencia, y hablando siempre de libertad, fueron los primeros que desplegaron una intolerancia insoportable y fanática, hija de su furor sectario. Las intrigas escandalosas contra la Regencia, la persecucion de ésta, el perjurio de los diputados, promovido por un clérigo liberal y fanático, Muñoz Torrero, los atropellos contra el diputado realista Valiente, los insultos continuos en la tribuna y en la prensa, el irritante apodo de serviles con que el periodista Tapia hirió á los realistas, y las groseras injurias de Gallardo en su Diccionario crítico-burlesco, pidiendo que los Obispos echasen bendiciones con los pies, colgados de una soga, exasperaron á los hombres de bien.

Los realistas principiaron á valerse de los mismos medios para combatir á los liberales, y á veces con tanta destemplanza, que sobrepujaron á éstos. ¡Triste espectáculo cuando algunas bombas del enemigo caían en las calles de Cádiz! ¡Quién no se rie de los bizantinos que disputaban sobre la luz del Tabor, miéntras los turcos asaltaban las murallas de Constantinopla! ¡Quién entra á discutir si tenían no tenian razon los partidarios de la luz increada! ¡Cómo no hubo allí un hombre bastante católico y bastante patriota para apostrofar á unos y á otros y hacerles abrazarse, en vez de concitar los ánimos de hermanos contra hermanos!

Llevaban los liberales á la tribuna pública una multitud

Tomo I. de parásitos y holgazanes, de esos rufianes perjudicialísimos al Estado, que jamás trabajan y siempre están hablando de política, pasando su vida en el club y en el café, en el lupanar y en el garito, viviendo á expensas del tronco de la logia, de la peseta conspiradora y de la ganancia infame de sus protegidas. Los realistas siguieron este mal ejemplo, y llevaron tambien á las tribunas alquilones que aplaudieran sus discursos. En una representacion que hizo Calomarde á Fernando VII, vindicándose desde Pamplona en 1816, alegaba, entre otros servicios, el de haber pagado gente para ese fin, y citaba nombres de personas respetables que podrian acreditarlo (1). El que los liberales hiciesen esta bajeza no autorizaba á los realistas para cometerla, so pena de igualarse y parecerse á ellos.

Siguióse á esto la lucha en la prensa por medio de periódicos y folletos, escritos unos y otros con gran destemplanza, y á veces grosería. Los sectarios de los clubs principiaron entre tanto á predicar contra el clero y contra la Iglesia y sus prácticas y creencias, y á su vez algunos á rebatirlos desde el púlpito, acusando públicamente á los liberales de francmasones, lo cual á la verdad no era una calumnia, siquiera la acusacion fuese poco oportuna por el paraje en que se hacía y por la dificultad de probarlo.

Como muestra de la exasperacion que producian las impertinentes alharacas de los charlatanes de Cádiz y de sus sectarios en las provincias, citaré los alborotos ocurridos en la pacífica y retirada isla de Mallorca durante el mes de Abril del año 1813. No hablaría de ello, como tampoco de otras muchas contiendas análogas que callo, si por desgracia no hubiera pasado este asunto á ser del dominio público por medio de la prensa, en folletos que revelan todas las intrigas que ponian en juego y todo el odio y encono que ya se profesaban ambos partidos.

El P. Strauch, franciscano, habia predicado la Cuaresma, expresándose en algunos de los sermones con notable violencia contra los liberales, y sobre todo contra un periódico que allí se publicaba, titulado la Aurora patriótica mallorquina, cuyos redactores hacian alarde de volterianismo, y estaba reputado en la opinion pública por órgano de la francmasonería de aquella Isla. En la declaracion que se tomó al P. D. Fulgencio Palet sobre lo que habla oído predicar al P. Strauch, dijo (2): «Que había asistido á algunos sermones de los que predicó Fr. Raimundo Strauch, franciscano, esta última Cuaresma, en la parroquial de San Nicolás, y, en efecto, en uno de ellos, que fue el dia 25 de Marzo

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(1) La tengo en mi poder, con su firma.

(2) Al folio 471 de la causa, segun sita del P. Stranch. por la tarde, le oyó el testigo que predicó dicho Strauch, que en esta capital había una conspiracion contra el Altar y el Trono; que en otros ya le habla oído al mismo Strauch declamar contra los papeles del dia, entre los cuales entendia el pueblo por principal el titulado Aurora patriótica mallorquina, y que á los que leian estos papeles los confundia con los que leen los papeles de los libertinos, y de aquí procede que el pueblo tambien confunde los auroristas con los francmasones (sic), herejes y libertinos; que en uno de dichos sermones vió el testigo á D. Joaquin Antillon y á Miguel Domingo, que fueron los únicos que conoció.»

Con razon se burlaba el P. Strauch de este fraile liberal, que, siendo mallorquin, habia conocido tan sólo al asistir, no á uno, sino á vários sermones, á dos liberales que le profesaban aversion; Miguel Domingo, que era el impresor de La Aurora y en cuya librería se vendian no pocos libros impíos y prohibidos, y el cadete D. Joaquin Antillon, forastero, y que á pesar de no entender el mallorquin, depuso contra el P. Stranch. Echase de ver al punto que la causa formada por el fiscal eclesiástico, á pesar de sus ínfulas liberales, era amañada, y por consiguiente anticanónica y tiránica; pero aún lo acreditó más con la singular torpeza de publicar un folleto sobre este asunto, que salió el día 18 de Noviembre, con el título de Acusacion fiscal a los reos de las alborotos del 30 de Abril último.

Se ve aquí ya la parcialidad e imprudencia del tribunal en dar á luz una acusacion sobre cosas que no son todavía del dominio público durante la litis-pendencia y cuando aún no había recaido sentencia. Todos los conocedores de materia procesal hallarán que la conducta del fiscal eclesiástico, al publicar aquella acusacion, fue inicua, anticanónica, antijurídica y contra toda razon y justicia.

Mas no se quedó corto el P. Strauch, y en el folleto que publicó pocos dias despues (1º de Diciembre) (1) se desata contra el fiscal en insultos y denuestos. Véase, por muestra esta cláusula: «Publicar una acusacion fiscal aislada, en unas circunstancias de tiempo en las cuales, aunque se quiera, no es posible publicar las defensas de los que con tanta gracia se califican de reos de unos alborotos tan supuestos, que sólo los podia imaginar un cráneo enfático, nadie podía desear ni esperar sino unos seres malignos. y nadie temer ni presumir de un pueblo tan dócil y sumiso como el de Mallorca, publicar delitos que sólo la malicia más refinada es capaz de imponer y de aparentar, publicar

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(1) El Fiscal fiscalizado. Contestacion extrajudicial á la acusación fiscal a los reos de los alborotos de 30 de Abril ultimo,que, por lo relativo a su persona, da el P. Fr. Raimunndo Straach, observante de la Provincia de Mallorca —Mallorca: en la imprenta de Felipe Guasp, año 1813: un folleto de 42 páginas en 4.ª los nombres de los supuestos reos y de los danzantes que bailan en ella en calidad de testigos, y otras cosas no menos humillantes para el fiscal que ajenas de un jurista, que ha ejercido este empleo, la ponen en la clase de libelo el mas infamatorio de cuantos han salido de la prensa.»

Si á su vez el fiscal llama al P. Strauch convulsionario y fanático, éste le vuelve otras calificaciones no menos fuertes, como la de calumniador a quien admiraría Machiavelo, llama cleriguillo al testigo Manera, antorchero á don Joaquin Perez de Arrieta, y doctor sin matrículas á otro de los que figuraban contra él en el proceso.

Si esto era en la cárcel:¿qué sería en el púlpito? Tenía mucha razon en quejarse del fiscal, como la había tenido para declamar contra la Aurora y los malos libros; pero hacía muy mal en usar aquel lenguaje poco propio del decoro de un religioso, y ajeno de la caridad cristiana, pues predicar humildad en el púlpito y volverse cual víbora pisada contra el perseguidor, no se avienen y armonizan mucho que digamos. Porque haya razon para combatir una cosa, no la hay para usar de malas y descomedidas formas.

Como este caso pudieran citarse otros muchos; pero basta con uno para formar idea.

La causa del supuesto general Audinot fué una de las mayores infamias que por entonces cometieron algunos realistas de Andalucía. El marqués de Miraflores la describe así (1): «Conociendo los enemigos de las reformas que el modo más seguro para desacreditar á los corifeos del partido liberal era presentarlos como partidarios de Bonaparte, y unidos con él en sus proyectos, buscaron para este efecto á un miserable aventurero, el cual se dejó prender por un regidor de Baza á fines de 1813, diciendo que era D. Luis Oudinot (2), teniente general francés, casado con una señora de Burdeos, y enviado á España por Napoleon y su Consejo de Estado, como espía o agente oculto para la ejecución de, sus miras, de acuerdo con muchos partidarios. Despues de haber complicado como tales á algunos honrados españoles de aquellas inmediaciones, hizo otra manifestacion por escrito, en que repetia la clase y objeto de su viaje á España, que era el proyecto de establecer una república con el título de Iberiana (3), y á cuya cabeza estaba el príncipe Ta-

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(1) Apuntes histórico-críticos para escribir la Historia de España de 1820 a 1823, pág. 14.

(2) El actor de la Historia de la vida y reinado de Fernando VII, tomo II pág. 11, le llama Andinot como era supuesto, puede ser el nombre de ambos modos.Se llamaba Juan Berteau, y era un pillo, criado de la duquesa viuda de Osuna.

(3) Bullía ya entonces en algunas cabezas calientes la idea de la república Ibérica, que ahora trae dividida á la masooeria. De tales ideotas, que oían los realistas á varios liberales, surgió quizá la de forjar esta calumnia. lleyrand. Nombraba una casa de comercio de Zaragoza como la Caja general de los caudales que traía para la empresa; multiplicaba el número de sus supuestos parciales en diferentes puntos del reino; decia que habiendo llegado á Cadiz y tratado de ganar al digno diputado Argüelles por el influjo que tenía en las Córtes, le habia ganado en efecto, conferenciando con él várias veces en su casa y puéstose de acuerdo para el establecimiento de la república; añadia que, para esto contribuian otros muchos diputados, la nobleza y el clero, ó gran parte de estas clases, y luégo trazaba por el mapa de España ciertas líneas de correspondencia, que, aunque desatinadísimas, eran la puerta para ir señalando en las provincias á cuantos se quisiese perder....................................

»El pueblo de Madrid conoció la iniquidad, y nadie osó sospechar del diputado Argüelles, el cual representó á la Regencia, pidiendo que se le tuviese por parte en aquel juicio.»Probóse que no habia en el ejército francés ningun general de semejante nombre; con todo, se dieron largas al asunto, y «el periódico realista El Procurador general publicaba detalladamente las declaraciones de Oudinot, á la letra, las cuales... no dejaban duda de la inteligencia de los jueces con el partido enemigo de las reformas... Seguida la causa, confesó su impostura sin omitir circunstancias, y despues de haberlo hecho, se dió la muerte á sí mismo (1).»

Inícua fue la conducta del fiscal eclesiástico y liberal de Palma, que infamaba con su folleto al P. Strauch, durante la litis-pendencia; pero no lo era menos la del periódico realista que de ese modo publicaba las declaraciones de aquel infame proceso.

Por el estilo de El Procurador general, o quizá más furioso, era otro periódico realista, titulado La Atalaya de la Mancha, dirigido por el P. Castro, monje del Escorial; cuyas excitaciones no brillaban por el espíritu de caridad ni de lenidad evangélica.

En este periódico se denunció la existencia de una sociedad secreta republicana, presentando, entre otras pruebas, el dibujo de una medalla que usaban los asociados, en que se veia una efigie representando á la nacion española, ornada con alegorías republicanas. D. Lorenzo Villanueva, en las Memorias que escribió sobre aquellos sucesos y para su vida, dice que sirvió de pretexto para ella el haber encontrado entre los papeles y efectos del comisario de guerra D. Narciso Rubio una medalla de oro esmaltada con

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(1) O le ayudaron á mal morir, diciendo que estaba loco y se había suicidado.

El autor anónimo de la citada Historia de Fernando VII, tomo II pag 12, dice que el autor de esta intriga fue un prebendado de Granada, á quien no nombra. la representacion de la monarquía española (1), con corona de castillos y otra de laurel en la mano y una orla que decia benemérito y la patria en grado heroico, y en el pedestal las palabras ser libre ó morir. Añádese que la junta de Valencia le habia regalado esta medalla en 1808. ¡Dichosa junta, que, en época de tanta penuria, tenía dinero sobrante para regalar medallas de oro esmaltado, mientras pedia al cabildo treinta mil reales para gastos del momento (2)!

Dado caso que todo esto sea cierto, como es de creer; la existencia de esa medalla no quita que hubiese otras por el estilo, que viera el P. Castro. Aun así la medalla descrita por Villanueva, como negacion de la otra, tiene cierto sabor ultraliberal y altamente significativo, que manifiesta las tendencias republicanas de la junta de Valencia en 1808, célebre por sus furores revolucionarios y por los horribles asesinatos jurídicos que hizo, matando en el patíbulo trescientos españoles, algunos de ellos inocentes, para vengar á los cuatrocientos franceses asesinados en la ciudadela y otras partes de Valencia.

Es algo raro representar á la monarquía española, no con la corona real, como siempre se la representó, sino con la corona mural. El Sr. Villanueva no se detuvo á explicar esta anomalía, que prueba que el P. Castro no iba enteramente descaminado en sus cálculos. No se ve en esto motivos bastantes para perseguir á nadie, pero sí indicios graves para calcular el espíritu republicano de que se hallaban animadas en Valencia y otros puntos las autoridades que aparentaban defender al Rey, lo cual no se ocultaba á los realistas.

Coincide con esto la ruidosa causa llamada del sello en Valencia, el año 1814.

Al regresar la Audiencia desde Alicante, el año 1813,echóse de menos el sello mayor, que se dijo había sido robado con el equipaje del canciller D. Manuel Fuster. Para hacer otro, se comisionó al magistrado D.Lorenzo Villanueva, y éste encargó el dibujo al pintor de Cámara D. Vicente Lopez. Lo más sencillo era sacar el calco de cualquiera de los muchos sellos que se habrian estampado con el anterior; pero en vez de eso, que era lo regular, el magistrado y el pintor, por espíritu de ridículas novedades, quisieron meterse en dibujos. Era esto á principios de Enero de 1814.

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(1) Hubo por entonces muchas de estas casualidades masónico-democráticas. En las pesetas acuñadas en Barcelona el año 1812 se echan de ver en el reverso las tres *** masónicas, y debajo las ramas de laurel cruzadas. (2) El cabildo de Valencia conservaba, y conservará quizá, si no se lo han robado, el oficio de D. Vicente Gonzalez Moreno, pidiendo aquella cantidad y titulándose ¡Comandante general del pueblo soberano! Este buen señor lo hizo despues muy torpemente en el ejército de Cárlos. El nuevo, inventado por D. Vicente Lopez, contenia las armas reales colocadas sobre un globo, y con ellas el libro de la Constitucion, flanqueado todo por un leon y un indio, y rodeado por la leyenda: Fernando VII, por la gracia de Dios y de la Constitución, Rey de las Españas. Sucedía esto á principios de Enero de 1814 y no hubo tiempo para grabar el sello. A mediados de Mayo, un oficial de una escribanía, llamado D. Matías Antonio Herdara, delató este hecho reservadamente, alegando que no era cierto se hubiese perdido el sello mayor, pues lo habia entregado con los otros dos el escribano de cámara D. Antonio Chiarri. Este negó haber entregado el sello; pero como aparecía que la Audiencia habia sellado varios acuerdos en Alicante, y despues de la pérdida supuesta de aquel, hubo que explicar esto con la evasiva harto chocante de que se había usado de sellos estampados en seco, sacados antes de perderse el sello mayor. La salida era ingeniosa, pero probaba una grave y criminal informalidad en la cancelaría del tribunal. Opinábase, al menos por los realistas, que el sello no se había perdido, que los magistrados habían querido solamente cambiar el antiguo por democratizarlo al estilo moderno, y que el pobre escribano de cámara se comprometia con su declaracion por salvar aquella ligereza de la Audiencia.

Esto, que bien merecía una reprension reservada, llegó á tomar grandes proporciones, siendo suspendidos los magistrados,sujetándolos á un expediente en el Consejo de Castilla, con cuyo motivo el fiscal Gonzalez de la Huerta, olvidando lo que habia sostenido en las Córtes de Cádiz, dió un dictamen apasionado. El magistrado Sr. Giraldo, en la vista de la causa, atormentó terriblemente al fiscal leyendole varios trozos de sus discursos en las Córtes, manifestando que nocomprendia cómo consideraba criminal en 1814 lo que él defendia como cosa inconcusa en 1811. Túvose la vista en Mayo de 1817, y en Setiembre se mandó sobreseer, no sin mandar jubilar a casi todos aquellos magistrados.

Dos años despues se miró tal persecucion como un motivo de gloria para ellos, que esto es lo que siempre sucede en las vicisitudes políticas. A la verdad, fue una gran torpeza dar tanta importancia á tan pequeño asunto, y hacer durar tres años á lo que no debia haber durado ni aun apenas tres horas en país donde se aprovechara el tiempo. Díjose que en esto, como en casi todas las cosas de entonces, había intervenido la célebre camarilla de Fernando VII. Pero esta sociedad semi-secreta, peor que todas las sociedades secretas de aquel tiempo, necesita capítulo aparte.

Hablar aquí del Santo Oficio sería un absurdo, aunque se dijera que sus procedimientos solian ser secretos. Era un Tribunal Apostólico y Real : el Código civil y político de la Novísima Recopilación reconocia su existencia, y si las Córtes de Cádiz lo habian suprimido, el Rey lo había restablecido, anulando el decreto de las Córtes.

Hablábase ya de una Junta Apostólica, pero nadie sabía dar razon de ella, y parece más bien que algun ignorante de aquellos ó de posteriores tiempos, oyendo halar de la Junta Apostólica para la resolucion de las árduas cuestiones y conflictos á que daban lugar los privilegios de las Ordenes militares, creyese que aquel alto Tribunal, ó Consejo, era una institucion secreta. Sobre menores cimientos han levantado la ignorancia y la superchería mayores fábricas (1).

Van-Halen habla tambien á tontas y á locas de una faccion secreta á la que llamaban Ancora de la Fé y del Rey (2).¿Que más ancora que el Santo Oficio? Ningun escritor la menciona. Sólo hallo un documento del año 1827 en que se hace mérito de los ancoristas (3). Como Van-Halen escribia por entonces, se echa de ver que era noticia liberal de aquel tiempo, y quizá de su propia y exclusiva fabricacion.


$ XXX.


La camarilla: D. Antonio Ugarte.

Aunque esta reunion no era una sociedad secreta, preciso es recordarla, pues por una parte su existencia es indudable, como tambien su influencia en los sucesos políticos, y por otra los liberales hablan de ella, de palabra y por escrito, como de una sociedad tenebrosa y maligna, peor que todas sus sociedades secretas, causa de todos los males de España. y núcleo de las sociedades secretas de los realistas, conocidas con los nombres de Junta Apostólica, Ancora de la Fé. y otros varios entes de razon.

De entre todos los escritores liberales coetáneos que truenan contra la camarilla de Fernando VII, ninguno más enérgico y preciso que el anónimo autor de la vida de este Monarca (1). Despues de hacer una descripcion violenta, y

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(1) Es celebre, á propósito de esto, lo que contaba D. Evaristo San Miguel. Por espacio de 24 horas, durante el pronunciamiento de 1854, estuvo mandando en varias barricadas y barrios de Madrid el Ebanista. Oyendo hablar por todas partes del Ebanista, a quien nadie conocía,y que con todo eso mandaba, halló que era él mismo, y que de D. Evaristo le habían convertido en el Ebanista. ¡Si serian dóciles aquellos cabestros liberales!

(2) Tomo I, pág. 134. Considera esta faccion corno auxiliar de la camarilla.

(3) Vease en los apéndices el informe sobre los desacuerdos de la guarnición de Badajoz.

(4) Se atribuía esta obra a un ministro de Fernando VII. Despues he sabido por el Sr. D. Gaspar Bono Serrano, literato distinguido y condiscípulo de aquel escritor anónimo y valenciano, que no era el sujeto que se decia. Pero puesto que él no se descubrió, debemos respetar su anónimo. aun calumniosa, del Nuncio Gravina, y otras algo más exactas de Ostolaza, Escoiquiz y el duque del Infantado, que formaban la tertulia del infante D. Antonio, añade (1): «Otro poder más terrible se levantó á sus espaldas y los destruyó á todos, cuando apareció dentro de poco la Camarilla, así llamada porque tenía este nombre la antesala de la real cámara, donde, al pie de la campanilla de su amo, descansaban los criados de la baja servidumbre que estaban de guardia (2).

»Arbitra de los destinos y de los tesoros del Estado, al que humillaba y destruia con sus amaños, componíase del referido D. Blas Ostolaza, del duque de Alagon, de Ramirez de Arellano, de D. Antonio Ugarte, ascendido del puesto más humilde á los salones de Palacio, y de Pedro Collado, llamado Chamorro, natural de Colmenar Viejo, que, de aguador de la fuente del Berro, se encumbró á la servidumbre de Fernando, cuando todavía era príncipe de Asturias. Su lenguaje truhanesco y su cómica garrulidad merecióronle algunas confianzas del príncipe, é iniciado en la conspiracion del Escorial, estuvo preso e incluido en la sentencia de aquella causa. Habia servido entónces Chamorro de espía de los demás criados, y celaba tambien la cocina por encargo de Fernando, que temía le envenenasen la comida.

»Sentado en el sólio el hijo de Carlos IV y de María Luisa, creció el favor de Chamorro; y habiendo acompañado al Monarca á Valencey, y elevádose á confidente intimo, regresó á España convertido en favorito. De tal suerte se habla el Rey acostumbrado á las gracias y libertades de su criado, que no podia vivir sin su compañía, y en más de una ocasion esta planta, humilde pero venenosa, carcomió las raíces y abatió los cedros más excelsos. Si al recorrer los años, cuyo cuadro trazamos, vemos cruzarse las intrigas más torpes, y no les encontrarnos significado alguno político, preciso será buscar la solucion en el recinto del gabinete real, donde, lejos de todas las miradas, se ataban los hilos de la red en que enredados los ministros caian y se levantaban segun el impulso de los actores.................................................................................................................

»No tardó en aparecer al frente de la camarilla, con desdoro del soberano á quien representaba, el bailío Tattischetf, estímulo y atizador de aquella fragua, siempre ardiendo y vomitando rayos contra la pública felicidad. El bailío ruso tuvo la destreza necesaria para persuadir á Fernando las

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(1) Tomo II, pág 62 de la Historia de la.vida y reinado de Fernando VII.

(2) Fernando VII, falto de buena sociedad en Valencey, pues no le bastaban los buenos oficios de la princesa de Talleyrand para procurársela, tenia que tratar demasiado con sus criados: no todos ellos le fueron fieles. De aqui su afecto e los pocos de quienes se había podido fiar, y que siguiese la costumbre de salir algun rato a fumar y hablar con ellos. ventajas de su íntima alianza con Rusia para sostener el gobierno absoluto, culpando á los ingleses, como lo hizo Napoleon, de las novedades introducidas en España durante su estancia en Valencey. Fernando abrió, bajo los auspicios de Tattischeff, su cordial correspondencia con el emperador Alejandro.»

Presas, en su almacen de caricaturas y cuentos de crónica escandalosa (1), desciende á más pormenores acerca de la camarilla, y perfila los retratos. «La ausencia, dice, de seis años que el Rey habia sufrido, y la falta de algunas personas notables y de su confianza, que la muerte habia arrebatado, le precisaron á valerse de los que le habían acompañado en sus desgracias, y de los que estaban por sus destinos más inmediatos á su persona, considerándolos capaces de dirigir la marcha de los negocios; mas ni unos ni otros eran para el caso, porque todos eran gente sin conocimientos y de ninguna instruccion; y aunque habian estado empleados en Palacio en el anterior reinado, fue en puestos que no la necesitaban (2). Empezaron, pues, su carrera por la distribucion do los memoriales que el Rey les entregaba, remitiéndolos al ministerio á que correspondían; á los pocos dias de este nuevo oficio, por instancias quizá de algun pariente ó interesado, extendieron al márgen dos renglones de recomendacion, para que el ministro atendiese aquella instancia con preferencia (3): la repeticion de estos actos, y el buen resultado que tenian, produjo dos efectos tan extraordinarios como perjudiciales: el primero fué persuadirse estos hombres, en medio de su ignorancia, que ellos solos eran capaces de gobernar, y el otro fue el llamar la atencion de los pretendientes, que de ordinario no son los sujetos más instruidos, ni de mejores intenciones, siendo mayor la concurrencia de éstos en sus antesalas que en las del mismo príncipe. En ellas se veian á los Obispos (4), á los generales, á los togados y á otros vários funcionarios públicos, humillados ante la presencia del guardaropa Artieda, de los

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(1) Pintura de los males que ha causado a la España el gobierno absoluto de los dos últimos reinados por D.Jose Presas: en Burdeos, 1827. Es una crónica escandalosa del reinado de Fernando VII, que iguala, si no excede, al terrible folleto el Tutilimundi. En el cap. VI pág. 33, trata de la camarilla.

(2) Esto no es cierto: Fernando VII no pudo valerse en 1814 de los empleados nombrados por las Cortes y la Regencia, todos enemigos suyos, y que le hubieran vendido como le vendieron los que quedaron.

(3) Lo misiono hacían los diputados en Cádiz y lo mismo han hecho despues y hacen ahora: los zurupetos burocráticos y el corretaje de destinos que se achacaba a los criados de Fernando VII son desempeñados ahora por los padres de la patria. Los mismos perros con distintos collares, como á otro propósito dijo Fernando VII de los voluntarios realistas de Madrid, acordándose de los milicianos nacionales.

(4) Quería decir clérigos cortesanos, ansiosos de ser Obispos. Los nombres de los señores Inguanzo, Cañedo, Creux, Vélez y otros que cita mas adelante, acreditan lo contrario de lo que dice, pues consta que todos ellos eran de carácter duro, independiente y nada cortesano. criados Moreno y Ramirez Arellano, del mozo de retrete Chamorro, implorando su favor para satisfacer su vanidad ó insaciable avaricia.» Sería preciso formar un grueso volumen para dar un completo catálogo de éstos, y así nos reduciremos á presentar solo algunos de los más notables................................................................................................

»Paquito Córdoba, individuo del real cuerpo de guardias de Corps, y que nunca había visto la cara al enemigo, supo hallar el camino para llegar en el corto espacio de cuatro años á ser duque de Alagon, grande de España de primera clase, caballero del Toison de Oro, gran cruz de Carlos III y capitan de la guardia de la real persona. Hubiera sido muy útil al Rey y á los españoles que semejante hombre no hubiese entrado jamás por las puertas de palacio (1).

»El mismo duque, el conde de Puño-enrostro, gentil hombre de cámara, y otros palaciegos, presumidos de graciosos, en las conversaciones familiares, procuraban con chistes y palabras lisonjeras persuadir á Fernando que nadie era capaz de sorprender su perspicacia...............................................................................................................

»No era fácil que el Rey pudiese presumir ni úun remotamente que éstos y otros palaciegos en aquella misma ocasion lo engañaban, pues entónces fue, cuando lograron para sí y para otros, empleos, dignidades, distinciones y la particular gracia con que S.M. premió su fidelidad mal entendida, con la cesion de una parte del territorio de las Floridas, en la que fueron considerados Alagon, Puño-enrostro y D. Pedro Vargas, tesorero particular de S. M.; pero estos miserables, sin tener conocimiento alguno del estado de los negocios, y confiados únicamente en sus intrigas y manejos clandestinos, se vieron poco tiempo despues, y cuando ménos lo pensaban, privados de esta propiedad, lo que se verificó en virtud del tratado hecho con los Estados-Unidos, que S. M. ratificó en 25 de Octubre de 1820, á cuyo favor dió y donó en toda propiedad y soberanía la Florida Oriental y Occidental, anulando expresamente las tres concesiones hechas á favor del duque de Alagon, Puño-enrostro y Vargas.»

Presas no incluye aquí la biografía de Ugarte, uno de los principales de la camarilla ; pero la consigna más adelante. Como éste fué el móvil y agente de várias de las torpezas atribuidas á la camarilla, y en 1821 el principal agente y director de todas las juntas secretas y conspiraciones para levantar partidas realistas y combatir la Constitucion, conviene dar algunas noticias acerca de tal personaje.

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(1) Todo lo que dice Presas contra este sujeto parece poco. No he oído á ningun realista ni liberal hablar de él sino con el mayor desprecio. Segun Presas (1), D. Antonio Ugarte vino á Madrid desde Vizcaya, su pátria, a buscar fortuna, siendo de edad de unos quince años. Por algun tiempo estuvo de criado de esportilla, ó mozo de plaza en casa del consejero de Hacienda D. Juan José Eulate y Santa. En la misma casa pasó luégo á escribiente, pero salió de ella por un asunto desagradable. Entónces se tuvo que poner á maestro de baile. Entre los discípulos pudo contar, por su fortuna, á una señorita de Búrgos, la cual tomó á empeño favorecer á su maestro coreografico, proporcionándole, no tanto discípulos, cuanto algunos negocios en que fuera agente: llegó á serlo de Indias, y más adelante de los cinco gremios. La fortuna principió á sonreirle, pero mucho mas cuando tuvo la suerte de que el embajador de Rusia, barón de Strogonoff; le encargase la gestion de algunos negocios suyos particulares, que desempeñó con exactitud y esmero; de modo que habiendo de salir de Madrid el embajador precipitadamente en 1808, le dejó encargado de cuanto tenía en esta córte.

En ella siguió sirviendo á tirios y troyanos y á cuantos le proporcionaban negocios durante la guerra de la Independencia, de modo que, habiendo de marchar á Rusia don Francisco Zea Bermudez, que tenía allí relaciones mercantiles, á fin de obtener recursos á favor de España y contra el usurpador, fué Ugarte quien proporcionó en Madrid el pasaporte francés, añadiendo á éste una carta para Strogonoff, que tambien entregó al Sr. Zea, el cual poco despues estipulaba el tratado de Beliki-Luki, en 12 de Setiembre de 1812, con el conde Nicolás de Romanzofí.

Dos años despues vino de embajador de Rusia á España el bailío Tattischeff, á quien Strogonoff había recomendado á Ugarte. Sirvióle éste, no ya como agente de negocios, sino como confidente en sus relaciones diplomáticas, lo cual dio gran importancia á Ugarte, pues gestionaba en la camarilla por cuenta del embajador, el cual á su vez le realzaba en la corte, paseando con él del brazo y distinguiéndole con no pocos honores, causando así algo de envidia y no poca extrañeza á sus antiguos discípulos de baile y clientela.

Confióle Fernando VII el encargo de alistar la expedición que debia marchar al Rio de la Plata, para la pacificación de aquellos Estados. Faltaban buques, pero el bailío ofreció los que sobraban en Rusia, y al efecto se trajeron de allí á Cádiz cinco navíos y tres fragatas que estaban pudriéndose y casi desechados en los puertos de aquel país, Costaron aquellas piraguas apolilladas quinientas mil libras

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(1) Pintura de los males etc., pág. 117. Como la biografía que da Presas es algo prolija, ha parecido mejor compendiarla. esterlinas, de las que habia entregado Inglaterra para indemnizar á los perjudicados en la abolicion del tráfico negrero. El capitan de navío D. Roque Guruceta y los marinos encargados de recibir los barcos rusos, declararon que estaban inservibles. El almirante ruso Muller, que los habia traido, Ugarte y Tattischefí decian que eran excelentes, pero que los marinos eran unos pícaros liberales, que no querian admitirlos por no embarcarse para América, y el público llegó á creer que unos y otros tenian razon, Una desgraciada experiencia acreditó la inutilidad de los barcos.

Ugarte tuvo el feliz pensamiento de proponer al conde de La Bisbal para jefe de la expedición, lo cual prueba su gran perspicacia, pues el señor conde estaba ya entónces desacreditadisimo con todos. Por otra parte, la expedicion no acababa nunca de aprestarse, y los fondos que sacaba Ugarte de tesorerías eran ya tantos, que reclamando los intendentes y viniendo quejas de todas partes, fue enviado éste al alcázar de Segovia, para que allí, más despacio, fuera pensando en el arreglo do sus cuentas con el Tesoro. De allí le sacó la revolución de 1820 con aureola de víctima, y vuelto á la gracia del Rey, tambien en concepto de víctima fue comisionado por éste para la creacion de juntas realistas secretas en las provincias, y levantamiento de partidas, en lo cual trabajó con acierto y celo, corriendo algunos riesgos. Mas esto pertenece ya al capítulo siguiente, y como los liberales siguieron hablando de la camarilla y de su influencia, aun despues del año 1824, para entónces dejaremos el continuar este asunto y consignar las respuestas y vindicaciones que los realistas dieron contra los desmanes que los liberales imputaban á la célebre camarilla, Los realistas partidarios de ella no negaban su existencia, pero atenuaban los cargos relativos á influencias extralegales, y disculpaban otros. Los realistas honrados y los católicos fervorosos y alejados de la política la miraban casi tan mal como los liberales, y le echaban la culpa de todas las desgracias, absolviendo y disculpando al Rey. Con todo, es lo cierto que éste sabia burlarse de unos y otros, hasta de la misma camarilla y de los rusos. Buena prueba dió de ello en las negociaciones de su segundo matrimonio. Mientras Ceballos y todos los rusófilos negociaban el casamiento de Fernando con una princesa rusa, él se burlaba de ellos tratando su casamiento y el de D. Carlos con las princesas del Brasil, en lo cual gestionaban Lardizabal, ministro de Indias, Vigodet, el P. Cirilo y Calomarde, Interceptada por los insurgentes la correspondencia de Lardizabal, y publicada en los periódicos de los Estados-Unidos, llegó la noticia á Europa, donde produjo gran hilaridad, por el chasco que recibian los augustos novios al ver descubiertos sus misteriosos amores y gran rabia en la camarilla al ver el más pesado chasco que el Rey les iba á dar. Ceballos y los rusófilos llegaron casi á desbaratar las bodas, y lo hubieran conseguido á no haber llegado las novias muy á tiempo al puerto de Cádiz, y parecer ya muy feo que diesen los augustos novios una repulsa á sus jóvenes sobrinas. Con todo, Lardizábal y Calomarde salieron desterrados (1), Ceballos cobró los gajes de la boda que había tratado de deshacer, y la camarilla, que siempre miró con malos ojos á la reina doña Isabel de Braganza, se vengaba de ella fomentando las liviandades del Monarca en Madrid y en los sitios reales, y hasta en los baños de Sacedon.

Y esta es la síntesis y resumen de todo la decantada influencia de la camarilla. Como el Rey, á pesar de sus alardes exteriores de catolicismo, era muy mal católico práctico, y escandalizaba á España con su mala conducta, necesitaba gente baja y sin conciencia para fomentar sus pasiones bajas y groseras, y tenía que remunerar á ésta sus bajezas, sin perjuicio de burlarse de ella y despreciarla. Es cabalmente lo quo sucede á todos los hombres públicos y caballeros particulares. cuando no viven como Dios manda; que no sirve hablar de catolicismo y vivir como paganos.


$ XXXI.[editar]

La francmasonería desde 1814 a 1820: conspiración contínua : el Oriente en Granada: el conde de Montijo: causa ruidosa de Van-Halen.

A la guerra de Independencia, que sostenia España desde 1808, se agregó desde 1812 otra guerra sorda, intestina y preludio de guerra civil, que á grandes rasgos queda diseñada en los párrafos anteriores. La historia en su dia hará justicia á los que tan intempestivamente la promovieron por intereses personales y fanatismo sectario El gobierno y las Cortes quisieron convertir a Fernando VII en un Rey de farsa, á fin de seguir dominando al país en su nombre, imponiéndole una Constitucion exótica y altamente democrática y á la francesa, trasfiriendo el poder del Rey á la fuer-

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(1) Calomarde estaba haciendo preparativos en Sevilla secretamente para la recepción de las princesas cuando le cogieron preso y le llevaron a Pamplona. Y es lo bueno que mientras él andaba con tantos misterios, el duque de Alagon escribia lo de la boda al dean y por este lo supo toda la ciudad. za y el caciquismo; simbolizados en el ejército y la burocracia, polos en que se apoyan los gobiernos al estilo moderno, sustituyendo una tiranía eventual con dos tiranías ciertas.

Logró el Rey librarse de estos lazos en 1814, por consejo del embajador inglés, y gracias á Elio y algunos otros generales, disgustados del charlatanismo gaditano, de las intrigas de aquel gobierno v de los móviles secretos, pero ya bien conocidos, que lo dirigian en sus actos y tendencias políticas. El pueblo ni entendia ni ménos apreciaba ni deseaba la nueva Constitucion; detestábanla el clero y la nobleza: sosteníanla con todas sus fuerzas los empleados y los que esperaban vivir á costa de ella, y muchos de los generales ya entónces afiliados á las sociedades secretas. Algunas expresiones imprudentes vertidas en las Córtes contra el ejército (1), y la parcialidad del gobierno en la distribucion de premios, y de la prensa en la narracion de los sucesos, tenian exasperada á la mayor parte del ejército; y todas estas cosas unidas hicieron contra la Constitucion y las Córtes más que la decantada representacion de los Persas, que hubiera significado bien poco sin la indiferencia del pueblo, el disgusto del ejército, y la aversion del clero, la nobleza y los hombres acaudalados y de ideas religiosas, Por desgracia, el Monarca era poco á propósito para dominar aquellas circunstancias, y, personalmente, indigno de los sacrificios que la nacion habia hecho por él, y del apoyo y casi ciego culto que el partido realista principió á tributarle. Su conducta anterior habla sido muy poco digna, faltando á las leyes de la religion y de la naturaleza, conspirando por dos veces contra sus padres y destronándolos por medio de una sedicion militar, que sembró en el ejército la inmoralidad y los gérmenes de rebelión é indisciplina, males antes desconocidos y desde entonces crónicos (2). Su política, al ponerse en manos de Napoleón, fué estúpida y digna de los estupidsimos consejeros que le habian precipitado al crimen; sus bajezas para ganarse el favor de Napoleon, sus felicitaciones, sus cartas, son tan cobardes, villanas é indecentes, que hubieran avergonzado al último mendigo de España, ¡de España, donde los mendigos piden limosna con cierto decoro (3)!

El partido realista pasó por todo; la historia, de hoy en adelante, tiene que ser severa, y muy severa, con Fernan-

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(1) Con motivo de unos palos (muy bien ganados) qué dió Osma al diputado Calvo de Rozas, hubo un conflicto serio, y un diputado calificó al ejercito de chusma de mercenarios y asesinos pagados. Estas palabras hicieron muy mal efecto en el ejército, y los realistas las explotaron.

(2) Véase en el apéndice la serie de las sublevaciones militares de España desde 1808, en que se demuestra que desde entonces no ha pasado un año sin una sedicion militar.

(1) Publicólas Llorente bajo el anagrama de Nellerto. do VII, Los liberales tienen razon para quejarse de él, pero no la tuvieron por eso para hacer lo que hicieron. El historiador imparcial y católico no puede dar la razon ni á él ni á ellos: todos se portaron á cual peor.

La prision de los diputados á Cortes fue una crueldad tan impolítica como innecesaria, cuando bastaba con enviarlos á sus casas y vigilarlos. No fueron menos impolíticos otros actos y medidas de gobierno, que los liberales llevaron con tanta mayor impaciencia, cuánto que, á ser ciertas las noticias que circulaban, el Rey, durante su residencia en Valencey, se había afiliado en la francmasonería, y en este concepto tenian derecho á mirarle como hermano y como cosa suya, pues el mason pasa á ser cosa de la sociedad, como el siervo de su señor (1). Y con todo, Fernando VII asistia á los autos del Santo Oficio y se colgaba la medalla con la cinta verde.

¿Será cierto que aquel hombre de ideas rancias y de costumbres modernas, como le llamó Chateanbriand, fuese francmason? Yo me inclino a creerlo; pero (como he dicho en otros casos análogos) no me atrevo á afirmarlo. Ello es que, no los liberales, sino aun más los realistas desde el año 1827 al 33 lo creian y lo propalaban así, como veremos luego; y á quien sepa las bajezas que hizo durante su cautiverio en Francia, su mala conducta privada, y su escaso catolicismo (fuera do las exterioridades), no le costará mucho trabajo el creerlo, ni entregar su nombre a la francmasonería para que lo coloque entre sus venerables.

Por mi parte, no aplaudo las exageraciones de algunos realistas en 1814, y menos las medidas de proscripcion adoptadas por Fernando VII contra los diputados liberales, dando a muchos de ellos una importancia que no tenian, máxime cuando eran sujetos en general tan dúctiles y maleables, que, á poco que los hubiera halagado Fernando VII, habrian renegado de la Constitucion y abjurado de levi y aun de vehementi, si el empleo merecia la pena. La mayor parte de ellos tuvieron que ser héroes por fuerza.

A pesar de las amañadas narraciones de D. Lorenzo Villanueva, y de los que á ciegas le han seguido, es lo cierto que el pueblo de Madrid, en su mayor parte, odiaba ya la Constitucion, que las Cortes, en los últimos dias de su existencia, hubieron de cometer atropellos y dedicarse á intri-

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(1) Persona bien informada y de confianza me asegura haberle dicho su padre, rico propietario de Andalucía, que al visitar á Fernando VII en 1815, le hizo signos masónicos.

Otro sujeto, hijo de un alto personaje de la córte, me asegura que su padre encontró entre los papeles de un ministro difunto de Fernando VII una noticia de la recepcion de éste en la logia de Valencey el día 16 de Julio de 1812, y que por consejo de D. Tomás Gonzalez, confesor de la Reina, a quien enseño aquel documento, fue rasgado y quemado en en acto. gas contra los diputados realistas, que tampoco se descuidaban. La Constitución de 1812 no era viable, como han indicado la experiencia, y probado las varias curaciones que han tenido que hacer en ella sus mismos progenitores. El ceremonial acordado por las Córtes para el viaje del Rey y su recepcion en Madrid era tan disparatado, revolucionario o impolítico, que no lo podia aceptar ningun Monarca decente, so pena de ser perjuro ó dejar de ser Rey, quedando moralmente muerto. Finalmente, Fernando VII no oyó sino maldiciones contra la Constitucion asi que llegó á España. En la junta habida en Daroca el día 11 de Abril de 1814, todos los ministros y demás cortesanos opinaron contra el juramento de la Constitucion, excepto Palafox y el duque de Frias. El conde de Montijo,el célebre Tio Pedro del 17 de Marzo en Aranjuez, fue el mas acalorado en contra de la Constitucion, y de allí se dirigió á Madrid «para que aguijase á los barrios bajos de la corte contra la Asamblea nacional, y empleando sus viejos amaños soplase el fuego de la discordia (1).»

¿Era ya entónces Montijo el jefe de la francmasonería? —No lo he pedido averiguar; pero lo que sí consta es que lo era pocos meses despues, y, con todo, este célebre franc-masón había sido de los que más contribuyeron á derrocar el Código del año 1812 y á perseguir á los diputados liberales de Cádiz. «Sólo faltaba al conde de Montijo la nota de delator...; y declaró, en compañía del conde de Buena-Vista, que los liberales habian formado causa á Fernando en un café de Cádiz, y sentenciaádole á muerte; calumnia que excitó la risa y el desprecio de sus propios amigos (2).»

Tal era el jefe de la francmasonería española por aquel tiempo; y, si esto había hecho el conde de Montijo y no lo ignoraban los masones, ¿por qué siguieron reconociéndole por jefe, o, lo que aun sería peor, eligiendole como tal en 1815? Este es un cargo de bajeza a que no puede responder la francmasonería española. Lo más que podrán alegar es que sólo era jefe ad honorem, como otros muchos príncipes y magnates, que, creyendo ellos dirigir, no son sino editores responsables y dóciles instrumentos.

Clavel supone que Fernando VII dio un decreto contra la francmasonería: sus palabras, que copia John Truth, son estas: «Fernando VII prohibió por decreto de 24 de Mayo de 1814 las reuniones masónicas, calificando de crimen de Estado toda contravencion á este decreto. Mas como algunas lógias continuaban reuniéndose en secreto, averiguado por la autoridad, fueron presos todos sus miembros, entre los

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(1) Historia de la vida y reinado de Fernando VII, tomo II, pag 17.

(2) Ibídem.

TOMO I. que se encontraban el marqués de Tolosa, el general Alava, ayudante general del duque de Wellington, el canónigo Marina, miembro de la Academia de la Historia, el doctor Luque, médico de cámara y muchos extranjeros domiciliados en España, que fueron sepultados en las cárceles del Santo Oficio.

»En 1819 muchos masones distinguidos de Murcia perecieron en los tormentos que la Inquisicion les hizo sufrir para arrancarles revelaciones. El poder de la Inquisicion era tal, que Lozano Torres, ministro de Gracia y Justicia, iniciado en una lógia de París en 1791, y cuya casa en Cádiz habia servido de asilo á las lógias durante la guerra de la Independencia, no pudo evitar semejantes atrocidades.»

Lo que se dice aquí de haber muerto varios francmasones en el tormento que les dió la Inquisicion en Murcia, es falso (1). Algo más cierto parece lo que se dice del hipócrita y grotesco Lozano Torres. Este señor habia sido relojero en Cádiz luego corredor de pólizas (2), "y despues por ignorados rumbos tuvo medio de viajar por Inglaterra, Suiza y otros países dónde, si no acrecentó sus conocimientos, pues no salió de su patria con ese fin, adquirió audacia y facilidad para entender de todo, como otros muchos.» Ya hemos visto por,la anterior confesion masónica de Truth, que los ignorados rumbos eran precisamente los rumbos de la masonería.

Logró entrar de comisario y cometió tales abusos, sobre todo en el hospital de Cádiz, que las Córtes, á vista de los excesos que se denunciaban, mandaron residenciar su conducta; pero la comision amparó al hermano, y se le envió al ejército de Castilla, donde lord Wellington no le quiso admitir. Refiérense cosas sumamente grotescas acerca de la hipocresía con que el bendito francmason alucinaba á Fernando VII (3). ¡Tal era el estupendo ministro de Gracia y Justicia que nombró Fernando VII en 3 de Febrero de 1817!

Mas no era éste el único ministro de Fernando VII á quien, con razon ó sin ella, se acusó por entónces de afiliado en la francmasonería. D. Pedro Ceballos, D. Pedro Macanáz, D. José García Pizarro, el general Ballesteros, el ministro de Hacienda Garay (D. Martin) y aun algunos otros, fueron acusados de francmasones.

De algunos de ellos parece casi indudable que lo fueron;

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(1) Van-Halen, en sus Memorias, tomo I, pág 68, y tomo II pág 119, da los nombres de todos los procesados, y en ninguna parte habla de muertes ni tormento.

(2) Presas: Pintura de los males, etc., pág. 58.

(3) Cuenta Presas (Pintura de los males, pág. 89) que cuando sabia que Fernando VII habia pasado mala noche, entraba en la real camara muy cabizbajo y aseguraba que había pasado lo mismo que S. M.; pues, por simpatía, padecía siempre todos sus achaques. de otros se puede conjeturar con alguna razon. La biografía de Ceballos es muy rara y digna de estudio. Era pariente de Godoy, y con todo Fernando VII le conservó en el ministerio de Estado. En Bayona vendió á Fernando VII, y se hizo partidario del rey José Banaparte: dejó á Bonaparte y se hizo liberal, y las Córtes le dieron plaza en el Consejo Estado : dejó á los liberales y se hizo acérrimo realista, y los de este partido fueron tan buenos, que le hicieron ministro en 16 de Noviembre de 1814. Cayó en Octubre de 1816, y se hizo liberal, y los liberales fueron tan buenos con aquel hermano, que le volvieron á dar plaza de consejero. Lo que esto significa, puede considerarlo cualquiera persona inteligente.

Del ministro aragonés Garay, dice Presas que «en premio de sus servicios fué vituperado y ultrajado con las calumnias de impío y francmason.» Ignoro si lo sería: pero puede asegurarse que era el más honrado y decente de todos los ministros de Fernando VII por entónces.

Las lógias españolas recibieron un gran refuerzo con el regreso de los prisioneros españoles que volvian de Francia. Apenas hubo alguno que dejase de ser iniciado en la francmasonería, y hasta los mismos clérigos regresaron hechos francmasones. A la verdad, es muy dificil á un pobre cautivo, lleno de privaciones y miseria, sustraerse á la tentacion de mejorar de tratamiento y de suerte haciéndose mason, y por consiguiente hermano y protegido de los mismos encargados de su custodia.

El capitan D.G. J. G., en un folleto impreso en 1820 (1), lo dijo casi por lo claro en estos términos: «Más de cuatro mil oficiales procedentes de los depósitos de prisioneros, y muchos más millares de otras clases subalternas de la milicia, detenidos en Francia por diferentes espacios de tiempo, y vueltos al seno de la madre pátria en 1814, dando un vigoroso movimiento de impulsion a las opiniones liberales, que ocultamente fermentaban, causaron la última revolucion en las ideas y dieron el golpe mortal al despotismo.

»El héroe que junto á Calpe enarboló el primero el estandarte de la libertad era de este número : á él pertenecen tambien su jefe de estado mayor D. Evaristo San Miguel y mucha parte de los oficiales del inmortal ejército de la Isla.

»Bien conocieron los agentes del poder absoluto que estos hijos de la pátria, que durante su prision habían deplegado sus talentos libres de trabas, para estudiar, entre otras cosas útiles, los derechos del hombre, en un país que, aun-

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(1) Examen de las causas que en 1814 contribuyeron á la abolicion del sistema constitucional rna y juicio imparcial sobre lainfluencia que en ella paudo tener el ejército, por el capitan D. G. J. G. Madrid, 1820:imprenta de Burgos, pág. 53. que no era dado gozarlos en su plenitud, no estaban prohibidas las obras que los explican, traian opiniones demasiado enemigas de este poder, y que debían hacerle una guerra sorda, pero tenaz (1). Nada hay más cierto ni evidente: el espíritu del ejército ha cambiado desde el año 14 al 20 de un modo más fácil de concebir que de explicar, sin que por haber ganado en ideas liberales haya perdido en disciplina militar, como acaba de probarlo en estos dias de gloria que tienen atónita á la Europa entera (2).

»Así, pues, no dejó de hacérseles sentir más de una vez: la aversion con que se les miraba, y la desconfianza que inspiraban las ideas de que se les suponía imbuidos............................

»Este recibimiento de los prisioneros venidos de Francia. nos hizo bien pronto conocer el concepto en que nos tenía el gobierno: y cuando en el año 15 se establecieron los depósitos de oficiales agregados, en que la mayor parte perecían de miseria, se echaba de menos el trato que nos había dado el gobierno francés.»

Lo que dice este militar en frases embozadas acerca de la afiliación en la francmasonería de casi todos los oficiales prisioneros, y de la propaganda que luego hicieron en el ejército, es una cosa fuera de duda. Mas en vez de referir lo que yo tengo oido, prefiero valerme del testimonio de un escritor liberal, pero altamente imparcial, que describe los manejos de la masonería española en aquella época (3):

«La secta de estos últimos (los francmasones) se hallaba ya arraigada en España profundamente. Generalmente se cree introducida en el reino por primera vez durante el reinado de Carlos III; y aunque la revolucion de Francia parezca que debiese darla un maravilloso impulso, con la existencia de la Inquisicion, la vigilancia del clero y la escasa predisposicion de los ánimos para que fructificase su semilla, apenas se presentan vestigios de ella en tiempo de Carlos IV. La invasion francesa facilitó extraordinariamente su desarrollo, y cuando las Cortes abolieron el tribunal del Santo Oficio, contaba ya la Península con un gran número de afiliados en la propia secta. La reaccion do 1814, la intolerancia del gobierno, el predominio de los eclesiásticos, y la obstinacion con que se perseguia á los liberales, no bastaron ya á intimidar a los francmasones, quienes, por el contrario, redoblaron su celo por aquella.

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(1) Fijese bien el sentido de estas palabras, y se verá lo que significaban en el caso do no poder hablar claramennte.

(2) Lo de siempre: de 1820 á 1867 hemos asustado á Europa unas doce veces, y antes de que acabe el siglo todavía la dejaremos atónita otras doce veces.

(3) Mi compañero y amigo D. Cayetano Rossell, en su adición á la Historia de España por Mariana, edicion de 1812, tom. XXI, pág. 177. Prefiero consignar aqui el extracto que hizo aquél de las noticias publicadas por Van-Halen. institucion, acrecieron el número de sus prosélitos, y lo que antes tenía por objeto discusiones insignificantes y vagas, llegó á adquirir un carácter de reunion política, en que se sancionaban principios de libertad y combinaban planes contra la existencia del gobierno. Tardó éste en advertir la propagacion de aquellos ocultos enemigos de su sistema (1). y cuando quiso precaverse de sus asechanzas, destruyendo la obra y persiguiendo encarnizadamente á sus autores, no le fue ya posible.

»Los sectarios habian adquirido una audacia que rayaba en temeridad, formando un solo cuerpo, cuya cabeza, el Grande Oriente, existía en Granada, y habian admitido en su seno á varios personajes de los que más se distinguian en la nacion por sus talentos, nombradía. y riquezas. Confiados en tan poderosos auspicios, se creían ya seguros y casi vencedores: apenas tomaban ya ninguna precaución (2) para ocultar el sitio en que celebraban sus conferencias, y como, sin embargo de la indiferencia con que comenzaban á mirar aquellos habitantes la ineptitud de los que regian la monarquía, odiaban hasta la idea de sociedades clandestinas, que suponian ser todas contrarias á la pureza de la Religion católica, no fué difícil hacer las convenientes averiguaciones sobre los individuos del Grande Oriente. Excepto muy pocos que consiguieron salvarse, los demás cayeron en manos de las autoridades y fueron sumidos en calabozos y tratados como conspiradores y como herejes. Cupo igual suerte á todos los otros afiliados, que, aunque esparcidos por la Península, dependian de aquel centro común; y entre ellos merece hacerse especial mencion de D. Juan Van-Halen, aquél que á principios del año de 1814 fué causa de que con singular ardid volvieran á nuestro poder las plazas de Lérida, Monzon y Mequinenza (3).

»Increibles parecerian las extrañas aventuras (4) que de él nos cuentan en este tiempo, á no verlas exactamente confirmadas en una Memoria que el mismo sujeto acaba de dar á luz (5), relativa al asunto que nos ocupa ; documento

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(1) No son esas mis noticias. El gobierno supo desde luego las poco ocultas maquinaciones, y lo que dice el capitan D.G.J. G. de la desconfianza que desde luego inspiraron los oficiales venidos de Francia, lo indica asi. En esta sempiterna disputa, los liberales motivan sus maquinaciones en la persecucion de los realistas, y los realistas motivan la persecucion en las maquinaciones de los liberales. Unos y otros tienen razon en sus acusaciones: eran tales para cuales.

(2) ¿Para qué necesitaban precauciones si casi todos los ministros de Fernando VII eran francmasones?

(3) Napoleon, que habia debido muchos de sus triunfos á los manejos de la masonería, se vio abandonado de ella en 1813 y 14, como demuestra el abate Gyr, pág. 319 y siguientes, y 329 y siguientes.

(4) Para quien conozca los resortes de la masonería nada tienen de extraño.

(5) Se titula Memorias del coronel D. Juan Van-Halen: la edicion que poseo, en dos tornos en 8.° marquilla, es extranjera y carece de portadas : fué impresa hacia 1829. lleno de curiosos pormenores, en que se apela á citas de tantas personas y tan conocidas, que no es posible, dudar un momento de la verdad de cuanto contiene. Los que, como nosotros, algun día juzguen exagerada invencion cuanto acerca del Santo Oficio, de su inflexible rigor, de sus procedimientos y aplicacion del tormento se refiere, pueden hojear la narración de Van-Halen y verán disipadas al punto todas sus incertidumbres; porque, á la verdad, repugna á la razon la idea de que, ya muy entrado el siglo XIX, y precisamente en el mismo año en que, al visitar el rey Fernando las cárceles de la corte, mando, horrorizado á su vista, destruir el tormento llamado del potro, como un signo de opresion y de barbarie, en este mismo año, decimos, se apelase al inhumano recurso de la tortura para arrancar á un hombre revelaciones que estaba resuelto á enterrar consigo (1). Pero tal era la debilidad, la obcecación que habian inspirado al rey de España sus cortesanos: sentia un estremecimiento de horror al ver con sus propios ojos un instrumento de feroz tiranía, y no osaba librar de las garras de los inquisidores y juzgar con humanidad á un indivíduo de una sociedad secreta porque querian se le atormentase sus fanáticos consejeros (2). La rabia en que ardian éstos sobrepujaba á todo encarecimiento; era tal, que el canónigo é inquisidor Riesco, escandalizado del abuso que se hacia de la Religion y del poder, se arrojó á los piés del Monarca, pidiéndole que pusiese término á tantas atrocidades, y, viendo desoidos sus ruegos, renunció la plaza de inquisidor, presagiando á S. M. las desdichas que le amenazaban si no las precavía con pronto y eficaz remedio. Cáusanos, por fin, un verdadero placer el poder tributar sinceros y merecidos elogios á la memoria de un digno eclesiástico.

»Volviendo al caso de Van-Halen, debemos advertir que su persecucion empezó mucho ántes de esta época, pues ya por el año 15 estuvo preso en el castillo de Marbella. En el presente (1817), habiéndose confiado demasiado de uno que se le vendia por amigo, á quien hizo depositario de sus papeles, fué delatado por francmason, y encerrado en la cárcel de la Inquisicion de Murcia. Decidido á rechazar cuantos cargos le hiciesen y á evadirse de las mañosas preguntas que le dirigian en averiguadon de la existencia de la socio-

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(1) ¿Y qué medios han usado la masonería y otras sociedades secretas para a arrancar secretos a sus víctimas?

(2) No era obcecacion: la Inquisicion, tribunal religioso y político á la vez, estaba encargado desde el siglo XVI de perseguir á las sociedades secretas, supliendo en esto la acción de la policía, que hoy hace sus veces, dejando atras los procedimientos del Santo Oficio. Que existía la francmasonería no se niega; si no la hubiera perseguido la inquisicion, le hubiera seguido los pasos la policía, cuyos procedimientos secretos no son distintos ni por lo coman más suaves que los de aquélla. La policía masónica y la revolucionaria gozan de malísima fama. dad y de los indivíduos que la componian, propuso que si le conducian á presencia de S. M. le haria importantes revelaciones. Dióse cuenta al Rey de tan extraña demanda, y entrando Fernando en curiosidad de conocer á aquel hombre, y de aclarar los misterios que hallaba en su conducta, mandó que le condujesen á su presencia. Trasladado al punto á Madrid, le llevaron a Palacio, y, atravesando los departamentos interiores de la habitacion de S. M. , se hallo muy pronto delante de éste. Preguntóle cuáles eran los secretos que tenía que descubrirle, y Van-Halen, sin turbarse ni afectar actitud humilde, le dijo en breves palabras cuanto creyó conveniente á su propósito; le confesó la existencia de la perseguida secta (1), defendió el objeto á que aspiraban sus individuos (2), no imploró gracia alguna, antes bien, censurando severamente a los que le perseguían, se atrevió á proponer á Fernando que se pusiese al frente de ella, con lo cual haria su felicidad (3) y la de la nacion española, y le prometió que los francmasones, no sólo respetarían sus derechos, sino que se los otorgarían más amplios que los que actualmente disfrutaba (4), y ejercería mayor poder que el que le dejaban ahora los hombres de quienes se valía. Sorprendióse el Monarca á vista de tan inesperada franqueza, y no debió del todo disgustarle, cuando, al mandarle retirar, le preguntó si fumaba, y respondiéndole que sí Van-Halen, le alargó un puñado de cigarros habanos, de la porcion que tenía desparramados sobre la mesa de despacho. Sin embargo, dio luego oidos á los lisonjeros, que se apresuraron á destruir el efecto producido por las palabras de Van-Halen, pintándole como un perverso revolucionario, enemigo de la fé y del trono; y Fernando, olvidándose de aquel asunto, volvió á caer muy presto en su habitual indiferencia. »Era de presumir que, si Van-Halen no lograba interesar al Rey en su favor se agravarian sus desgracias y el rigor de sus enemigos. Así aconteció exactamente, porque, encerrado en un calabozo de la Inquisición de Madrid, en vano esperó el resultado de la audiencia, que no fué otro sino el que plugo al ministro de la Guerra, Eguía, de quien, como militar, dependia el reo, y á los severos jueces que le esperaban.»

Hasta aquí la narracion compendiosa del Sr. Rosell.

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(1) ¡Hubiera sido curioso que la hubiese negado á Fernando VII, si éste era.`.!

(2) Lo de siempre: sermon para tontos. por Fr. Juan de Picardía

(3) La que gozan hoy los reyes de Italia, Portugal y otros paises que viven supeditados á la francmasonería.

(4) Siendo entónces derechos de Rey absoluto, resulta que aquel francmasón le ofreció que la francmasonería le haria aún más absoluto, siempre que ella pudiera entrar a la parte del absolutismo. Ya lo sabíamos sin que nos lo dijeran. Sigue á ésta la descripcion del tormento que se dió á Van-Halen en el brazo; pero conviene ya oir al mismo perseguido. Mandaron el tormento los inquisidores Esperanza, Verdeja y Zorrilla. Este último, que actuaba como fiscal, y en este concepto fué su principal perseguidor, formuló el cargo en estos términos (1): «Usted ha mantenido por espacio de un año relaciones estrechas y de una inteligencia conocida con el marqués de Campo-Verde, D. Juan O'Donojú, D. José Torrijos y con más de doscientos sectarios. Siguió leyendome otros dos cargos, y despues de un rato.--Este Santo Tribunal recurre por ultimo á la fuerza...; ella arrancará de usted las verdades que no han podido conseguir ni el deber de un juramento religioso, ni las suaves amonestaciones con que se le ha exigido á V. repetidas veces...»

Pero el inquisidor se equivocó, pues Van-Halen, á pesar de que le dislocaron el brazo, no confesó ni delató á sus cómplices, y el Tribunal quedó infamado por usar de un medio tan feroz, brutal y anticatólico. cuando ya la opinion general y las leyes lo prohibian y no habia las razones que pudo haber en otro tiempo para cohonestar su uso en aquel tribunal, cuando lo mandaban aplicar los demás tribunales. lo mismo civiles que eclesiásticos de España, y aquí como en los extranjeros, inclusos los protestantes, que lo han usado hasta fin del siglo pasado.

Pero desaprobado ese acto de un tribunal que más que religioso era ya político, y viniendo á nuestro propósito, ¿tenía ó no tenía razon el Tribunal en su interrogatorio? La francmasonería era una sociedad secreta é ilegal, prohibida y penada por las leyes canónicas civiles desde casi un siglo antes. La ley era civil, y el Tribunal procedia segun la ley. La francmasonería atacaba á la religion, al trono, á la persona del Monarca y á las instituciones vigentes. La francmasonería era perseguida por la Inquisicion en virtud de una delegacion del Monarca, pues si no la hubiera perseguido la Inquisicion, la habria perseguido la policía, que es la Inquisición civil, y, hoy por hoy, no tiene fama de ser muy suave cuando se trata de conspiraciones. La francmasonería tenía va en 1817 minado todo el ejército y todo el país: Van-Halen no solamente no lo niega, sino que lo confiesa y lo enaltece; y aunque él lo negára, lo acreditaron los hechos y los dichos de todos los liberales desde 1820 al 23,y es una cosa ya innegable. Pero como el jansenismo y la masonería tienen la cualidad comun de negar su existencia, aunque se los vea palpablemente, y renegar de sus hechos hasta que llega el momento del triunfo, y como por otra parte hay realistas estúpidos que, por aparentar cierto ma-

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(1) Tomo I da las Memorias de Van-Halen, pág. 180 gisterio y ridícula independencia, afectan no creer las cosas que se dicen de la francmasonería, conviene citar las palabras textuales del mismo Van-Halen, para probar que lo que le acumulaba la Inquisicion era cierto y ciertísimo, que el ejército estaba ya desde 1816 ganado por la masonería, y que todas las sublevaciones militares de 1814 á 1820 fueron fraguadas y dirigidas por ésta.

Las Memorias de Van- Halen son en este concepto un arsenal precioso de datos, y el Catolicismo no tiene motivos para sentir su publicador (1).

Despues de lamentar Van-Halen que Fernando VII no cumpliera su decreto de 4 de Mayo de 1814, y que hubiese abolido la Constitucion de 1812, dice (2): «Ya el corto resto de hombres inmutables peligraba... El riesgo comun, cual acontece en tamaños estragos, uniformó la convocacion: un juramento sagrado los unió a todos, y las sociedades secretas, bajo las formas que eran adaptables en una materia puramente política.

»Desde entonces existen dos Españas, que sólo un gobierno equitativo puede reconciliar (3)... Por una parte un tribunal de sangre llamado Santo Oficio, constituido, como lo estuvo siempre, en instrumento atroz de tiranía, convirtiendo en víctimas ó míseros esclavos á los hijos fieles de un Sér misericordioso..................................................

»Sobre tales elementos se formó en 1814 la faccion titulada apostólica, ó de la fé (4). Así que se contempló bien apoderada del animo del Rey, se asoció, con hipócrita celo y escandalosa irrision del siglo, gran número de cortesanos y empleados públicos, todas las corporaciones monacales, en fin, toda clase de caducos y egoistas, que, amando la molicie, pretendian gozar de ella impunemente, gravitando, en mengua de una acertada administracion pública, sobre la parte más laboriosa y pingüe del Estado.

»Al reverso, se veían multiplicar y estrecharse con ma-

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(1) Algunos católicos apocados suelen asustarse cuando se publican estos libros. Hagan lo que yo, que los hago servir contra sus mismos autores. Con las cartas de Azara he vindicado á los Jesuitas. Reimprimiendo con ligeras modificaciones el Andrés Duun, les he quitado á los protestantes la gana de circularlo. Si Dios me da vida y salud, pienso reimprimir la novela de El Judìo Errante, sin más que hacer francmasón al jesuita Rodin. ¿cómo ho se les ha Ocurrido a los Jesuitas jugarle esta pieza al francmason Eugenio Sué?

(2) Tomo I pág. 15.

(3) No es cierto que esta division date de 1814: data desde 1810, en que los liberales v las Cortes promovieron ese cisma con inoportunas medidas, que debieron dejarse para tiempos de paz.

(4) A la accion anticatólica y antimonárquica de las Cortes hubieron de oponerse los católicos y los realistas; pero la masonería de Cádiz, con su fanática intolerancia, persiguió al diputado realista D. José Pablo Valiente, el cual, para librarse de que le asesinaran los patriotas (masones) de Cádiz, tuvo que huir despues de sufrir insultos en las Cortes.

Igualmente fueron expulsados por la intolerancia liberal el señor obispo de Orense, el Sr. Colon, que probo a las Córtes las ilegalidades y nulidades do su convocacion, y el Sr. D. Miguel Lardizábal, ex-regente. ravilloso incremento los lazos íntimos que entretejian hombres decididos á perecer ó salvarlo. Granada, á fines de 1815, fué la cuna, y en todas las ciudades de España en 1816 y 17 se apresuraron á imitarla, segundando su ejemplo: tal era el impulso del desconcierto general.»

El mismo Van-Halen dice que debió las primeras ideas de sana libertad (1) á los diputados presos D. Lorenzo Villanueva, el americano Larrazábal, despues revolucionario en Panamá, y al general O'Donojú. Fue procesado por haber tomado parte en la conspiracion republicana de Richard para asesinar al Rey, y le libró de ser fusilado el conde de Montijo, capitan general de Granada, jefe de la francmasonería española: con tan buen padrino, nada tiene de extraño que lograse declaracion de su inocencia. Pero es muy notable que siendo la fecha de esta declaracion correspondiente al dia 13 de Mayo de 1816, se ofreciese el Sr. Van- Halen, pocos días despues (Junio de 1816), al Oriente Montijano de Granada. Vean nuestros lectores, para su edificacion, el siguiente párrafo gongori-alegórico-masónico (2):

«En el silencio más sagrado, y á la sombra de autoridades y personas de alta jerarquía (3) se levantó un templo a las luces y al patriotismo perseguido. Mis recientes desgracias contribuyeron á hacerme conocer su existencia. Volé á sus aras, y fuí de los primeros que, con la efusion más íntima, ofrecí, en Junio de 1816, todos mis desvelos y sacrificios. »

¡Tantos rodeos y tanta palabra hueca para decir que se afilió en la lógia de Granada, templo de las luces, que allí hizo ó repitió los juramentos masónicos acerca del silencio más sagrado, y que las autoridades de Granada eran la sombra protectora de la lógica. Perdonen los lectores discretos que descifremos esta cláusula, bien clara por cierto, en obsequio de incrédulos, tontos ó bellacos, y de esos pobrecitos críticos que, á no ser por éstas y otras varias revelaciones, nos pedirían quizás pruebas de nuestros asertos, con cierta candorosa austeridad histórica, exigiendo se den documentos acerca de lo que está á la vista y se dice y se sabe por todo el mundo.

Trasladado Van-Halen á Murcia, estableció la lógia en un caseron grande donde vivia. Dícelo él mismo (pág. 54):

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(1) Antes de conocer á este clérigo, Van-Halen era liberal y afrancesado: que significa lo de la sana libertad? (Tom. I pág. 23 y 24.)

(2) Principio del cap. III tom.I pág. 37.

(3) El conde de Montijo, capitan general de Granada y jefe de aquella logia, el mismo que bajo el disfraz de campesino y nombre de Tio Pedro dirigió la sedicion militar de Aranjuez y el destronamiento de Carlos IV. Entre los francmasones de Granada nombra Van-Halen al catedrático Diaz del Moral (pág. 56). Este tuvo que huir á Gibraltar. Van-Halen se burla de su fuga (página 149). «Habitaba yo en Murcia en una gran casa, junto al cuartel del regimiento. La necesidad de un local suficiente para el formal aparato con que siempre verificábamos nuestras reuniones (1), me obligaba á vivir, aunque militar soltero, tan anchurosamente, pretextando destinarlo á las conferencias de los oficiales del cuerpo.» Los francmasones que por entónces concurrian á ella eran «D. Ignacio Pinto, Romero Alpuente (magistrado), el brigadier Torrijos y la mayor parte de los oficiales de su cuerpo, con algunos otros pocos sujetos estimados en el país.» (Pág. 46).

Cuando se sublevó Lacy, estaban estos militares y otros muchos de España de acuerdo con él, y el mismo Van-Halen «pasó de Murcia á Cartagena y Alicante para entenderse con las lógias y la tropa de alli» (Pág. 47) Vióse con esto el inconveniente de que el Consejo Supremo estuviese en Granada, y «ya en Junio de 1817 una fraccion de la autoridad patriótica hubo de establecerse en Madrid, como punto céntrico más á propósito para acudir oportunamente á todos los demás. (Pág. 47).»

El gobierno sospechaba ya del conde do Montijo: la Inquisicion procuró envolverle en la causa de Van-Halen, y se le mandó venir á Madrid. Por ese motivo se estableció allí ese centro de accion en 1817, prescindiendo del de Granada. La masonería de Madrid estaba muy bien servida dentro de la misma Inquisicion, y no se necesita ser muy lince para conocer que la fuga de Van-Halen do su calabozo está desfigurada y pintada por él de una manera amañada, y que el milagro fué hecho por el Deus ex machina del Olimpo moderno, que se llama San Millon. Veremos luego quo la masonería tenía casi minada materialmente la Inquisicion de Madrid.

Pero ¿quién fué el que dió el dinero, suyo ó ajeno, para hacer ese milagro?

El Sr. Van-Halen dice sobre esto (tomo II, pág. 20:

«Al instante Nuñez (2) acudió al conde de M***, que, vigilado muy de cerca por el gobierno, rodeado de espías de alta y baja clase, evitaba ciertos roces. El conde (3) puso en manos de Nuñez una gran suma, que luego le fué devuelta, ofreciendo uno de sus mejores caballos y todo cuanto se necesitaba para mi completa libertad..........................................................

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(1) Para una conspiracion militar no se necesita, ni aun conviene, formal aparato. Se ve, pues, que Van-Halen tenia logia en toda regla, en su casa de Murcia.Un catalan que la visitó, quedo admirado de sus columnas á la filosofa, (pág. 48)

(2) 1). José Nuñez de Arenas, capitan de artillería, partidario muy decidido de la francmasonería, segun Van-Halen.

(3) ¿Quien sería este Sr Conde de las tres masónicas ***? A cualquiera se le ecurre el nombre de Montijo abajo citado. »Belda, Núñez y Polo eran los únicos que debían salir á mi encuentro y colocarse en donde el cróquis me señalaba. Segun Nuñez, Arco Agüero, Montijo y la mayor parte de los demás, recelaban que fuese todo... una intriga urdida por los inquisidores.»

Los demás francmasones citados por Van-Halen, y que cooperaron á la fuga, fueron D. Jacobo Murfi, capitan de fragata, primo de aquél; D. Facundo Infante, comandante de ingenieros; D. Patricio y D. Joaquin Domínguez (1), Manzanares, Herrera Dávila, Solana, Saumell, médico de guardias de Corps, Zorraquin y otros que luego aparecieron complicados en la conspiracion de Vidal.Un hermano daba instrucciones desde Miranda de Ebro, y toda la francmasonería de España cooperaba para su evasion; de modo que en el banquete de despedida dirigió sus acentos de gratitud «á los que desde la Coruña a Valencia y desde Cadíz a Bilbao se habian interesado por la conservacion de sus dias.» Habia, pues, lógias, no solamente en esos cuatro puntos, sino en otros muchos intermedios, y hasta en Miranda de Ebro. El coronel D. Facundo Infante, que estaba en Alcalá de Henares, acogió á Van-Halen á su llegada á aquel punto. Allí había lógia á la sombra del colegio de ingenieros, y pertenecian á ella casi todos los oficiales de este cuerpo, y tambien vários catedráticos de la Universidad, y no pocos clérigos (2). Yo podria decir los nombres de algunos de ellos. pero hay una regla sencilla para saberlos. En aquella época no había apenas un liberal que no fuese mason: en los clérigos y en el profesorado, el jansenismo era la máscara para encubrirlo.

Es verdad que ya algunos estaban escarmentados, y en otros el miedo les impedia tomar parte en las lógias; pero yo he oído á sujetos que lo eran en aquella época y á otros que se afiliaron en 1820, y despues reconocieron su error y se desengañaron de aquéllas farsas, que ántes y poco despues do 1820 liberal y mason eran casi enteramente sinónimos, con pocas excepciones.

Murfi, primo de Van-Halen y capitan de fragata, lo era, á pesar de que los chascos que le pasaban con los maso-

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(1) D. Joaquin Dominguez era teniente coronel del regimiento de Valencey. D. Eusebio Polo era oficial de estado mayor. El fue el que con un pasaporte militar y una comision fingida sacó a Van-Halen de España. El pasaporte lo expidió el ministro Pizarro.

(2) La logia estaba en el Colegio titulado de Málaga; despues estuvo en la casa que fue da Jesuitas. Cuando en el mes de Mareo de 1820 los oficiales de ingenieros, y algunos pocos de Alcalá, proclamaron la Constitución; el rector de Málaga que, siendo clérigo, habia sido oficial del regimiento de Farnesio y estado prisionero en Francia, salió al balcon de la rectoral con la Constitución del año 12, diciendo a los oficiales:—¡Aqui, hermanos, aquí esta la felicidad de España! Así me lo refirió un testigo que me inspira completa confianza. Callo nombres propios y otros hechos, pues habiendo sido yo tambien rector de aquel Colegio, estoy muy al corriente de lo que allí paso. nes extranjeros, en la época del mercantilismo masónico, le habian hecho precavido. «Escamado, huyó desde entonces de todo el que le hacía señas misteriosas; por todas partes le parecia ver la misma cofradía, imponiéndole la contribucion, exigióndole el convite de nuevos banquetes (1).» En España no se habia llegado todavía á ese extremo, que no sobrevino hasta el año 1821, en que principió la plaga de la francmasonería mendicante, que es uno de los correctivos providenciales á los excesos y exageraciones de la masonería aristocracia. Mas en aquella época de 1815 á 1820 inclusive, la francmasonería española no se habia rebajado hasta el punto de degradación á que llegó despues, ni menos al que tiene hoy día, hecha objeto de ludibrio. La persecucion del gobierno, la exaltacion politica, la ingratitud del Rey y otras circunstancias particulares atraían hacia la francmasonería á la aristocracia y al ejército y obligaban á proceder con gran cautela. Los nombres de los liberales citados en este capítulo, como francmasones revelados por la misma francmasonería, tienen todos cierta celebridad histórica, eran hombres de saber, creian de buena fé (hasta cierto punto) en esas utopias, las profesaban con gran teson y entusiasmo, y las han sostenido con vigor y entereza hasta sus últimos momentos. Todos hemos conocido el tipo del doceañista, con todos sus defectos y errores, pero con ese teson y esa especie de integridad (no digo probidad) a su modo, de la cual no quedan ya ni vestigios entre los que se dicen sus herederos. Las conspiraciones militares y políticas de que se hablará luego darán más luz á este asunto, aunque sea preciso repetir algunos datos. Pero conviene echar ántes una ojeada sobre la masonería americana.

XXXII.[editar]

La francmasonería en la América española: sus relaciones con la de la Península: su Influencia en las vicisitudes políticas de España.


Poco es lo que se sabe acerca del origen de la masonería en nuestras colonias americanas, y aun eso poco que dicen los historiadores de la secta, no parece muy seguro.

Es indudable que la francmasonería existía en las pose-

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(1) Van-Hallen, tomo II, pág 12 sienes inglesas y francesas desde mediados del siglo pasado, por lo menos; pero no es de nuestro propósito el tratar acerca de ella. Las comunicaciones entre aquellas colonias y las nuestras no eran tales que pudieran implantarse de unas a otras instituciones de esa especie. Es de creer que en la Habana y en otros puntos, en que por algun tiempo dominaron los ingleses, no dejarian de establecer lógias como medio de atraerse á los naturales, afianzar su dominacion y hacer surgir enemigos de España, combatiendo la Religion y la monarquía. Pero esto no pasa de ser una conjetura, y no es lícito mezclar esta con los hechos más o ménos ciertos, que la historia consigna ó debate.

Lo poco que Clavel ha dejado escrito acerca de la francmasonería en Méjico es algo contradictorio. El marqués de Clermont-Tonerre, miembro del Supremo Consejo de Francia, erigió en 1810, cerca de la Gran Lógia nacional, un Gran Consistorio del grado 32, y en 1811, el conde de Grasse añadió un Supremo Consejo, del grado 33, el cual organizó al punto la Gran Lógia nacional bajo la denominacion de Grande Oriente de España y de las Indias.

Este Gran Oriente francés y afrancesado influyó poco en América. Con todo, hay sospechas de que alguna parte tuvo en la traicion del conde de Tilly, individuo de la Junta Central, que pretendió marchar a América con cinco mil hombres á favor de los insurgentes y contra España, que en mal hora le habia admitido en su seno y dado parte en su gobierno. Téngase en cuenta que el conde de Grasse, que organizó ese Grande Oriente se titulaba de Grasse-Tilly. Ignoro si existia entre ellos algun parentesco, a pesar de ser ambos De Tilly. Este señor conde, que era un gran tramposo y vivía de la francmasonería, fue acusado, segun Clavel (1), «de haber remitido en 1809, antes de venir a España, á otro francmason llamado Hannecart-Antoine, gran porcion de diplomas en blanco, autorizados con su firma, para que éste sacase dinero con ellos, y partirse luego el producto de aquel tráfico.»

El Supremo Consejo de América se estableció, segun el mismo Clavel (2), en casa de un fondista de París. El Supremo Consejo de Francia no lo quiso reconocer; pero habiendo caido el conde de Grasse prisionero en poder de los ingleses, ofreció al Gran Oriente inglés sumision y reconocimiento. No seguiremos en todas sus partes la narracion, algo embrollada, de Clavel (3) respecto á la Odisea masónica del conde de Grasse, preso unas veces por los ingleses y

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(1) Clavel, pág. 404 de la traducción española.

(2) Ibidem.

(3) Véame las paginas 406, 499, 410 y 412. A la pág. 410 se habla, de unos talleres de Jerusalen y de Santa Teresa. ¡Santa Teresa francmasona! otras por tramposo, redimido por la francmasonería y excomulgado por el Supremo Consejo, degradándole de mason y repartiendo siete mil ejemplares impresos con la noticia de esta excomunion masónica. Fue esto en 17 de Setiembre de 1818; pero llevando más lejos aquellos buenos masones sus iras, como si dijéramos inquisitoriales , declararon traidores á los hermanos Fernig, Beaumont y Quesada, los degradaron, y, pasando adelante, hicieron auto de fé con sus nombres, disponiendo que el hermano Sirviente, como si dijéramos el verdugo (horresco referens), trasformado en ejecutor de la sentencia de excomunion á matacandelas, quemase sus nombres; ¿y dónde? ¡Entre columnas! ¡Entre Jakim y Booz! Y no fué eso lo peor, sino que, segun Clavel, á quien respecto á esos puntos de mercantilismo y embrollos yo creo como artículo de fé ó poco ménos, los que condenaron al pobre conde por aquella industria, resultó que hacían lo mismo, y que los que no eran pillos, eran majaderos (1).

Creo que este Consejo francés influyó poco en la francmasonería hispano-americana. Antes habla influido, y más, otro mason francés, de quien igualmente nos da noticias Clavel (2), y que tambien era otro petardista. Llamá base José Cerneau, y se habia hecho francmason en la isla de Santo Domingo, donde el judío Stephen Morin habia perfeccionado la francmasonería elevándola hasta el grado 25.° (3).

Obligado Cerneau á escapar de allí despues de la insurreccion de los negros, «recorrió las Antillas españolas y los Estados-Unidos, fijándose al fin en Nueva-York, donde fundó en 1806 un Supremo Consejo del grado 33, haciéndose á la vez comendador, secretario y cajero.» (Esto era lo principal). «Hizo una porcion de recepciones de americanos del Sud (esto es, de hispano-americanos), expidió diplomas, y vendió mandiles y cordones y condecoraciones á los masones que habia iniciado (4). Emprendió igualmente la fabricacion de las cajas de hoja de lata que sirven generalmente para encerrar los sellos que pendian de los diplomas. A estos diversos ramos de industria agregó además una especulacion de librería; fué el autor y editor de un Manual masónico en español, de cuyos ejemplares inundó a Méjico y demás colonias de la América. Posteriormente llegó á entablar una cor-

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(1) Clavel, pág. 412. El Venerable Larochette vendia patentes, y andaba ar mando lógias por las tabernas; otro vendia agua bendita ; otro, al iniciar una compañia de gendarmes, les hizo bailar la gabota; otro era sastre literato, y sostenia que Hércules era rey de Auvernia...

(2) Clavel, pág. 432.

(3) Idem , pág. 639.

(4) Como quien dice, almacen, fábrica y tienda al por menor; y luego cajitas de hoja de lata. Debia ser judio ; solamente un rabino es capaz de perfeccionar así el comercio masónico. respondencia con el Gran Oriente de Francia, que al fin reconoció su Supremo Consejo, y, sin saberlo, le ayudó poderosamente al tráfico que ejercía con la francmasonería.

»Llegó á Charlestown la noticia de sus progresos, y los judíos (1) del Supremo Consejo de esta ciudad, envidiosos en la apariencia de las ganancias que reportaba de las iniciaciones, determinaron hacerle un mal tercio con su concurrencia. Con este fin, comisionaron á Nueva-York á uno de ellos, el hermano Manuel de la Motta, quien, desde que llegó, elevó á muchos hermanos al grado 37, Y junto con ellos se dirigió á casa. del hermano Cerneau, para hacerle sufrir un interrogatorio sobre el origen de sus poderes. El hermano Cornean se negó á dar explicaciones (2).» La Motta excomulgó á Cerneau y le hizo muy mal tercio, pues recogió una gran cantidad de dollars, y estableció allí otro Consejo Supremo. Resultaron, pues, dos tenderos de beneficencia e ilustracion masónicas. Pero los adlateres de la Motta eran más diestros y menos cínicos que los de Cerneau, y éste, viendo la gran decadencia de su tráfico, recogió el dinero que pudo y se vino con él á Francia en 1831.

Mas ¡oh desgracia! al año siguiente aparece en Nueva-York un personaje, especie de Calendario portugués, «que se hacía llamar María, Antonio, Nicolás, Alejandro, Roberto, Joaquin de Santa Rosa, Roume de San Lorenzo, marqués de Santa Rosa, conde de San Lorenzo (3), y que tomaba el título de muy poderoso, soberano Gran Comendador ad vitam del supremo grado del 33 y último grado del rito escocés antiguo y aceptado y jefe supremo de la antigua y moderna masonería en la Tierra firme, América meridional, etc., del uno al otro mar, Islas Canarias, Puerto Rico etc., etc.»

Este, señor, que iba á reconciliar á todos los masones americanos en sus várias y desinteresadas disidencias, regresó á Francia poco despues, quedando desde entonces casi deshecho el Consejo de Nueva-York.

Dejando á un lado la historia de este comercio y sus percances y disidencias, encontramos que la francmasonería databa en nuestras colonias de antes de la sublevacion, á

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(1) ¡Ya pareció aquello!

(2, Hubiera sido muy tonto si las hubiese dado.

(3) Echamos aquí de menos su baronía en Illescasas. Mas no hay que extrañarse de eso, En una capital de Andalucia acaba de ganarse unos treinta mil duros dando títulos nobiliarios un señor, que es Presidente imperial semper augusto, Soberano permanente Ungido, Rey de Reyes, Príncipe de Monarcas, hijo adoptivo de Siete naciones súbditas, Cardenal Romano Pontífice, Duque de Viena, de Berlín, Estados-Unidos, de San-Petersburgo, de Paris, de Italia, España y Portugal, de Madrid, caballero del gran toison de oro de las siete naciones súbditas, del Aguila negra y de la Concepcion asambleática de la Gran Berta, Gran Randa, y gran cinturon asambleático.» Como la causa está en poder de los tribunales, excuso referir otras muchas noticias que se han dado hasta en los periódicos. juzgar por las iniciaciones de Cerneau y otros farsantes, aunque Clavel supone que «las primeras lógias de Méjico fueron establecidas durante las guerras de su independencia.» Pero el hecho es que casi todos los americanos que había en Cádiz, aun antes de la sublevacion de las colonias, eran francmasones, o teman reputacion de tales.

Las noticias de Clavel acerca de la creacion de lógias retrasan su fundacion. Despues de hablar de las del Brasil y Venezuela, bastante desacreditadas, dice así (1): «No es mucho más floreciente el estado de la asociacion en Méjico. Sus primeras lógias fueron establecidas durante las guerras de su independencia, recibiendo sus constituciones de diversas grandes lógias de los Estados-Unidos, y particularmente de la de Nueva-York. El rito que aquellas profesaban era el de los antiguos masones de Inglaterra, conocido mucho mejor con el nombre do rito de York. Antes de 1820 se formaron en este país varios talleres del rito escocés antiguo y aceptado, los cuales, algun tiempo despues, organizaron su Supremo Consejo de aquel rito. Hasta 1825 no se fundó por las lógias del rito de York el Gran Oriente mejicano, con la cooperacion del hermano Poinsett, ministro residente de los Estados-Unidos, que procedió á su instalación. En 1827 la division de los partidos llegó á su colmo en ese imperio. Desgraciadamente las lógias sirvieron de puntos de reunion (2). El partido del pueblo, compuesto de los miembros del gobierno, de la mayoría de los indios y demás indígenas, y á más do eso de todos los adictos al sistema federal, se afilió á las lógias del rito de York, recibiendo por causa de esto el título o denominación de yorkinos.

»El partido opuesto, que contaba entre sus filas al alto clero (3), aristocracia, monarquistas y centralistas, se adhirió á las lógias del rito escocés, y por una razon análoga fue llamado el Escocés. Este último menos fuerte, pero más diestro, se apoderó del poder y destruyó la mayor parte de las lógias de los yorkinos. Cuando se cambiaron las cosas, los escoceses fueron objeto de las mayores violencias y atentados de parte del vencedor. En medio de estas agitaciones, la masonería decayó notablemente, y asi no se cuentan hoy dia en Méjico sino pequeño número de lógias, cuyos trabajos se resienten de la mayor languidez, y que por lo tanto tardarán muy poco en concluirse.»

Esto escribia Clavel hacia el año 1840. El descrédito de

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(1) Clavel, pág. 211. No es extraño que retrase la fundacion de las logias mejicanas, cuando retrasa la fundación de las españolas hasta el año de 1809

(2) Pues qué, ¿sirven para otra cosa, aunque lo nieguen?

(3) La adhesión del Episcopado mejicano a la francmasonería es una patraña ridícula. Con todo, se echó en cara a un Obispo, en 1816, el serlo.

TOMO 1. la masonería mejicana en aquella época es cierto; pero no son exactas muchas de las noticias anteriores. Clavel no tenía sino los datos procedentes de Francia, o los publicados en los Estados-Unidos, y por eso sus noticias tienen ese colorido francés. Nada dice acerca de los manejos norte-americanos para introducir divisiones entre los mejicanos, y, como han ido haciendo, usurparles su territorio, pervertir á los indios e inocularles principios de impiedad, de sedicion y sobre todo de ódio contra España y todas sus cosas. Este ha sido el gran trabajo de las lógias yorkinas.

Nada diremos tampoco acerca de las maniobras de Santana y del modo con que se abandonó al ejército mejicano en la invasion de los norte-americanos en aquel país: nada de esto tiene relacion con nuestra historia, como tampoco las torpezas del desgraciado Maximiliano, favoreciendo dejando á sus ministros favorecer la francmasonería, con un carácter de publicidad que antes no habia tenido (1), y dejando que sus consejeros alemanes, o mejicanos alemaniscos, combatieran allí todos los elementos tradicionales con una impiedad masónica más tiránica y feroz que la de los mismos francmasones yorkinos. Eso no quitó para que la francmasonería, que Ie habia perdido, le compara, le vendiera y le fusilara.

XXXIII.[editar]

Influencia de la francmasonería en las sublevaciones americanas contra España.


Lo que sí hace á nuestro propósito es el describir la influencia de la masonería americana en los asuntos de España y la de la española en la pérdida do nuestras colonias, pues se halla íntimamente ligada con nuestras sublevaciones militares (para algunas de las cuales dió dinero), con la pérdida de gran parte de nuestra marina, con la insubordinación habitual de ésta y sus relaciones con los in-

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(1) En su tiempo se abrió públicamente un templo masónico, decorado con profusión. El restaurador de la francmasonería fue un vascongado español.

(2) El obispo de Michoacan, D. Manuel Abad y Queipo, fue enviado á España bajo partida de registro por la Inquisición de Méjico. Fernando VIl mandó sobreseer, y aun le nombro ministro de Gracia y Justicia en Enero de 1817, por intrigas masónicas, segun se dijo, aunque es doloso y poco probable que este Obispo fuera masón. Reclamó el inquisidor Mier, por ser sospechoso por sus ideas politicas, y al ir á tomar posesion de su cargo, se halló destituido y nuevamente sujeto a la Inquisición. ( Vida de Fernando VII, TOMO II, pág. 119.) surgentes y sobre todo con la sublevacion de Riego, pagada, fomentada y excitada por los americanos (1).

Por ese motivo debíamos hablar de la francmasonería americana antes de tratar de la sublevacion de Riego.

Es ya cosa de todos sabida que la insurreccion americana tuvo por concausas principales, además de la mala administracion habitual de España : 1.º La venganza de Inglaterra por haber apoyado España la emancipacion de los Estados-Unidos. 2.° La ingratitud de los Estados-Unidos, y su empeño de anexionarse todas las colonias españolas; empeño de que no han desistido ni desistirán. 3.º Las gestiones de los diputados americanos en las Córtes de Cádiz, vendiendo al gobierno español y concitando á sus paisanos al levantamiento. Y 4.° La gestion maléfica de la francmasonería española, cooperando al levantamiento para suscitar embarazos al gobierno de Fernando VII, sublevando el ejército en España y en América contra los intereses do la nacion, y vendiendo la marina traidoramente. De la primera causa, la mala administracion y la rapacidad de las autoridades españolas, se ha hablado mucho y no se puede negar su certeza; pero tambien es cierto que no fue esta la principal, y que debe ponerse como la última y despues de las otras cuatro que quedan indicadas, y que hacen más al propósito de este libro.

Veamos algunos hechos como comprobantes, y para manifestar que la causa principal de la pérdida de América fue la maléfica influencia de nuestras sociedades secretas, que ayudaron á realizar las miras vengativas de Inglaterra y codiciosas de los Estados-Unidos. Para no valerme de noticias de obras escritas por realistas, que pudieran ser recusados. prefiero valerme de las que dió el liberal Presas, de cuyos escritos me habré de valer en más de una ocasion(2), siquiera este señor haya sido muy parco y poco franco en lo relativo á las sociedades secretas, y eso que las conocia muy bien, sabiendo en órden á este punto muchas cosas que tuvo á bien callarse, aunque respecto á los realistas no calló nada de cuanto malo sabia acerca de ellos.

Principia Presas por dar los nombres de algunos ingleses, que él mismo conoció, los cuales eran espias y agentes

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(1) Lo que hoy están haciendo los insurgentes y laborantes cubanos, apoyando todas las sublevaciones republicanas y socialistas, lo hicieron los insurgentes desde 1810 á 1832. La historia es la misma.

(2) D.José Presas estuvo empleado en América y era protegido por el infante D. Antonio. Tuvo unos disgustillos en Zacatecas con motivo de algunos maravedises de aquellas cajas, de cuyas resultas los realistas no le trataron bien. Emigrado a Francia, escribió en 1827 la Pintura de los males que ha causado a la España (el la está demás) el gobierno absoluto; Burdeos, 1827. Es libro raro, y fue muy perseguido, pues contiene una colección sangrienta de caricaturas de ministros de Fernando VII.En 1828 imprimió también en Burdeos el Juicio imparcial sobre las principales causas de la revolución de la América española. del gobierno británico, con pretexto de herborizar ó hacer viajes científicos, y en realidad masónicos.

Miranda, natural de Costa-Firme, hijo de una familia rica del país, fué empleado de muy joven en la secretaría de la capitanía general de Guatemala. Engreido con este desmerecido favor, é ingrato á él, principió á trabajar secretamente por la emancipacion de América. Que era francmason, es indudable; pero no consta si fue iniciado antes de su prisión y evasion de Guatemala, ó si lo fué despues en Inglaterra o Francia (1). Su nombre se ve asociado en la historia de la revolucion francesa á los de los revolucionarios de 1792 y en los dramas del Terror en 1793, en cuya época mandaba una division. Cometió muchos excesos, hizo traicion á la república francesa, como la habia hecho á la monarquía española, y tuvo que escapar á Inglaterra, en donde recogió recursos del gobierno y de la francmasonería, con los cuales pasó á los Estados-Unidos y reunió una escuadrilla, que fué derrotada. Con nuevos auxilios de Inglaterra y de los Estados-Unidos estableció la república en Caracas. Despues de reñir con otros, tan malos y tan ambiciosos como él, tuvo que huir, y fue preso por las tropas españolas.

¿Cómo no le fusilaron éstas? ¿Cómo se le tuvo preso en Cádiz hasta que murió en la Carraca el año 1816?—Difícilmente se explicarán ambas cosas sin conocer la eficacia del signo de los hijos de la viuda.

Bolívar en un convite que dió en Caracas proclamó altamente que debia en gran parte sus triunfos a la proteccion de lord Cochrane, gobernador de la Martinica, y su hermano comandante en jefe de la marina de S. M. Británica (2).

De los Estados-Unidos salió en 1816 el traidor Javier Mina (el jóven), francmason, lo mismo que su tio. el cual, con una division de americanos y españoles emigrados, desembarcó en el puerto del Soto de la Marina, y, despues de varias vicisitudes, fue capturado por el coronel Orrantia en el lugar de Venadito, y fusilado en 13 de Noviembre en 1817.

Tuvieron parte en este manejo las lógias peninsulares, por lo ménos la principal de Granada, á fin de suscitar apuros al gobierno, y los realistas echaron siempre en cara á los liberales el haber sido ellos quienes promovieron, de acuerdo con las lógias inglesas y españolas, aquella traicion de Mina,a la cual no eran ajenos su tio y otros emigrados españoles, que estaban en Inglaterra.

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(1) Presas: Juicio imparcial. pág.3 Este nada dice de la masonería de Miranda, pues omite siempre hablar de las sociedades secretas.

(2) Véase el brindis del mismo Bolívar, copiado por Presas, pag 8 del Juicio imparcial. Mas adelante daremos noticias de la fiesta que la masonería de Bogotá trató de hacerle a Bolivar, y cómo éste le pagó. De los Estados-Unidos salió tambien otra división al mando de D. José Alvarez de Toledo, diputado americano en las Córtes de Cádiz, que, batido por Arredondo, hubo de volver á refugiarse en el Norte-América (1).

No fue este diputado americano el único que desde las Córtes de Cádiz, y con apariencias muy liberales, hacía traicion á España. El mismo Presas, testigo irrecusable para los liberales y doceañistas, describe en estos términos la conducta de los diputados americanos en Cádiz (e): «Envanecidos los criollos con la nueva investidura de hombres libres (3), y autorizados por otra parte para mejorar la infeliz suerte que, en sentir de los gobernantes do la isla de Leon, les había cabido hasta entónces bajo el despotismo del antiguo gobierno, exigieron desde luego los pocos que estaban en Cádiz y en la Isla, representar en las próximas Córtes a sus respectivas provincias, en calidad de diputados suplentes: y aunque el gobierno no podia ignorar que casi todos pertenecían a la menesterosa e indigente clase de pretendientes, accedió, sin embargo, á su intempestiva solicitud, y se introdujeron por este medio extraordinario en el seno del poder legislativo, en que no se ocuparon más que en comunicar á las Américas todo cuanto se trataba en las Córtes y en el alto gobierno, cuya marcha procuraban entorpecer, promoviendo cuestiones y demandas, que ni eran del tiempo ni de las circunstancias, pero que era necesario escuchar para no faltar al reglamento interior del soberano Congreso.»

El Real Acuerdo de Méjico habia tenido que separar del mando, en la noche de 16 de Setiembre de 1808, al virey Don José lturrigaray, por ladron, inepto y traidor. Despues de haber robado á Méjico por cuenta de Godoy y suya (4), se metió á conspirar de acuerdo con varios criollos, mereciendo de los insurgentes mejicanos (5) el siguiente elogio alta-

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(2) Con razon añade Presas (pág. 10) la siguiente picante nota: «Es rosa bien notable que D. José Alvarez de Toledo, despues de este crimen de alta traición y otros de igual naturaleza, se halle de ministro residente en Stockolmo.

(2) Juicio imparcial, pág. 39

(3) La Regencia, en decreto de 14.

(4) Los robos se hicieron principalmente en el azogue, papel y comercio con buques ingleses. «Por este medio han salido, segun voz pública, muchos millones del reino, cuyas negociaciones estaban reservadas a D. Manuel Godoy y al ministro Soler, en los que intervenian las casas de Gordon y Murli y la de Hoppe..»

No habiendo ganado de sueldos más que trescientos mil pesos, y gastándolos es el tiempo de su mando, se le encontraron cuatrocientos mil pesos impuestos a rédito en el Tribunal de la mineria, más de ochocientos mil pesos, fuera de las muchas alhajas, y de triplicada cantidad que sabia todo el mundo que había puesto en salvo. Presas: juicio imparcial. pág.29

(5) Manifiesto del titulado consejo de Mejico en Puroaran, a 28 de Junio de 1815 — Aquellos insurgentes perdonaban a Iturrigaray los robos a cuenta do la traición», elogiándole por esto.

Copia Presas parte de este Manifiesto á la pág. 31 del Juicio imparcial. mente ignominioso: «Convocó una junta, compuesta de las principales autoridades que pudieron reunirse ejecutivamente, habiendo asistido unas por sí y otras por medio de sus diputados, y presentándose en esta asamblea, ménos para presidir que para ser el primero en respetar la potestad que refluyó al pueblo desde la caida de Fernando, pretendió, ante todas cosas, desnudarse de la dignidad de jefe general del reino, protestando modestamente sus servicios en la clase que se le destinase para auxiliar á la nacion mejicana en tan peligrosas circunstancias.»

Ignoro el carácter de aquella llamada asamblea, á mis ojos muy sospechosa; pero no teniendo bastantes datos para calificarla, me abstengo de ello. Lo que sí aparece es que el traidor Iturrigaray trataba de salvar los ¡cien millones! o más que habia detentado, y de los cuales se dice tenía puestos en salvo más de tres cuartas partes.

Preso y destituido por el Acuerdo, y obligado á restituir gran parte de lo que se le probó haber robado, y despues de varias vicisitudes, llegó á tiempo el virey Venegas para batir la inmensa chusma que acaudillaba el sanguinario cura Hidalgo. Pero los diputados americanos, más traidores á España que Iturrigaray e Hidalgo, trabajaron descaradamente para desacreditar á Venegas, le pintaron como un mónstruo, y no pararon hasta conseguir su destitucion.

No era Iturrigaray el único virey ladron que tenía Godoy en América para su uso particular. El de Buenos-Aires. marqués de Sobremonte, que de secretario del virey logró pasar por soborno á propietario de aquel cargo. en 1.804 (1), fué causa, con su torpeza, de que se perdiese la flota de 1804, con siete millones de pesos. Al desembarcar Beresford con solos mil setecientos hombres, se escapó cobardemente, y no sin nota de traidor. La lealtad del capitan de navío D. Santiago Liniers logró desbaratar al inglés en cuarenta dias; pero la sublevación de Elío y la creacion de una Junta suprema para escudarse contra la autoridad de su jefe Liniers, prepararon la emancipacion de nuestras colonias en la América meridional. Completóse ésta con la villanía del teniente-general de Marina D Baltasar Hidalgo de Cisneros, el cual hizo la traición de desarmar á los europeos, armar á los criollos y enemigos de España, y crear en Buenos-Aires una:

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(1) La responsabilidad de todas estas noticias personales que por otros conductos aparecen ciertas, queda al citado Presas. Su obra la imprimieron los emigrados liberales, que no pueden recusarle: relata refero. «No se quiso entrar en el exámen de los inconvenientes que podía traer la permanencia de este hombre en el vireinato, á cuyo favor se declaró la proteccion de la Pepa Tudó, mediante cuarenta mil duros que le fueron entregados por una casa de comercio de Cádiz y remitidos en consecuencia los despachos por el principe de la Paz. (Idem, pág. 43.) Junta suprema, de la cual se erigió en presidente. Cuatro dias despues los republicanos le echaron a puntapiés, expulsándole del territorio en un buquecillo; justo castigo de su indecente traicion (1). Mas no quedaron tambien sin la nota de traidores y de vendidos á las sociedades secretas muchos de los marinos.

«El capitan de navío D. Miguel de la Sierra, teniendo un tercio más de fuerza que los enemigos, fue apresado con trece buques por los disidentes de Buenos-Aires, y á la vista de Montevideo. Poco tiempo despues fué apresada, tambien por sorpresa, la fragata Esmeralda, fondeada en el Callao de Lima, en la que lord Cochrane, autor de esta empresa, halló ocupados y divertidos en el juego al capitan de ella D. Luis Coy con sus oficiales.

»La fragata Céres, mandada por el capitan de fragata Espino, fue apresada en el golfo mejicano por los corsarios de Colombia, habiendo tenido igual suerte la fragata Isabel en el puerto de Talcahuano, en donde fué vergonzosamente entregada por el capitan de navío Capaz (2).»

Otros actos vergonzosos de abandono, cohecho y defeccion refiere el mismo Presas, que se omiten por no hacer más doloroso y repugnante este cuadro. Basta decir que el estado de nuestra marina, casi toda ella masónica en 1817, y dependiente del consejo masónico de Granada y de Madrid, era tal, que el ministro del ramo pasaba al de Hacienda una comunicacion, con fecha 11 de Abril (3), principiando con estas ignominiosas palabras, más afrentosas aún para el gobierno que para la marina: «Excmo. Sr.: Siguiendo los principios de cuanto en oficio de esta fecha manifiesto á V. E. respecto á los males que afligen á los departamentos de marina, me veo en la precision de decir á V. E. que nadie cumple con lo que se le manda...»

¡Pero qué extraño es que tal sucediera si el general de marina Hidalgo de Cisneros, expulsado de Buenos-Aires por los insurgentes, á quienes había favorecido, al regresar á España logró ser nombrado capitan general del departa-

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(1) «Mas á los cuatro dias le dieron el justo pago que de ordinario reciben los traidores en premio de su perfidia.» (Idem, pág. 50.) ¡A este hombre lo hizo Fernando VII ministro de Marina!

(2) Cosas horriblemente sarcásticas sobre la capacidad del Sr. Capaz dijeron los periódicos el año 1843, cuando se desataban en insultos contra los llamados Ayacuchos, ó partidarios de Espartero, las cuales no deben ser repetidas, pues son hasta inverosímiles. Sr. D. Cesáreo Fernandez, en su vindicación de la Marina española contra mi Historia, lleva á mal la enumeración de estos hechos. Yo no escribo contra los marinos honrados. Creo que aquellos no hubieran sido cobardes ó traidores si no hubieran sido francmasones. La bizarría y lealtad de los que no lo son es pública y notoria, y yo soy el primero en reconocerla.

(3) Pag. 151 del tomo IV de la Coleccion de decretos. mento de Cádiz, y despues llegó á ser ministro de Marina de Fernando VII !

Más adelante, en los capítulos XXXVIII y XXXIX, daremos más noticias acerca de las lógias americanas y su influencia en la sublevacion y conspiraciones de aquellos países.

XXXIV.[editar]

Sublevaciones militares promovidas por las sociedades secretas desde 1814 á 1820.


He leido en una Memoria, escrita por persona muy competente y verídica, que fueron diez y ocho las conspiraciones que hubo durante el espacio de esos seis años. Las historias que tengo á la vista, y las investigaciones que yo he podido hacer, no me revelan ese número; mas teniendo en cuenta la gran cantidad de lógias que entonces habia en España, que en todas se conspiraba y que no todas han sido descubiertas, quizá no sea en realidad exagerado.

Cuando Van-Halen fué preso en Setiembre de 1816; pudo ocultar un papel que comprometia á un general, cuyo nombre no figura entre los conspiradores, «y fué bastante la desaparicion de este papel, que importaba mucho, para asegurar la suerte de una persona (el general C. V.) sobre la cual ni aun recayó nunca sospecha alguna (1).»

Yo no me atrevo á aventurar que fuese D. Cayetano Valdés el sujeto aludido, ni sé tampoco cuál era su graduacion ni su posicion en aquella época. Pero baste esta noticia como indicio de que no todos los conspiradores ni todas las conspi raciones de entonces fueron descubiertas. Que casi todas ellas fueron preparadas y dirigidas por las sociedades secretas, y en especial por la francmasonería, es una cosa indudable y aparecerá probado por las revelaciones ya hechas y otras que se harán. Acerca de algunas otras no hay tantas pruebas, pero la tradicion constante de los pueblos en que tuvieron lugar, y las acusaciones de los escritores realistas, las achacan á la francmasonería. Como ésta hoy no tiene ya interés en desmentirlas, creo que no se me acusará de ligereza por admitir la tradicion de los realistas respecto á la procedencia de las que no han confesado los francmasones.

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(1) Memorias de Van-Halen, tomo I, pag 70

1.ª conspiración para asesinar a Elío y al conde de La Bisbal.


«Un párrafo inserto en la Gaceta de 12 de Julio de 1814 reveló las circunstancias del plan que contra la vida (de Elio) se habia fraguado; á consecuencia del cual se suplantaron dos reales órdenes, firmadas al parecer por el ministro de la Guerra Eguía, para que se le arrestase como traidor y se le ajusticiase ignominiosamente (1). El Rey ofreció diez mil pesos al que descubriese al autor ó cómplices de aquel hecho, mas nada se averiguó; pues aunque prendieron al oficial del ministerio de la Guerra D. Juan de Sevilla, por sólo el indicio de parecerse su letra á la de las supuestas reales órdenes. hubo de declarársele inocente y recompensársele con cuatro mil reales de pension vitalicia sobre la Encomienda de Acenche, de la Orden de Alcántara.»

Al mismo tiempo que se tramaba ese medio de matar á Elío, se conspiraba tambien para asesinar á D. Enrique O'Donnell, conde de La Bisbal.

«Habia pasado este jefe en otro tiempo por eminentemente adicto á las instituciones constitucionales hasta que regresó el Rey de su cautiverio. Refiérese que incierto entónces del partido á que Fernando se allegaría, envió á un coronel con dos felicitaciones distintas, una sumamente favorable al Código establecido por las Córtes, y otra en extremo opuesta á todo sistema de libertad y de representacion nacional, y que al propio tiempo le dió el encargo de entregar al Monarca la que viese se acomodaba mejor á sus intenciones. Esta especie, que cundió al punto muy acreditada, desagradó sobremanera á los patriotas, y por esto, y por otras várias causas que acabaron de indisponerlos con el conde, se arrojaron sin duda á ejecutar un terrible escarmiento en su persona, que les salió tan vano como el intentado contra Elío (2).»

Presas llama al conde de La Bisbal hombre «cuya inmoralidad y malas costumbres eran tan públicas y notorias, que no se ocultaban ni á las gentes de la calle (3).» Sábese que era francmason, que éstos le aterraron con ese proyecto de asesinato, y que despues de varias hipócritas vacilaciones les sirvió muy bien en 1820, como veremos luego.

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(1) Prefiero en esto, corno en casi todo, valerme de narraciones ajenas. La presente y la que sigue están tomadas de la continuacion de la Historia de España por mi amigo y compañero D. Cayetano Rossell, persona de recto criterio y bastante imparcialidad; tomo XXI, pág. 93.

Esta suplantacion explica la de la orden para fusilar a Van-Halen en i1815. Quizá despues de valerse de él querían sus cómplices hacerlo desaparecer.

(2) Rossell, tomo XXI. pag. 92.

(3) Pintura de los males, etc., pág. 124. El autor de la Historía de la vida y reinado de Fernando VII trae más noticias acerca de este misterioso suceso, y da á entender que Eguía trató de deshacerse de La Bisbal por semejante medio; pero esto parece, no solamente absurdo, sino hasta inverosímil. ¿Cómo Eguía, acérrimo realista, había de querer hacer asesinar de ese modo á los principales realistas de aquel tiempo? Dice así el citado autor, poco veraz en esta parte (1):

«En los primeros dios de Julio recibieron el teniente-rey de Cádiz, el gobernador de Sevilla y el teniente-rey de Valencia, una orden con la estampilla y firma del ministro de la Guerra, Eguía, prescribiéndoles que inmediatamente y con la mayor reserva encerrasen en las fortalezas de aquellas ciudades á los respectivos generales Villavicencio, conde de La Bisbal y Elío, y que, verificada la prision, abriesen un pliego cerrado contenido dentro del primero y ejecutasen lo que en él prevenia S. M. El gobernador de Cádiz reunió á los principales jefes del ejército, encargándoles el secreto bajo pena de la vida, y, examinado el oficio, acordaron unánimemente suspender el arresto del general hasta que el ministro respondiese á la consulta que elevaron, pintando los peligros de desvirtuar á la autoridad constituida en un pueblo tan liberal.

»Identico acuerdo adoptaron en Valencia los jefes militares, hechuras todos de Elío, y comprometidos en las anteriores tramas; pero en Sevilla, congregados y juntos los mandarines, procedieron á la prision del conde de La Bisbal; y quitada la cubierta al pliego cerrado, encontraron una órden para fusilar en el acto al referido conde. Ni por el sello ni por la rúbrica podia traslucirse el menor engaño, y hasta la letra del decreto era igual á la de D. Juan de Sevilla, oficial de la secretaría de la Guerra, de cuyo puño se extendían los documentos de esta clase; pero afortunadamente parecióles inverosímil aquel mandato, á pesar de las señales que lo autorizaban, y despacharon en posta á Madrid al oficial de caballería D. Lucas María de Yera, solicitando aclaraciones, y entre tanto retuvieron en la cárcel al conde de La Bisbal. Regresó a Sevilla diciendo que todo habla sido supuesto, y que se diese libertad al inocente conde, á quien en triunfo trasladaron al templo á tributar las gracias al Soberano Autor de la naturaleza en medio del repique general de campanas y de las salvas de artillería... La letra declaraba á voz en grito al autor, y los maestros revisores dijeron que... era de puño del dicho D. Juan... Con general sorpresa corrióse en el mes de Octubre el velo al crí-

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(1) Tomo II, pag. 65. men publicando en una real órden la inocencia de D. Juan y concediéndole una pension vitalicia por sus padecimientos. De este modo galardonó el ministro al que poseía el secreto para que no revelase el acto y el verdadero origen del suceso.» Quizás aclare algo lo siguiente.


2.ª conspiración: Cádiz 27 de Agosto de 1814 .


La autoridad militar de Cádiz descubrió una conspiracion para proclamar la Constitucion en aquella plaza el día 27 de Agosto de 1814. El gobernador militar, Villavicencio, estableció con este motivo una comision militar; y habiendo llegado á noticia de la corte que aquella conspiracion tenia vastas ramificaciones por todas las capitales de España y en el ejército, mediante las sociedades secretas, que obraban con gran exaltacion y poco recato, mandó, por decreto de 6 de Setiembre, que se formasen otras comisiones iguales en todas las capitales de provincia.

Bullia ya entónces el proyecto de restituir al trono al pobre monarca D. Carlos IV, que, sin ser Rey constitucional, habia reinado y no gobernado, y se le creia, por tanto, muy á propósito para llamarse Rey bajo la democrática Constitucion de 1812, al ménos durante el tiempo necesario para consolidarla y relevar al anciano Monarca de la pesada carga de Rey titular, ó sea in partibus infidelium.

El consejo militar de Madrid castigó públicamente con argolla poco despues (10 de Setiembre) á un tal D. Juan Félix Rodriguez, por haber expresado con demasiada imprudencia estos deseos á favor de Cárlos IV y María Luisa.

A los pocos dias, en la noche del 16 al 17 de Setiembre, fueron presos en Madrid más de ochenta liberales complicados en esta conspiracion. Negóse, á pesar de eso, todo lo relativo al conato de asesinar al conde de La Bisbal, y lo mismo los proyectos de restablecer la Constitucion del año 12 en Cádiz, y en el trono á Cárlos IV, como se niegan siempre todas las conspiraciones que salen mal; y aun se añadió que todo ello lo habia inventado un cura sevillano, de acuerdo con Eguía. Pero es lo cierto que esos hechos indicaban la existencia de un plan general y vasto, ramificado por toda la Península y con relaciones en el extranjero, y sobre todo con los que preparaban en Francia el regreso de Napoleón.

El aborto de la conspiracion de Mina pocos dias despues, puso en claro que aquello no era ficcion del gobierno.

3.ª conspiración: sublevación de Mina en 1814.


Mina estaba afiliado á la francmasonería desde antes de la conclusion de la guerra de la Independencia: oficiales prisioneros escapados de Francia, y aun algunos otros sectarios antiguos, habian logrado atraerle é iniciarle. Los hermanos de Cádiz sabian que podian contar con él, le prodigaban incienso en sus periódicos, ensalzaban hasta las nubes los más insignificantes hechos, y le atribuian triunfos quiméricos, como la supuesta derrota de la guarnicion fugitiva de Zaragoza, á la cual ni aun llegó á ver, segun queda referido (1). A estas intrigas y falsos encomios debió su rápida á intencionada elevacion al fin de la campaña, y la destruccion de la división soriana para aumentar la suya, con la cual podia contar el gobierno liberal, y no con la de Durán. Negarle á Mina valor y resolucion, y lo mismo á su columna, y tambien grandes y ciertos triunfos, sería una injusticia notoria y una parcialidad inicua ; pero tambien tenían tan buenos servicios y brillantes hechos de armas los otros á quienes se rebajó para realzarle á él.

Por otra parte, sus huestes gozaban fama de indisciplinadas, y en el poco tiempo que estuvieron en Zaragoza lo acreditaron, pues los zaragozanos, poco sufridos, viendo los robos y violencias que cometian, anduvieron á balazos con ellas en más de una ocasion, y sobre todo en el arrabal, para defender sus huertas, y aun sus casas é hijas.

Necesario es consignar estos tristes antecedentes, pues sin ellos apenas se explica la atrabiliaria tentativa de apoderarse do la ciudadela de Pamplona y encender la guerra civil en un país devastado por una guerra extranjera de seis años. Esta conducta impolítica, sediciosa, antipatriótica é injustificable, manifiesta la incapacidad y orgullo sectario de aquel hombre rudo, terco é inhumano, á quien la revolucion ha levantado muy alto, para oprobio suyo. Pero la historia eu su día le pondrá muy bajo, entre aquellos que han querido aparecer héroes quemando pueblos, fusilando inocentes y degollando centenares de hombres indefensos para aterrar á un puñado de enemigos, que á su vez hubieron de usar contra él de horribles represalias. Ese era Mina.

La descabellada intentona de 1814 sólo se explica por su incapacidad y por su docilidad á las sugestiones de las sociedades secretas, de quienes era instrumento, y á las que debia su rápida elevacion, superior á su mérito, y para la cual no daban suficiente motivo su innegable valor y ardi-

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(1) Véase lo dicho en el párrafo XXVIII. miento, puesto que carecia de saber, pericia y otras cualidades necesarias en un general á quien se encomienda la direccion de catorce mil hombres.

Al hablar de esta conspiracion, o por mejor decir ramal de una vasta conspiracion, dice un apreciable escritor contemporáneo (1): «Por la parte del Norte movia entre tanto Mina mil resortes secretos, que presumió fuesen bastantes á conmover toda la Navarra y producir un levantamiento á favor del abolido sistema. Ya con techa 9 de Setiembre dió parte á S. M. el virey de la provincia del exorbitante número de raciones que pedia aquel general, á cuyo mando se hallaba una buena division, y del espirito insubordinado y amenazador que revelaba su carácter.»

Mina esperaba que le hubieran hecho virey de Navarra. Pero ¿cómo el gobierno habia de encargar ei dificil cargo de regir aquel país foral á un hombre rústico y zafio, que apenas sabia más que leer y mal escribir, á quien tuteaban todos los labradores y fajeros de la Rochapea, y á quien allí odiaban no pocos, por sus horribles crueldades, por sus frecuentes atropellos y por el misterioso é injustificado asesinato de su rival Echevarría, á quien fusiló para apoderarse del mando de su guerrilla (2)?

El mismo Mina refiere en su vida (3) lo que le pasó con el Rey. «En principios de 1813 reuní, dice, los cargos civil y militar, por disposicion del gobierno, que me nombró jefe político: desempeñé tales funciones buscando abrir los raudales de la pública prosperidad y hacer reinar por todas partes el buen órden.

»Hecha la paz, el rey Fernando, que habia entrado en Madrid y deseaba conocerme personalmente, me envió una real licencia para pasar á la córte, lo que cumplí á mediados de Julio de 1814. En los veinticinco dias que me demoré en Madrid, obteniendo audiencias secretas del Rey, hice cuanto en mí cabia para convencerle de cuan errado era el camino que seguia desde su vuelta d España, y cuán abominables y criminales los sujetos que le rodeaban. El resultado de esta franqueza fue despertar una vieja intriga, cuyo objeto consistia en hacer que los regimientos de la division de Navarra quedasen siendo cuerpos francos.»

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(1) Rossell, tomoXXI pag 92, supone que en su temeraria empresa no contaba con el apoyo de otros jefes.

(2) Mina principió por fusilar en Estella al guerrillero Echevarria, su competidor, que tenia setecientos infantes y doscientos caballos. Cogióle por sorpresa y le fusiló en el mismo día, es decir, sin formación de causa, alegando que los pueblos se quejaban de él. Lo dice Mina en su vida escrita por él mismo. esto es muy expedito para medrar.

(3) Vida del general Mina, escrita por el mismo en Inglaterra. Está entre la colección de folletos reimpresos en 1838 por un retirado , con el título de memorias contemporáneas. De vuelta á Navarra, principió Mina á conspirar descaradamente, y el gobierno tuvo que separarle del mando de su division, el dia 15 de Setiembre, desterrándole á Pamplona. Torpeza grande fué enviarle al sitio donde era más peligroso. Viéndose Mina descubierto y perdido, se decidió a obrar de un modo frenético y desesperado, azuzado principalmente por su sobrino, que habia regresado de Francia, muy adelantado en grados masónicos (1). Consecuente con sus añejas mañas, interceptó el aviso que enviaba el conde de Ezpeleta, capitan general de Navarra, al de Aragon, general Palafox, á cuyas órdenes debian ponerse sus tropas. Hizo en esto lo mismo que habia ejecutado con Durán, cuando se apoderó de los partes de éste á Wellington para atribuirse la gloria de haber expulsado á los franceses de Zaragoza.

«Concertóse primero, dice otro escritor (2), con los jefes del cuarto regimiento, que guarnecia la ciudad (de Pamplona) y con algunos habitantes que le ofrecieron soplar la llama de un movimiento popular: ordenó luego al tercer regimiento, que tenía sus cantones en Egea de los Caballeros, se trasladase á los contornos de Pamplona, y poniéndose al frente del primer regimiento, provisto de escalas para asaltar y sorprender la ciudadela, presentóse á la vista de la plaza. Acompañado Mina de su sobrino, que habia vuelto de Francia, donde estuvo prisionero, pasó la noche al pié de la muralla conferenciando con sus partidarios y esperando el tumulto ofrecido ; pero D. Santos Ladron, comandante del tercer regimiento, habia arengado en Egea á los soldados contra Mina, y retirándose á Zaragoza, habia frustrado las ideas del general navarro. Por otra parte, el motin no habia estallado, porque los oficiales de la guarnicion, olvidando sus empeños, querian sostener la defensa de la plaza y el teniente coronel y muchos jefes del primer regimiento, que seguia a Mina, descubrieron al virey el proyecto concebido, y juraron fidelidad al Rey. Viéndose abandonado D. Francisco Espoz y Mina, recurrió á la fuga, seguido de su sobrino (3), del coronel Asura, y de otras personas de su confianza... El coronel del primer regimiento de Navarra, don José Gorriz, que no habia acompañado á los demás oficiales cuando delataron á Mina, por repugnar a su honrado carácter semejante paso, fue degradado y arcabuceado en virtud de sentencia de la comision militar.»

El autor anónimo de estas noticias, siempre solapado en

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(1) Mina era natural de ldorio: su padre se llamaba Juan Estaban Espoz y Mina, y era labrador. Su sobrino Javier Mina era un estudiante de Pamplona cuandodo salió á levantar una guerrilla.

(2) Historiaa de la vida y reinado de Fernando VII, tomo II, pág. 77.

(3) El que luego, de acuerdo con la masoneria inglesa, hizo segunda traición en Méjico. sus narraciones, y nada imparcial, antes bien abiertamente revolucionario y enemigo de la Iglesia, falta á la verdad en esta narracion. El primer regimiento no estaba en Pamplona, sino que vino con Gorriz y con Mina para entrar en la ciudadela de rebato, á cuyo efecto venian provistos de escalas. Gorriz mandó á los soldados arrimarlas al muro; pero los soldados, que en su mayor parte estaban descontentos, se negaron á trepar por ellas, á pesar de las ofertas y amenazas que se les hicieron(1).


4ª conspiraciones: la del café de Levante, en 1815.


Un vecino de Velez-Málaga, llamado D. Antonio Lastres, denunció al gobierno una conspiración que se tramaba contra el Rey en el café de Levante de Madrid. Escasas son las noticias que se encuentran acerca de ella, pero consta por las Gacetas de los primeros dias de Mayo de 1815. En la de 1.º de dicho mes se premia á Lastres «con la plaza de fiel de la casa-matanza de Málaga por el mérito que habia contraído en manifestar la reunion que se formaba en el café de Levante de esta córte, cuyos cómplices han sido condenados a presidio.»

En la Gaceta del sábado 6 de Mayo siguiente se dieron los nombres de los sujetos que formaban aquella asociacion clandestina, precedidos del preámbulo siguiente:«Ministerio de Seguridad pública.—Siendo uno de los principios que caracterizan y hacen recomendable este ministerio la posible publicidad de sus operaciones, en tanto que de ella no resulta el menor perjuicio á la causa de S. M. y á la del Estado, ha acordado se haga notoria la sentencia que ha dictado de acuerdo de uno de los señores sus Asesores, Alcalde de Casa y Córte, en la causa formada, seguida y terminada con arreglo á las leyes, y segun su naturaleza y gravedad, á várias personas que formaban una reunion en el café llamado de Levante, donde con la mayor impudencia, desacato y atrevimiento ponian en ridículo las virtudes del mejor de los Reyes, formaban planes contra la seguridad de su trono, manifestaban sus deseos de que el tirano Napoleon dominase la España, como el único medioque podia hacerla feliz, pintaban su entrada. en Francia con grandes ejércitos con otros hechos de la misma criminalidad, cuyos sujetoshan sido condenados en la forma siguiente:

»D. Juan Antonio Hurtado, abogado intruso en esta cór-

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(1) Asi lo dice el Sr. Rossell; sujeto más verídico e imparcial. Asi me lo han dicho tambien vários militares navarros. te... á presidio por seis años en Alhucemas, de donde no saldrá sin permiso expreso de S. M.

»D. Manuel Figueroa, :agregado al estudio del agente fiscal (1), natural de la Gran Canaria, al Peñon de la Gomera seis años.

»D. Francisco Messeguer, agente de negocios, natural de Orihuela, seis años á Ceuta, con destino á migueletes.

»D. Pascual Navarro, pensionado por la Real Hacienda, natural de Huesca: seis años á Melilla.

»D. Ramon de Latas, teniente que fue del regimiento infantería de Plasencia, desertor de las banderas españolas, natural de Sobradiel, confinado á Ciudad-Rodrigo.

»D. José Alonso Parte, abogado intruso, natural de Langredo, confinado á Peñíscola.

»Todos ellos fueron apercibidos de mayor pena en caso de reincidencia, y tambien un músico de la Real Capilla que casualmente se juntaba con ellos en el café.»

Créese que esta reunion era una logia de afrancesados,o resto de alguna de ellas, y que el gobierno, á pesar de todo, no logró descubrir toda su trascendencia. El ministro de Seguridad pública era Echeverri.


5.ª conspiración:Porlier en la Coruña:Setiembre de 1815


No se hallaba sólo Mina en su desesperada y temeraria empresa: todos los generales liberales estaban más ó menos complicados en aquella vasta conspiracion. En la Coruña era cabeza de ella D. Juan Diaz Porlier, llamado comunmente el Marquesito. Con él habia comprometidos otrosvarios oficiales y jefes de graduacion de varios puntos de Galicia.

La oracion fúnebre que se predicó en las exequias en honor suyo celebradas algunos años después (2), contiene muy curiosas noticias acerca de su orígen, vicisitudes y conspiración, con los nombres de todos los liberales que fueron perseguidos en Galicia desde 1814 á. 1220. De tan irrecusable documento conviene tomar algunas noticias importantes, en vez de seguir servilmente lo poco y no muy exacto que sobre aquella intentona se ha dicho.

Porlier era americano: «Eran sus padres de una fami-

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(1) En la Gaceta del dia 9 el agente fiscal desmintió que estuviese agregado á su estudio. lia muy decente de la ciudad de Buenos-Aires. Recibió una educacion muy esmerada bajo los auspicios de un digno eclesiástico de Sevilla, y obtuvo la gracia para servir de guardia marina.»

Tenía Porlier apenas veinte años cuando principió la guerra de la Independencia, y se hallaba en Madrid el dia 2 de Mayo. Tomó parte en varias batallas, desgraciadas unas y afortunadas otras, y últimamente en la derrota de Gamonal. Desde allí se refugió en Galicia, donde principió á hacer la guerra de montaña con brillante éxito.

«¡Qué feliz invencion la suya, suponerse sobrino del insigne marqués de la Romana! Si Viriato debió á su amaestrada cierva tantos prodigios, ¡cuántos socorros y victorias no alcanzó Porlier por el nombre del Marquesillo!» (Página 11.)

Su valor, pericia y grandes hazañas son indudables; en poco tiempo organizo sus huestes de manera que se tornaron respetables batallones y excelente caballería los informes pelotones á duras penas reunidos. Pero dejemos á un lado la grata narracion de estas proezas, lo mismo que las de Mina, por no ser el objeto de nuestra obra.

«Y ¿habian de olvidarse los enemigos de la pátria del ínclito Porlier? ¿Podían dejar de infamar la memoria de un caudillo tan amante de la libertad civil y tan capaz de recobrarla? Si al menos hubiera sido el delator un injuriado, un resentido, propia sería de tan bajos sentimientos esta aleve denuncia; pero venderlo su mayor confidente, y abusar de la inocente confianza de su bienhechor el íntimo depositarío de sus secretos... ¡qué mayor prueba de la inmoralidad, de la depravacion de los... inicuos! Una carta amistosa, escrita con el noble desahogo de un militar franco, de un ciudano libre, he aquí el abultado cuerpo de delito de que se aprovecha la vil adulacion para cebar en Porlier aquella ferocidad, de cuyas garras pudo evadirse el dignísimo conde de Toreno (1)

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»Quién nos dijera en el año 10, cuando corríamos en pos de él celebrando sus hazañas, que lo habíamos de ver des- pues, en el de 14, confinado en ese castillo y encerrado en ese triste peñon, y tratado como un criminal pernicioso!»

Vendido Porlier por su secretario, y sabiéndose que era el jefe de la sublevacion proyectada en la Coruña, centro el

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(1) Porlier había casado con daña Josefa Queipo de Llano, hermana del conde de Toreno. Ambos cuñados estaban comprometidisimos en la conspiracion de 1814. Que Toreno era francmasón entónces, parece indudable. Quizá más adelante le pesó, como á otros moderados, que abandonaron las farsas masónicas en 1821, reconociendo que hablan sido engañados.

TOMO I más activo de la francmasonería de Galicia, y cuya lógia ha sido siempre (y es y probablemente será) de las principales de España, fue condenado á cuatro años de prision en un castillo. Extinguiendo estaba su condena en él de San Anton de la Coruña cuando se comprometió nuevamente en otra conspiracion no menos extensa que la del año anterior, con ramificaciones en Barcelona, Madrid y Andalucía. La de Galicia, á cuyo frente se puso, hallábase perfectamente preparada, entrando en ella casi todos los jefes principales, y la mayor parte de las tropas que á la sazon había en aquel país.

En la Coruña no había cesado la conspiracion de Setiembre de 1814 por la prision de Porlier : seguíala entre otros Sinforiano Lopez, preso y ahorcado por este motivo en Abril de 1815. Era alférez de milicias urbanas de aquella plaza. El cura Escario refiere en los términos siguientes la sublevacion de Porlier en los apéndices de su sermon: «Desde los baños de Arteijo, á donde había pasado el general con licencia de la córte, se trasladó á la aldea de Pastoriza, y á la casa de su íntimo amigo D. Andrés Bojo, patriota insigne, que merecía un elogio particular y lo tendrá de justicia en el corazón de todos los buenos. A dicho punto concurrían secretamente todos los que estaban iniciados en el proyecto, distinguiéndose singularmente el capitan D. Jose Castañera, que quiso mejor servir de agente que de corchete (1).

»Es innegable que la oficialidad del regimiento de Lugo estaba impaciente por que se diese el golpe, y desde la noche del 17 lo estaba aguardando...

»Sería como la una de la noche la hora en que entró el general en esta plaza, y habiéndole llamado la atencion la claridad de la luna, que parecía lucir entonces con un resplandor extraordinario, se detuvo algunos momentos á contemplarla en la calle de San Andrés, y dirigiendo la palabra al comandante D. Joaquin Cabrera, al capitan D. José Castañera y al patriota D. Ignacio Varela, que por aviso de D. Andrés Rojo le habla salido al encuentro, les dijo de esta suerte:—Señores: esta hermosísima noche es un presagio de que la Providencia quiere iluminamos, y que hemos de ser felices en la empresa. Dirigióse despues á la casa del honrado Varela, y ha- llando allí su uniforme, reconoció era del número de los buenos, entre los que contaba tambien á D. Pedro de Llano. que le próporciono igualmente algunos socorros, así como

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(1) Si el oficial realista que acompaña á un preso liberal es corchete, el oficial liberal que acompañe a un preso realista sera tambien corchete. Es argumento a pari, y no tiene vuelta. el comercio de esta plaza, con cuya generosidad y buenos sentimientos contaba de antemano; y lo mismo con las lu- ces de los perseguidos patriotas D. Antonio Pacheco y don Manuel Santurio, á quienes inmediatamente puso en liber- tad, restableciéndolos en sus destinos.

»Si se exceptúan los jefes y alguno que otro oficial, bien se puede asegurar que todos los de la guarnicion se prestaron gustosos. Nombrarlos á todos es difícil, y vuelvo á remitirme á la sentencia (1); pero no debo omitir quo el teniente D. Manuel Bonet desempeñó comisiones muy importantes y llevó al Ferrol la noticia con la mayor diligencia, comunicándosela, lleno de gozo, á su digno coronel D. José María Peon, que mandaba el regimiento de Mondoñedo.

»Mucho tiempo había que este ilustre español aguardaba por instantes lo que acababa de anunciársele, y consta á muchos que, desde la salida de Galicia del insigne y heróico general Lacy (2), estaba proyectando con sus bravos su- balternos y con los del sexto regimiento de Marina, y su benemérito comandante D. Ramon Romay, y con otros cuerpos que se hallaban en distintos puntos de la provincia, los Medios seguros de dar la libertad á su pátria. Apenas saben, pues, Marina y Mondoñedo la fausta novedad de la Coruña, marchan con la mayor velocidad á reforzar á sus compañe- ros, dejando por gobernador del Ferrol al mayor del segundo, D. Miguel Párraga, y tomando aquellas providencias propias de su celo.

»Pero ellos solos se pronuncian, y, permitidme que sea ingenuo, este vecindario, con quien tanto contaba Porlier, no responde sino con un mustio silencio.»

Infiérese de esta confesion explícita que el movimiento no era popular, sino solamente militar y masónico, cómo lo fueron todos los anteriores y casi todos los que desde entónces hasta el dia se han conocido con el nombre de pronun- ciamentos (3), hijos siempre de las intrigas de las sociedades secretas y de la ambicion de los militares por ascender y obtener grados. Esta es la verdad histórica.

El dia 22 salió Porlier de la Coruña para Santiago con una columna, y llegó hasta el pueblo de Ordenes. Llevaba mil infantes y seis piezas de artillería; pero confiaba más en las inteligencias secretas que tenía con algunos oficiales de los que estaban en Santiago y otros puntos de Galicia. D. Felipe Saint-March, capitan general de Galicia, no quiso

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(1) Refiérese á la lista de nombres de los castigados, que daremos luego.

(2) Infiérese de todo esto que tambien Lacy conspiraba ya en Galicia; en setiembre de 1814.

(3) Obsérvese que en 1820 ya usaba el cura Escaria en su sermon la palabra se pronuncian; de donde se infiere que los pronunciamientos liberales van con el siglo. pronunciarse, y la Audiencia tampoco. Porlier ofició al comandante general D. José Imaz que se adhiriese al levanta- miento. Este se decidió á combatir la sublevacion, y al efecto reunió las escasas fuerzas de que podia disponer, contan-do con la cooperacion del clero de Santiago.

Dícese que estos ganaron al sargento primero de marina Chacon, y que este fué el que sembró la desconfianza entre los soldados liberales. Es lo cierto que Porlier fué sorprendido y preso en Ordenes, el dia 23 por la noche, y que aquel dia por la mañana la tropa de la Coruña se desbandó en su mayor parte, luégo que supo que en Santiago no querian pronunciarse, y que sus jefes la habian metido en un mal paso. Se vé, pues, que si la conspiracion no era popular, tampoco era militar de parte de los pobres soldados, sino sólo de los jefes. ¡Como siempre!

El desdichado Porlier, jóven de excelente corazon, víctima del furor sectario, á que ligó su suerte, entró preso en la Coruña el dia 26, y fué puesto en la Inquisicion, juzgado militarmente y tratado, segun dicen, con grosería, saliendo de allí para ser ahorcado el dia 3 de Octubre. Murió con religiosa y digna resignacion, dando muestras de buen católico. La despedida á su esposa es una carta llena de gran ternura, como tambien el epitafio escrito en su testamento con un poquito de vanidad y paganismo: «A quí yacen las cenizas de D. Juan Diaz Porlier, general que fue de los ejércitos españoles; fué siempre feliz en cuanto emprendió contra los enemigos externos de su pátria, y murió víctima de las disensiones civiles. ¡Hombres sensibles a la gloria, respetad las cenizas de un patriota desgraciado!» Se le olvidóel pagano S. T. T. L., que cuadraba á este epitafio más que el cristiano R. I. P., que tambien se le olvidó.

En los apéndices puede verse la lista de los oficiales castigados con este motivo, y tambien la de otros perseguidos.

Podria dudarse si actuaban ya entónces las lógias masónicas en Galicia; pero un autor nada sospechoso en esta parte, dice, hablando de aquella y otras conspiraciones (1):«Sembrábase por el suelo pátrio la ponzoñosa simiente de las sociedades secretas, que, cuando se aclimatase y desarrollase había de emponzoñar el aire y levantar turbulencias y desgracias. Establecíanse las lógias masónicas en las más florecientes ciudades, y embrazando en la oscuridad de la noche la palanca con que pensaban derrocar el despotismo, aplicábanla a los diferentes ángulos del pedestal de la tiranía, sin medir sus propias fuerzas, ni calcular el peso inmenso del coloso.»

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(1) El autor de la Historia de la vida y reinado de Fernando VII, torno II, pág. 87.

6.ª conspiracion: La de Richard en Madrid.

De todas las graves conspiraciones fraguadas por las sociedades secretas desde el año 1814 al 20, ninguna más terri- ble y trascendental que la de Richard. El carácter de esta conspiracion era republicano, y el procedimiento para la iniciacion el triangular, inventado por Weissaupth para la propagacion del iluminismo (1)

Como en materias tan graves conviene más oir las revelaciones de los mismos escritores liberales que narrar los hechos en concreto, á riesgo de que se trate de acusar de parcialidad al escritor, veamos el cuadro de esta conspiracion, trazado de mano maestra (2):

«Hubo quizás en esta epoca un momento en que Ceballos, mirando las conspiraciones que por todas partes sacaban la cabeza y fijando los ojos en el tiempo futuro, que tan sombrío se presentaba inclinó el ánimo de Fernando á medidas de conciliacion (3), porque en 26 de Enero (de 1815) quedaron abolidas las comisiones militares y se prohibieronlas denominaciones de serviles y liberales, mandando que en el término de seis meses se fallasen las causas formadas por opiniones políticas. Mas este suave crepúsculo, que aclaró el espacio breves instantes, pasó, y las tinieblas rodearon otra vez el trono, dejando ver tan sólo la mano de la intolerancia y de las proscripciones que aherrojaba á los ciudadanos (4).

»Una conspiracion horrorosa, descubierta en aquel tiempo, y en la que corrió inminente riesgo la vida del Rey, de-

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(1) Adam Weishaupth, el gran reformador de la francmasonería, hacia el año 1776, era catedrático de Derecho canónico en una Universidad de Alemania: habiendo tenido relaciones ilícitas con una cuñada suya, y hecho objeto de desprecio, desesperado, misantrópico y lleno de odio contra la sociedad, inventó el iluminismo con las doctrinas más execrables, en las cuales inicio á dos discípulos suyos, haciendo que cada uno de ellos iniciase á otros dos. A este procedimiento se llamaba el triángulo. Descríbelo minuciosamente el abate Barruel en sus memorías para escribir la historia del jacobinismo. Weissaupth mira como tiranos á todos los Reyes, sacerdotes y nobles, cualesquiera que fuesen sus ideas y su conducta: las lógias son, en su opinion, unas reuniones de pícaros y tontos, á quienes hay que ir formando para el iluminismo, segun se vayan depravando. Véase al abate Gyr, pág. 268 de la version española. La francmasonería inglesa, en su carácter aristocrático, detesta a Weishaupth y le acusa de corruptor de la francmasonería.

(2) Historia de la vida y reinado de Fernando VII, tomo II pag.106

(3) El Rey acababa de dar muestras de tolerancia; se las agradecen tratando de asesinarle, y por castigar á los asesinos le llaman intolerante. ¿Si sentarian á la mesa estos señores al que entrára en su casa para matarlos y robarlos?

(4) Los liberales nunca le quisieron: los realistas le vitorearon, y esos no conspiraban. bió convencerle de que el entusiasmo que despertó á su regreso de Valençey se trocaba en odío en muchos españoles, enajenado el amor con el tortuoso vagar de sus consejeros. Aunque de las escasas luces que dio el proceso, parecia resultar que el jefe de la trama era el comisario de guerra D. Vicente Richard, no cabe duda en que el proyecto era vasto, y tan sagazmente urdido, que, áun descubierto un cabo, rompíase al ir á seguirle, y aparecía suelto é independiente del conjunto. Porque formada la asociacion por la cadena llamada del triángulo, cada conjurado sólo conocía y sabia el nombre de dos personas, sin que le constase quiénes eran los demás, no obstante que presumia se contaba con el apoyo de fuertes y numerosos brazos. Consiste el triángulo en que su cabeza se descubre á dos individuos, cada uno de los cuales forma un ángulo con otros dos iniciados,,y uno de éstos el eslabon sucesivo con otros tantos,procediendo de igual suerte hasta lo infinito. De aquí resulta que sólo los jefes principales poseen el secreto, se reunen y pesan los medios: tomando un acuerdo, comunicase rápidamente por los eslabones de la cadena, y sin saber la mano que lo impulsa todo, se pone en movimiento y se ejecuta ciegamente el golpe.

»El objeto de los conjurados era proclamar el gobierno representativo (1), cimentándolo sobre el cadáver del Monarca, si no cedía á las amenazas cuando se apoderasen de su persona (2), porque entonces no había dado muestras de aquella debilidad flexible á los peligros. Acordes en el fin. no lo estaban igualmente los jefes en los medios de llevar á cima la empresa.

»Formaban la cadena militares, empleados, condecorados algunos con nobles insignias, y otros con destinos del mismo Palacio, y al paso que aquella se extendia perdiéndose de vista, componiase de los indivíduos más humildes de la sociedad. Para facilitar el éxito habíase reunido una suma considerable, y prometíanse otras mayores si llegaba el caso de ser necesarias. Congregadas las cabezas de la conjuracion para aplicar la mecha á la preparada mina, dividiéronse en dos pareceres encontrados, al resolver el modo de volarla. Opinaban unos que puesto que muchas noches salía el Rey de Palacio disfrazado, y sin más acompañamiento que Chamorro y el duque de Alagon , dirigiéndose algunas

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(1) Con perdon del autor, que en esto encubre, lo que sabe todo el mundo, la conjuración de Richard era republicana neta.

(2) No es cierto: demasiado sabian los conjurados que el Rey no les cumplirla lo que entonces les ofreciese: el plan era asesinarle á todo trance. Abortada la conspiración, hicieron correr la voz de que sólo se trataba de prenderle, á fin de atenuar el horror que inspiró aquella conspiracion masónico-republicana á todos los hombres de bien. de ellas á casa de una hermosa andaluza, llamada Pepa la Malagueña, debía ejecutarse su muerte (1) en la habitacion de aquella mujer, donde era fácil penetrar, para que quedase infamada la memoria del que tiranizaba la patria, al ver el pueblo el sitio donde habia espirado. Otros pensaban que el grito de libertad debia resonar de día y á la luz del sol (2), aprovechando la ocasion en que Fernando se apeaba del coche todas las tardes fuera de la puerta de Alcalá, y se retiraba sólo con algunos guardias; pues colocados los conjurados de trecho en trecho, darían la señal de la explosion, asesinando al Rey y a los que lo acompañaban, sin que éstos pudieran presentar gran resistencia. Prevaleció la opinión de los segundos; y ya se acercaba el día señalado, y cada cual tenía destinado el punto que habla de ocupar, cuando la estrella protectora del Monarca desvaneció la tormenta con sus benéficos rayos.

»Los dos iniciados del eslabon de Richard eran dos sargentos de marina, que desde el principio habían desplegado el mayor celo, y á los cuales habia confiado el comisario un puesto peligroso para el momento terrible. Aterrados con la magnitud de la empresa, (o seducidos con la brillante perspectiva que les proporcionaria el servicio que prestaban al Rey descubriendo la conjuracion, corrieron a delatar a Richard y á los demás compañeros que conocian. Sabida en Palacio la nueva de tan importante descubrimiento, los iniciados avisaron á sus cómplices, y, circulando el aviso eléctricamente por la cadena, no tardó en llegar á oidos del comisario de guerra. Como el nombre de los delatores era todavía un misterio, voló Richard en busca de los sargentos para que se salvasen; y asiéndole éstos, y poniéndole una pistola al pecho, condujéronle á la cárcel a disposicion de las autoridades. Richard pereció en la horca, sin abrir los labios, no obstante el tormento que le aplicaron; sin que sus enemigos pudiesen arrancarlo una palabra, y colocaron su

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(1) ¿Cómo se aviene esto con lo de las supuestas amenazas?

Sensible es tener que copiar este párrafo con tan feas como ciertas noticias: mas por desgracia la conducta del Rey era tan escandalosa y contraria á los preceptos del Cristianismo, al cual ofendia con su habitual lascivia.

Digan lo que quieran los encubridores y los aduladores cortesanos, ni el Rey, ni los ministros, ni los personajes públicos tienen derecho a eso que se llama la vida privada. Cuanto mas elevada es su posicion, mayor escándalo producen en la sociedad con sus deslices, la Sagrada Escritura no oculta los extravios secretos de David con Betsabé, y de Herodes con Herodias. Mediten esto los que se crean con derecho á censurarnos por reproducir, can harto dolor y repugnancia, páginas de un libro impreso y muy leido, y sirva de leccion a los Reyes venideros para vivir como Dios manda.

(2) No es cierto: los conjurados prefirieron asesinar á Fernando VII cerca de la venta del Espíritu Santo, porque las salidas nocturnas del Rey no eran tan frecuentes ni tan fijas. Lo del sol de la libertad y la estrella del Rey son figuras retóricas anticuadas, propias de la música masónico-celestial. Y si no ¿que significa esa necedad de la estrella protectora? cabeza en la puerta de Alcalá, teatro destinado para su tragedia (1). Asi es que sólo pudo traslucirse que existia una conjuracion, y que sus autores habian tratado de quitar la vida al Rey; pero sólo dos eslabones se habían roto, y sus indivíduos, a excepcion de Richard y del cirujano Baltasar Gutierrez, habíanse escondido ó fugado: los demás, á quienes por despecho de no poder encontrar el centro de la trama condenó al patíbulo el bando dominante, estaban inocentes.

»En este número se contaban D. Vicente Plaza, sargento mayor del regimiento de húsares, y un ex-fraile sevillano, llamado Fr. José, que, habiendo empuñado las armas en 1808, habia ascendido á capitan en el trascurso de la guerra. Perdido el gusto á la vida monacal, y apremiado por los decretos terminantes del gobierno á volver á su convento, había venido á la córte á solicitar el permiso de seguir la carrera militar, pues, aunque profeso, no tenía órdenes sagradas. Negáronle la gracia que pedía, y escondido en Madrid, despechado y sin medios de subsistencia, conoció, por su desgracia, á uno de los delatores, quien le presentó á Richard. Compadecido el comisario do la situacion y miseria de Fr. Jose, sin descubrirle el plan que llevaba entre manos, ni decirle su objeto, le anunció sólo que no le faltaria remedio en su infortunio si se unía á los buenos ciudadanos. Prometiólo así el fraile, y Richard le facilitó dinero (2), citándole para una próxima entrevista, que no se verificó por el contratiempo de la delacion. Preso el desgraciado joven y formada causa, de los doce jueces que entendieron en ella, cinco votaron en su favor y siete le sentenciaron al suplicio de la horca: mandó el Rey que se fallase en revista, y segunda vez obtuvo votos favorables: á pesar de tan grave circunstancia, y de haber ignorado el fin de los conjurados, el Monarca ordenó que se ejecutase la muerte en horca, porque lo que se quería eran victimas que expiasen el crímen, brillase ó no en ellas la inocencia.

»La rabia que inspiró á la camarilla el no poder penetrar el secreto de los conjurarlos, precipitó á sus individuos en los mayores excesos. Fernando mismo mandaba en órdenes reservadas dar tormento á diferentes personas para que levantasen el velo de una conspiración que no conocían. Así sucedió, entre otros, á D. Juan Antonio Yandiola, que más adelante sufrió el terrible tormento conocido con el nombre de grillos a salto de trucha.»

Algo de esto le sucedió tambien á Van-Halen, segun se

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(1) Querrá decir con ese su la tragedia de Fernando VII, en que Richard debía hacer el papel de Bruto, cerca de la puerta de Alcalá.

(2) ¿De dónde salia el dinero? Richard no era rico para prodigado. vé por sus Memorias (1). El mismo da á entender que estaba complicado en la conspiracion.

Mandósele salir de la corte para su regimiento, que estaba en Jaen. Allí acababa de ser encarcelado el general O’Donojú, célebre francmasones. El dia 8 de Diciembre de 1815, fecha de estos sucesos, fué preso Van-Halen y estuvo para ser fusilado en Marbella, por una órden reservada del gobierno, que hizo suspender el capitan general, conde de Montijo.


7.ª conspiración: la del conde de Montijo en Granada.


Ya hemos visto en el párrafo anterior la instalacion del Gran Oriente masónico en Granada, donde, segun dice el mismo escritor que acabamos de citar en el libro de sus curiosas revelaciones, «en el silencio más sagrado y á la sombra de autoridades y personas de alta jerarquía, se levantó un templo á las luces y al patriotismo perseguido (2).» Van-Halen dice que fué de los primeros iniciados en Junio de 1816. Como le había salvado la vida el conde de Montijo, no es extraño que fuera uno de los primeros con quienes contó. Esto nos da la fecha aproximada de la instalacion del Grande Oriente en Granada á mediados del año 1816, y por tanto medio año despues del suplicio de Richard, y á los nueve meses del de Porlier. Con todo eso y á pesar de la frase de Van-Halen, que se creia de los primeros, hay motivos muy fundados para asegurar que Montijo estaba ya en Octubre de 1815 comprometido en la conspiracion de Porlier, como lo estaban Lacy, O’Donojú y otros muchos generales y jefes principales del ejército. El mismo Van-Halen no era nuevo en el oficio.

Los francmasones necesitaban del conde y de su valimiento, y tenian que perdonarle al Tio Perico el de Aranjuez sus veleidades de afrancesado en Bayona, de revolvedor en Cádiz, derrocador de la Constitución en Daroca, acusador de los diputados á Córtes y delator de ellos en Madrid á mediados de 1814, á trueque de que les sirviese bien un poco despues (1816) en Granada, en el templo .^. levantado á las LL .^. en el silencio más sagrado, y a la sombra de las autoridades.

En rigor, todas las conspiraciones, desde la del café de Levante, en 1814, hasta la de Riego en 1820, son una sola, que se iba marcando por los diferentes descubrimientos que la casualidad de las delaciones hacia. Córtase de cuando en cuando una cabeza ó un miembro á esta hidra, semejan-

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(1) Tomo I, páginas 23 y siguientes.

(2) Tomo I, pág. 39, principio del cap.III. te en todo á la de la fábula; pero quedan las otras, y renacen bien pronto las cortadas, porque no hay un brazo bastante fuerte para cortarlas todas a la vez, cercenando la cabeza, o hiriendo en el corazon. La sangre del cuerpo social estaba casi toda corrompida, y en tales casos las extirpaciones locales sirven de poco.

La lógia de Murcia, dirigida por Van-Halen, era la intermediaria para entenderse con Alicante y Cartagena y otras del litoral hasta Barcelona, donde estaba Lacy. En la logia de Murcia ligera figuraban el oficial de artilleria D. Ignacio Lopez Pinto, cuyo nombre masónico era Numa, el brigadier Torrijos, el fogoso magistrado Romero Alpuente, y la mayor parte de la oficialidad del regimiento de Lorena, á las ordenes de Torrijos, cuyos tres batallones daban guarnicion en Alicante, Cartagena y Murcia, quedando por consiguiente estas plazas á merced do la masonería. Así que dice el mismo (1): «Toda la línea que corria la costa del Mediterráneo, desde Cataluña hasta Granada, estaba reducida á entenderse con aquel punto (Murcia) por un solo conducto: este conducto era yo.

»Cuanto mayor era la lobreguez del pueblo (Murcia) tanto mas estrecha se hizo nuestra union, la que tomó una forma más sólida cuando conocieron los medios de contacto establecidos en otros puntos, y cuando los preparativos de Cataluña exigian el unánime impulso de todos. Este conato me llevó por algunas horas á Alicante y Cartagena, donde, á imitacion de Murcia, establecimos nuevas reuniones (es decir logias), de suerte que cuando la desgraciada prision de Lacy ya estaban en disposicion de obrar las fuerzas repartidas en nuestra provincia; pero faltaba la combinacion general, que paralizaba las medidas que esperaban de la autoridad secreta, que todos habíamos reconocido en la asamblea de Granada (2).»

Queda, pues, probado, por declaracion de uno de los principales francmasones comprometidos, que el foco de la conspiracion masónica estaba entónces en Granada.


8.ª conspiración: la de Lacy en Cataluña.


Hemos visto que la conspiracion de Porlier habia sido fraguada por Lacy cuando estaba en Galicia (3), y que durante todo el año 16 habia seguido en correspondencia con la lógia superior de Granada, centro de la conspiracion.

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(1) VAN-HALEN:Memorias, tomo II, pág. 122.

(2) Idem, tono I pág. 46

(3) Vease el sermón del P. Escario en elogio de Porlier. A principios de 1817 se hallaba ésta tan adelantada, que podia contar, no solamente con casi todo el ejército, sino además con varios capitanes generales, que unos la apoyaban y otros no la combatian, a pesar de conocerla. Es más; la mayor parte de los ministros de Fernando VII eran francmasones, o se decia de ellos que lo habían sido. El ardiente liberalismo, de que hicieron alarde varios de ellos en 1820, manifiesta que estos rumores no eran del todo infundados.

A fines de Octubre de 1816 desempeñaba el ministerio de Estado el afrancesado y liberal D. Pedro Ceballos, el Indispensable, pues tuvo habilidad para figurar en todos los partidos por espacio de veinticinco años. Era primo de Godoy, quien lo introdujo en la carrera diplomática, y llegó á ser ministro de Estado de Carlos IV. A la caída de éste, le conservó Fernando VII, y él no se tomó la molestia de renunciar. Fue de los que más contribuyeron á la singular torpeza de llevar á Fernando VII á Bayona, Y ponerle en manos de Napoleon. En Bayona abandonó á su víctima y admitió el ser ministro de José Bonaparte, y no tuvo vergüenza de firmar en 8 de Julio la circular á los agentes diplomáticos para que reconociesen por Rey al intruso. Entre Urquijo y él, con la cooperacion del inquisidor Llorente, redactaron la Constitución de Bayona. Siendo José Bonaparte Gran Maestre de la francmasonería en Francia, y muy celoso por el aumento de ésta, queda á la discrecion de los lectores el considerar si el proteo Caballos se quedaria á oscuras de aquellas luces .'. Despues abandonó al intruso, dió un manifiesto contra él y contra su primo, los liberales le acogieron con los brazos abiertos y le dieron en Cádiz plaza de consejero de Estado. A la venida de Fernando VII se hizo realista furioso y colocó parientes en la lnquisicion de Murcia. Habiéndole desterrado Fernando VII, en 30 de Octubre de 1816, le hizo después embajador en Viena. En 1820 se presentó como liberal decidido, y los hermanos .'. agradecidos le volvieron á hacer consejero como en Cádiz. ¡Estaría bien servido Fernando VII en 1816, y en medio de aquella red de conspiraciones, por ministros como Ceballos! A este sucedió desde principios de Octubre D. José García de Leon Pizarro, liberal (1), que hizo la compra de los cachuchos podridos que , con nombre de navíos, nos vendió Rusia. En 23 de Diciembre entró Garay, también liberal, en el ministerio de Hacienda, y en 29 de Enero de 1817, fue nombrado ministro de Gracia y Justicia D. Juan Esteban Lozano de Torres, el hombre de la adulacion, de la

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(1) Se le cree autor del terrible folleto anónimo titulado el tutilimundi coleccion de caricaturas de los ministros y personajes politicos de 1820 al 22, las más sarcásticas que se han escrito, y que dejan atrás las del mismo Presas. ignorancia y de la vileza, paro que, á pesar de estos merecidos elogios, que le regala un escritor liberal (1), no por eso dejaba de ser mason, y de haber tenido una lógia en su casa en Cádiz durante la época de las Córtes.

Era ministro de la Guerra el marqués de Campo-Sagrado, de quien los liberales hablan bien. A la verdad, estando minado el ejército por una vasta conspiracion, de Granada á Barcelona, y de la Coruña á Murcia, ¿pordia ignorarlo el ministro de la Guerra? Y si quedare á salvo su lealtad, ¿ lo quedarán su aptitud y talento cuando se conspiraba con la mayor publicidad y casi á la luz del dia? Oigamos al escritor liberal de la ya citada vida de Fernando VII, narrar el descubrimiento de la conspiracion de Lacy, aunque de una manera amañada, y callando lo que bien sabía y ahora ya es público (2).

«Habíase fraguado en Cataluña (3) una conjuracion con numerosas ramificaciones, y se contaban en ella jefes militares de alta graduacion, empleados y comerciantes de mucho influjo en el Principado. Los generales D. Luis Lacy y D. Francisco Milans andaban enredados en sus hilos, y creíase que esta vez triunfaria la libertad, porque sus amigos no temían una grande resistencia en D. Francisco Javier Castaños, que mandaba las armas de Cataluña, engañados por la tortuosa política que empleaba. El general Lacy, que había derramado su sangre en la batalla de Ocaña, en los campos de Cádiz y en tantos puntos del reino peleando en favor de la independencia nacional, vióse con disgusto pospuesto y arrinconado á la vuelta del Monarca, porque no había sido de los que aprobaron con viles lisonjas la abolicion del gobierno representativo. Y habiendo hecho un viaje á Madrid y asistido á várias juntas secretas de los liberales, en las que figuraba el conde de La Bisbal (4), ofrecióles tomar parte en el alzamiento proyectado, y desenvainar su espada contra la tiranía, que así diezmaba y destruía á España.

»Hallándose, pues, al comenzar la primavera de este año (1817) en los baños minerales de Caldetas, donde se ha-

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(1) El autor de la Historia de la vida de Fernando VII, tomo II, pág. 120. El Sr. Rossell describe tambien sarcásticamente á Lozano de Torres.

(2) El autor de la Historia de la vida de Fernando VII, de quien se copia este párrafo (tomo pág. 121). ¿cómo podía ignorar el verdadero origen de aquella vasta conspiración? Van-Halen había hecho revelaciones en 1829 y la Vida de Fernando VII se imprimía en 1842.

(3) Hemos visto que era en toda España.

(4) Conviene tener en cuenta esta complicidad de La Bisbal para estudiar su conducta ulterior.

No fué él sólo quien se portó así. El conde de San Roman, que tambien estaba complicado en aquellos sucesos desde 1815, despues se hizo realista. Dicelo el capitán D. José Urcullo en su Narracion de los sucesos de la Coruña, de que hablaremos luego (Relacion histórica, etc., pág. 59). bian congregado los principales corifeos del levantamiento, decidióse unanimemente que habia sonado la hora de la explosion. Dos oficiales conjurados, ó por cobardía ó por el vil estímulo del interés, denunciaron el plan de sus compañeros, al propio tiempo que en una cena que dieron en la fonda de lord Wellington de Barcelona vários jóvenes, dejaron traslucir el proyecto, que llegó á noticia del general Castaños, juntamente con la noticia de los dos traidores (1). Sin embargo, el astuto Castaños no se dió mucha prisa á dictar providencias, porque temía que todas las tropas tomasen parte en el restablecimiento del gobierno representativo, y porque quería jugar con seguridad, mucho más cuando la delacion era vaga y no daba toda la luz necesaria. Lució, pues, el día 5 de Abril (1817), fijado para el estallido, y el comandante del batallon ligero de Tarragona, D. José Quer, partió á Caldetas al frente de dos compañías, dando orden de que le siguiesen las restantes. El coronel del cuerpo supo la partida de Quer, y ayudado de otros oficiales, impidió la salida de las compañías, que debian seguir las huellas de las primeras ; y frustrado el plan en el batallón de Tarragona, frustróse igualmente en los demás cuerpos, donde Castaños, bajo mano, habia sembrado la zizaña. Así descubierta la conspiracion, y cortados sus brazos, Lacy quedó aislado en Caldetas con algunos amigos y las dos compañías que mandaba D. José Quer.

»Entusiasmados los soldados con la presencia de D. Luis Lacy, juraron morir en su defensa, y colocado el bravo guerrero á su cabeza, dirigiéronse á una casa de campo de D. Francisco Milans, punto de reunion á donde debian acudir diferentes cuerpos. Pasaron la noche entre zozobras é inquietudes, porque ninguno venía y el tiempo era precioso: al despuntar la aurora llegaron vários oficiales iniciados en la trama, huyendo de Mataró y de Barcelona; y declararon que todo estaba descubierto. Resolvió Lacy dirigirse á Mataró y sublevar la guarnicion y el pueblo (2); pero ya entónces los agentes de la tiranía habian ganado con el oro á muchos soldados de las dos compañías de Tarragona (3) y el miedo dominaba á otros: en vano Milans opuso sus esfuerzos y promesas para impedir la fuga: los soldados se dirigieron á Areñs de Mar, donde se presentaron á las autoridades, dejando abandonados á sus generales.


(1) Créese que en la fonda de Wellington se constituía una de las lógias de Barcelona, por la facilidad que esos establecimientos ofrecen para ello, Castaños no lo ignoraba.

(2) El pueblo nada tenía que ver en ello; pero contaban con los hermanos, que nunca han faltado en aquel pueblo fabril.

(3) ¿Y quién había dado á los soldados ese oro corruptor? alguna mano oculta en la casa de campo de Milans, donde aquellos soldados acababan de jurar morir en defensa de Lacy? Siempre la misma tontilogia! »No quedó más recurso á Lacy y demás compañeros que pensar en ponerse en salvo; pero ya era tarde, porque, además de varias partidas de paisanos enviados en persecucion de los fugitivos, Castaños, que vio eclipsada la estrella de la libertad (1), mandó salir de Barcelona algunos destacamentos de tropa para que acosasen y prendiesen á los sublevados. Milans tomó una senda, y Lacy otra: el primero, con los qué le segnian logró escaparse; pero el segundo, delatado por el dueño de una quinta donde descansó breves instantes, se vio cercado por los paisanos. No quiso rendirse á quien no perteneciese á la milicia, y durante esta porfía llegó un piquete de soldados, mandados por el alférez de Almansa D. Vicente Ruiz.»

Preso Lacy, fué sentenciado a pena capital, y creyendo inconveniente su ejecucion en Barcelona, se le trasladó á Palma de Mallorca, donde fue fusilado en el foso del castillo de Bellver el dia 5 de Julio. La sentencia de Castaños es muy notable por su extravagancia é inexactitudes. Decir que no habia contra Lacy sino indicios vehementes de haber tenido parte en una conspiracion, despues de haberse puesto al frente de dos compañías sublevadas, y de haber intentado apoderarse de Mataró, es un absurdo jurídico. La sentencia dice así:

«No resulta del proceso que el teniente general D.. Luis Lacy sea el que formó la conspiracion que ha producido esta causa (2), ni que pueda considerarse como cabeza de ella; pero hallándole con indicios vehementes de haber tenido parte (3) en la conspiracion, y sido sabedor (4) sin haber practicado diligencia alguna para dar aviso á la autoridad más inmediata; que pudiera contribuir á su remedio, considero comprendido al teniente general D. Luis Lacy en los artículos 26 y 42, título x, tratado 8.' de las Reales Ordenanzas; pero considerando sus distinguidos y bien notorios servicios, particularmente en este Principado y con este mismo ejército que formó, y siguiendo los paternales impulsos de nuestro benigno Soberano, es mi voto que el teniente general D. Luis Lacy sufra la pena de ser pasado por las armas; dejando al arbitrio el que la ejecucion sea

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(1) Quiere decir en lenguaje vulgar que no habian salido bien los planes de la francmasoneria. La strella de la libertad, formada por dos triángulos cruzados, es uno de los principales símbolos masónicos. Los francmasones usan estas palabras de su jerga astronómica de un modo intencional y encubierto, bajo el velo de una retórica gastada y gongorina.

(2) Si no habia prueba contra Lacy, habiendo por medio doscientos soldados sublevados, estuvieron bien torpes los jueces.¿Tendrian miedo de inquirir demasiado, por temor de que resultaran revelaciones indiscretas y comprometedoras?

(3) ¿Nada más que parte? ¿Nada mas que indicios?

(4) Puesto al frente de doscientos sublevados, sólo habia sido sabedor, de la conspiracion ¡risum teneatis! pública ó privadamente, segun las ocurrencias que pudieran sobrevenir y hacer recelar el que se pudiese alterar la pública tranquilidad.—Javier Castaños.»

Cualquiera comprende que esta sentencia amañada se dictó con objeto de salvar á Lacy: la atenuacion antijurídica de su crimen, el hablar de sus servicios, de los compromisos que traeria el fusilarlo, la alusion (ridícula en otro caso) al benigno corazon del Monarca, indican bien á las claras que Castaños cumplia á disgusto con su deber, pero que recomendaba el reo á la clemencia del Rey. Este no lo entendió así. Creyó que los conspiradores escarmentarian más bien con el rigor. Los servicios de Lacy bien le hacian acreedor al perdon. Tal opinaba el marqués de Campo-Sagrado, ministro de la Guerra, que se negó á firmar la sentencia, segun dicen, por cuyo motivo fue destituido, y le sucedió Eguía, á la sazon capitan general de Madrid.

Que Lacy era mason, es indudable, y lo manifiestan las Memorias de Van-Halen. Que lo era Castaños, dícelo John Truth ya citado: yo no lo sé de cierto, y quisiera saber que no lo era; pero los francmasones lo tienen por tal.

9.ª conspiración: la de Torrijos en Alicante.


Esta conspiracion no fué más que la continuacion de la que habia principiado el Gran Oriente de Granada par conducto de la lógia de Murcia, á cuyo frente estaba Van-Halen, como queda dicho, y que se extendia por todo el litoral del Mediterráneo, desde Gibraltar á Perpiñan. El agente en Gibraltar era el rico banquero judío Benoltas, bien conocido como tal en aquella población, y que siguió siéndolo hasta muchos años despues (1). Este disponia para ello de grandes elementos, no sólo por el giro y extensas relaciones de su casa, sino tambien por los muchos contrabandistas que manejaba, y á quienes favorecia para su comercio clandestino, siendo casi todos ellos dóciles y seguros instrumentos de la francmasonería (2).

Torrijos, que tenía entónces veintiseis años, y era ya brigadier, debía sus ascensos, no sólo á su. valor, que era indudable, sino mucho más al favor de la francmasonería

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(1) De este judio se da noticia en el apéndice á la Historia pintoresca de la francmasoneria, por Clavel, nota á la pág. 730. Dice así “A propósito de lo que aqui se dice (que el oro de los judios se prodigaba para la propaga anticristiana), debernos consignar que el banquero o depositario de los fondos del orden masónico en 1824, por lo que respectaba a la masonería española, era el poderoso y viejo hebreo Benoltas, que residia en Gibraltar.» Sospecho que á él aludían las iniciales M. B. del corresponsal de Gibraltar, de cuya carta habla Van-Hallen, la pág. 52 del tomo I. Quizá el nombre coincida con la otra inicial.

(2) Y siguen siéndolo todos o casi todos. gaditana, que influía para enaltecer los servicios de los liberales, por poco que valiesen, y rebajar los do los realistas, por muchos que fueran sus méritos é importancia. Otros mil jefes tenía el ejército, que habian hecho mucho más que Torrijos, y á duras penas habian llegado á coroneles ó capitanes. No es de extrañar que se mostrara agradecido y consecuente con la institucion benéfica, que tanto le había enaltecido ; pues la masonería ejerce la beneficencia al estilo de las sociedades de socorros mútuos.

Era Torrijos coronel del regimiento de Lorena, y, repartido éste en Alicante, Cartagena, Múrcia y Orihuela, resultaba que todas aquellas plazas estaban á disposicion de la masonería. Descubierta la lógia de Murcia, a cuya cabeza hemos visto á Van-Halen, cogieronsele á éste, no todos, sino algunos documentos (1), y él mismo asegura que á las barbas de los inquisidores, entretenidos en satisfacer su curiosidad con vários pergaminos y papeles cuyo contenido o signos alegóricos les parecian singulares (2), «tuvo ocasion de ocultar en la bocamanga de la casaca un papel, que allí inmediato rodaba por la mesa, que importaba mucho para asegurar la suerte de una persona (el general C. V.) sobre la cual ni áun recayó nunca sospecha.»

El silencio absoluto de Van-Halen salvo por entónces á Torrijos y demás individuos de la lógia comprometidos en la conspiracion. Así describe el éxito de ésta (tomo II página 116): «Lopez Pinto y Torrijos, que desde que empezaron en Setiembre nuestras persecuciones previeron el encadenamiento de compromisos que sucesivamente iban á acarrear, se esmeraron en acelerar un alzamiento que arrancase á la faccion opresora la nueva máscara con que se presentaba, evitando de esta suerte el esterilizar, bajo los cerrojos del Santo Oficio, sacrificios anteriores, dignos de un término el más en armonía con la brillantez de los lazos sagrados que á todos nos habian ligado (3).

»Los esfuerzos de Torrijos y de Pinto (4) no pudieron superar el obstáculo que les presentaba la irresolucion de algunos y la discordancia de opiniones, que para segundarlo ofrecian los otros. El brigadier Torrijos, que por el adelanto rápido de una honrosa carrera, por las garantías que ofrecía su sincera decision, por su constante aplicacion y su

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(1) El coronel que le prendió en Jaen cuando la conspiracion de Richard, que fue D. Agustin de Hore, era un actor tan bueno, que se tomó la molestia de romper algunos de los papeles cogidos á Van-Halen, susceptibles de siniestra interpretacion (tomo I, pag. 27).

(2) No les costaría mucho trabajo el descifrar los signos de las patentes. Véase una entre los apéndices.

(3) ¿ Entiendes, Fabio, lo que voy diciendo...?

(4) Juntos vivieron siempre conspirando, y juntos vinieron a ser fusilados en Málaga por el general Moreno, Comandante del pueblo soberano en 1808. apego á las nobles fatigas del soldado, era uno de los jefes que más esperanzas inspiraban á la causa sana de su patria, fué preso el 28 de Diciembre de 1817 (á los veintiséis años de su edad), y conducido al castillo de Alicante con otros vários oficiales de su cuerpo.

»Desde aquella fecha, los años 18 y 19 no fueron otra cosa que un período agitado de contratiempos, sucediendose con rapidez, ya las tentativas para sacudir el yugo, ya los reveses funestos que lo acrecentaban.

»Torrijos, que pasó todo el mes de Enero en el castillo, donde se hallaba detenido, fué trasladado á la cárcel secreta del Santo Oficio de Murcia, con el fin, sin duda, de que, aprovechándose de los medios de comunicacion clandestina que los guardianes podían ofrecerle, llegára á enterarse del estado de su compromiso (1)

»Entre la gran porcion de patriotas (2) que siguieron sucesivamente a Torrijos en la nueva mansion á que lo acababan de trasladar, fueron de los primeros y más sériamente implicados en la causa de Murcia, Romero Alpuente y Lopez Pinto.»

Este habia venido de Valencia á Cartagena para ver á su madre moribunda. Al ir á recoger su pasaporte en el gobierno militar do Cartagena, para regresar á Valencia, fué preso y conducido á la Inquisicion de Murcia. Ocho días ántes se habia escapado Van-Halen de la de Madrid, donde tambien tenía la francmasonería excelentes relaciones clandestinas. Puesto éste en libertad, la táctica de los francmasones fué ya muy sencilla, pues se redujo á echarle la culpa de todo, acusándole de ser un bribon entremetido y comprometedor. El mismo Torrijos declaró más adelante (3) que lo había hecho así como «un medio astuto, aunque de un uso sobrado espinoso y delicado, de que él y los demás se valieron para suplir esta clase de privacion, inculpándome de todo (4).» Lopez Pinto se empeñó en negarlo todo; pero esto tiene

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(1) Confesión notable. Luego la francmasoneria de Murcia tenia inteligencias secretas y comunicacion clandestina dentro de la Inquisicion.

(2) Los nombres de ellos los dio por nota el mismo Van-Halen, tomo II, página 119, y deben quedar copiados aqui, ad perpetuam reí menmoriam. «D. Francisco Moreno, Matias Moñino, Francisco Fariñas, Vicente Ibañez, Pedro Macuti, N. Sanchez, Pedro Alambaro, Cándido Huertas, Isidoro Navarrete, Manuel Garcia, Diego Mosquera, N. Benitive, N. Guerrero, Joaquin Arrieta, Juan Rentero, Damian Pineda, N. Quintana, Francisco Alvarez, Francisco Rosique, Manuel Lara, N. Fuentes, José M. Gonzalez, Antonio del Valle, Pinto y los demas.»

(3) Carta de Torrijos, fecha 28 de Enero de 1827, tomo II, pag. 223: «Te fuga nos abrió un camino que no podíamos esperar. Ella nos fue anunciada con una especie de entusiasmo por nuestros amigos de Madrid, y ella nos dio una luz que nos sacó de nuestros compromisos...« Luego Torrijos en la Inquisicion de Murcia tuvo noticia de la evasion de Van-Halen por comunicación clandestina.

(1)Memorías, torno II, pag.119.

TOMO I. tambien sus peligros en los tribunales, pues á cada negativa le oponian los inquisidores una carta o papel que le comprometía. El inquisidor le enseño una de mero cumplimiento, que habia dirigido á Van-Halen : creyéndola insignificante, la reconocio por suya, mas se quedó muy chasqueado cuando el inquisidor, volviendo la hoja, le enseñó al respaldo escrita la palabra Numa, nombre que aparecia asimismo en la lista de los masones de Murcia. Era, en efecto, el nombre masónico de Lopez Pinto.

Este fué trasladado á las prisiones habilitadas en el edificio de las Recogidas, donde pocos dias antes se habia suicidado el capellan del regimiento de Lorena, comprometido tambien en la conspiracion. ¡Bueno sería el cura!

La Inquisicion de Murcia estaba allí tan mal servida como en su propio edificio. ¿Qué pensar de quienes, en una casa de correccion, como aquella, ponian de carcelero á… un gitano (1)? A los pocos dias de estar allí, se hallaba ya establecida la comunicacion clandestina con la francmasonería exterior y libre. Un estanquero de Murcia, llamado Jacinto, ganó al criado del gitano, y por su conducto recibia Lopez Pinto cuantos papeles necesitaba (2). Era esto en 1819.

Hácense horripilantes y terroríficas pinturas acerca del gran poder de la Inquisicion de España; pero es lo cierto que en los cinco lustros últimos en que existió el Santo Oficio, desde 1794 á 1820, éste se hallaba minado, y que en la guerra á muerte que sostuvieron entre sí la Inquisicion y la francmasonería de 1814 á 1820, se vió que el poder secreto y tenebroso de ésta era mucho mayor y más formidable que el de aquélla, que quedó, no solamente vencida, sino muerta á manos de su antagonista, resultando la francmasonería más fuerte que la Inquisicion.


10.ª conspiración: la de Polo en Madrid


Abortada la conspiracion de Lacy, y vistos los graves inconvenientes que tenía el que la lógia central estuviese en Granada, se acordó establecer otro centro en Madrid. Fue esto en Junio de 1817 (3). Además, el arzobispo de Granada no ignoraba los enredos del capitan general, conde de Montijo, y dió parte de ellos al inquisidor Verdeja, para que los pusiera en conocimiento del Rey (4). A pesar de la



(1) ¡Un gitano para la correccion de mujeres, y en un pueblo donde el director del Hospicio, que habia estado preso con los principes en Valesçey, habia abusado de su posicion horriblemente! ¡Qué católicos serian aquellos católicos!

(2) Van.Halen, torno II pág. 132.

(3) Asi lo dice Van-Halen, pág. 47 del tomo I.

(4) Idem, tomo I, pág. 138. ciega confianza que éste tenía en su antiguo cómplice el Tío Pedro el manchego, no pudo cerrar los ojos á la evidencia de las acusaciones, y Montijo hubo de venir á Madrid á sincerarse, pero dejando de ser capitan general. Con esto perdió su importancia la lógia central de Granada, y las negociaciones se siguieron desde Madrid con mayor actividad y en más vasta escala.

Establecióse nuevamente el sistema triangular, y la tertulia del conde era el centro de la masonería.

«La preciosa familia del sujeto que se hallaba á la cabeza de la asociacion, capaz por su afable trato de atraerse la mejor sociedad de la capital, reunía con frecuencia una tertulia compuesta de personas de ambas opiniones y sexos, por cuyo medio se estaba al cabo de las intrigas de la camarilla (1). Por otra parte, los medios de inteligencia personal se hablan coordinados de suerte que, sin necesidad de acudir á reuniones alarmantes, ni extender á muchos más el conocimiento personal de otros que pudieran ser víctimas de un nuevo Calvo (2), el sólo contacto sucesivo de cuatro personas bastaba para comunicar hasta el infinito cualquier asunto: tal era el medio que ofrecía la cadena llamada del triángulo (3).»

El mismo Van-Halen da los nombres de todos los que cooperaron á su evasion de las cárceles del Santo Oficio, entre los que nombra á Manzanares y D. Eusebio Polo, oficiales de Estado mayor, Nuñez Arenas, oficial de artillería, Belda, Arco Agüero, Zorraquin, Dominguez (D. Patricio), teniente coronel del regimiento de Valencey, y su hermano, oficial del mismo, D. Facundo Infante, de ingenieros, y el coronel T., que en 1816 era Venerable de la lógia de Cádiz (4). Por sus revelaciones se echa de ver que la central de Madrid, además de las lógias ya sabidas, tenía tambien lógias ó talleres por lo menos en la Coruña, Bilbao y otros muchos puntos, y hasta en Miranda de Ebro. Cita una vez (5) al conde de M. «que, vigilado muy de cerca por el gobierno y rodeado de espias de alta y baja clase, evitaba ciertos roces;» pero en la misma plana (tomo II, pág. 21)


(1) De este modo los realistas bonachones, o majaderos, que acudian á la tertulia de Montijo, servian á la masonería de dos modos: suministrando noticias de lo que hacian o y pensaban hacer los partidarios del gobierno, y propalando las que astutamente les comunicaban los francmasones para engañar al público y al gobierno, y difamar á no pocos hombres de bien.

(2) Un oficial del resguardo que vendió a Van-Halen, haciéndose iniciar por él.

(3) Tomo II, pág. 15 de sus Memorias.

(4) Van-Halen, tomo II. la pág. 48 le llama coronel T. y dice que en 1816 estaba en Cádiz á la cabeza de la reunion patriótica. A la pág. 46 le llama coronel A. con motivo de un disgusto y explicaciones que tuvo con él.

(5) Van-Halen, páginas 20 y 21. cita á Montijo entre otros de la conspiracion, segun ya queda dicho.

Parece imposible que este señor, que tanto había hecho en 1808 para destronar á Carlos IV, pensara luego en restablecerle; pero este es un punto histórico tan cierto, que no cabe duda acerca de él, pues lo dan por seguro todos los historiadores coetáneos. Aunque el conde no lo quisiera, si lo acordaba así el Oriente, el pobre Tio Pedro no tendria más remedio que rehacer en 1818 lo deshecho diez años antes. Los maestros perfectos del grado 33, que á veces se creen supremos y no son ni aun superiores, están expuestos á estos percances, y suelen ser, si pertenecen á la clase de príncipes ó nobles, instrumentos de otros más ladinos, á quienes en apariencia mandan.

Van-Halen, despues de un trozo de erudicion histórico-jurídica, de carácter masónico muy indigesto, para probar que, segun las leyes de España, Fernando VII debia ser des- tronado, da noticias curiosas acerca de las gestiones hechas con Cárlos IV para volverle al trono (1).

«Segun todas las noticias que entonces pudieron adquirirse, la mayoría de la nacion parecia señalar como más á propósito á un cambio filantrópico y estable el venerable anciano D. Cárlos IV.

»Desde luégo se expidió un agente á Roma, en donde se hallaba este príncipe. Este comisionado debia entablar todas aquellas comunicaciones, capaces de preparar al Monarca su restitucion al trono, del cual le habian precipitado, no ménos los desórdenes de un valido, que las arterías de los fascinadores de un jóven heredero. No es fácil describir la sensacion que causó en el ánimo del respetable anciano la idea de que sus antiguos súbditos le llamasen otra vez al seno de su país. Convencido Cárlos IV de cuanto se le manifestó, y asegurado de la sinceridad con que se le llamaba, ofreció prestarse á los deseos de la nacion, desde luego que, representada bajo una forma legal, viese confirmado cuanto se le exponia. Mientras todas estas diligencias se perfeccionaban fuera de la Península, el infatigable Vidal dió su vuelta por la Castilla. A su llegada á Madrid, los compañeros de Polo (2), no ménos satisfechos de la disposicion de

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(1) El mismo dia casi en que acababa la república modelo en España y se restauraba la monarquía (1.• de Enero de 1875)acaba de salir a luz en el número 164. tomo 41 de la Revista de España, un articulo, á estilo de novela, suscrito por el vizconde de San Javier, sobre las tristes e inverosimiles aventuras del P. Almaraz, último confesor de Maria Luisa en Roma, á quien ésta autorizó para declarar (¡estrafalaria doclaracion, indigna de una mujer medio decente!) que ninguno de sus hijos lo era de Carlos IV. De algunos ya se conjeturaba y susurraba, pero de todos no. La cara de Fernando VII era borbónica enteramente, y de legitimidad no se dudó nunca. El articulo necesita cuarentena.

(2) Estos militares constituian el partido de acción en Madrid, pero eran manejados por otros mas altos y más astutos. Vidal que acordes con él en las bases del pronunciamiento, prepararon eficazmente á los de las provincias, disponiéndolos á un pronto golpe. Vidal alargó su viaje hasta Valladolid, donde á la sazon se encontraba D. Juan Martin el Empecinado, que, no ménos decidido que él, habia extendido por diversas provincias las más importantes ramificaciones desde el dia en que, desatendido totalmente por el Rey (1), quedó desengañado del poderoso influjo con que la camarilla alejaba del Monarca la sincera expresion de sentimientos de aquellos á quienes debia su rescate (2).»

Desde este momento el teatro de la conspiracion se traslada de Madrid á Valencia, como vamos á ver.

Polo fué descubierto y preso en 1818.

En Setiembre de aquel año cayeron del ministerio y fueron desterrados Garay, Pizarro y Figueroa, por sospechas de connivencia con los liberales, y acusados de serlo ellos. Antes de concluir este párrafo conviene dar idea de los medios de que se valían los conjurados en su espionaje, y la gran influencia de que en Madrid disponían, hasta el punto de poder contrarestar la del Santo Oficio, y tener á éste, no solamente asediado de espías, sino tambien material y moralmente minado. Un caso que refiere Van-Halen, como la cosa más sencilla, chistosa y digna de aplauso, nos indicará hasta dónde llegaba ese poder inmoral y tenebroso.

«El marqués de M.*** (3), familiar del Santo Oficio, hombre fanático por la Inquisicion, y oficioso por ella con delirio, habla por sí y ante sí organizado una tropa de espías, que él pagaba á sus propias expensas, y en la que figuraba con distincion un antiguo oficial suizo que, conociendo el flaco de este corifeo, lo embaucaba y hacía creer mil maravillas. Nadie osó ofrecer al Rey mi nueva captura con la decision y afirmativa que este digno caballero.

»El ama de la posada donde él se hospedaba tenía dos o

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(1) No es cierto quee Fernando VII le desatendiese. Era al Empecinado un pobre carbonero de escasos alcances: sirvió con gran valor, y mayor pericia que podia esperarse de él. Infatuado con los amañados elogios que le dieron los liberales en 1814, se ensoberbeció y quiso atribuirse méritos que no eran suyos, ofendiendo á Zayas y Durán, á cuyas órdenes había estado. Las contestaciones de éstos, rebajandole, ofendieron su orgullo.Hizo ademas, ó le hicieron firmar, una exposicion descabellada á Fernando VII, en que decía mil impertinencias contra el clero, contra los diezmos y la administracion pública. Desde entonces se vió ya quién lo manejaba, abusando de su honradez y rudeza. La representacion se circuló impresa: yo poseo un ejemplar de ella.

(2) Van-Halen, torno II, pág. 149.

(3) VAN-Halen: Memorias, tomo II pág. 51.

Bajo esas iniciales parece que se designa al marqués de Mataflorida, que despues fue ministro y figuró en la regencia de Urgel, segun luego se dirá.

A los, marqueses de Malpica, Mondéjar, Montalvo y Miraflores no les cuadra esa inicial, pues no vivían en Madrid en casa de huéspedes. Mataflorida acababa de comprar el titulo á los frailes de Atocha, pues les había autorizado Fernando VII para proporcionarse de este modo fondos con que restaurar la iglesia. Este suizo y este marques vinieron luego a ser personajes de novela, como veremos más adelante. tres hijas jóvenes. Nuñez visitaba hacía años esta familia, que, fuera del alcance de su huésped, le profesaba una estimacion particular: una pared sencilla separaba el dormitorio de las señoritas del aposento del marqués. Nuñez había encargado eficazmente á una de ellas que vigilasen al huésped, lo escuchasen, y no perdiesen instante en saber cuanto él con sus confidentes trataba, iniciándolas en cierto modo para que supiesen el valor de las expresiones. Las muchachas, diligentes en complacerle, habían practicado un agujero en la pared, el cual por la parte de la habitacion del marqués quedaba cubierto por el lienzo de una de las pinturas o cuadros que lo adornaban. Establecieron su guardia: la una relevaba á la otra, y el marqués no hablaba ni solo ni acompañarlo sin que un apunte exacto fuera hecho, y Nuñez sacára sus consecuencias.

»Así sabía Nuñez todos los pasos que se daban para encontrarme y todos los resortes que cooperaron á ello (1).

»El suizo entró una mañana (2), asegurando á su capataz que ya sabía dónde el lagarto se hallaba. El bolsillo del marqués se derramó en dádivas: nombró el suizo la calle, y aunque las fieles escuchas no la sabian, buscaron á Nuñez, que, alarmado, nos alarmó á todos y se me preparó otro abrigo.»

Echase de ver que en 1817 la masonería madrileña explotaba, no sólo las tertulias aristocráticas, sino tambien los amores más ó ménos fugaces de las tiernas masónicas, que servian de Calipsos y Eucaris á los Ulises y jóvenes Telemacos, que naufragaban en las playas y puerto seco de la isla encantada de Madrid.

No debe omitirse tampoco que la francmasonería, sobre tener espiados á los espías de la Inquisicion, comunicación franca con sus incomunicados, y perfectamente inquiridos los secretos que el Santo Oficio inquiria, tenía además el medio de minarle por cuenta del Estado. En la misma manzana donde estaba aquél (la de corte) entre las calles Ancha de San Bernardo, Flor Baja, Isabel la Católica y Plaza de Santo Domingo, habia un caseron donde se congregaba una comision de oficiales encargada por el gobierno de escribir la Historia de la guerra de la Independencia, que todavía

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(1) Quizá por ese motivo uno de los principales masones de Madrid nunca quiere tener cuadros en su habitación, ¿Sera que, como hombre experimentado, tema que las pinturas oigan? Escrito esto en la primera edición, ya ha muerto al hacer esta segunda.

(2) En la novela titulada Misterios de las sociedades secretas, por D. José Mariano Riera y Comas, figura un suizo llamado Aílulfo kirtoholph, capitan retirado de guardias suizos, que está á las órdenes del marqués de Casarrubio, jefe de la sociedad secreta titulada La Contramina, que es una especie de masonería realista, tan mala casi como la liberal, con perdon de aquel escritor.

Quizá el Sr. Riera tomó la ficción del suizo de esta narración de Van-Halen: pero el caso es que su romance, altamente inverosímil y cortado por el patrón de Los Misterios de Paris, de Eugenio Sué, inspira muy poco interés, siendo así que trata un asunto en que la historia atrae casi tanto como la novela. estamos esperando. Los oficiales, entre los cuales figuraban Polo y Manzanares, más atentos á los trabajos masónicos que á los datos históricos, habian visto la posibilidad de penetrar en la Inquisicion desde aquella casa, cuyas llaves, tenian (1). Así es que el formidable tribunal del Santo Oficio. estaba material y formalmente minado por la masonería.

A los que con aire escéptico han estado años y años negando la existencia de ésta y su influjo social y político en España, les suplicamos que evaluen las anteriores citas, y sobre todo la siguiente (2): «Se resolvió formar un espionaje contra los mismos inquisidores, y Nuñez fué desde entónces uno de los más eficaces en esta especie de contramina.»

Esta contramina fué más eficaz que la fantástica de que. trata el Sr. Riera, la cual no pasó de cavilacion de un novelista.


11.ª conspiración: la de Vidal en Valencia en 1819.


De todas las conspiraciones urdidas desde 1814, que no son sino una sola, contínua y no interrumpida, ninguna más vasta, más trascendental ni mejor preparada que la de Vidal , dispuesta para el dia 1 de Enero de 1819. A vista de lo que sucedió un año despues con el levantamiento de Riego, casi se desearía que hubiese triunfado la de Vidal un año antes, con lo que acaso se habrian evitado muchos males. Oigamos acerca de ella y de su triste desenlace al narrador más franco de las evoluciones masónicas de aquel tiempo (3):

«Vidal se separó del Empecinado plenamente satisfecho de su oportuna entrevista, y montando en un buen caballo, que acababa éste de regalarle, volvió á la capital, cerciorado por los compañeros de Polo de la buena disposicion de las demás provincias, y elegido, tanto en Valladolid como en Madrid, para ponerse á la cabeza del pronunciamiento nacional (4), que debia comenzar el 1 de Enero de 1819 en Valencia, se restituyó á esta ciudad, donde nada se había omitido para realizarlo puntualmente.

»El plan concertado en Madrid se reducia á proclamar á D. Carlos IV como Rey constitucional, pidiendo á este Monarca que, usando del poder que le daban lá paternidad y el cetro, mandase á su hijo á Inglaterra (5).

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(1) Memorias de Van-Halen, tomo II, pág. 19.

(1) Ibidem, pág. 19.

(3) Van-Halen, tomo II, pág. 150.

(4) Sería militar y masónico; la nación solo deseaba que los revolvedores de oficio la dejasen en paz.

(5) Y fue lástima que no triunfara Vidal, pues entonces los militares Riego, Quiroga, etc, en la imprescindible necesidad de sublevarse siquiera una vez al año, hubiesen proclamado á Fernando VII en 1 de Enero de 1820. »El arresto de Elío en Valencia debía ser para la nacion la señal de libertad. El corto período que mediaba entre la vuelta de Vidal á esta ciudad y la época estipulada, fue em pleado por sus dignos compañeros para el último repaso de los elementos que ofrecía esta rica provincia, cuyos intereses particulares, como sucede en las más que componen la nacion, no estaban en completa armonía con el pacto general que se intentaba proclamar, de donde procede la tendencia á un sistema federativo (1), que se ha manifestado en España en diversas épocas de conmocion.

»D. Diego Calatrava, cuyas prendas cívicas le constituian en uno de los más fuertes apoyos de Vidal, recorrió toda la provincia, visitó todas las plazas, y sacó de su corto paseo no ménos fruto que el que había encontrado aquél en su vuelta por Castilla. La mayoría de los cuerpos que guarnecian la provincia, casi todos cuantos oficiales de reputacion se encontraban en ella, los más laboriosos agricultores y propietarios, todo estaba en el mejor grado de sazon para sostener el pendon que debia tremolar del brazo de Vidal. Las nuevas persecuciones de Madrid , empezadas por los arrestos de Belda y de Polo, sucesivamente descubiertos y cargados de hierros, no causaron mengua alguna en el ánimo de sus compañeros valencianos. Todo se acercaba al desenlace con tal circunspeccion y despecho (sic), que se estaba ya en el dinamismo de la ejecución , y el Elío suspicaz descansaba en la seguridad y confianza que le inspiraban, no ménos su pandilla de espías que sus medidas de terror y de opresion.

»Todo lo tenian dispuesto los patriotas de Valencia para apoderarse aquella noche, en el teatro, de lá persona de tan odioso tirano.

»La ciudadela estaba pronta á recibir al nuevo capturado, la guardia del teatro pronta á obedecer la primera señal de Vidal, y los patriotas apoderados de los billetes de aquellos asientos que más inmediatos rodeaban el palco de Elío y sus agentes.

»Tal era la disposicion de Valencia, cuando una ocurrencia, remota de prever, paralizó un golpe el más bien combinado. Cada cual, lleno de gozo y satisfecho de sí, iba á ocupar su puesto en la tarde del 1.° de Enero de 1819, cuando un extraordinario despachado á Elío desde la córte hizo correr con la rapidez del rayo la funesta noticia de la muerte de la reina doña María Isabel, cuyas elevadas prendas y

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(1) Es decir que los valencianos querían la república en 1818, pero los liberales ricos no estaban por eso. Ahora ya, en 1874, tenemos hecho el bellísimo ensayo de la federación, de que tan gratos recuerdos nos dejan los amables cantonales de Cartagena, Valencia, Barcelona, Málaga y otros muchos puntos de Andalucía, Murcia y demás paises de moriscos. fin trágico perpetúan el ilustre nombre de esta princesa en el corazon de los buenos españoles (1).

»Inmediatamente, como es de costumbre, la autoridad mandó suspender toda clase de diversiones, él teatro quedó cerrado, y una operacion trazada despues de tanto tiempo, desbaratada en un solo instante y sujeta de nuevo á otro órden de combinacion, tanto más espinosa cuanto que contando con el cercano momento, el secreto de pocos habia tenido que circular entre muchos.»

Suspendamos aquí un momento la narracion de' Van-Halen para consignar una noticia importante, que él calla u omite, cual es, que Vidal contaba con O'Donnell, segundo cabo de Elio; y áun cuando los que conozcan las bellísimas prendas, que adornaban á ese y otros individuos de su familia, de seguro no pedirán las pruebas, conviene aducirlas con el testimonio de escritor liberal é irrecusable (2): «Los indivíduos de las logias de Valencia habían urdido, de acuerdo con sus hermanos de Madrid. una vasta conspiracion para derrocar el gobierno de Fernándo. D. Joaquin Vidal, uno do los jefes conjurados, acababa de regresar á Castilla, donde había atado los cabos de la urdimbre, miéntras D. Diego Calatrava los extendia á la provincia valenciana. Vidal, de regreso de la córte, habia almorzado con O'Donnell, segundo cabo de aquella capitanía general, quien poseia el secreto de lo que se trataba.»

Prueban estas palabras, si pruebas se necesitaran, que la conspiracion de Vidal era masónica, y que O'Donnell estaba en los secretos de la masonería, como lo estaba el honrado conde de La Bisbal, segun veremos luégo.

«Toda la noche del 1.° (continúa Van-Halen) y todo el dia 2 de Enero no cesó Vidal de abocarse ya con unos, ya con otros compañeros, á fin de concertar un nuevo pero breve medio de verificar el arresto indispensable de Elio y sus satélites.

»Las diligencias con que todos procedieron fueron ciertamente laudables, pero la disposicion de los puestos de la plaza y de los destacamentos de fuera no era la misma el dia 2 que el dia 1.° Esta contrariedad, y el estado de agitacion en que se hallaban los ánimos de los comprometidos, puso á Vidal en la espinosa necesidad de celebrar una reunion para asegurarse de todos á viva voz, y hacer una nueva distribucion de fuerzas en el acto.

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(1) El autor da a entender que tanto María Luisa como Carlos IV, que murió poco despues, fueron víctimas de un parricidio. La imputacion es enorme, aun cuando hubiera indicios o rumores esparcidos por los mismos liberales. El autor no se molestó en dar ni siquiera los indicios, cuanto menos pruebas. Véase le nota primera de la pag. 196.

(2) Historia de la vida y reinado de Fernando VII, tomo II, pag. 135 »La casa del Porche, harto conocida desde este dia, fué el punto que señaló Vidal para tan imprudente reunion, promovida sin duda más bien por la desesperacion, que por el arrojo que tanto le caracterizaba. Vidal se expresó en aquella asamblea con toda la exaltacion que le había conducido á aquel delicado paso. Como de su arenga á la ejecución sólo mediaban ya minutos, en la efervescencia natural de todos, nadie notó ni el semblante ni la repentina ausencia de un individuo, á quien el cuadro heróico que Vidal y su reunion presentaban, en vez de electrizarle, le habian infundido acaso repentina ó estudiadamente la cobarde idea de revelar al enemigo todo cuanto en aquel acto veía.

»Era tal la ignorancia en que estaba Elio de todo cuanto se pasaba dentro de los muros de la ciudad en aquella crisis, que costó algun trabajo al infame delator (N. Padilla, cabo ó sargento del regimiento de la Reina) persuadirle del riesgo que amenazaba á su odiosa autoridad. No obstante, haciendose guiar Elío por el tal Padilla, y seguido de una docena de miñones ó migueletes, que formaban su guardia favorita, se dirigió hácia la casa del Porche, en donde se mantuvo observando lo que interiormente podia su vista alcanzar,

»Vidal bajaba ya los primeros escalones de la casa cuando volvió hacia él uno de los que le precedian, acelerándose á darle cuenta de la patrulla sospechosa con que acababa de tropezar á la salida del jardin. Vidal, impelido por su natural intrepidez, sin llamar en su ayuda persona alguna de los que se hallaban en el interior de la casa, se adelantó inmediatamente al portal, y al descubrir la actitud hostil de la gente sospechosa, que el quiso por sí mismo reconocer, salió de entre aquel grupo una voz, que no le era desconocida:—«Mi general, éste, éste es el coronel Vidal.» Vidal, reconociéndose vendido, tiró del sable, arrojándose sobre los que cubrian ya la puerta; pero detenido el golpe en el marco de ella, dió lugar á Elío, que se hallaba á su derecha, para aprovechar uno de los movimientos descompuestos de Vidal, el cual recibió por la espalda la estocada (1)

La casa fue cercada, segun allí se dice, por dos compañias del regimiento de la Reina; pero como los soldados de éste se hallaban comprometidos en la conspiracion, dejaron. escapar á varios.

«A las ocho de la mañana, prosigue Van-Halen, se decidió por fin Elío á registrar la casa del Porche, y atravesando la escalera tropezó con el cadáver de un capitan del regi-

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(1) Esto de la herida por la espalda. atacando Vidal de frente o estando Elio fuera de la casa, hay que juntarlo con la hazaña del cazador andaluz, que de un balazo hirió al ciervo en el trasero y en la frente. miento de la Reina, D. Juan María Sola, que, testigo sin duda del golpe que habia recibido su compañero Vidal, y desesperanzado de poder abrirse paso, en vez de morir luchando. puso fin á sus dias volándose la tapa de los sesos.

»D. Diego Calatrava, el capitan D. Luis Avino, dos sargentos de caballería del príncipe, Rengel y la Rosa, y otros varios, hasta el número de diez y siete, fueron sucesivamente cayendo en manos de sus perseguidores, y conducidos á las cárceles de San Narciso.»

Vidal fue condenado á ser ahorcado: los demás, incluso el jóven D. Félix Refinan de Lis, fueron fusilados por la espalda. A Vidal le dió su defensor veintiocho granos de ópio para que se suicidara; pero no le hicieron suficiente efecto.


12.ª conspiración masónica de Gallego, Usturiz y Mendizábal en Cádiz


En la obra titulada Historia de la ciudad y provincia de Cádiz desde 1814 hasta el dia, escrita por D. Adolfo de Castro, é impresa en Cádiz, año de 1859, se dice á la pág. 30, despues de haber descrito los intencionados obsequios y atenciones que el americano D. Andrés Arguibel dispensaba al conde de La Bisbal, á fin de atraerle á sus miras en pró de la sublevacion americana y contra el gobierno español:

«En tanto los liberales procuraban atraer más á su voluntad el ánimo del conde. La Sociedad masónica habia adquirido gran importancia. En el año 1812 existía ya en Cádiz (1). Públicamente se aseguraba que desde anteriores tiempos el conde de La Bisbal era francmason, y que recientemente se habia recibido en la masonería española.

»Las Juntas masónicas habian cesado en otras partes de España : sus afiliados estaban, ó en las cárceles, ó en un voluntario destierro fuera de España (2). Las lógias de Cádiz, á pesar de todo, trabajaban segura aunque recatadamente. El único de los conjurados de Valencia que se habia salvado de la sorpresa del general Elío, se paseaba por Cádiz con toda impunidad, con afectada ignorancia por parte del conde. Habia además una tertulia á casi todas las horas del dia en una de las principales casas de Cádiz. Sus concurrentes eran masones todos, ó la mayor parte. Más que tertulia, venía á ser una junta política. D. Francisco Javier Isturiz, de una antigua familia de comerciantes, dueño de la casa, dirigia activamente la conspiracion.

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(1) Perdone el Sr. D. A. de Castro que no opine con él en cuanto al tardío origen que da á la francmasoneria gaditana: las noticias do ésta y las mias son muy distintas, y arguyen mayor antigüedad.

(2) Véanse acerca de esto las revelaciones de Van-Halen. No todos estaban presos. »Los conjurados, juzgando, pues, á la autoridad más compañera en el intento que encargada de impedirlo y castigarlo, crearon una lógia central con el nombre de Taller sublime, si bien inferior en categoría á la de casa de Istúriz, conocida por el Soberano Capítulo (1).

»Tal entusiasmo produjo en los ánimos el discurso de Alcalá Galiano, que, sobre una espada puesta en la mesa, todos los presentes, con igual impetuosidad, profirieron el juramento de destruir la tiranía.

»Desbaratada la conspiracion por La Bisbal, logró la masonería reanudar los hilos de aquella trama. Autorizaba la conjuración nuevamente emprendida uno de los masones más antiguos de España, D. Domingo de la Vega... Un abogado, D. Sebastian Fernandez Vallesa... era el alma de la empresa; su casa el lugar de las reuniones de la Junta Central... D. José María Montere, D Juan Manuel de Arréjula (médico), D. Salvador Garzon y Salazar (escribano), tambien pertenecian al número de los jefes. »Habíase agregado últimamente á los conjurados otro hijo de Cádiz, D. Juan Alvarez y Mendizábal, personaje poco conocido hasta entónces y dependiente de la casa de comercio de Beltran de Lis... D. Vicente, su principal, era uno de los encargados de la provision de víveres del ejército. Adherido á la conspiracion su dependiente, que tambien aparecia como sócio de los principales de su casa, tomó una parte activa en la trama despues de lo del Palmar del Puerto. Cobró Mendizábal reputacion de atrevido, y atrevido más que todos.

»D. Antonio Alcalá Galiano salió ocultamente de Cádiz y pasó á los acantonamientos del ejército á conferenciar con los conjuradas de las diferentes lógias, y con el carácter de Visitador... Usábanse en estas Juntas las formas masónicas, pero no los aparatos materiales que tenian las lógias... La importancia ideal de los altos grados de la masonería, que ostentaba Galiano, atraian más y más la confianza de la gente novel é ignorante. Con razon ha dicho el conde de Toreno que la definicion que de la francmasonería nos dejó Veltaire, asegurando que era «una Sociedad que no habia »hecho nada y que nunca lo haría,» quedó desmentida en España.»

Si despues de estas confesiones todavía se nos dice que la masonería no es política, y sí únicamente una Sociedad benéfica, en verdad que será contar demasiado con la estúpida credulidad de los lectores. Téngase en cuenta que esas

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(1) El autor cita sobre esto el tomo VII do la Historia dd España. por Alcalá Galiano. Este era uno de los principales del Taller Sublime y en tal concepto arengó una noche en aquella reunion. revelaciones, ó si se quiere confesiones son hechas por el mismo D. Antonio Alcalá Galiano, en el tomo VII de su Historia de España con arreglo é la que escribió en inglés el doctor Dunham, de quien toma el Sr. Castro esas noticias casi literalmente en algunos pasajes. Mas prefiero citar á éste, como autor posterior que ha podido juzgar sobre el terreno, y con muchos datos, las noticias, no siempre seguras, del Sr. Galiano.


13.ª conspiración la de La Bisbal en el Palmar.


Seis dias despues de la ejecucion de Vidal fueron llevados á la Inquisicion el conde de Almodóvar, D. Martin Serrano, D. Ramon Miralles y D. Juan Genovés; otros vários se espontanearon; Nuñez Arenas y Beltran de Lis (I). Mariano), lograron salvar sus vidias. Los comprometidos en la conspiración de Valencia eran tantos, que, además de las cárceles de la Inquisicion, fue preciso habilitar las de la Curia eclesiástica, el Temple y varias celdas del monasterio de Montesa.

En Madrid fué preso tambien el conde de Montijo; pero no por eso dejó de funcionar allí el centro masónico. Este logró, sin gran trabajo, atraerse al conde de La Bisbal, que estaba al frente del ejército expedicionario que debia en breve salir para América.

Hemos visto ántes (en la conspiracion núm. 2) el carácter de D. Enrique O'Donnell, de quien hablan con igual desprecio los realistas que los liberales. A pesar de sus éxtasis y casi arrobamientos en las iglesias de Sevilla, los realistas tenian poca confianza en él; los liberales le persuadieron de que la orden secreta para matarle era cosa de Eguía; el bueno del conde no se fiaba de unos ni de otros, pero hizo cara á los dos partidos, como su hermano en Valencia á Vidal y á Elio.

Tramada estaba ya la conspiracion para sublevar el ejército expedicionario desde el año 1817. La Bisbal lo sabía, y la francmasonería contaba con su connivencia. En el deseo de copiar más bien descripciones ajenas é irrecusables que de dar narraciones propias, de que pudieran dudar algunos, parece lo mejor reproducir la siguiente (1):

«Por otra parte, un hervor continuo, una agitacion siempre en aumento, descubrían en Cádiz los manejos que trabajaban el ejército en sus alrededores reunido y minado por las sociedades secretas. Bien lo habia previsto Garay, pues cuando en su tiempo se trató de aglomerar en un solo


(1) Historia de la vída y reinado de Fernando VII, tomo II, pág. 140 punto tantas tropas, opúsose y aconsejó su distribucion en puntos distintos; pero el ciego Eguía pintó la necesidad de que evolucionasen juntas las huestes y conociendo a sus jefes, y prevaleció su voto, dando ocasion, sin saberlo, á la revuelta. Los agentes ocultos de las provincias americanas derramaban el oro para acrecer la repugnancia y el descontento de los militares (1), y el comercio gaditano y malagueño prodigaba tambien sus caudales para impulsar el cambio que deseaban (2).

»Las casas de éstos, y principalmente la de D. Tomás Istúriz eran otros tantos laboratorios (3) de la conjuracion general que se atizaba. En un hospital donde concurrian los oficiales de la expedicion, yacian en el lecho soldados viejos recien llegados de Colombia, donde habían peleado bajo el mando de Morillo, los cuales, enseñando sus heridas y sus esqueletos, referian la miseria y las contínuas privaciones que habían sufrido, y la muerte de sus compañeros ahorcados, ó espirando de fatiga y hambre. Semejantes relaciones, obrando en una imaginacion acalorada, acababan de encender el ódio á una partida que creian era la señal de dolorosos padecimientos, á los que sólo pondria fin el sepulcro (4).

»Los conjurados contaban con el apoyo del conde de La Bisbal, jefe de la expedicion, hombre de un carácter indefinible, como habrá observado el lector, que iba siempre al hilo de la corriente, y que, adivinando el éxito de las empresas, o se plegaba delante de ellas si había de ser siniestro, ó se colocaba á su frente cuando las coronaba el triunfo. Conspirando unas veces para derrocar la libertad y otras para restablecerla, carecia de sentimientos propios, víctima de la ambicion que roía su alma, y con la cual luchó toda su vida. Miéntras creyó, pues, fácil la victoria de los conjurados, recibiólos con dulce sonrisa; mas apenas, mudando de dictámen, antevió las dificultades del negocio, tronó contra sus proyectos, é imaginó un golpe de Estado para captarse otra vez el aura de la córte.

»Mandó que el 8 de Julio formasen los cuerpos para una revista en el Palmar del Puerto de Santa María, y marchando seguido de los regimientos que guarnecian á Cádiz, al mismo tiempo que llegaba Sarsfield á la cabeza de su caballería, acordonó el campamento del Palmar, y arrestó a los

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(1) Nótese bien esta confesion explicita del soborno de aquella tropa por los americanos. Es una verdad indudable, y, por lo que hacen ahora los filibusteros de Cuba, puede juzgarse de lo de entónces.

(2) Lo de siempre: los comerciantes de Cádiz y Málaga siempre han sido aficionados a perros, y luego extrañan salir mordidos.

(3) Léase logias o talleres masónicos, que equivale á laboratorios.

(4) Confesion no menos importante. Si el primer auxiliar de la masonería fue el soborno americano, el segundo fue la cobardía. jefes Arco-Agüero , San Miguel, Roten, Quiroga y otros, encarcelándolos en castillos. Agradeció Fernando á D. Enrique O'Donnell el paso atrevido que acababa de dar, condecorándole con la gran cruz de Cárlos III; pero acumulándose las sospechas contra el general, y convencido el Rey de su anuencia con los conspiradores, le despojó del mando de la expedicion, fiando las riendas en lugar suyo al imbécil conde de Calderon; porque La Bisbal, que divisaba á lo léjos el cambio político, que entónces no creia oportuno, descubrió á la corte una mínima parte del cuadro y ocultó el resto con malicia y con artificioso juego.»

Para completar la verdad histórica de este cuadro, debe añadirse que el conde de La Bisbal tuvo que dar el golpe del Palmar, porque el gobierno le avisó la conspiracion, pues Regato, y otros que se fingían liberales, le dieron cuenta de ella.

Van-Halen copia una postdata de carta que le escribió Quiroga de Madrid á Lóndres, en 1818, cuando iba á tomar el mando de su regimiento, por la cual se ve que ya iba comprometido por la masonería de Madrid. La postdata iba en la carta de una marquesa francmasona (1). Habla en seguida de otra de Polo, pidiéndole enviase por B. (2) cuantos ejemplares pudiese de una representación de Florez Estrada al Rey, en la cual le echaba en cara sus malos antecedentes, versatilidad é inconsecuencia (3). Estos ejemplares fueron cogidos así que desembarcaron, y por consiguiente diversas personas arrestadas y comprometidas. «Esta continuacion de traiciones, añade Van-Halen, agotó la paciencia de algunos y la suya. Ahora dicen que Regato, con quien Van-Halen estaba muy ligado entónces, lo descubrió todo.»

A propósito de esto hace una revelacion muy curiosa D. Tiburcio Eguílaz en su discurso acerca de la lealtad española (4): «Entre las prendas cogidas á los francmasones, fué notable un cajon de papeles remitido de Lóndres, que á principios del año 1819 cayó en manos de los dependientes del resguardo de Bilbao (5), y que luégo fué remitido al go-

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(1) Tomo II pág. 115. «Escribo á V. dos lineas en carta de la marquesa: acabo de tomar el mando en un regimiento que está en brillante estado; espero que con él daré un dia de gloria a la patria...»

(2) ¿Bilbao? La lógia de aquella poblacion era una de las más importantes.

(3) Puede verse parte de ella en el apéndice al tomo II de la Historía de la vida y reinado de Fernando VII, pág. 391.

(4) Discurso apologético de la Lealtad española, o sea bosquejo do lo más notable y público de la aciaga epoca del gobierno revolucionarlo de España escrito por D. Tiburcio de Eguilaz. Madrid, imprenta de Collado,1825. Un folleto de más de 90 páginas, con la aprobacion de D. Miguel Modet, ministro del Consejo Real y de la Junta Apostólica, etc.

Es un folleto muy curioso. Dice en el prólogo: «La historia secreta de los francmasones y de sus hijos los modernos comuneros debe ser la verdadera historia de la revolucion...» Si sabia esto, ¿por qué no la escribió, y me hubiera ahorrado ese trabajo?

(5) Esto aclara el significado de la B. de la carta anterior. bierno con mi intervencion: en él venian, además de folletos sediciosos y subversivos y otros papeles, diferentes paquetes de pequeños diplomas de papel para adeptos del iluminismo, y cuatro grandes diplomas de vitela, con los nombres en cifras y en iniciales, expedidos en el Gran Oriente de Lóndres, para cuatro visitadores de otros tantos departamentos meridionales del mismo iluminismo.»

Este autor añade que el gobierno entónces no ignoraba las maquinaciones del ejército, pero que deseaba alejar de España á todos los oficiales sospechosos, enviándolos á América; y atribuye principalmente al oro de América la sublevación de los jefes.


14.ª conspiración: la de los provinciales en Galicia


A pesar del trastorno que produjo el golpe de mano dado en el Palmar, se fraguó otra nueva tentativa en Galicia, donde se hallaban comprometidos D. Manuel Latre, comandante del segundo batallón de voluntarios de Aragón, que estaba en la Coruña (1) y otros muchos militares de aquel país, que habian reanudado los rotos hilos de la conspiración de Porlier.

Con fecha 22 de Noviembre de 1819 recibieron órdenes los coroneles de los batallones de provinciales de Galicia para ponerlos inmediatamente sobre las armas. Al mismo tiempo se comunicaron otras órdenes supuestas, con varias gracias y promociones: todas eran suplantadas. Formóse causa criminal inmediatamente, y se encausó al brigadier D. Vicente de Vargas, secretario de la Inspeccion de Milicias provinciales, sobre quien recalan graves sospechas. Reconocidas las firmas y las letras, se halló que eran falsificadas, y el escudo con tal torpeza, que equivocaba la colocacion de castillos y leones. Créese que la suplantacion se hizo en Galicia mismo, pues el papel de los oficios no era de la Inspeccion, y el de los sobres procedía conocidamente de las fábricas de Galicia (Galicia y Santa Marina), existiendo graves y fundados motivos para presumir que se habian forjado en las propias oficinas de la capitanía general; si bien por otra parte recayeron no pocos indicios de culpa contra el oficial D. José Francisco Dominguez y su escribiente en Madrid, pues aquél tenia el negociado de Betanzos, y el coronel dijo que recibiera el oficio con otros indu-

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(I) Así se publicó en el libro titulado Relacion histórica de los principales acontecimientos ocurridos en la Coruña, etc., de que se hablará luego. A la pág. 26, nota 1ª, se dice: «Más de tres años hace que el benemérito y modesto comandante D. Manuel Latre trabajaba sin descanso á favor de la patria...» dables de la Inspeccion. Mas, apurado el asunto, se halló que éste habia faltado á la verdad, y aun se sospechó que él trataba de comprometer á la Inspeccion para cubrir á los delincuentes de la Coruña.

Vargas fué absuelto (1); el asunto no se pudo aclarar por completo, pero sí traslucirse que dentro de la Inspeccion no había seguridad completa, y que algo se tramaba en Galicia de acuerdo con varios jefes militares, tanto provinciales como de línea.

El levantamiento de la Coruña en apoyo de Riego tres meses despues, puso de manifiesto que casi todos los militares de guarnicion en Galicia estaban comprometidos en la conspiracion desde mucho tiempo ántes.

Concluyamos ya esta interminable série de conspiraciones, ó, mejor dicho, de fases várias de una conspiracion contínua por espacio de seis años.

Vamos á ver su triunfo y resultados en el capítulo siguiente.

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(1)El brigadier Vargas publicó su vindicacion en un extenso folleto de 108 páginas en 4º impreso a principios de 1820 en Madrid, imprenta de la calle de Bordadores. De él se han sacado las noticias de esta oscura conspiracion, de que no habla ningún historiador de los citados.


TOMO I