Pero á cuál? Lindoro, el mas rico de todos, el que vivia de rentas, se habia separado de él, y por su culpa.
Pero esta situacion de espíritu duró solo algunos minutos; Armando tenia demasiada práctica para embrollarse en tan poca cosa, así es que al rato tenia resuelto el problema, acostándose tranquilo y dejando la realizacion de sus planes para el dia siguiente.
Cuando se despertó era ya tarde; vistióse y se encaminó en seguida á casa de Lindoro Acuña.
Este buscaba en vano la manera de presentarse en casa de Arello; habia desechado todos los medios de que hemos dado cuenta antes, por improducentes unos, por peligrosos los demas.
Asombróle mucho la visita de Armando, cosa que, en verdad, no esperaba.
— Extrañas mi presencia aquí? dijo éste al entrar.
— Yo? ... no sé por qué...
— Con que has creido le que dije la otra vez?
— Cómo? Qué quieres decir?
— Simplemente que eres muy niño
— Explícate.