manera de convertir la piedra en dinero. Pero ¿cómo llegar hasta su casa sin que me prendieran? Pensé en las agonías porque había pasado al ir del hotel de Roxton, y me dije que en cualquier momento podrían arrestarme y registrarme, y encontrar la piedra en el bolsillo de mi chaleco. En ese momento me encontraba recostado en la pared, y miraba á los gansos que iban y venían á mis pies. De repente, se me ocurrió una idea que me mostró cómo iba á poder burlarme del mejor detective del mundo.
Mi hermana me había dicho varias semanas antes, que podía contar con el mejor de sus gansos para hacer un regalo de Navidad, y yo sé que cuanto promete mi hermana, cumple:
esa misma noche, pues, me llevaría mi ganso, y en él la piedra de Kilburn. Había cerca de mí un cuartito, y allí hice ir á uno de los gansos, uno grande y gordo, blanco, con una faja negra en la cola. Agarré al animal, y abriéndole el pico, le metí la piedra en la garganta, empujándola hasta donde alcanzaba mi dedo. El ganso tragó, y senti con la mano que la piedra se deslizaba por el cuello hasta el buche. Pero el animal aleteaba y gritaba, y mi hermana acudió á ver lo que ocurría. Al volverme yo para hablar con ella, el ganso se escapó y fué á mezclarse con los otros.
—¿Qué estabas haciendo con ese ganso, Jaimeme preguntó.
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