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DE LA ORTOGRAFÍA CASTELLANA

castellana en una universidad alemana o francesa. Es un hecho por demas conocido i lastimoso que la semilla que sembró el sabio fundador de la lingüística neolatina Federico Diez, profesor de la Universidad de Bonn en Alemania, en todos los países de raza latina ha brota de i ya ha dado espléndidos frutos, menos en España. Hasta tal grado se descuido la nueva ciencia en Madrid que, cuando la Real Academia Española principió a preparar la última edicion de su Diccionario (1884) i resolvió dar en ella las etimolojías de los vocablos españoles, parece que no hubo en su seno nadie que recordara a la docta Corporacion que no tenia sino que consultar el gran Diccionario etimolójico de las lenguas románicas que dió a luz Federico Diez por primera vez en 1853, en segunda edicion en 1861, en tercera en 1869, i del cual en 1878 el sabio profesor belga Augusto Scheler hizo una cuarta edicion aumentada. El resultado es de suponerse: en vez de los millares de etimolojías, que casi todas son inmejorables hasta hoi dia, dadas en la majistral obra de Diez, el Diccionario de la Real Academia Española trae millares de disparates, que hubieran sido perdonables en el siglo pasado, pero que hoi prueban la absoluta falta de los mas elementales conocimientos lingüísticos.

Próximamente publicaré una lista de unos cuantos centenares de tales etimolojías, con notas lingüísticas detalladas. ¿Por qué no se dirijieron los sabios académicos madrileños a don José Monlau, quien para la segunda edicion del Diccionario Etimolójico de su padre, salida a luz en 1881 ya habia consultado con bastante tino las obras alemanas i francesas sobre la materia, o a don Rufino José Cuervo, que ya en 1875, para la primera edicion de sus Apuntaciones Críticas sobre el lenguaje bogotano, estudió i citó las obras de Federico Diez (compárese el capítulo VI del Prólogo de la mencionada obra de Cuervo)? ¿Qué se diria de publicaciones de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas i Naturales, que hicieran caso omiso de los adelantos científicos debidos a Gauss, Humboldt i Darwin?

Diríase que aquella obra no es séria; ¡que no hai que consultarla!

II

Despues de lo espuesto, no podemos esperar mucho bien de los principios ortográficos de la Real Academia Española. Efectivamente, de los tres principios admitidos por esta Sociedad, a saber, la pronunciacion, la etimolojía i el uso, la ciencia lingüística de hoi solo acepta el primero. La escritura no debe ser mas que la espresion gráfica, visible