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RODOLFO LENZ

de la palabra hablada; para este fin se ha inventado, i no para lucir conocimientos científicos, etimolójicos. Que ninguna ortografía de lenguas románicas i jermánicas cumpla perfectamente con este deber, se esplica fácilmente por la historia de las mismas lenguas. Sonidos iguales en siglos pasados, han diferenciado su pronunciacion por ciertas influencias fonolójicas, i de consiguiente, hoi el signo conservado corresponde a dos distintos sonidos (por ejemplo: la c, que en latin siempre se pronunció k: casa, cura, caelum, cera, pronunciados kaelum, kera, se pronuncia hoi k antes de a, o, u, pero s antes de e, i: casa, cura; cielo, cera) o, sonidos distintos representados por diversos signos han coincidido en un solo sonido, miéntras que los signos antiguos se conservan todos o en parte (por ejemplo: latin: dixi, gentem, iuvenem, castellano antiguo: dixe, gente, joven; ortografía académica: dije, gente, joven; ortografía chilena: dije, jente, jóven). Pero, aunque se esplica así la ortografia etimolójica, no es razonable conservarla; i mucho ménos reconoceremos que sea permitido introducir hoi letras latinas en palabras castellanas que las habian perdido desde mas de mil quinientos años, i esto es lo que ha hecho la Real Academia Española exijiendo que se escriba i pronuncie extraño, expuesto, obscuro, etc., lo que, segun el testimonio del español hoi en dia mas competente en estas materias, el profesor don Fernando Araujo de Toledo, «suena mui afectado».

Por lo demas, concedemos al «uso» que no seria conveniente introducir mañana una ortografía completamente fonética, porque ella chocaria demasiado a la vista de los que leen, aunque no seria de ninguna manera inintelijible; lo que nos han probado en los últimos años las publicaciones de los señores Newman, Salazar i otros fonetistas radicales. La vista se acostumbra a tales cosas en mui corto tiempo. De esto se desprende que el uso no debe ser un principio de la ortografía, aunque lo tomaremos en cuenta cuando se trate de innovaciones ortográficas. Pero, como ya lo hemos establecido al principio de esta memoria, no se trata absolutamente de reformas nuevas, sino solo de conservar la ortografía acostumbrada de Chile. La pronunciacion del castellano tampoco es dudosa, prescindiendo por ahora del caso mencionado de extraño, obscuro, etc., puesto que la ortografía chilena conserva la diferencia ortográfica de s, c, z, de b, v, etc., en completa conformidad con la Academia.

Comparemos, pues, las dos ortografías en los puntos de diverjencia, i veamos de qué lado está la razon científica i práctica.