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era al ñudo buscar su caburé a esas horas y que mejor sería descansar esa noche. Como en el suelo es peligroso dormir en esos pagos de tigres y yararases, eligió la más juerte de las rai'ces que encontró a mano, y subió p'arriba ara"ñándose en las ramas, hasta que halló como una "hamaca de hojas.

"Allí acomodó su arco, sus flechas y su frasco, disponiéndose al sueño.

"Al día siguiente lo dispertó el griterío de los lo"ros y la bulla de los carpinteros.

"Refregándose los ojos, vido que el sol ya esta"ba puntiando y, pa'l mesmo lao, divisó un pa"lacio grande como un cerro y tan relumbroso, que parecía hecho de chafalonía.

"Alrededor del palacio había un parque, lleno de árboles con frutas tan grandotas y lucientes, que "podía verlas clarito.

66 <—150 66 "Cuando coligió de que todo era verdá, el pai"sanito recogió sus menesteres y se largó por las ramas.

"Abriéndose paso a cuchillazos, a los tirones pa " desbrozarse una güella, llegó al fin de la selva, que era ande emprincipiaba el jardín.

66 "En el jardín halló unos duraznos como sandías "y desgajó uno pa comerlo. Así sació el ham-