Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/241

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 239 —

—Andará por enlazar otra vez?

—No... pero las muchachas me van a buscar plaito en viéndome ansina, tan incapaz.

—Pobrecito. Verdá que no está como pa alzar mozas en l'anca.

En medio de su burla había un arrimo. Yo no quería dejarme tomar por infeliz, pero ya me estaban entrando ganas de buscarle el lado tierno.

Serio le pregunté:

—¿Es de acá usté?

—Soy de ande más me gusta.

—¿Y por dónde le gustaría?

—Acasito no más.

¡Bien haiga! ¡También yo sería de acasito mientras usté lo juera!

— Dios me ampare!

— Dios me ampare? ¿Seré tan desgraciao y de tan mala presencia que ni una lastimita me tenga?

En el juego de tira y afloje nos habíamos seguido sonriendo. Ella se puso seria y me dijo cordialmente:

—Siéntese en ese banquito. Yo vi'a trair un mate pa cebarle, así no anda caminando por ahí más de lo que debe.

Se fué, obedecí sentándome en el banco y esperé unos diez minutos.