Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/266

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 264 —

rreras aquí!... entuavía no ha perdido nenguna, más que una que le ganaron como por siete cuerpos... ¡qué animal ese escuro que trajeron de los campos de un tal Dugues! De entrada no más lo sacó al colorao como cortando clavos con el upi te... y ya se acabó. ¿Creerá cuñao?... ya se acabó... sí, señor... Pero el colorao, hay que velo amigo... si parece como que se va tragando la tierra... pero ahí tiene, a mímás me gusta el ruano que train de pajuera. Ahí tiene... la manito del lao de montar es media mora... no vaya a creer..a mí me gusta el ruano; ahí tiene...

—Y yo dijo Don Segundo — le vi a jugar al ruano por hacerle el gusto a un hombre en pedo, porque el hombre que se mama ha de ser güen hombrepra —Aura sí que está lindo... y ¿por qué?

guntó uno de los paisanos que, conociéndolo a mi padrino, colegía algo sabroso, detrás de esa sentencia.

—Porque el hombre que se mama sabe que va a hablar por demás y al que tiene mala entraña no le conviene mostrar la hilacha.

—¿Sabés que es cierto, hermano? — dijo el paisano, volviéndose hacia su compañero.