Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/348

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 346 —

XXVI.

Tanto las yeguas como los caballos viejos, olfatearon el camino de la querencia. Yo también sentía contenidamente esa aproximación a mis pagos, de donde tan desplumado y dolorido había salido, jurando en mi interior no volver. Pago es patria chica y, por más que nos independicemos, nos quedan metidos dentro cuñas de goce o de dolor ya, hechos carne con el tiempo.

Sin querer apurar el galope, llegamos esa noche a Luján.

Al día siguiente, partimos y mis ojos empezaron a acostarse en lo conocido, como en un sueño evocado de intento. El olor particular de los pastos y de algún arroyo, se me metían en el pecho como en su casa.