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Página:El Cardenal Cisneros (11).djvu/18

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Gobierno, ocurriendo que los mismos medios de que se valian para debilitar al Cardenal servian para afirmar y robustecer su poder, porque el Consejo de España, casi en su totalidad, se colocó del lado de Cisneros por el temor de que, multiplicándose los Regentes, vinieran á anular su parte de influencia, y entónces resolvieron estos Consejeros hacer presente á Flándes que era contrario á las leyes del pais gobernar á éste por medio de extranjeros; que ya los pueblos empezaban á murmurar, y no faltaba quien dijera que no eran unos mismos los intereses de la Corte flamenca y los del reino. Así que, conociendo Cisneros la fuerza de su posición y harto justificado con la nobleza de sus propósitos, ya no hizo caos alguno de sus compañeros de Regencia, sobre todo de los dos que hablan llegado últimamente. En vano multiplicaron sus quejas é hicieron llegar sus iras á Flándes, porque D. Cárlos, al fin importunado de esta manera, dijo á sus Consejeros: Lo que yo veo en el Cardenal de España es, que de qualquier manera que gobierne, sea solo, sea acompañado, no hace cosa que no convenga á la dignidad de mi persona, y á las reglas de justicia. Sus fortalezas, de que vosotros os quejais, son algunas veces útiles para mantener la disciplina. Yo creo que después de todo esto, lo mejor que nosotros podemos hacer, es dejarle governar. Tuvieron que tomar otro camino los favoritos del Príncipe, y entónces le aconsejaron enviara á España al Conde Palatino; pero Cisneros, que lo reclamaba para Gobernador del Infante D. Fernando, pues sólo para la casa de éste queria Flamencos (y esto demuestra la lealtad de Cisneros hacia el Príncipe D. Cárlos), escribió enérgicamente contra este proyecto, cuando de él tuvo noticia, y en verdad que se necesitaba tener la gran posición que Cisneros tenía en España para escribir frases tan duras y tan ásperas como las suyas, sobre todo dirigiéndose á oidos de Reyes y cortesanos, no más que acostumbrados á las lisonjas. Que estaba cansado de tener todos los dias nuevos disgustos que tolerar, —escribía Cisneros,— que no discurriesen en embiar nuevos compañeros, que se pensase ántes en embiarle un nuevo succesor; que él estaba resuelto de irse á su Diócesis, y que no le quedaba ya sino poco tiempo para disponerse á bien morir; que aprobaba mucho que se nombrase al Conde Palatino para Gobernador del Infante, y que habia mucho tiempo que conocia tenía necesidad de mudar toda la casa de este Príncipe; que en quanto á él, habia servido á su Rey y su Patria con aficion, y sin interes; y si lo pudiera decir, con