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de poner a los sayones no la he acabado. ¡Ahí me dirá vuesa merced, señor Huésped, qué fuera ello!

—Váyase—dijo el Mesonerazo—a acaballa al Calvario, aunque no faltará en cualquiera parte que la escriba o la representen quien le crucifique a silbos, legumbre y edificio.

—Antes resucitan con mis comedias los autores —dijo el poeta—; y para que conozcan todos vuesas mercedes esta verdad y admiren el estilo que llevan todas las que yo escribo, ya que se han levantado a tan buen tiempo, quiero leelles ésta.

Y, diciendo y haciendo, tomó en la mano una rima de vueltas de cartas viejas, cuyo bulto se encaminaba más a pleito de tenuta (1) que a comedia, y arqueando las cejas y deshollinándose los bigotes, dijo, leyendo el título, de esta suerte:

—Tragedia Troyana, Astucias de Sinón, Caballo griego, Amantes adúlteros y Reyes endemowiados. Sale lo primero por el patio, sin haber cantado, el Paladión, con cuatro mil griegos por lo menos, armados de punta en blanco dentro dél.

—¿Cómo—le replicó un caballero soldado de aquellos que estaban en cueros, que parece que se habían de echar a nadar en la comedia—puede toda esa máquina entrar por ningún patio ni coliseo de cuantos hay en España, ni por el de!

Buen Retiro, afrenta de los romanos anfiteatros, ni por una plaza de toros?

—(1) Pleito sobre rentas de mayorazgo.

E.