Página:El hombre mediocre (1913).pdf/19

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
17
El hombre mediocre

norancia de la universal evolución. Y es contraria á todo idealismo, excluyente de todo ideal. En cada momento y lugar la realidad varía; con esa variación se desplaza el punto de referencia de los ideales. Nacen y mueren, convergen ó se excluyen, palidecen ó se acentúan; son, también ellos, vivientes como los cerebros en que germinan ó arraigan, en un proceso sin fin. No habiendo un esquema final de perfección, tampoco lo hay de ideales humanos. Se forman por cambio incesante; cambian siempre; su cambio es eterno.

Esa evolución no sigue un ritmo uniforme. Hay climas morales, horas, momentos, en que toda una raza, un pueblo, una clase, un partido, una secta, concibe un ideal y se esfuerza por realizarlo. Y los hay en cada hombre.

Hay, también, climas, horas y momentos en que los ideales se murmuran apenas ó se callan; la realidad ofrece inmediatas satisfacciones á los apetitos y la tentación del hartazgo ahoga todo afán de perfección. Y cada época tiene ciertos ideales que interpretan mejor su porvenir, entrevistos por pocos, seguidos por el pueblo ó ahogados por su indiferencia, ora predestinados á orientarlo como polos magnéticos, ora á quedar latentes hasta encontrar su hora propicia. Y otros ideales mueren, porque son falsos: ilusiones que el hombre se forja respecto de sí mismo, ó quimeras que las masas persiguen dando manotadas en la sombra.

2