Página:El hombre mediocre (1913).pdf/302

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
300
José Ingenieros

nente, asumiendo con exceso la responsabilidad de su destino. Nada le perdonan los enemigos del Ideal que él representa; todo le exigen los partidarios. El equilibrio del mediocre es exiguo comparado con el del genio; aquél soporta un trabajo igual á uno y éste lo emprende igual á mil. Para ello necesita una rara fineza y una absoluta precisión ejecutiva. Donde los otros se apunan, ellos trepan; cobran mayor pujanza cuando arrecian las borrascas: parecen águilas planeantes en su atmósfera natural.

La incomprensión de estos detalles ha hecho que en todo tiempo se atribuyeran taras psicopáticas á los hombres de genio, concretándose al fin la consabida hipótesis de su parentesco con la locura, tan cómoda para afrentar á cuantos se elevan sobre los comunes procesos del raciocinio rutinario y de la actividad doméstica. Pero se olvida que inadaptado no quiere decir alienado: no puede el genio consistir en adaptarse á la mediocridad.

El culto de la bestia sana redundaría en beneficio de los sujetos más insignificantes, si se aceptara la doctrina que los declara predestinados á la degeneración ó el manicomio. Es falso que el talento y el genio pueblen los asilos; si ha habido, por acaso, diez hombres excelentes, encontráronse á su lado un millón de mediocres y pobres diablos. Es evidente que los alienistas estudiarán la biografía de los diez é ignorarán la del millón. Y para enriquecer sus catálogos de genios enfermos incluirán en sus listas á hombres ingeniosos, cuan