Página:El hombre mediocre (1913).pdf/318

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
316
José Ingenieros

hipótesis, se plantean las experiencias, se multiplican las combinaciones. Hay imaginación en la Paleontología de Ameghino, como la hay en la física de Ampère y en la Cosmología de Laplace; y la hay en la visión civilizadora de Sarmiento, como en la política de César ó en la de Richelieu. Todo lo que lleva la marca del genio es obra de la imaginación, ya sea un capítulo del «Quijote» ó un plan de campaña de Napoleón; no digamos de los sistemas filosóficos, tan absolutamente imaginativos como las creaciones artísticas. Más aún: son poemas, y su valor se mide por la imaginación de sus creadores.

En Ameghino la genialidad se traduce por una absoluta unidad y continuidad del esfuerzo, en toda la gestación de sus doctrinas, que es la antítesis de la locura. También él fué tratado como loco, sobre todo en su juventud. Con bonhomía risueña recordaba las burlas de vecinos y niños de su escuela, cuando le veían dirigirse, azada al hombro, hacia las márgenes del Luján; para esas mentes sencillas tenía que estar loco ese maestro que pasaba días enteros cavando la tierra y desenterrando huesos de animales extraños, como si algún delirio le transformara en sepulturero de edades extinguidas. Cambiando de ambientes, sin asimilarse á ninguno, consiguió pasar más desapercibido y atenuar su reputación de inadaptado.

Basta leer su inmensa obra—centenares de monografías y de volúmenes—para comprender que