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Capítulo XLIX.

el enamorado maestresala: pero el gobernador les dijo:-Por cierto, señores, que esta ha sido una gran rapacería, y para contar esta ne- cedad y atrevimiento no eran menester tantas largas, ni tantas lá- grimas y suspiros, que con decir, somos fulano y fulana, que nos salimos á espaciar de casa de nuestros padres con esta invencion, solo por curiosidad, sin otro designio alguno, se acabara el cuento, y no gemidicos y lloramicos y darle.-Así es la verdad, respondió la doncella; pero sepan vuesas mercedes, que la turbacion que he tenido ha sido tanta, que no me ha dejado guardar el término que debia. No se ha perdido nada, respondió Sancho: vamos, y deja- remos á vuesas mercedes en casa de su padre, quizá no los habrá echado menos, de aquí adelante no se muestren tan niños, ni tan deseosos de ver mundo: que la doncella honrada la pierna quebra- da y en casa: y la muger y la gallina por andar se pierden aina: y la que es deseosa de ver, tambien tiene deseo de ser vista: no digo mas. El mancebo agradeció al gobernador la merced que queria hacerles de volverlos á su casa, y así se encaminaron hácia ella, que no estaba muy lejos de allí. Llegaron pues, y tirando el her- mano una china á uha reja, al momento bajó una criada que los estaba esperando, y les abrió la puerta, y ellos se entraron, dejando á todos admirados, así de su gentileza y hermosura, como del de- seo que tenian de ver mundo de noche y sin salir del lugar; pero todo lo atribuyeron á su poca edad. Quedó el maestresala traspa- sado su corazon, y propuso de luego otro dia pedírsela por muger á su padre, teniendo por cierto que no se la negaria, por ser él cria- do del Duque: y aun á Sancho le vinieron deseos y barruntos de casar al mozo con Sanchica su hija, y determinó de ponerlo en plá- tica á su tiempo, dándose á entender que á una hija de un gober- nador ningun marido se le podia negar. Con esto se acabó la ron- da de aquella noche, y de allí á dos dias el gobierno, con que se destroncaron y borraron todos sus designios, como se verá adelante.