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regidora. ¡No siga V. por ese camino!...

—Continuaré yo por el otro—dijo un alguacil, aprovechando aquella coyuntura para apoderarse de la palabra.—El tio Lúcas, que nos engañó de lo lindo con su traje y su manera de andar cuando entró en la todos lo tomamos por el secasa, tanto que ñor corregidor, no habia venido con muy buenas intenciones que digamos, y si la señora no hubiera estado levantada... figúrese Vhabria sucedido..lo que —¡Vamos! ¡Cállate tú tambien!—interrumpió la cocinera.—¡No estás diciendo más que tonterías! Pues, sí, señá Frasquita: el tio Lúcas, para explicar su presencia en la alcoba de mi ama, tuvo que confesar las intenciones que traia... ¡Por cierto que la señora no se pudo contener al oirlo, y le arrimó una bofetada en medio de la boca, que le dejó la mitad de las palabras dentro del cuerpo!—Yo misma lo llené de insultos y denuestos, y quise sacarle los ojos... Porque ya conoce V., señá Frasquita, que aunque sea su marido de V.,