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Garduña saludó.—Hemos dicho, continuó aquel, tranquilizándose, que á las ocho en punto estás en el lugar. Del lugar al molino habrá media legua...
—Corta.
¡No me interrumpas!
El alguacil volvió á saludar.
Corta, prosiguió el corregidor.—Por consiguiente, á las diez... ¿Crees tú las diez?...
—Antes de las diez; á las nueve y que á media puede llamar usia descuidado á la puerta del molino.
Hombre! ¡No me digas á mi lo que hacer!... Por supuesto que tú lengo que estarás?...
—Yo estaré en todas partes... Pero mi cuartel general será la ramblilla. ¡Ah! se me olvidaba... Vaya usia á pié, y no lleve linterna...
Maldita la falta que me hacian —tampoco esos consejos! ¿Si creerás tú que es la primera vez que salgo á campaña?