Página:En las Orillas del Sar.djvu/124

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

Después, era una noche como aquéllas,
Y un rayo de la luna, el mismo acaso
Que a ti y a mí nos alumbró importuno,
Os alumbraba á entrambos.

Cantaba un grillo en el vecino muro,
Y todo era silencio en la campiña;
¿No te acuerdas, mujer? Yo vine entonces,
Sombra, remordimiento ó pesadilla.

Mas tú, engañada recordando al muerto,
Pero también del vivó enamorada,
Te olvidaste del cielo y de la tierra
Y condenaste el alma.

Una vez, una sola,
Aterrada volviste de ti misma,
Como para sentir mejor la muerte
De la sima al caer vuelve la víctima.

Y aun entonces, ¡extraño cuanto horrible
Reflejo del pasado!,
El abrazo convulso de tu amante
Te recordó, mujer, nuestros abrazos.

— ¡Aun has de ser feliz! — te dije un tiempo
Y me engañé; no puede
Serlo quien lleva la traición por guía,
Y a su sombra mortífera se duerme.