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Oradores atenienses.

tóteles; pero el mérito del edificio no guarda proporcion ninguna con el de sus fundamentos. En parte debe ser esto atribuido al carácter del filósofo, el cual, aun cuando era propio á realizar cuanto dependiera de las facultades del análisis y de la combinacion, no parece haber tenido gran dosis de imaginacion y de sensibilidad. Tambien contribuyó á esto en parle la falta de materiales; que las grandes producciones del humano ingenio no eran entonces lo suficientemente numerosas y variadas para consentir, á quien quiera que fuese, acometer la empresa de un código completo de legislacion literaria; y aquel que pretendiera que un crítico imaginase géneros y modos de composicion que no existieran en su tiempo, y que investigara sus principios, demostraria tan poco juicio como Nabucodonosor al pedir á sus magos que le dijeran qué habia soñado, y despues que le explicasen el sueño.

A pesar de este defecto, es Aristóteles el crítico más profundo é ilustrado de los tiempos antiguos.

Dionisio distaba mucho de poseer la misma delicadeza exquisita y la misma elasticidad, por decirlo así, de ingenio; pero tuvo á su alcance mayor número de obras, y además se consagró con aficion casi exclusiva al estudio de la literatura elegante: de aquí que sus juicios sobre asuntos particulares sean superiores á sus principios generales; como que Dionisio fué el historiador, y Aristóteles el filósofo de la literatura.

Quintiliano aplicaba á la literatura en general los principios que tenía costumbre de aplicar á las declamaciones de sus discípulos. Su preocupacion es la retórica, y la suya no es por cierto del órden más elevado. Habla friamente de las obras incomparables de Esquilo; admira sobre toda ponderacion las