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Facundo

hasta entonces no sabían nada en materia de organización política? Este es un hecho grave que quiero hacer notar. Hoy los estudios sobre las constituciones, las razas, las creencias, la historia, en fin, han hecho vulgares ciertos conocimientos prácticos que nos aleccionan contra el brillo de las teorias concebidas á priori»; pero antes de, nada de esto había trascendido por el mundo europeo.

FACUNDO Con las paradojas del «Contrato Social» se sublevó la Francia; Buenos Aires hizo lo mismo; Voltaire había desacreditado al cristianismo, se desacreditó también en Buenos Aires; Montesquiu distinguió tres poderes, y al punto tres poderes tuvimos nosotros; Benjamín Constant y Betham anulaban al ejecutivo, nulo de nacimiento se le constituyó allí; Smith y Say predicaban el comercio libre, libre el comercio, se repitió. Buenos Aires confesaba y creía todo lo que el mundo sabio de Europa creía y confesaba. Sólo después de la revolución de 1830 en Francia y de sus resultados incompletos, las ciencias sociales toman nueva dirección, y comienzan á desvanecer las ilusiones.

Desde entonces empiezan á llegarnos libros europeos que nos demuestran que Voltaire no tenía mucha razón, que Rousseau era un sofista, que Mably y Raynal unos anárquicos, que no hay tres poderes, ni contrato social, etc., etc. Desde entonces sabemos algo de razas, de tendencias, de hábitos nacionales, de antecedentes históricos.

Tocqueville nos revela por la primera vez el secreto de Norte—América; Sismondi nos descubre el vacío de las constituciones; Thierry, Michelet y Guizot, el espíritu de la historia; la revolución de 1830 toda la decepción del constitucionalismo de Benjamín Constant; la revolución española, todo lo que hay de incompleto y atrasado en nuestra raza. ¿De qué culpan, pues á Rivadavia y á Buenos Aires? ¿De no tener más saber que los sabios europeos que los extraviaban? Por otra parte, ¿cómo no abrazar con ardor las ideas generales el pueblo que había contribuído tanto y con tan suceso á gene lizar la revolución? ¿Cómo ponerle rienda al vuelo de la fantasía del habitante de una llanura sin límites, dando frente á un río sin ribera opuesta, á un paso de la Europa, sin conciencia de sus propias tradiciones, sin tenerlas en realidad; pueblo nuevó, improvisado, y que desde la cuna se