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Facundo

palio. Cometió jamás profanaciones tan horribles el partido "libertino»? ¿El partido ultracatólico, ha desechado jamás la cooperación del jesuitismo?

Pero ya es demasiado detenerme sobre este punto.

Facundo, en San Juan, ocupó su tiempo en jugar, abandonando á las autoridades el cuidado de reunirle las sumas que necesitaba para resarcirse de los gastos que le imponía la defensa de la religión. Todo el tiempo mue permaneció allí habitó un toldo en el centro de un potrero de alfalfa y ostentó, porque era ostentación meditada, el ««chiripá»». Řeto é insulto que hacía á una ciudad donde la mayor parte de los ciudadanos cabalgaban en silla inglesa y donde los trajes y gustos bárbaros de la campaña eran detestados, por cuanto es provincia exclusivamente agricultora.

Una campaña más todavía sobre Tucumán contra el general La Madrid completó el «debut» ó exhibición de este nuevo emir de los pastores. El general La Madrid había vuelto al gobierno de Tucumán sostenido por la provincia, y Facundo se creyó en el deber de desalojarlo.

Nueva expedición, nueva batalla, nueva victoria. Ömito sus pormenores, porque en ellos no encontraremos sino pequeñeces. Un hecho hay, sin embargo, ilustrativo. La Madrid tenía en la batalla del Rincón 110 hombres de infantería; cuando la acción se terminó, habían muerto sesenta en la línea, y excepto uno, los cincuenta restantes estaban heridos. Al día siguiente, La Madrid se presenta de nuevo á combatir, y Quiroga le manda uno de sus ayundantes, desnudo, á decirle simplemente que la acción principiaría por los cincuenta prisioneros que deja hinrados, y una compañía de soldados apuntándoles, con cuya intimación La Madrid abandonó toda tentativa de hacer ninguna resistencia.

En todas estas tres expediciones en que Facundo ensaya sus fuerzas, se nota todavía poca efusión de sangre, pocas violaciones de la moral. Es verdad que se apodera en Tucumán de ganados, cueros, suelas é impone gruesas contribuciones en especies metálicas; pero aun no hay azotes á los ciudadanos, no hay ultrajes á las señoras; son los males de la conquista, pero aun sin sus horrores; el sistema pastoril no se desenvuelve sin freno y con toda la ingenuidad que muestra más tarde.

¿Qué parte tenía el gobierno legítimo de La Rioja