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Domingo F. Sarmiento


CAPÍTULO IX

Barranca Yaco


El fuego que por tanto tiempo abrasó la Albania, se apagó ya.

Se ha limpiado toda la sangre roja, y las lágrimas de nuestros hijos han sido enjugadas. Ahora nos atamos con el lazo de la fede ración y de la amistad.

COLDEN, History of six nations».

El vencedor de la Ciudadela ha empujado fuera de los confines de la República á los últimos sostenedores del sistema unitario. Las mechas de los cañones están apagadas, y las pisadas de los caballos han dejado de turbar el silencio de la pampa. Facundo ha vuelto á San Juan y desbandado su ejércilo, no sin devolver en efectos de Tucumán las sumas arrancadas por la violencia á los ciudadanos. ¿Qué queda por hacer? La paz es ahora la condición normal de la República, como lo había sido antes un estado perpetuo de oscilación y de guerra.

Las conquistas de Quiroga habían terminado por destruir todo sentimiento de independencia en las provincias, toda seguridad en la administración, El nombre de Facundo llenaba el vacío de las leyes; la libertad y el espíritu de ciudad habían dejado de existir; v los caudillos de provincia reasumídose en uno general para una porción de la República. Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y San Luis, reposaban más bien que se movían, bajo la influencia de Quiroga. Lo diré todo de una vez: el federalismo había desaparecido con los unitarios, y la fusión unitaria más completa acabada de obrarse en el interior de la República en la persona del vencedor.

Así, pues, la organización unitaria que Rivadavia había querido dar á la República y que había ocasionado la lucha, venía realizándose desde el interior; á no ser que para poner en duda este hecho, concibamos que puede exis-