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de las Indias.

que los Reyes se determinasen á le favorecer é ayudar, segun que parecerá adelante. Ansí que, por esta causa, el Almirante nunca pensaba ni desvelaba y trabajaba más en otra cosa que en procurar cómo saliese provecho y rentas para los Reyes, temiendo siempre que tan grande negociacion se le habia al mejor tiempo de estorbar, porque via que si los Reyes se hartaban ó enojaban de gastar, no la habian de llevar al cabo; por lo cual, el dicho Almirante se dió mas priesa de la que debiera en procurar que los Reyes tuviesen ántes de tiempo y de sazon rentas y provechos reales, como hombre desfavorecido y extranjero (segun él muchas veces á los mismos católicos Reyes por sus cartas se quejó), y que tenia terribles adversarios junto á los oidos de las reales personas, que siempre lo desayudaban; pero no teniendo tanta perspicacidad y providencia de los males que podian suceder, como sucedieron, por excusacion de los cuales se debiera de arriesgar toda la prosecucion y conservacion del negocio, y andar poco á poco, temiendo más de lo que se debia temer la pérdida temporal, ignorando tambien lo que no debiera ignorar concerniente al derecho divino y natural, y recto juicio de razon, introdujo y comenzó á asentar tales principios, y sembró tales simientes, que se originó y creció dellas tan mortífera y pestilencial hierba, y que produjo de sí tan profundas raíces, que ha sido bastante para destruir y asolar todas estas Indias, sin que poder humano haya bastado á tan sumos é irreparables daños impedir ó atajar. Yo no dudo que si el Almirante creyera que habia de suceder tan perniciosa jactura como sucedió, y supiera tanto de las conclusiones primeras y segundas del derecho natural y divino, como supo de cosmografía y de otras doctrinas humanas, que nunca él osara introducir ni principiar cosa que habia de acarrear tan calamitosos daños, porque nadie podrá negar él ser hombre bueno y cristiano; pero los juicios de Dios son profundísimos, y ninguno de los hombres los puede ni debe querer penetrar. Todo ésto aquí se ha traido por ocasion de las palabras susodichas del Almirante, para que los que esta Historia leyeren, adviertan