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de las Indias.

CAPÍTULO LXII.


Salió en tierra el Almirante.—Hízosele gran mensura y comedimientos por un hermano del Rey que lo llevó al aposento del Almirante.—Vino luego el Rey apriesa á ver al Almirante, y con grande alegría pónele al pescuezo una gran plasta de oro que traia en la mano.—Comió con él.—Tornado á la carabela, invióle el Rey una gran carátula de oro, rogándole que le enviase una bacineta y un jarro de laton.—Otro dia salió en tierra el Almirante, y halló cinco Reyes vasallos de aquel Guacanagarí, cada uno con su corona de oro en la cabeza, mostrando gran autoridad.—Llevó del brazo el Rey al Almirante á su aposento y quitóse su corona de oro de la cabeza y púsola al Almirante en la suya.—El Almirante se quitó del pescuezo un collar de cuentas de vidro y púsoselo á él, y un capuz.—Tornándose á la carabela; dos de aquellos Reyes acompañaron al Almirante al embarcadero, y cada uno dió una gran plasta de oro al Almirante, etc.

Para dar priesa en el edificio del acabamiento de la fortaleza, y dar órden en lo demás que se debia hacer, salió el Almirante en tierra, de la carabela (donde siempre por la mayor parte dormia), jueves, 28 de Diciembre. Pareció al Almirante, cuando iba en la barca, que el Rey le habia visto, el cual se entró luego en su casa disimulando, por ventura, por hacer más del estado, ó porque tenia concertado de hacer la ceremonia que hizo. Envióle á un su hermano, que rescibiese al Almirante, el cual lo recibió con grande alegría, y comedimiento, y llevó de la mano á una de las casas que tenia el Rey dadas á los cristianos, la cual, diz que, era la mayor y mejor de toda la villa. En ella le tenian aparejado un estrado de camisas de palmas; estas son tan grandes como un cuero de un gran becerro, y poco ménos que de aquella forma, que son muy limpias y frescas, y que con una se cubre un hombre y defiende del agua como si se cubriese con un gran cuero de becerro ó de vaca, son para muchas cosas provechosas, como despues se dirá, y llámanlas yaguas. Hicieron asentar al Almirante en una silla, con su espaldar, baja, de las que ellos usaban, que son muy lindas y bruñidas y relucientes, como si