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de las Indias.

pues no los entendia, como en otras cosas. Dice aquí el Almirante, que se le notificaba en tan muchos lugares haber el oro, que era, diz que, gran maravilla. Siendo ya de noche, le envió el Rey una gran carátula de oro, rogando que le enviase un bacin de aguamanos y un jarro, que debia ser, ó de laton ó de estaño, el cual luégo se lo envió, y creyó que lo pedia para mandar hacer otro á semejanza de aquel, de oro. El domingo, 30 de Diciembre, salió el Almirante á comer á tierra, y llegó á tiempo que habian entónces llegado cinco Reyes, sujetos á este gran señor Guacanagarí, todos con sus coronas de oro en las cabezas, representando grande autoridad, en tanto grado, que dice el Almirante á los Reyes. «Vuestras Altezas hobieran mucho placer de ver la manera dellos; de creer es, que el rey Guacanagarí les debia mandar venir, para mostrar mejor su grandeza.» En llegando en tierra el Almirante, le vino el Rey á recibir é lo llevó del brazo á la casa de ayer, donde estaba puesto el estrado y sillas, en una de las cuales asentó al Almirante con grande comedimiento y veneracion, y luego se quitó su corona de la cabeza, y púsola al Almirante en la suya; el Almirante se quitó del pescuezo un collar de buenos alaqueques y cuentas muy hermosas, de muy lindos colores, que parecieran en toda parte muy bien, y se lo puso á él, y se desnudó un capuz de fina lana, que aquel dia se habia vestido, y se lo vistió, y envió por unos borceguíes de color, que le hizo calzar. Púsole más, una sortija ó anillo de plata, grande, en el dedo, porque habia sabido el Almirante, que habian visto á un marinero una sortija de plata, y que habian hecho mucho por ella; y es verdad, que toda cosa de metal blanco, fuese plata ó fuese estaño, estimaban en mücho. Con estas joyas se halló el Rey riquísimo, y quedó el más alegre y contento del mundo; dos de aquellos Reyes acompañaron al Almirante hasta el embarcadero, y cada uno dió al Almirante una grande plasta de oro. Estas plastas de oro no eran fundidas ni hechas de muchos granos, porque los indios desta isla no tenian industria de fundir, sino, los granos de oro que hallaban majábanlos entre