Página:Historia de las Indias (Tomo II).djvu/182

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
168
Historia

saben sino derramar la sangre de los que nunca los ofendieron, y por eso, decidles que ni quiero su amistad, ni verlos, ni oirlos, ántes, en cuanto yo pudiere, con mi gente, favoresciendo á Guarionex, tengo de trabajar de destruirlos y echarlos desta tierra;» y porque aquesta respuesta deste Rey no piense alguno que la finjo de mi casa, verla han los que quisieren, en el cap. 6.º de la primera Década por Pedro Mártir, donde hace mencion della. ¿Qué mayor humanidad, hospitalidad, y clemencia, y compasion de la fortuna adversa ajena, pudo ser que aquesta? Cierto, no fué mayor la que el Senado romano tuvo con el rey Ptolomeo, que, despojado del reino por un su hermano menor, injustamente, viniendo por socorro á Roma, disimulado con viles vestidos y con pocos criados suyos, como se fué á posar á casa de un pintor, natural de Alejandría, sabido por el Senado, enviáronse á excusar de no haber enviado un Questor, como era costumbre en Roma, ni hecho todo el recibimiento que se debia, no por negligencia del Senado haber sido el defecto, sino por no saber con tiempo su venida; el cual, venido, mandáronlo aposentar segun merecia, y que le vistiesen de reales vestiduras, y cada dia se le diese lo que convenia á su sustentacion y de los suyos, suntuosa y abundantemente, prometiéndole tambien todo el favor y ayuda para recuperar su reino. Este ejemplo cuenta Valerio Máximo, lib. V, cap. 4.º, y otro semejante de Tigrano, rey de Armenia la mayor, al cual, como Mithridates, rey de Ponto, por el gran Pompeyo vencido y echado del reino, huyendo, fuese á pedir socorro, no sólo con benignidad señalada lo recibió, pero prometióle todo el favor necesario para cobrar su reino, y como lo prometió así lo cumplió, que, juntado grande ejército, hizo grandes estragos en los romanos ejércitos, segun cuenta Tullio en la «Oracion Pompeyana,» y Valerio en el libro susocitado, cap. 481, hace tambien mencion dello. Ciertamente, para entre aquellas gentes tan políticas y delgadas en ingenio, y enseñadas en ciencias y doctrinas, no parece mucho de maravillar todo esto, pero en estas tan ocultas y tan apartadas acá, desnudas, en cueros,