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Historia

CAPÍTULO CXLIV.


Fueron algunos otros que tuvieron opinion que estaba el Paraíso terrenal debajo de la línea ó en la línea equinoccial, y, para prueba dello, señalaban algunas razones: una era, porque, segun muchos filósofos, aquel lugar es temperatísimo por las razones que al principio el Almirante propuso ante los Reyes católicos, probando ser posible el descubrimiento deste orbe, las cuales pusimos en los capítulos 6.º y 7.º, y la verdad desta temperancia, cierto, más vemos por nuestros ojos que podemos leer en ningunos libros. Pues como el Paraíso haya de tener el más templado y felice lugar que se pueda hallar en la tierra, segun que arriba se ha visto, parecíales que allí debia estar situado el Paraíso terrenal, y confírmase por esta razon, y sea la segunda, porque en la línea equinoccial, ó cerca della, entre los trópicos, que se llama, segun Virgilio en el primero de las «Georgicas,» y Sant Jerónimo en la Epistola ad Paulinum, al principio, la Mesa del sol, está la ciudad de los filósofos, nombrada Arim, y otros lugares cuyos habitadores todos, por la mayor parte, se ocupan en ciencia de astrología y en especular los secretos de las cosas naturales; pues como, para entender y ejercitarse en esta especulacion y estudio, se requiriese vivir ó habitar en lugar suave y templado, ajeno de las perturbaciones é inquietudes que causan el excesivo frio y calor, como en el capítulo 142, hablando del monte Olimpo, se dijo, por esto les parecia que por aquella region debia de estar el Paraíso; y porque el Almirante habia ejercitado estas antiguas lecturas, y se via 5° de la línea equinoccial, y con tan maravillosa frescura, verdura, templanza, y tan sensible serenidad, pudo no sin mucha causa ser movido, al ménos, á sospechar que