Página:Historia de las Indias (Tomo II).djvu/411

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
397
de las Indias.

CAPÍTULO CLXV.


Vista queda, porque largamente declarada, la industriosa cautela, no en la haz ni, segun creo, con facilidad pensada, sino por algun dia rumiada de Américo Vespucio, para que se le atribuyese haber descubierto la mayor parte deste indiano mundo, habiendo concedido Dios este privilegio al Almirante. De aquí conviene proseguir la historia de lo que acaesció á Alonso de Hojeda, con quien iba el Américo, su primer viaje. Partió, pues, con cuatro navíos, por el mes de Mayo, del puerto de Cáliz, Alonso de Hojeda, y Juan de la Cosa por piloto ya experimentado por los viajes que habia ido con el Almirante, y otros pilotos y personas que tambien se habian hallado en los dichos viajes, y tambien Américo, el cual, como arriba queda dicho en el cap. 140, ó fué como mercader ó como sabio en las cosas de cosmosgrafía y de la mar; partieron, digo, por Mayo, segun dice Américo, pero no como él dice año de 1497, sino el año de 99, como asaz queda averiguado. Su camino enderezaron hácia el Poniente, primero, desde las islas Canarias, despues la vía del Austro. En veintisiete dias llegaron (segun dice el mismo Américo) á vista de tierra, la cual juzgaron ser firme, y no estuvieron en ello engañados; llegados á la más propincua tierra, echaron anclas, obra de una legua de la ribera, por miedo de no dar en algun bajo. Echaron las barcas fuera y aparéjanse de sus armas, llegan á la ribera, ven infinito número de gente desnuda; ellos reciben inestimable gozo. Los indios páranselos á mirar como pasmados, pónense luego en huida al más propincuo monte; los cristianos, con señales de paz y amistad, los alagaban, pero ellos no curaban de creerlos, y porque habian echado las anclas en la playa y no en puerto, temiendo no padeciesen