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de las Indias.

tomó algun resuello y descanso, y con los mantenimientos que le traia y trujo, desterró de su pobre casa la hambre, dando increibles gracias, por tanto consuelo y socorro tan tempestivo, á Colmenares; y dijeron que aquel dia, guisada una gallina de las que Colmenares trujo, por el alegría la cortó en el aire, porque, como arriba se tocó, era Nicuesa muy gran trinchante, oficio y gracia en casa de los grandes señores, los tiempos pasados, no poco estimada. Pero como la prudencia de los hombres, cuando Dios no la infunde, ser prudentes cuanto hombres muchas veces les aprovecha poco, y otras muchas les daña, á Diego de Nicuesa, á quien cognoscí yo, que en esta isla, de prudente fué muy estimado, y era en ella uno de los más principales, hobo, al mejor tiempo, de faltalle. ¿Quién pudiera pensar, de los que á Nicuesa cognoscieron, que estando en tan desventurado estado, donde cada hora morir infelicísimamente, no como quiera, sino en amarguras grandes, y de angustias dolorosísimas cercado, esperaba, enviándolo á llamar para subjectársele los que pudieran bien dejarlo, sacándolo de todos aquellos males, que acabadas las lágrimas y llantos que tuvo con Colmenares, luégo públicamente dijese que los habia de tomar el oro que habian en aquella tierra, sin su licencia y beneplácito, habido, y sobre todo ellos castigallos? ¿Qué mayor imprudencia pudo hallarse, y qué yerro, en tal tiempo, á éste puede ser comparado? É ya que los otros fueran dignos, como eran, de ser despojados del oro que habian robado y por ello castigados (no por la injuria que hicieron en ello á Nicuesa, pues él tambien robaba, y por ésto castigallos él muy poco curaba, como ciego como los otros, sino por roballo á sus dueños, y las muertes y escándalos que en la tierra y gentes della causaban, por los cuales tambien Dios á él castigaba), al ménos, hasta que fuera rescibido, disimulara. Pero como nuestro Señor tenia determinado de lo castigar con su total fenecimiento, por la matanza que hizo en Cartagena, y por las que tenia en la intencion de hacer por aquella su gobernacion de Veragua, y áun por los sudores que llevó á los indios desta isla, y las vidas de los que por