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Historia

hiciese mal, etc., etc. Viene luégo Camacho al Padre, y dále las buenas nuevas, que por entónces se tenian por tales, porque no se deseaba otra cosa más que haber algun indio de los de la tierra, para lo halagar y enviar por mensajero á los demas desterrados, asegurándolos que se viniesen á sus pueblos y que no rescibirian más daño; holgóse mucho el Padre, por el fructo que se esperaba, hace llamar al indio, abrázalo, asegúralo, dícele que lo rescibiria con su hermano, por sus criados, y que les hará y contecerá. Pregúntales por la gente demas, dónde está, y si querrá venir á sus pueblos, certificándoles que no se les hará mal ninguno; responde, que sí, é que él traerá los vecinos de un pueblo, que de allí estaba cercano, cuya era la roca donde los españoles estaban aposentados; promete que dentro de ciertos dias traerá la gente y á su hermano. Creo que le dió, ó camisa ó algunas cosillas de las que tenia, y el mismo viejo Camacho púsole nombre que se llamase Adrianico, porque tenia en poner nombres, aunque no estuviesen baptizados, gracia; fuese muy contento Adrianico, afirmando que él cumpliria su palabra. Estuvo allá muchos más dias de los que dejó asentados, parece que no pudo allegar la gente que andaba desparcida y apartada, en tanto que ya el Padre de su venida desconfiaba, pero Camacho siempre esperaba; estando, pues, muy descuidado el Padre, una tarde, cerca de noche, viene Adrianico con su hermano, y traen consigo, creo, que 180 ánimas, hombres y mujeres como unos corderos, con sus carguillas de sus cosillas y pobreza á cuestas, y muchos con sartales de muy buenas mojarras para el Padre y para los cristianos. Verlos, por una parte causaban gozo por venir á poblar sus casas, que era lo que por entónces se deseaba, y por otra lástima y compasion grande, considerando su mansedumbre, humildad, su pobreza, su trabajo, su escandaloso destierro, su cansancio, que tan sin razon alguna se les habia causado, dejado ya aparte, como olvidado, el estrago y mortandad que en sus padres y hijos, y hermanos, y parientes y vecinos, tan cruelmente se habia perpetrado; hobo gran regocijo y alegría en el Real, y