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blica tendente á generalizar la vacuna con los propios elementos del país; ahora vamos á continuar exponiendo el desarrollo de estos trabajos y á recordar los auxilios que nos envió la madre patria para la propagación del sistema de Jenner.

La vacuna llegó á las colonias españolas en 1802; primero á las Antillas por un buque francés y después al Perú por un navío español, en tránsito para Filipinas; de las Antillas fué llevada á Nueva España, por el virrey don José de Iturriaga, y por el vecino inglés don Tomás Murphy que la aportó de los Estados Unidos;[1] en Lima, la aplicó el Dr. Hipólito Unanue, sin que diera resultados perdiéndose así los medios de propagación.

En el Brazil, fué usada en 1804, en el puerto de Bahía, traída de Lisboa por siete pequeños esclavos negros, que para ese fin fueron enviados por algunos comerciantes de la citada ciudad, y que llegaron atendidos por el cirujano del buque portuguez, Dr. Moreira da Roza, quien la generalizó en el Brazil, llevándose en seguida el fluído al Río de la Plata. [2] De Montevideo, dice el dean Funes, argentino,[3] fué introducida á Buenos Aires por una negra esclava, que pasó á ser liberta por este motivo, debiéndose su propagación popular á los heroicos esfuerzos del sacerdote don Saturnino Segurola, eficazmente secundado por el virrey Sobremonte, quien la envió al Perú y á Chile, en 1805.

El gobierno de España, por su parte, deseando propender al desarrollo de este sistema, en sus colonias, organizó la famosa é histórica expedición Balmis, según real orden de Carlos IV, de 1.° de Septiembre de 1803.

El médico valenciano don Francisco Javier Balmis, tuvo el honor de organizar esta expedición para lo cual se hallaba bien preparado tanto por su estudios científicos como por haber hecho dos viajes á América. De regreso de una excursión á México publicó su obra intitulada: «Demostración de las eficaces virtudes nuevamente descubiertas en las raices de las plantas de nueva España, especies de Agave y Begonia.— Madrid. 1794.»

Publicó, también, por cuenta del rey, en 1803, una traducción del «Tratado histórico-práctico de la vacuna, por J. S. Moreau de Sarthe.» Cada cirujano de la comisión Balmis, llevó

  1. Hist. Gral. de Chile, por Barros Arana.—Ob. cit.

    Essai sur la Nouvelle Espagne, por Humboldt.

  2. Memorias históricas e politicas da provincia da Bahía, por Accioli de Cerqueira.—Bahia, 1835.
  3. Ensayo de la historia civil del Paraguay, Buenos Aires y Tucumán, por el dean Funes.