Página:La Condenada (cuentos).djvu/58

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

Padre e hijo salieron de la barraca y siguieron la playa hasta llegar al muelle de los pescadores. El compadre los esperaba en la barca preparando la vela.

La flotilla removíase en la oscuridad, agitando su empalizada de mástiles. Corrían sobre ellas las negras siluetas de los tripulantes, rasgaba el silencio el ruido de los palos cayendo sobre cubierta, el chirriar de las garruchas y las cuerdas, y las velas desplegábanse en la oscuridad como enormes sábanas.

El pueblo extendía hasta cerca del agua sus calles rectas, orladas de casitas blancas, donde se albergaban por una temporada los veraneantes del interior en busca del mar.

Cerca del muelle, un caserón mostraba sus ventanas como homos encendidos, trazando regueros de luz sobre las inquietas aguas.

Era el casino. Antonio lanzó hacia él una mirada de odio. ¡Cómo trasnochaban aquellas gentes! Estarían jugándose el dinero... ¡Si tuvieran que madrugar para ganarse el pan!...