Página:La Condenada (cuentos).djvu/90

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

to he trotado antes del debut, de maestro en maestro y de empresario en empresario! ¡Qué humillaciones, qué vigilancias para guardar a mi niña, y qué privaciones; sí, señores, privaciones y hasta hambre, cuidadosamente ocultada, para que nada faltase a la señorita! Y cuando cantó por fin y comenzó a sonar su nombre, cuando yo me extasiaba ante los resultados de mi sacrificio, llega ese fantasmón de Franchetti, y cantando sobre las tablas dúos y más dúos de amor, acaban por enamoricarse, y tengo que casar a la niña para que no me ponga mal gesto ni me parta el alma con sus lloros. Ustedes no saben lo que es un matrimonio de cantantes. El egoísmo haciendo gorgoritos. Ni cariño, ni corazón, ni nada; la voz, sólo la voz. Al ladrón de mi yerno le molesté desde el primer momento; tenía celos de mí, quería alejarme para dominar en absoluto a su mujer; y ella, que ama a ese payaso, que cada vez está más unida a él por las ovaciones, dijo que sí a todo. ¡Las exigencias del arte! ¡Su modo de vivir, que no les permite deberse a la familia, sino al arte! Estas fueron sus excusas, y me envia-