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Para obtener tan cándida consorte.
Cierto es hermosa y tiene mucho garbo
La hija del señor del alto Olimpo;
Mas, vergüenza no tiene ni recato!
Los Númenes en tanto se juntaban;
Neptuno con Apolo va llegando,
En fin, todos; mas nó las sacras Diosas,
Que el rubor no consiente ver tal paso.
Al mirar la pareja encarcelada
Se oye reir...reir...¡oh! reir tanto
Que solo puede ser risa de Dioses.
Despues estos discursos van volando:
En fin, el que mal anda mal acaba;
Estáte en que eres listo confiado
Y te verás por un gañan cogido.
¡Mira ese cojo : mira el buen Vulcano
Que el Númen entre todos mas ligero
Ha sabido dejar aprisionado!
¡Oh, sí! Marte esta vez paga el escote.
Apolo dirigiéndose al lozano
Mensagero del cielo : ¿Qué tal dice,
Tú, correo en fortunas nada escaso,
Quisieras encontrarte en esas redes
Teniendo á Venus bella entre tus brazos?
—¡Pues! le responde al rubicundo Apolo,
Haz lazos si te gusta triplicados,
De Vénus ponme en el dichoso seno
Y convida al instante á contemplarlo
A los Númenes todos con sus Diosas.
Causa este dicho general aplauso;
Mas Neptuno, que á risa no lo toma,
Del colérico esposo, en tono blando
La libertad de Marte solicita :
Perdon, le dice, ¡Oh sí! que el Dios gallardo
Satisfaccion yo fio que te otorgue
En el consejo de los Dioses sacro.
—¿Satisfaccion? respóndele el marido,