Página:La música como develadora del sentido del arte en Marcel Proust.djvu/121

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parece importante, puesto que la frase jubilosa rompe con el resto de la vida y con el mundo visible, l-o que solamente puede hacer en forma total la inmaterialidad de la música, y que no hace, al menos con esa plenitud, ningún otro arte, ni siquiera la literatura, que transpone, aunque en equivalente espiritual, leyes mundanas y del amor. Por esta razón, la música es lo que mejor caracteriza a las impresiones, que, a distancia de lejanos intervalos telescópicos, vuelve el héroe a encontrar, como los hitos para la construcción de una vida de artista. Se mencionan los campanarios de Martinville, impresión artística, sobre la que el héroe ha escrito un artículo aún no publicado, y una impresión indescifrable, la hilera de árboles, cerca de Balbec. Todavía no aparecen las reminiscencias propias de la memoria involuntaria, como la de la magdalena. Pero el significado es claro y fundamental: la música, que en principio es impresión y no recuerdo, caracteriza mejortodas las otras impresiones que llevan al arte y a la verdadera vida, porque es el arte de las impresiones puras, esenciales, y porque es el arte, como hemos visto, de las reminiscencias puras de la vida y del mundo. La memoria de Vinteuil, la memoria del artista creador musical, parece asi la dimensión más alta de la memoria humana, supera desde luego a la memoria voluntaria correspondiente al hábito y a la inteligencia abstracta del homo faber, pero también posibilita la elevación de la memoria involuntaria, a su alcance más artistico, esencial, espiritual, extratemporal. La terminación de la obra va acompañada de la reflexión del héroe sobre la extrañeza de que Ia revelación más importante de su vida, "la aproximación más atrevida a las alegrías del más allá” (V,281), (lll, 261), le fuera dada por el pequeño burgués de buenas costumbres, con quien se encontraba junto con su familia en Combray, en el mes de Maria, en un refuerzo de la distinción entre yo artístico y yo social. Y, posteriormente, la reflexión continúa, sobre el desciframiento de los jeroglíficos dejados por su padre, obra de amor de Mlle. Vinteuil y de su amiga, en un nuevo descenso de la música a lo material. La acción de las amigas ha posibilitado al héroe la extraña llamada del septeto, la promesa de que existiría algo más realizable por el arte, pero‘ no por el mero oficio o habilidad y que este algo más sería comunicabI.e. Y la conciencia de que había algo más que el vacío de los placeres y del amor y de lo vano de la vida, le hacia pensar en que todo no habia sido cumplido. 122 que no la olvidará nunca, pero no sabe si será realizable en él. Y esta cuestión le