Página:La música como develadora del sentido del arte en Marcel Proust.djvu/129

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en la que la elección entre las dos hipótesis (Io que parece querer decir que la música acoge también la hipótesis de la nada), se plantea de diversas formas. Una de ellas, es que la música parece más verdadera que todos los libros conocidos, incluso los de ficción, es decir la literatura, aunque lo que se insinúa sobre ésta no corresponde a la posterior concepción proustiana. La razón de esta mayor verdad nos conduce al eje del texto, que está dado por las impresiones y no por el recuerdo. La música reconstruye lo que sentimos en la vida tal como lo sentimos, es decir, sin desnaturalización alguna, pues ios sonidos parecen tomar "la inflexión del ser” y reproducir de las impresiones del mundo y de la vida, ese aspecto interior, inmaterial, esencial, individual e incomunicable sin la música, y aún con ésta, en cierto modo, incomprensible. La música es responsable de la embriaguez del éxtasis específico que solamente encontramos de cuando en cuando y que no comunicamos, pues los otros sentirían algo diferente. George Steiner ha señalado con acierto la disposición de la poesia hacia la música y la admiración de los escritores románticos por el arte sonoro: distinguida. La hipótesis de la realidad del arte, se deriva de la música de Vinteuii, sobre el reconocimiento recurrente por parte de los poetas, de los maestros del lenguaje, de que la música es el código más profundo, más numinoso, de que el lenguaje, cuando se le capta de verdad, aspira a la condición de la música y es llevado por el genio del poeta hasta el umbral de esa condición. Por un relajamiento o una trascendencia graduales de sus propias formas, elpoema se esfuerza por escapar de los límites lineares, denotativos, determinados lógica- mente, de la sintaxis lingüística para llegar a las simultaneidades, las inmediateces y la libertad formal que el poeta cree hallar en la forma musical. Es en la música donde el poeta espera la solución a la paradoja de un acto de creación propio de su creador, marcado con la forma de su espíritu y sin embargo renovado infinitamente en cada oyente“. ‘ Pero ahora no quiero llamar la atención sobre la rivalidad, sino Steiner advierte queel anhelo de la sumisión de la palabra al ideal musical 130